Ayer por la mañana, cuando he ido a devolver un libro y coger otro, me he encontrado con la Biblioteca Municipal y el ciber club cerrados. Ahí tienen el cartel: CERRADO POR VACACIONES TODO EL MES DE AGOSTO. He ido a la de Benavente, donde me han prestado dos libros.
Ha estado cerrada los tres meses del "Estado de Alarma". Fuerza mayor. Nada que objetar. Sí, en cambio, todas las objeciones a que no puedan contratar a una persona que sustituya a Diego, durante sus vacaciones. No parece que le cultura sea una prioridad de este Ayuntamiento.
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Cada mañana suelo llegar con la bici a alguno de los pueblos próximos. En la tertulia con tres señores que estaban a la sombra, me informaron que la casa de la foto, y alguna más, próxima, LAS REGALAN. Como la información no es directa de los dueños, omito el nombre del pueblo. |
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En ese edificio, ahora en ruinas, hubo una fábrica de harinas en Villamayor de Campos. . |
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Casona solariega en Villamayor de campos que sus dueños tienen el gusto de conservar.
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Esta casa debería ser el ejemplo a seguir con tanta casona solariega abandona en los pueblos. Es conocida, en Villamayor de Campos, como la casa de "Los Cossíos". La conocí, cuando don Manuel Cossio Berrios me mandaba con algún recado a casa de su madre, doña Lucia Berrios, y de sus hermanos, Daniel, Alejandro, Josefina y Vitoria, solteros, (otro, Jesús, había muerto en el frente de Teruel), la conocí, digo, en pleno apogeo de labranza grande con mulas, ovejas..., por detrás tiene un corral grande donde estaban cuadras, cabañales, pajares.
La hermana menor, Josefina, se había casado con Paco ¿Arias"? un agricultor de Mayorga de Campos. Era un hombre alto y delgado. Tenía un coche, cuya desconocida marcha no recuerdo, al que, de vez en cuando, le bailaba la dirección, y se ponía a pegar bandazos de un lado al otro de la carretera, hasta que tiraba de un cordel. Manolito, Jesús Cossio y servidor acabamos, hartos de rezar el "Señor mío Jesucristo", por no quererle acompañar.
La compraron a los herederos por un precio muy asequible una familia de emigrantes retornados a temporadas, quienes la han restaurado, a fines de semana, con un gusto exquisito.
El barro que se resiste a desaparecer, en Villamayor y Villarico.
Niños en la plaza y frontón de Prado.
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