Pues resulta que ayer, después de la lluvia del día anterior, me dio por ir a "Los Pinos". Me encantan los aromas que el agua saca a los tomillos, lavandas, carrascos, pinos..., algún escaso rastrojo. Todo aquello, lo que no está reforestado está en adil, perdido. Dos majuelos de cepas quedan como últimos supervivientes de todos las miles que le sacaban al "Sebo" y a Valdeconejo, lo único en lo que eran generosos: verdejos, tinta Madrid...aquellos claretes; el de Guadillo y el de Peque. Hay uno moderno, en espaldera, regularmente atendido, si bien frondoso, además de la inmensa viña en "El Monte de las Pajas".
Fui a ver una viesa que tenemos entre los pinos, bastante más allá de la "línea". Salida del pueblo, frente al Atlanta, por el Camino de la Casa. Por ahí, al principio, junto al puente que salva la autovía, ya empiezan a alegrar el paisaje las plantaciones de pistachos y almendros.
Como a tres kilómetros del pueblo, donde empezaba las encinas, ya no está la señorial, con sus pararrayos. capilla, dependencias... casa de la dehesa, a la que llevaba ese camino. Una nave hay, en cambio. El camino se convierte en cañada que bordea, en unos dos kilómetros, lo que era un grandioso encinar. ¡Qué triste error, qué pena aquel descuaje en los años sesenta! Los subasteros que se quedaron con esos terrenos, arruinados los descuajadores, tienen ahora allí una trigaña que no vale dos pesetas; el resto barbecho lleno de broza. Ya se han cansado de regar en esos pedregales que añoran las encinas.
En el pico de arriba de la antigua dehesa, que compró otro subastero, como en unas treinta hectáreas, un frondoso pinar pone un distinto verdor. Y desde allí, cogiendo el camino del citado Sebo, ya salvo en algún perdido, donde vuelve el carrasco, no se cortan los pinares, hasta la raya San Pedro.
Fui bien por ese camino, que termina en la Senda Marranera, la que va por el medio de Valdeconejo en dirección "al Coto". Un tramo por ella, hasta coger, a la izquierda, el Camino de San Pedro: pinares de la Mancomunidad a la derecha, de los particulares, por Majalasllanas, a la izquierda. Justo, donde la línea de alta tensión abandona el pinar, allí, por dentro del mismo, sale la citada Senda Marbana. La han arado. En primera, despacico, llegué a nuestra tierra, once kilómetros desde el pueblo, y lo labraban con mulas...
También han arado el camino que va desde el "Pico de la Pata", el más recto para llegar desde Villalpando al refugio; por ello, desde dicho refugio, al que llegué por detrás, de los tres que salen, cogí el de el medio, único no arado: ¿Para qué les voy a contar más peripecias..?
Aparecí por la parte de atrás de nuestro refugio en Valdeconejo. Otro camino cortado. Hube de salir por uno no transitado y unas hierbas de metro, en la lindera de abajo de nuestra josa y pinar, antiguo majuelo de los Oleas; menos mal que lo conozco pues por allí ni se puede adivinar una antigua senda, llegué de nuevo al "Cañal" y al puntal de la dehesa.
Aquello, el camino de Belver, que cruza la dehesa desde el puntal a la casa actual, aunque antigua habitada, muy andado y conocido me produjo alivio, hasta que, como a medio kilómetro, las alambres me hicieron desviar la ruta a la derecha. Así hube de subir y seguir por un distinto camino, para mí desconocido, lleno de cuestas, que va entre la antigua dehesa, parte comprada por los de Villárdiga, y alambrada, y los pinos de la Mancomunidad en la parte más próxima a Villalpando, Así llegué a la Senda de las Pegas. Crucé dos "pasos a nivel" de vacas, llegué y dejé las casas de Ángel, Joaqui, hermanas y sobrino, a la izquierda, y ya nada: buen conocidísimo camino, festoneado de girasoles, a derecha e izquierda, el difunto pivot,.. hasta la Cruz de Semanica.
¡Pobre Panda!, y eso que en algunos tramos del recorrido lo dejaba y me internaba en el bosque a pie.
Me ofrezco de guía para si algún caminante quiere recorrer la ruta de los pinares o pernoctar, mejor acompañado, en nuestro refugio.
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Vista de Valdeconejo desde el Camino de "El Sebo" |
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Encina señera. Está en "El Cañal", en la linde entre lo que fuera majuelo de Regino Barrios y el de Luis Mazo, Hoy pinar familiar. |
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El carrasco de encina vuelve por sus fueros. |
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La torreta vigía donde he pasado muchos ratos. Es impresionante lo que, con unos prismáticos se alcanza a ver desde ella. |
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Nuestro refugio por detrás. Se lo puedo prestar a quien desea alejarse del mundanal ruido. Eso es naturaleza pura. |
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Refugio de la Mancomunidad de "El Raso", cerca de donde estuvo la "casa" y la era empedrada de los Garibaldes, cuando aquello eran viesas de misería, sudor y lágrimas. |
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Pista forestal intransitable. Es la senda que va desde "La Marbana" al refugio. Pudieron haber dejado sin arar la senda. |
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Nuestro refugio por delante. Tiene luz eléctrica, dos ventanas y una preciosa chimenea para el invierno. Lo construimos nosotros |
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El carrasco de encina, flora autóctona, vuelve por sus fueros. |
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