Este es un HANOMAG BARRERIROS R335, de 37 CV., (contemplen la diferencia) estrenado en septiembre de 1965. Costó 153.000 Pts. Pagó mi tío 53.000, las que tenía, en el momento de la compra. las 100.000 restantes, pasada la campaña de destilación del orujo que recogíamos en las vendimias.
En 1963 compramos el remolque. Tiraban de él un macho yegüato que parecía burreño, y una yegúica pequeña y topina. Al subir las cuestas se rendían. Freno. Calza por detrás. Descanso, y a empujar servidor y los muchachos. En la de Cerecinos casi siempre había algún voluntario que nos ayudaba a empujar.
En 1964 a la topina, la sustituyó otra yegüa negra troncuda. Dejamos de empujar en las cuestas. Y en el "sesenta y cinco": el tractor. Todavía había pocos en el pueblo. Pudimos recorrer más pueblos, hasta Villarrín llegábamos y recoger mucho más orujo. En el marzo siguiente mi tío pagó las 100.000 Pts.
Como entre los cuatro hermanos Modroño, mi padre y tres tíos, reunían veinte hectáreas, ocho de viñedo que descepé nos hicimos también labradores. Un arado de dos vertederas, fabricado por Cándido Sánchez. Con los aros del viejo carro, Fufú nos hizo una rastra. Eso, el remolque, una llave inglesa y un martillo, todo el equipo.
Sobre lo arado, sembraba yo a mano y lo tapábamos con la rastra. Abismal la diferencia.
Con el negocio del aguardiente, como ya no daba para las tres familias, se quedaron con él Petra y David, los dos tíos solteros con los que yo convivía. Él enfermo, sin seguros ni subsidios, con mi trabajo de recogida de orujo por las bodegas, de 1961 (con el carro) a 1969, ambos inclusive, subsistimos, y pudimos conservar, sin vender esta casa y el corral de calle Silera a calle Corralones y las pocas tierras. A tío Antonio, le compré sus 3'20 Has, en dos parcelas y a mi padre 1'50 Has. , unos pocos años después a base de pegarme palizas a cargar camiones de alfalfa unos pocos años después; las tres restantes de mis padres, 3 Has. las heredé . Ese fue el comienzo de la labranza y ganadería que tan bien manejan mis hijos.
En la foto ven las consolas de mandos del nuevo tractor desde la que, al alcance de la mano, con teclas, se manejan todos los automatismo del mismo. Es una máquina sabia. Ella misma elige una de las veinticuatro marchas a utilizar, profundidad del apero, aceleración...,todo. En el pilar de la derecha, que no se ve en la foto, hay una serie de pantallas que te van dando toda la información.
Además de lo dicho la cabina de este tractor es de un confort increíble: tiene suspensión; el asiento es un sillón neumático, con reposa brazos, regulable según la altura y el peso del tractorista; la isonorización es perfecta. Apenas se oye el ruido del motor. Se puede conversar y escuchar la radio y música con nitidiez. La climatización una gozada. Ni frío en invierno, ni calor en verano. Me dejó Álvaro dar unas vueltas. Él, sentado en el asiento del copiloto, me iba enseñando el manejo de las teclas, en los cabeceros, sobre todo. Llevábamos un cultivador de tres metros de corte, bien clavado, y una velocidad de 9'70 Km/hora. No daba sensación de velocidad. Es como estar sentado en el sillón de tu casa.
Este es el CASE MXU 115 que estrenamos hará quince o dieciséis años. Tiene QUINCE MIL HORAS. Ha estado muy bien cuidado. Tuvo una pequeña avería en el inversor que está completamente arreglada. Está entero, para llegar y seguir funcionando con él. Arranca a la primera, no consume aceite. Las ruedas, sobre todo las delanteras, están bastante desgastadas. La cabina es parecida a la del nuevo. La pala funciona perfectamente. Hace poco Álvaro cambió todos los casquillos.
Para una explotación que no sea grande o como tractor auxiliar, es un buen arreglo.
Esto lo cuento en plan informativo, puesto que el concesionario nos lo ha llevado. A quien le interese le puedo informar de la cantidad en que ha sido tasado, a descontar del importe total del nuevo.
De este CASE, como de todos los anteriores hice yo el trasto, con los Newman. Teníamos un Massey Ferguson, ya con cabina buena y flamante, de 90 CV. Se nos quedaba pequeño, pero no pensábamos cambiarlo. Me animó Eloy "Barril", que había comprado otro de 125 CV. Fui a verlo. Me encantó y entró capricho. Vine a casa y lo traté con Álvaro y Sara. Dieron el visto bueno si me lo daban por 5 millones de pts. 30.000 euros, más el Massey. Una mañana de lucha, quitaron los contrapesos y me lo dieron.
Como el Massey estaba flamante, le quitaron horas y se lo vendieron a una negra de Sayago diciendole que era de una señora, Sara Riaño, que se había arruinado.
Perdonen los blogueros a quienes no interese la agricultura. Hay otros muchos que sí. Y disculpen cuente estas historias familiares. Como supongo amigos y simpatizantes a la mayoría de los lectores, deseo compartan nuestras alegrías.
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