ALGO SE PIERDE EN EL ALMA, CUANDO UN AMIGO SE VA.

 

Jesusín "Huevero" y Vicente Blanco, pareja de Villalpando en el Campeonato Provincial de pelota mano, allá por los años "sesetan".

    Y más cuando es de una forma tan rápida, sorpresiva. Ayer, la llamada de Pablo, me dejó helado: -"Se ha muerto Vicente".

    Sí, VICENTE BLANCO MÉNDEZ, aunque dos años más joven que yo, amigos desde niños, en el juego de pelota, sobre todo.

    Siempre cuando nos encontrábamos echábamos un parladico. ¡Qué ganas de llorar me entran al ver la foto! Me la dio él, no hace tanto, cuando se murió el compañero, Jesusín "el Huevero".

    La pelota era tema de conversación, también los recuerdos familiares, porque tanto los Blanco Gallego, como los Méndez Chamorro fueron muy amigos de los Modroños. Me estoy remontando a nuestros padres, abuelos. 

     Su abuelo, Martín Blanco, pastor y tablajero, su abuela Teodora, "la Espina" criaron a todos los hijos en la calle Silera, esquina a Angosta: Matias, Alfonso (suegro de mi hermano), Adriana, Antonino, el ingeniero (padre de Vicente), "Pelines", creo se llamaba Saturnino, Vicente, sastre que murió joven; Floreal; vecinos por tanto y con muy buena relación con mi familia. Recuerdo ir de niño a comprar carne de oveja que vendía, ya viuda, la "señá" Teodora. Tenía tres hijos pastores.

    Al abuelo materno, el Sr. Vicente Méndez Chamorro, maestro albañil, fue a quien mejor conoció. Creo de él le vino la afición y el arte de la albañilería. Lo mentaba muchas veces. Y nos poníamos a recordar las casas que había hecho su abuelo, sin arquitectos, ni proyectos (los planos los dibujaba él); hasta que empezaron los pisos, las más grandes que había en el pueblo.

      Esta casa, desde la que ahora escribo la hizo el Sr. Vicente, era íntimo de mi abuelo Goyo; la de don Tomás y Marcelino Allende, frente al "Paseo"; la de Tomás Allende, ahora de Patricia, en la calle Miraflores; la de mi abuelo Eustaquio, frente al silo, desaparecida; la del "Harinero", en la calle Zarandona; la de doña Servilia Burón, donde está lo de "Extensión  Agraría", en la plaza. Muchas más.  No solo era maestro con el adobe, sino con la piedra. Con sillares de arenisca construyó el viejo edificio de las escuelas. Vicente me ha mentado muchas veces que conserva el cuaderno donde su abuelo anotaba todas las obras. Una reliquia que debe ser conservada.

     . Y, aunque a él no le gustaba presumir, he de decir que, muy joven, antes de emigrar a Madrid, construyó la casa de Pilar García, entre "las Monjas" y "Santa María", las dos fachadas más artísticas que hay en el pueblo.

    De su vida en Madrid, lo que más le gustaba contar es que trabajo en los Estudios Roma, donde se rodaban muchos episodios de TVE, entre ellos el famoso, "Un, dos, tres". Y es que  el propietario, vía conyugal, era Juan Sande Mazo. -"Siempre cuando iba decía: ¿a ver dónde anda el albañil de Villalpando?"

    Contar todas estas cosas es el mejor homenaje que puedo hacer a mi amigo Vicente. Era de lo que a él más le gustaba hablar. 

     Igual que le pegué un abrazo cuando, no hace tanto, llorando me dijo, "Agapito, se ha muerto mi hermano Vinicio", quiero que estos recuerdos sean un abrazo a toda su familia.