A UNA ALTA
JERARQUÍA DE LA GUARDIA CIVIL y/o del Ejército.
Querido amigo: Me dirijo a
ustedes con la confianza de quien representa todo lo que de noble posee la
Guardia Civil, salvo algún caso aislado de irregularidad, aparecido en estos
días, o de prepotencia persecutoria a quien nada ha infringido.
En los años de plomo, al pasar por delante del
Cuartel, cuando desde mi casa iba al Colegio, más de una vez, herido, entré a
solidarizarme con el guardia de puertas. Hace pocos días acudí a la plaza al
minuto de silencio por los de Barbate. Me arranqué a aplaudir a la “pareja” de
servicio y, junto a un amigo, nos acercamos a ellos a darles nuestro apoyo.
Perdone le moleste con mis
cuitas. Estoy indignado por todo cuanto
está ocurriendo en España. Días antes de la ominosa investidura, como otros
tantos millones, acudí a la manifestación en Zamora, escribí al Rey; me he
dirigido a los Diputados Socialistas en el Congreso, razono en mi blog contra
esta pérdida de valores morales. Objetivamente es una inmoralidad, sillón a
cambio de amnistía.
Le transcribo un fragmento de
la carta dicha:
“A LOS DIPUTADOS DEL PSOE.
En aquella España de pobreza e injusticias del pasado siglo, lo
explicable fue que aquellos jornaleros de sol a sol y tres pts de jornal, se
miraran en el ejemplo de la URSS, soñaran con la revolución bolchevique (PCE,
CNT); los socialistas de mi pueblo, no: respetaban la propiedad privada siempre
que cumpliera una función social. ERAN SOCIAL DEMÓCRATAS, más afines a Besteiro
que a Largo Caballero.
¡Claro!: con esa experiencia me fue fácil coincidir con los de mi
generación, los de la transición: Javier
Solana, Peces-Barba, Borrell, Maravall, Almunia, Redondo Terreros, Paco Vázquez…
Fueron ejemplo de políticos defensores de ideales de honradez, de justicia
social, de democracia. Ese ejemplo ideológico motivaba a sus votantes.
Eso se acabó: desgraciadamente Pedro Sánchez carece de cualquier
motivación ética, ideológica; es su ego lo único importante. Está manchando
unas siglas dolientes: ni social democracia,
ni España, ni nada: impuro
caudillismo; ego, ego y ego”.
La honradez, que incluye la
justicia, los valores éticos y morales, han de ser imprescindiblemente el
armazón de la convivencia en las sociedades avanzadas, cuando la bondad del ser
humano va consiguiendo imponerse sobre la maldad, innata en los peores. Por
desgracia, con demasiada frecuencia malvados, o cuando menos, inmorales,
consiguieron poderes máximos, “facedores” de tantos males: Lenin, Stalin, Hitler, Musolini, Castro, Maduro,
Putin…
Tuvimos la suerte en
Occidente, finalizada la II Guerra Mundial, destrozada Europa, de contar con
unos líderes llenos de valores humanos: Roosvelt, Churchil, Adenauer, de Gaulle,
de Gasperi, Jean Monnet, Robert Schuman... Su fruto: honradas democracias,
estados del bienestar…
En España, conseguido el gran
desarrollo económico en la década de los “sesenta”, que amansó a la gente,
deseando superar la tragedia civil, la cordura de los centristas renovadores de
dentro y de fuera del régimen, derechas e izquierdas civilizadas, consiguió la
reconcialización, la convivencia en paz, basada en la norma constitucional
apoyada mayoritariamente.
Lo de ahora es grave. Va
contra la ley, contra la razón, contra el sentido común, contra el sentir de la
mayoría. Esta iniciada navegación hacía la disgregación, contra el Estado de
Derecho, contra la igualdad en aras nada más que de intereses personales, a mal
puerto nos conduce.
Uno de estos días a alguien
he escuchado: ¿Quién nos queda? ¿No
puede haber alguien que pare esto? Otro le respondió: la Justicia (la garante
de lo justo), el Rey, la Guardia Civil y el Ejército. Le copio fragmentos constitucionales
en que apoyar, al menos, una advertencia de posible intervención de éstas, las
más altas instituciones.
Art. 2.- La Constitución se fundamenta en la
indisoluble unidad de la Nación española…
Art. 8- Las
Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el
Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia
de España, defender su integridad
territorial y el ordenamiento constitucional.
Art. 9.2.- Corresponde a los poderes públicos
promover las condiciones para hacer efectiva la libertad e igualdad de todos
los individuos.
