lunes, 14 de septiembre de 2020

CONFERENCIA DE BÚSQUEDA.

 


                                         

En las mañanas del sábado y del domingo he participado en una reunión, ahora lo llaman talleres o mesas redondas (nos juntamos en el Ayuntamiento de Villafrechós, al margen de éste)para tratar de problemas políticos, económicos, sociales; para buscar cómo mejorar nuestra sociedad, cómo salir de la enorme crisis económico-social en la que ya estamos inmersos.

Asistí pensando los asuntos a tratar serían sobre la despoblación rural, la regeneración, los subsidios para los que se están quedando en la calle; erradicar el fraude fiscal, el imprescindible recorte que debe hacerse en cuanto al número de  cargos y sueldos políticos, etc.

Pero no: son mucho más “altos” los objetivos que los asistentes, personas de toda España (terracampinos sólo dos, uno de los promotores, de Santa Eufemia, y servidor) se proponen. Su aplicación supondría un cambio social y económico, radical; pienso que irrealizable y para peor, aunque sea loable su buena intención.

Se miran en el espejo del 15 M, ese movimiento de rebeldía juvenil, de acampada en la Puerta del Sol del que nació Podemos, lo que consideran un logro, un éxito.

Ahora se trataría de dar una vuelta más a la tuerca: ese grupo de personas (hay más que no pudieron asistir por la restricción de la pandemia) tratan de ser el germen, el embrión de un movimiento que, vía internet, llegue a tener el suficiente peso político para implantar su idea fuerza: la de la igualdad; a estas alturas, con lo lejos que van quedando.  Rouseau, Engels, Marx, Fidel Castro,…. Lo de la “liberté, egalité y fraternite”, está recogido en todas las constituciones europeas.

Cuando los revolucionarios franceses trataron de imponer la “egalité” ello era una imperiosa necesidad. Las formas de vida, desde la miseria a la opulencia entre los seres humanos lo estaba pidiendo a gritos.

A lo largo del siglo XIX y del XX fueron surgiendo muchas ideologías políticas para interpretar, para llevar a la práctica ese lema. Ideologías que, cuando confrontaban, provocaron millones de muertes de seres humanos. ¡Vaya “fraternité”! La idea de la igualdad llevó a la colectivización y anulación de la propiedad privada, llevó a la falta de libertad, llevó a la Revolución Bolchevique de 1917 en Rusia, luego la URSS.

¿Consiguieron la igualdad? ¿Vivian igual los obreros fabriles que los componentes de los Soviets? Luego, pasados los años, los primeros fervores, desde el punto de vista económico, un desastre.

Existe en mi pueblo una abundante colonia de inmigrantes búlgaros. A numerosa familia he prestado importante ayuda. Están integrados. Son nueva savia en este semigeriátrico. Al verlos inevitablemente recuerdo los folletos de propaganda del Soviet búlgaro que, allá por los sesenta, me enseñaba una amiga de familia comunista. ¿Quién lo iba a decir? ¡Cómo han huido de aquel "paraíso"!

Estos compañeros de la reunión en Villafrechós, parten del concepto erróneo de que todos nacemos iguales, y que las diferencias en la forma de vida de  cada persona, en los puestos que cada una ha de conseguir en la sociedad, se deben a las circunstancias familiares, sobre todo a las de pobres y ricos.

Estamos hablando de España, de Europa, lo de África es otro cantar. ¡Pues claro! que las circunstancias familiares, del entorno, influyen a la hora de situarse cada cual en la vida, si bien lo más decisivo son las cualidades personales de cada quien.

El quid (palabra que se empleó mucho en la reunión) es que nacemos muy diferentes. Ahí fue donde surgió la discusión. Me negaban una evidencia que estaba a la vista. Entre los allí presentes ni uno éramos igual. Uno que me apoyó afirmó que incluso, entre gemelos puede existir diferencias en lo intelectual y moral, al menos.

No defiendo la desigualdad en las oportunidades de cada quien, algo erradicado. Hoy, y desde que entró en vigor la Ley General de Educación de 1970, con la EGB universal, y las becas, todos los niños españoles, en cuanto a educación, tienen las mismas oportunidades. De hecho, en esas enormes diferencias intelectuales entre unos y otros, a los menos dotados, a los infradotados se les presta una atención especial. Muchos más recursos se destinan a los alumnos con “necesidades educativas especiales” que a los normales, y no digamos a los escasos superdotados. Y estas diferencias entre alumnos se observan en todos los centros escolares con muy parecidos estados sociales y  económicos familiares.

A la hora de pensar en reformas sociales, políticas, económicas hemos de contemplar la naturaleza de los seres humanos. Ni Hobbes en su visión pesimista de que el “hombre es un lobo para el hombre”; ni Rouseau en la optimistas del “buen salvaje”, noble, sano virtuoso (si desde los albores de la humanidad, los “Homo Sapiens”, lo primero que aprendieron a construir fueron cuchillos y hachas; sí, para rajar la caza y al de la tribu próxima con quien la disputaba), tienen razón del todo: hay personas más o menos bondosas, más o menos malvadas. Si en cuanto a las tendencias de comportamiento las diferencias son grandes, puede lo sean mayores en cuanto capacidades (los distintos tipos de inteligencias, memorias, destrezas…) Negar que Einstein nació genio y que “el Chicle” nació malvado, es una de las falacias “progres”. El otro día en el fútbol he visto a un muchacho de 17 años, Ansu Fati con una destreza en ese juego fuera de lo normal, algo con lo que se nace. Claro que luego se tiene que practicar.

