Plantar árboles es una buena acción ecológica.
LA AGRICULTURA ECOLÓGICA.
El artículo de Bárbara Palmero,
pegado más abajo, y el que en estos momentos se esté negociando en Bruselas la
nueva política agraria común, alias “La PAC”, son la causa de que vuelva a
opinar sobre el asunto.
Primero.- Los agricultores y
ganaderos “ecológicos” lo son, no por su amor a la naturaleza, sino por los
DOSCIENTOS CINCUENTA EUROS de ayuda por
Ha., añadidos a todas las otras ayudas de la PAC, el Pago Básico, los Pagos
Acoplados, etc.
Segundo.- Las producciones sin
fertilizantes, ni fitosanitarios en los cultivos extensivos, son muy bajas.
Exceptuemos la alfalfa de secano a la nunca se le ha echado abono, la cual, en
tierras buenas y en los primeros años puede dar buenas cosechas. Pero, claro,
las tierras alfalferas buenas, son las menos, están en poder de los ricos de
toda la vida. Aún así, los alfalfares,
al roturarlos, acabado su ciclo, han de pasar muchos años para que
vuelvan a producir alfalfa. Y luego, que
no les entre el coco, cuscuta (se puede tratar con glifosato), y malas hierbas,
en cuyo caso, adiós producción.
Tercero.- Los cereales,
leguminosas, girasol, forrajes y
remolacha (lo que aquí producimos) son la base de la alimentación humana. Sin
fertilizantes ni fitosanitarios las hambrunas se extenderían por el planeta. En
la agricultura intensiva, la huerta, a base de estiércol y humus es más fácil
producir verdura ecológica. Llevo dos meses comiendo tomates plantados en una
antigua artesa, en el corral, llena con una mezcla de tierra y güano, totalmente ecológicos; pero no sólo de
lechuga y pepinillos vive el hombre.
Cuarto.- Nosotros, los mayores,
conocimos, vivimos en una agricultura totalmente ecológica: las mulas, el
arado, la hoz, el carro, la era, los costales, afanes, sudores, desvelos, las
sopas, el sebo...; el 60% de la población activa trabajando en el campo, y no
producían alimentos para ellos y el resto de la población; nosotros conocimos
un hambre y una miseria muy ecológicas, cuando el promedio de vida era de 43
años, mientras en la actualidad lo es de alrededor de los 80. Cierto que
gracias a los avances en la medicina. También a todas las mejoras: higiene,
alimentación, vivienda, confort en general. Estoy convencido de que comer pan,
por ej., procedente de trigo producido
con NPK y fitos, no me hace daño. Que ya llevamos muchos años echando abono
mineral y herbicidas, y aumentado el promedio de vida humana.
OTRAS CONSIDERACIONES.
Primera.- Dicho lo anterior, estoy a favor, y así lo
practicamos, de utilizar la menor cantidad posible de productos químicos. Los
herbicidas, por ej., los aplicamos, no por sistema, sino cuando vemos nacidas
las malas hierbas. -¿Y si se lía a llover y no puedes entrar?. –Malo será que
no te dé tiempo a matar la gamaza, los rabanillos, las dicotiledóneas en
general. Si lo que emerge es vallico, avena loca o cualquier otra gramínea,
pues con un buen piso previo, a segar para forraje.
Segunda.- Otra práctica importante para eliminar la broza es
la rotación de cultivos.
Tercera.- Los años en los que las lluvias otoñales llegan a “su
tiempo”, entre el Cristo de Villanueva y el de Villarrín, o hasta el Pilar,
inclusive, suponen la ventaja de que “el campo se purgue”, germinen y nazcan
todas, o casi, las brozas: el rebrote otoñal. Los de siembra directa las matan
con glifosato. Nosotros preferimos
hacerlo con laboreo vertical (existen aperos magníficos para esto) y sobre esa
labor la sembradora convencional. En la pasada campaña unas cuantas parcelas de
la explotación familiar (una en Canillas, por ej.) no tuvieron necesidad, ni
les echamos herbicida, ni de “pre”, ni de “pos”.
Este año, entre los dos “Cristos”
han caído 30 litros, y el viernes pasado, la ciclogénesis explosiva, aquí nos
dejó diez míseros litros, que ya ni se notan. Algo de rebrote hay. Álvaro le ha
pasado el cultivador a unas cuantas parcelas. ¡Ojalá! lleguen lluvias más
abundantes cuanto antes.
