He querido sacar la foto porque es una estampa en vías de extinción. Apenas si dos o tres rebaños andan ahora por el campo: Teo el de los "Enriques", con ochocientas cabezas; Pausi de los San Pedro, César de los "Chisteras", y, si vamos al Raso podremos ver otro rebañazo enorme, de los Leal.
Pero no, después de experiencia tan negativa, ya no pienso en búlgaros, ¡qué peste! (que sí, ya sé; que también los hay buenos); pienso en españoles de las ciudades, los de pisos hipotecados, los del salario mínimo vital. Pienso en hispano americanos rurales, tan buena gente. Incluso los marroquíes, quizá por ser religiosos, son trabajadores y honrados. Pues ahí queda la idea.
En los últimos cinco años han desaparecido puede que siete u ocho "ganaus". Todos los que se han ido jubilando sin relevo generacional: Maximiano y Vidal de la Puente; Marcelino, Esteban "el Chiguito", Ángel Herrero, Mariano el de "Taco"... Y en todos los pueblos igual: hace unos días Eugenio Toral de Quintanilla del Monte, me dijo que había vendido las ovejas, que las habían llevado para "La Mancha", que los muchachos, empleados no sé dónde, no quieren ovejas. Esa es la tónica general: los muchachos no quieren ovejas.
En Villárdiga, jubilados los Muñiz y Montaña, de catorce o quince rebaños, no sé si queda uno.
Me decía Eugenio: -"yo las he aguantado un año más, porque me daba pena dejar sin aprovechar las alfalfas, y porque ahora dan dinero; que la última leche la he cobrado a doscientas diez pts litro. (en el campo seguimos hablando en pesetas). Las había vendido para Rumanía, pero fue imposible conseguir papeles para atravesar Francia".
¿Pero ustedes creen que Rubén se cambia por el más alto ejecutivo, sanitario o docente?, por ej. Me da gusto conversar con él, porque es un "muchacho", lleno de sentido común. "Vivo féliz con las ovejas, me dice", voy sacando a la familia, tengo casa nueva, y, hasta ahorro algún dinero. La mujer también trabaja.
También les digo que todavía hay ovejas, que Villalpando sigue siendo la capital del ovino, que los que quedan tienen cada vez más; que ha mejorado un montón genética, alimentación, manejo, y, por lo tanto, la producción lechera, pero, aún así son miles de cabezas menos en la comarca. Eso debe ya estar repercutiendo en las cooperativas e industrias queseras.
Vivimos momentos históricamente cruciales. El bicho, además de vidas, se está llevando por delante muchos puestos de trabajo. Creo que los gobernantes deberían mirar a los pueblos. Tanta infraestructura ganadera moderna (naves, salas de ordeño, almacenes...; tanta casa habitable), como están quedando vacíos; tanta abundancia de pastos y forrajes...
¡Qué pena!: pueblos moribundos a los que se les podría meter en vena la inyección de unas cuantas familias en cada uno.
Pero no, después de experiencia tan negativa, ya no pienso en búlgaros, ¡qué peste! (que sí, ya sé; que también los hay buenos); pienso en españoles de las ciudades, los de pisos hipotecados, los del salario mínimo vital. Pienso en hispano americanos rurales, tan buena gente. Incluso los marroquíes, quizá por ser religiosos, son trabajadores y honrados. Pues ahí queda la idea.
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