Pues bien: estos compañeros de reunión una de las medidas que defendían para conseguir la igualdad, es la de una Renta Básica Universal, para cada ciudadano español, creo a partir delos 21 años. Decían que, asegurado el sustento vital cada persona podría formarse y poner al servicio de la sociedad sus cualidades, y que al final ganara igual e interviniera en la dirección del hospital lo mismo la limpiadora que el cirujano cardiovascular. Una versión naftalinosa de la utopía libertaria. ¿De dónde sacar ese dinero cuando muy pocos se apuntarían al trabajo y al esfuerzo?

¡Qué manera de ignorar la naturaleza humana! Por ej.: para acabar la carrera de medicina es necesario poseer capacidad intelectual y fuerza de voluntad para el estudio. Siempre lo resumo: “coco y codos”. Y ni les cuento la carrera de Matemática pura y Física (perdonen, no es jactancia) a punto de superar mi nieto mayor.

Como dijo el Gallo: “Hay gente p’ató”. Los hay quienes niegan que la tierra sea esférica, la llegada a la luna, que exista la pandemia. ¿No han trabajado en la docencia? ¿No han lidiado con las enormes diferencias volitivas e intelectuales de unos a otros alumnos? Puede que por eso del igualitarismo ya no se apliquen test a los alumnos. Venía al Colegio de Villanueva del Campo un equipo de psicólogos de Zamora, para ayudarnos en la orientación a chicos y chicas preadolescentes al terminar la EGB. Los resultados poco nuevo nos decían a quienes habíamos trabajado con ellos en toda la segunda etapa.

Que sí, hombre, que sí: que el “coco” es medible. El resultado se llama “Cociente, o coeficiente intelectual”. Le medía es de 100, resultado de dividir la edad mental entre la edad cronológica, ello hasta la madurez. Para los adultos existen otras muchas series de pruebas estandardizadas. Según estos estudios las aptitudes intelectuales de los seres humanos van desde el nivel 4, individuos con apenas capacidad cognitiva, hasta el nivel 200 en los muy escasos genios.

Los últimos estudios psicológicos confirman algo sabido por quienes hemos conocido a tres generaciones: el 75 % del Factor G, Inteligencia General, es hereditario, y se nota más al hacernos mayores. En los genes está casi todo lo que vamos a ser, a hacer, incluidas muchas enfermedades.

Capacidad y esfuerzo, además de honradez deben conformar nuestras sociedades.

Si las mayores o menores o distintas, inteligencias, destrezas, habilidades, conforman al ser humano, la otra pata es la capacidad de esfuerzo, el gusto por el trabajo, el ser más o menos trabajador. Hoy en día, cuando los trabajos no son tan penosos, muchas personas disfrutan en su actividad laboral, desde un fontanero a un ingeniero superior; todos son útiles y necesarios. Otros, jubilados, disfrutamos con el trabajo intelectual, cuatro horas este artículo. 

Pero el amor por el trabajo y el estudio, no es tan general, y si le quitamos el acicate, el estímulo de con los mismos ganarse la vida, formarse para ello, ya verían como iba a predominar la vagancia, y con ella la pobreza para todos.

En cuanto a que haya ricos: si lo han conseguido con su esfuerzo y pagando sus impuestos, creando riqueza para todos, pues nada, incluso si lo han heredado y pagado el Impuesto de Transmisiones, que no debe eliminarse. Que sus riquezas presten una utilidad social.

En cuanto a los pobres, a causas de las crisis (las del 2.008 y ésta) y muchos más que ingresan en esa clase, no se los puede dejar tirados. Pensé que íbamos a debatir sobre eso. A ver cómo nos las arreglamos, qué medidas toma el gobierno para darles unos ingresos vitales de subsistencia, ya aprobados, pero que lleguen pronto. Si se recortaran los gastos políticos, insisto en cargos y sueldos, se evitaran los paraísos fiscales y el fraude, habría para todos.

Si en esto quieren trabajar, más en la despoblación, incentivar fiscalmente a dueños de casas en pueblos para que las regalen o vendan por precios asequibles; si en la regeneración (aún queda corruptelas, les puedo contar algunas), me tienen a su disposición los compañeros de la “Conferencia de Búsqueda”, si bien rogando a los dos más radicales, no hagan tan papable la evidencia de las diferencias personales que niegan: servidor expone argumentos, de forma convincente, serena, respetuosa, y fue respondido con cierta agresividad, privándole del uso de la palabra, como réplica, al levantar la sesión el moderador, acabada su intervención.

Aceptando esa realidad del ser humano, sin que a nadie le falte nada, vamos a  seguir primando,  para el bien de todos ,en prestigio social y económico, el esfuerzo y la capacidad.

Que este sistema político económico social de la libertad de mercado, del estímulo a la iniciativa privada, del capitalismo con las correcciones sociales justas, es el que menos mal funciona.

 

 

 

 

 


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