Cuarta.- Para aumentar la materia
orgánica y por tanto la fertilidad, a medio y largo plazo de los suelos, una
práctica excelente y barata es dejar la paja, picada y extendida en los
rastrojos. Lo malo es que a los de las cosechadoras no les suele gustar, y,
además, es necesaria para la ganadería, y para el cultivo de champiñones.
Camiones y camiones pasan todos los días cargados de paja para Portugal.
Para descomponer la paja sobre el
rastrojo, si no va una leguminosa detrás, es muy conveniente la incorporación
de urea. Lo de dejar la paja sí es practica ecológica, lo de incorporar la
urea, no.
Quinta.- Tres son los
macroelementos imprescindibles para las cosechas: nitrógeno, fósforo y potasio,
NPK; además de calcio, azufre, boro, molibdeno, hierro, etc. en menores cantidades. De ellos
hay en casi todos los suelos, pero en pequeñas cantidades, de ahí que si no los
incorporamos las cosechas sean escasas. Y, además, los vamos esquilmando. El
nitrógeno las leguminosas lo toman del aire, y lo fijan al suelo, si bien no
para una buena cosecha de cereal a continuación. ¿Pero el fósforo y el potasio?
Pues si no lo vamos añadiendo a los suelos éstos tendrán cada vez menos, los
iremos esquilmando; lo cual no creo sea muy ecológico.
Lo más “zumbonudo”, como decía
Cesáreo, es que esos elementos químicos, NPK que incorporamos, echamos a las
tierras de labor con los abonos minerales, son el mismo nitrógeno, los mismos
fosfato y potasio que existen y se van produciendo en el proceso de humificación de los restos de
cosecha, de forma natural en los suelos, si bien de forma lenta y escasa. Luego
son algo natural.
Sexta.- Una consideración
socio-económica. ¿Se dan cuenta de la catástrofe que para Europa sería que toda
la agricultura fuera ecológica? Crear pobreza. Tener que importar millones de
toneladas de alimentos (que no sabemos cómo los habrán producido); perder miles
de puestos de trabajo en la industria de los fertilizantes, en todo el sector
de industrias agroalimentarias. Una ruina.
Séptima.- Otra consideración de
igual calibre: en la actualidad los productos de la agricultura y ganadería
ecológicas son mucho más caros. Por lo tanto sólo asequibles para los ricos.
Suponiendo su bondad, a los pobres que nos parta un rayo.
Octava.- Un cultivo que tiene mala prensa por la gran
cantidad de fertilizantes, fitosanitarios (otros los llaman pesticidas), y
riego, (energía) que precisa es la remolacha. Lo que ignora el vulgo es la
enorme cantidad de carbono (miles de toneladas) que cada hectárea de remolacha toma de la
atmósfera. De ahí que sea el cultivo que mayor ayuda medio ambiental perciba. A
ver quién se atreve a producir remolacha ecológica.
Novena.- Si todos los
agricultores se hicieran “ecologistas” de subvención. ¿De dónde iba a sacar la
UE tanta pasta?
Décima (como los Mandamientos).- A
efectos ecológicos mucho más práctico que echar o no mineral a los sembrados es
reforestar, cuidar los bosques. Eso debería seguir primándose. El amor a los
árboles de servidor y de sus hijos lo demostramos con hechos. Los de la
carretera de Quintanilla, aunque son una pequeña parte del total, tienen más
mérito, porque servidor cavó las hoyas, los ha plantado y replantado durante
diez inviernos, sin que subvención alguna haya percibido por ello. Cuando llegó
la ley de obligación de plantar un árbol por cada hectárea, esos del “majuelo
de Cobera”, ya estaban plantados.
Cuento lo anterior por si algún “ecologista” de subvención me tacha de lo contrario.
1 comentario:
Pendientes de moderación
jesus ha comentado "LA AGRICULTURA ECOLÓGICA."
4 oct. 2020
Seguis teniendo razon,Pero nos la comeremos con patatas Como tantas veces, como decía ayer Barbara, que quien mueve los hilos de esta marioneta, no distinga el mastín del carnero padre, así nos va. Pero gracias por publicarlo. Aunque muchos de los afectados ni se enteren.
Publicar un comentario