sábado, 28 de octubre de 2017

ESPAÑA CAMISA BLANCA...


    Perdonen que, en medio del aluvión de noticias sobre Cataluña, servidor también les hable de ello. Si lo hago es por aportar mi visión particular, que quiere ser optimista e intenta ser pedagógica, aportando reflexiones no escuchadas a tertuliano alguno. Y he seguido todo en directo, zapeando entre las "Sexta" y "24 horas".

   Nunca me ha asustado el proceso, más me preocupa la sequía, y, sobre todo, a partir de cuando empezaron a largarse las empresas, de la gran manifestación constitucionalista  del domingo ocho de octubre, (magníficos Vargas Llosa y Borrell, los escuché en directo) y de todo el respaldo mundial al gobierno de España, empecé  a estar aún más tranquilo.

    Y bien: sobre esos cimientos se ha levantado el muro infranqueable de oposición al secesionismo. Lo mejor, lo más positivo que ha podido ocurrir,  algo poco frecuente en la historia de España, salvo en el 78,  que los líderes políticos, Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera, Iceta, Inés Arrimadas,... por encima de sus intereses partidistas se hayan puesto de acuerdo en aplicar el Art. 155 de la Constitución.

    Es muy de valorar el acuerdo entre PP y PSOE,  cuando Sánchez insultó a Rajoy, mal hecho, en aquel debate televisivo, cuando las tensiones aquellas a la hora de la investidura después de segundas elecciones, cuando se está aclarando todo el entramado de la Gürtel por una Fiscal que está acusando al PP de la  "caja B", del cobro de comisiones por adjudicación de obras, etc. (noticias aperturistas de telediarios si no hubiera sido el cisco catalán).  Es muy de valor dado el antagonismo, aunque vaya quedando anacrónico, y tópico, entre "azules" y "rojos" ( ahora de verdad, como nuestros pimientos, no son los del PSOE, sino los de Podemos y la CUP).

   De la rojería del PSOE, a pesar de las camisas a cuadros y de las chaquetas de pana de F.G., dejé de asustarme ( y no porque tuviera tierras)  luego, cuando la transición. Cuando aquel triunfo aplastante del 82, vi enseguida que los AP no iban a ir de obreros a  ordeñar las vacas a los del PSOE que ya tenían vacas.

    Más perdurables, en cambio, han sido los hábitos caciquiles, prepotentes y corruptos (sin que los del PSOE de esto último hayan estado limpios, ni mucho menos)  de los herederos de la vieja derecha, de lo cual en este pueblo tenemos (en lo de falta de democracia, prepotencia y corruptelas, que los de la "izquierda" nada hacen por combatir, buen ejemplo).

    Pues eso: que lo ocurrido es precioso, reconfortante. De verdad que ayer tarde Rajoy estuvo de "Chapeau". Si hasta el García Ferreras lo elogiaba. Los tres protagonistas, sobre todo Mariano y Pedro, que han refrenado los ímpetus de  Alberto e Inés (aunque los comprendo: hay que estar allí, y echarle los ovarios que le ha echado la Arrimadas estos días en el Parlament), han actuado con una prudencia, con una mesura, con un sentido común, admirables.

    ¡Gúen die!: después de escucharle a Campuzano en el Congreso, llamarle Falangista a Albert Rivera (lo típico de los cafres: cuando no hay argumentos, insultos), después de horas escuchando mentiras y demagogias en catalán durante horas, me van a permitir que ahora diga: !Ale!, los y las Puigdemont, Junqueras, Rovira, Forcadell, Ana Gabriel, el Rufián (¿dejará éste el Congreso de una nación extranjeras, y el sueldo, igual que el del brazo en cabestrillo, Joan Tardá y los otros veintitantos catalanistas?) a "silbar a la carrer", y sin los sueldazos.

     Y, ¿qué va a pasar ahora, habrá mucho follón callejero, revueltas,  destrozos? ¡Bueno!: algo habrá, pero creo, espero y deseo que no va a llegar la sangre al río. Que esto no va a ser la semana trágica de 1909. A comparar aquella y esta época, dedicaremos el próximo capitulo.

      Quizá como rechazo al nacionalismo vasco terrorista que tanto daño nos hizo, he ido aminorando ese sentimiento de nacionalismo español que tanto nos inculcaron en el nacional catolicismo. Ese sentimiento de pertenencia al clan, a la tribu, al pueblo (aquellas rivalidades entre los de Villarrín y Villafáfila, por ej., aquel tan mal mirar a los de Villalpando los de los pueblos próximos, de ahí la paliza en Villárdiga), creo no es propio de personas civilizadas.

      Ese "ser del Madrí", o "ser del Barcelona", que es para muchos hombres la ilusión de su vida, y por lo que discuten, riñen si se tercia, me parece un sin sentido. Se explica porque ha venido a sustituir a ese ancestral sentimiento de pertenencia a la tribu.

     Consonante: que no siendo un exacerbado nacionalista español, prefiero que siga entera, y que, esta mañana, escuchando en Lumbreras a Manolo Escobar, Cecilia, Monserrat Caballé y, sobre todo a Ana Belén ese precioso "España Camisa Blanca de mi esperanza", algo de cosquillas he sentido.
     
      Además, tengo tan buenos amigos del "Barsa"  que vaya tragedia si se independizan. ¿Con quién iban a jugar la liga?

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