En estos días por las redes sociales, por todos los sitios, circulan frases del buenismo oficial; todas con el deseo de felicidad, de prosperidad; de gozar, de tener, que en eso, parece ser, es donde está la felicidad.
¿Es más feliz esta sociedad española que la de los años "sesenta", "setenta" del pasado siglo?
A eso les respondo con datos objetivos: la tasa de suicidios. En el año 1970 MIL CIENTO DIEZ PERSONAS SE QUITARON LA VIDA. Año 2.020, TRES MIL NOVECIENTAS CUARENTA Y UNA PERSONAS.
A pesar de haber cesado la lacra del terrorismo, pasado el paréntesis de la pandemia, el año 2.021 registró el más alto dato de homicidios. En este que termina CUARENTA Y NUEVE MUJERES han sido asesinadas (creo que en ese dato no cuentan las dos niñas de 11 y 13 años, asesinadas por su madre, guardia civil, quien luego se suicidó) por su "pareja", "expareja", "compañero sentimental", "pareja de hecho",.. No escribo por su marido porque parece ser que ese término ya no se usa. En un día o poco más, anteayer, otras tres víctimas: Toledo, (la madre y la niña que tenía en el vientre) Madrid,
Si personas de media edad, o más jóvenes, se asoman por aquí, no se crean eso de la España en blanco y negro, del luto, los odios y las tristezas, pasados los años de la posguerra más inmediata. Vuelvo a recordar a un país, si ya pobre, más, destrozado por una guerra; encima sequías, aislamiento internacional. Sí, los años cuarenta se corresponden con el cliché de la negrura, aunque no dejó de haber baile en los pueblos, fiestas, bodas y ciertas alegrías, sobre todo a partir de la cosecha de 1946, "el año bueno".
El reconocimiento de Franco en la ONU, el acercamiento, como país anticomunista, a USA, su ayuda, la llegada al gobierno, en 1959, de ministros tecnócratas, las primeras turistas (las famosas suecas), las remesas de los emigrantes, fueron el comienzo de un imparable desarrollo: industrialización, mecanización agraria (aunque fuera "culpable" del primer gran éxodo rural), seguros sociales (comienzo del "subsidio" de vejez, de la sanidad y educación universales); pleno empleo, si bien es cierto que todavía comenzaban las mujeres a incorporarse al mercado laboral; con criar a cinco hijos de promedio, incluido confeccionarles la ropa, atender el corral, matanzas, preñeces, la era, la respiga, las vendimias, ya tenían bastante empleo.
No es la subjetividad de que los años "sesenta" fueran los de mi juventud, hay muchos datos que lo avalan: aquellos en España fueron unos años felices. También los "setenta", a pesar del amargor de los crímenes de ETA, pero ilusionados o recelosos con la transición a la democracia.
El tiempo fue curando las heridas de la guerra. Cuando todavía era rural la mitad de la población (antes había sido el 70%), en los pueblos empezaron a mandar gente de derechas, por supuesto, pero más jóvenes, moderados y aperturistas. Las Hermandades Sindicales de Labradores y Ganaderos, en las que se pagaba "el sello" (cotización a la Seguridad Social), se cobraba el subsidio, se arrendaba el campo, pagaban a cinco guardas; dos maestros, don Benigno y don Eloy, después de la escuela, hasta las nueve de la noche, atendían esa oficina, delegación, además, del Instituto Nacional de Previsión, estas Hermandades, digo, realizaban una función social muy superior a la de los ayuntamientos.
¡Pues bien!: en la elección de sus representantes, vocales se llamaban, existía cierta democracia. Una tercera parte de los miembros de gobierno de las Hermandades eran elegidos por los labradores; otra tercera por los pastores; el restante tercio lo elegían los obreros.
¡Sí, hombre, sí!: elegían y cumplían con agrado su mandato de defensa del trabajador, obreros de izquierdas, que, incluso, habían combatido en el ejército republicano, o hijos de fusilados en la guerra. Y les cito nombres: Serapio Veledo Palacios. Llegó a ser vocal provincial, ¡la de viajes que echaría a Zamora! Le pagarían todo lo más el jornal que perdiera, y el billete del "coche de línea"; Eumenio Fernández Torices, "Tocinero", conocido como el Abogado de los pobres, prisionero tres años por haber formado parte de la Gestora de Izquierda en 1936 y miembro del P.R.R.S (el de Galarza); el mítico Melecio Mansilla Luna, Teniente en el Ejercito de la República,..; todos ellos en cordial relación con los demás vocales. Las grescas eran entre labradores y pastores, en las que sobresalía "Lucianito"
A los alcaldes los nombraba el gobernador. Incluso los de Benavente, mi amigo Julián Cachón, por ej., NO COBRABAN ni un duro. Todo lo más lo del "coche de línea", cuando iban a Zamora.
Ya en democracia, un día Dionisio, el del PP, le dijo a Cachón en el Ayuntamiento. -"Dicen que usted presume de haber sido el mejor alcalde de Benavente". Julián le respondió: -"No sé si el mejor, pero sí el más barato". Fue autor del gran desarrollo de su pueblo.
¿Eran mejores o peores aquellos alcaldes de "la dictadura" que los de la democracia? Les cito a los de Villalpando desde mi infancia:
Vitaliano Núñez Baena, Emiliano Suena, don Millán Morán, médico; Aquilino Carrascal, Jefe de Correos. Estos dos últimos, en las postrimerías del franquismo, aceptaron el cargo medio a la fuerza, por ser funcionarios. Cuando Aquilino, a mi me lo ofrecieron, y no quise. A don Millán, el último médico de cabecera a la antigua usanza, uno de los hombres más buenos que he conocido, el cargo no le produjo más que enormes disgustos familiares. A Aquilino, acosado por heredero de los antiguos caciques, un montón de disgustos personales que repercutieron en su salud. Ninguno vivió 28 años de la política, más la jubilación, ni se construyó chalet; ninguno cometió corrupción. Tanto a Vitaliano, como a Emiliano los queríamos todos en el pueblo, libres de los enfrentamientos, para su elección, entre vecinos que han venido produciendo los chollos de las alcaldías, aunque sea el ruín chollo de figurar y cobrar 5.700 euros al año.
Mañana, s.D.q., seguiremos comparando los distintos modelos de sociedades.
2 comentarios:
Es triste pensar que muchas generaciones, sólo hemos conocido 2 alcaldes. Cuándo entederemos que la alternancia de políticas y de personas enriquecen la democracia (Mandatos de 8 años máximo).
¡Muchas gracias Juanjo por tu comentario, por no esconder, como hacen la mayoría, que lees el blog de Agapito. ¡Cuánta hipocresía! Noto en la cara a todos los que me leen, y lo disimulan.
Y lo más triste es que tanto la "Huna", como el "Hotro" son dos inmorales.
Espero que la Fiscalía Anticorrupción ponga las cosas en su sitio.
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