Anduve unos pocos kilómetros más, por caminos, ya todo con pinares y viña de un lado y de otro, llegué a Valdeconejo, me interné en el bosque por un nuevo camino cortafuegos que han abierto, y di con el corro. Ahí ven los níscalos.
Cuando se muere el pinar, el carrasco vuelve por sus fueros. En la parte lindante con la dehesa, se está cerrando el soto bosque de encinas, carrascos.
Esta foto, no obstante, está tomada en la parte de dehesa que. por ser monte bajo y cerrado, 300 de las 900 hectáreas, se libró del desicidio perpretado por la familia López. Tremendo error y delito ecológico. Fue en los años sesenta del pasado siglo. ¿Pero como se lo consintieron? ¡Aquella dehesa secular con encinas centenarias entre las que cultivaba cereal..! Producía bellotas, (conocí piaras de marranos negros, entonces no se les llamaba ibéricos, todavía) mucha madera... Y se meten al regadío en aquellos pedregales.. Enormes inversiones, nulas o casi, cosechas. La ruina. Allí está varado el pivot, el primero que se conoció por estos lares, desde más de 30 años.
Esas reses pastan en un trozo de la antigua dehesa deforestada, sin el cobijo de las encinas.
En la ladera, en lo más recóndito del bosque, unos se encuentra con esta sencilla construcción a la que sus dueños llaman refugio. Tiene una hermosa chimenea, dos amplias ventanas, luz fotovaltaica. Se puede instalar amplia mesa con un tablero grande sobre dos caballetes; sillas, dos sillones; un catre en que, en verano, he pasado algunas noches; solo, por no haber encontrado compañía.
Sitio ideal para asar y degustar a la brasa unas buenas chuletillas de lechal, panceta, chorizo fresco, etc.
Cuando compré, seis Has. por 120.000 pts,, ese terreno, majuelos perdidos, para arrancar las cepas para la chimenea (que en esta casa no ha entrado el gasóleo para calefactar) a don Elias Olea, Valdeconejo eran majuelos perdidos que se habían ido convirtiendo en malas tierras de labor
Cuando, durante unos cuantos inviernos a partir de 1948, el Estado empezó a plantar pinos, detrás de la dehesa, saltaron, respetaron Valdeconejo porque entonces estaba lleno de cuidados majuelos de gentes de Villárdiga, San Martín y Villalpando (Pajalargas, Regino Barrios, Luis Mazo, Castañonicos...)
Ya por 1989 o por ahí, sin que todavía hubiese ayudas para reforestación, sino que simplemente la Junta te plantaba los pinos, comenzaron las primeras plantaciones en Valdeconejo: Cesáreo Pajalarga, Cándido Sánchez...
Ya dentro del programa de ayudas de forestación de tierras agrarias, los primeros que se plantaron fueron los nuestros, una vez descepado el majuelo de los Oleas. Luego siguió Domingo "Pajalarga", Ramón el gallego, y, sobre todo, Los Lizondos, que habían ido comprando casi todo Valdeconejo, por cuatro perras, montones de cachos a los hombricos de Villárdiga.
Nosotros, además del majuelo de los Oleas, también plantamos de pinos, en Valdeconejo, el majuelo de Luis Mazo. más otras parcelas. Hemos sido la única familia que ha hecho todas las labores, que ha plantado con sus manos pino a pino; incluso plantamos para terceros. A todos los demás se lo han hecho empresas de las que se dedican a la plantación.
Desde el verano que no me daba una vuelta por allí, pero me ha parecido haberse pasado años. He encontrado a todos los pinares, (desde al poco de "La Cañada Real", siguiendo por la cañada que bordea al antiguo monte de Las Pajas, ya no se cortan los pinares) muy crecidos, grandes, exhuberantes.
En los de la Mancomunidad han hecho caminos, cortafuegos. Me metí por el que lleva, por arriba a nuestro pinar, y veía los árboles tan grandes que ya no estaba seguro de dónde estaba. En muchos sitios es bosque cerrado, cerrado.
Preciosas rutas para senderismo. Otro día voy a poner fotos del bosque. Lo triste es que una chinche se come los capullos de piña. que ya, por la edad y el tamaño, deberían estar produciendo. Enorme riqueza la que se está perdiendo.
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