Art. 14.- Todos los españoles somos iguales ante la
Ley.
Aart. 61.-
Corresponde al Rey, “Guardar y hacer
guardar la Constitución y las leyes”.
Art. 62.- Corresponde al rey
h): El mando supremo de las Fuerzas Armadas.
Art. 62.-
b: Convocar y disolver las Cortes Generales y convocar elecciones en los
términos previstos en la Constitución.
d).- Proponer, nombrar y poner fin funciones
presidente del Gobierno en los casos previstos en la Constitución.
h).- Mando Supremo de las Fuerzas Armadas.
i).- Ejercer derecho de gracia, aunque no podrá
autorizar indultos generales.
Bien es cierto que todo lo
anterior confronta con el Art. 64.- Los
actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno; pero volvamos a
la Constitución
Art. 102. La
responsabilidad criminal del Presidente y los demás miembros del Gobierno será
exigible, en su caso, ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo…
Art. 103.-La Administración Pública sirve con objetividad
los intereses generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia,
jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento
pleno a la ley y al Derecho.
Vayamos al Código Penal: Capítulo V, Del cohecho.
Artículos 419 y siguientes, modificados por Ley
Orgánica 1/2015. En extracto: “La
autoridad o funcionario público que, en provecho propio recibiere dádiva para
realizar un acto injusto relativo al ejercicio de su cargo, incurrirá en pena…
La aprobación de la Ley de Amnistia, de acuerdo con los preceptos
constitucionales citados, considero, un acto injusto, del que me retractaría si
no fuere así, porque rompe la igualdad de los españoles ante la ley; los
infractores a quienes se amnistía, intentaron romper la unidad de la nación y,
ni se han retractado, ni cejan en su empeño, ahora ante la impunidad, con más
brío, tiene el informe desfavorable del C.G.P.J., está asentada en la mentira
de la reconciliación, cuando lo que está consiguiendo es un estado de
crispación como denotamos los millones de manifestantes. Es un presunto acto
injusto: Presidencia a cambio a cambio
de la dádiva de la amnistía, redactada por el beneficiario de la misma.
No sé si procedería denuncia ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo de
España.
Reconciliación: Como nunca, está encanallada la vida política. En
ese encanallamiento participan, también, altas instituciones; a los ciudadanos
éticos nos escandaliza que cinco Magistrados (los progresistas) del C.G.P.J.
digan que la amnistía es constitucional y nueve (los conservadores) lo contrario; que la Agencia Tributaria y la
Fiscalía rompan su obligación de confidencialidad proporcionando datos
tributarios de un particular, por muy novio que sea de la señora Ayuso, y sea
la propia Ministra de Hacienda la vocera de esa información; el Colegio de Abogados
ha denunciado estas actuaciones. En la trama de compra de mascarillas no
paramos de escandalizarnos con tanto nuevo dato, tantos millones de euros de
los contribuyentes presuntamente (no hay resolución judicial todavía) estafados;
en este tsunami de información digital, teles, radios, papel, tan apasionados y
que encienden tanto al personal, los reflexivos no sabemos distinguir la verdad
de la media verdad o del bulo, como el sacado contra la señora de Feijóo.
Reconciliación: dando ayer un mitin el candidato Puigdemont anunciando que
regresará a España. Reconciliación, cuando Pere Aragonés exige independencia
fiscal para Cataluña; cuando los partidos independentistas cobran un sueldo de
la nación a la que desean romper; cuando en la mayoría de las izquierdas existe
el deseo de romper los logros de la Transición, de la Constitución (que
prometen, pero no, acatar); de la Monarquía, cuando es tan ejemplar nuestro
Monarca.
Después de escuchar a tantos juristas, es el camino del derecho el
que debe emprenderse. En ello están unas cuantas organizaciones. Confiemos,
tengamos esperanza en que la balanza se incline al lado de la razón, de lo
justo.
Y, ¿por qué le cuento a usted todo lo anterior? Por ocupar
dignamente un rango superior en la Benemérita; por la peligrosa deriva
nacional; por el temor a que esto se ponga mucho peor. Sería el momento en que,
de acuerdo con los Arts. 2, 8, (…”las Fuerzas Armadas deben ser las garantes
del orden constitucional”) 62,... de la Constitución Española, su Majestad, con
el apoyo de todas las Fuerzas Armadas, disolviera las Cortes y se convocaran
nuevas Elecciones Generales.
¡Quiera Dios que ello no ocurra, pero, por si acaso, debemos estar
preparados!
No sugiero acción alguna fuera del orden constitucional.
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