sábado, 4 de enero de 2025

COMPARTIENDO, con TODO EL PUEBLO, TRISTEZA Y RECUERDOS

 

        Por el fallecimiento, en Majadahonda, a los 56 años, de MARTA TORANZO CEPEDA. Está justificada la tristeza que me embarga desde que ayer, a mediodía, vino nuestro hijo Jesús con la noticia, porque nuestras relaciones con esa familia Toranzo, desde los tiempos de sus, y mis, abuelos, fueron cordiales, de verdadera amistad.

    Para empezar, a su abuelo don Tomás Toranzo García, médico rural a la antigua usanza, de guardia las veinticuatro horas todos los días del año, le debo la vida. Así que me vio, yo tenía diez años, sin ponerme ni termómetro, ni fonendo, ni nada, diagnosticó: "-fiebre tifoidea". Ha llegado una medicina nueva, unos sellos, que si tenéis dinero para pagarlos, puede salvar el niño-. La famosa "penicilina". Como unos dos años antes no había llegado el remedio para un primico, hijo de tío Teófilo.

    Matilde Cepeda Lucas, o mejor santa Matilde, fue la menor de los famosos "Curreros": Adolfo, Miguel (muerto en la guerra) Luis, Pedro y Marino. Frente por frente, su casa de labranza ( cuando yo era niño, casi una manzana, llena de cuadras, pajares, paneras, mulas, vacas, ovejas) con la de los Modroños, ésta desde la que ahora escribo; cuyas familias, ignoro el motivo, no se hablaban. Aquello acabó con la boda de Tomás Toranzo Rodríguez y Matilde Cepeda Lucas. Fui ir viendo nacer, criarse, crecer a todos sus hijos: Tomás, Miguel-Ángel, Matilde, Isabel, Jesús, Lourdes, Ricardo, Marta y Pilar Toranzo Cepeda.

    Siempre me gustaron mucho los niños. Así que salían a la calle, ya jugaba con ellos. Los montaba en un carretillo, a Jesús (a quien nunca he querido ofender ni dañar personalmente, y le sigo teniendo cariño; no olvido el favor que hizo a mis hijos) le fabriqué un pinchaperros, que manejaba diestramente, lo que me costó una bronca, con motivo, de su padre.

     Cuando casados, vino Sara a la  Silera, nos sumamos al fomento de  la natalidad en esa calle (los Teofilines, Floreales, Carrisio, las de la Nogal Alonso, los Pisabarros...); y así, en abril de 1968, nació nuestra primera hija, Gracia; unos días antes, había nacido la octava Toranzo Cepeda, Marta. Desde que aprendieron a andar ya fueron amiguitas. Así hasta ayer.

   Ahora viaja desde Oviedo para acompañar a su amiga íntima en su último viaje. Ayer, cuando la llamé para darle la noticia, ya lo sabía. Al notar mi llanto me dijo:

    -¡No te preocupes, papá! Marta era muy creyente.

    -Lo sé, hija, esa fe le ha dado fuerza, entereza para soportar la larga y dura enfermedad.

    A su marido, a sus tres hijos, a todos sus hermanos, sobrinos,... quiero consolarles con la certeza anterior. Quiero acepten de buen grado la mano que les tiendo, en la que, por tantos años de amistad, de vivencias compartidas, va el abrazo de todos los Modroño Riaño.




                                                     No cabía ni una flor más.

   

     

  

2 comentarios:

Antonio J Pérez Toranzo dijo...

Bonita historia de familias, Agapito, hoy he visto la calle donde se encuentran las casas que citas y me acordaba de cuando mis tíos Tomás y Matilde vivían en la antigua vivienda con escaleras de madera que crujían (ya completamente cambiada), y me he preguntado precisamente como había sido la vida allí tantos años atrás.
Un placer verte hoy y a parte de tu familia en un funeral que me ha impresionado pero que no podía ser menos: A Marta solo se la podía querer.
Un fuerte abrazo.

Administrador dijo...

Recuerdo aquella casa como la estuviera viendo. En ella hubo el primer televisor instalado en el pueblo, año 1959. Entrábamos los vecinos a ver aquellas rayas. Era antigua, pero confortable. Como todas, hasta 1961, sin agua corriente, pero tenía un pozo.
Ahora quiero recordar a la persona que formó parte de esa familia, Tomasa, el haya buena. Viejecita, con el cariño de todos, se murió en esa casa.
El funeral impresionante. Ahora le voy a dedicar nueva entrada.
Me dio mucha alegría tu saludo ayer. Saber que viven tus padres. Dales un gran abrazo de mi parte.
Agradezco mucho tu comentario.