Refrendación del Voto Concepcionista en la primavera del año 1940, para dar gracias a Dios por el triunfo del "Ejercito Nacional" en la contienda de liberación. Observen que todo era pobre, hasta la concurrencia. No estaban, ni siquiera, los tres mil habitantes de entonces en la villa. ---------------------------------
Saco estas fotos religiosas a colación porque don Primitivo fue un cura muy mariano y muy de Villalpando.
Una vez más he de hablarles de mis sentimientos. Al poco de llegar al tanatorio, allí, en silencio, solo con los dos sobrinos y sus cónyuges, empecé a recordar, y se me puso el nudo en la garganta. No pude evitar el llanto.
Y es que Remigio, Carmen, Primi, Pacucho, Nana; la familia de mi tío Paco, "el carretero", su casa, era mi segunda casa, su taller un sitio de mis juegos infantiles.
Es que Carmen y Nana, siempre estuvieron a nuestro lado en los peores momentos, cuando se iban marchando nuestros seres queridos. En las noches de vela en aquellas largas enfermedades, Carmen y Nana siempre estuvieron ahí. El día que toda mi familia se marchó a Sevilla, porque nuestra Belenita se moría, aquí, en el corral, se presentaron las dos hermanas y Primi, intentando en vano consolarme.
Recuerdo, de niño, su "Canto de Misa". Las tres hermanas , Canuta, María y Josefa, de su abuelo en la Argentina ,Primitivo Chimeno, y sus hijos, los Boyano, Modroño y Espinaco Chimeno, se volcaron en la celebración. Su madre, Patrocinio, huérfana nada más nacer, criada por los abuelos, y las tías dichas, y no llevada a la Argentina, había fallecido a los cuarenta y seis, unos años antes.
Estuvo de Coadjutor en Cistierna; luego lo mandaron al por entonces idílico Valle de Valdeón, incluido Caín. Salió a esperarle a Portilla de la Reina, donde terminaba la carretera, Modesto, el hijo de la patrona. En mula cruzaron el puerto del Pontón; media jornada bajando, hasta Santa Marina de Valdeón. Unos años después los dos hijos del farmacéutico don Modesto Astudillo, el del maestro don Eloy, y servidor, también llegamos, andando a ese recóndito rincón, y, recomendados por Primi, fue ese Modesto quien nos condujo, como guía, desde su valle hasta que nos dejó, en la vertiente cantábrica en el camino hasta los lagos de Covadonga. Cuántas veces con Primi recordamos aquellas montañas.
Recuerdos y más recuerdos: de cuando Pacucho venía, por las noches, a escuchar por la radio los discos de radio Andorra; y mi tío Paco las charlas del tenebroso Padre Venancio Marcos en RNE; de tantas veladas de Carmen en nuestra casa cuando Nana estaba con su hermano en San Esteban y en Cerecinos; las tertulias de los domingos en la galeria de esa casa, abierta a todo el mundo, en la calle de la Fuente, con don Tomas, don Nemesio, don Santiago, don Primitivo, Luis Ruiz el de Cañizo, Mari su esposa,...
Otras noches nos reuníamos en nuestra casa a jugar a las cartas, a gastarnos bromas. ¡Cuántas! risas inocentes. Contaba Primi un chiste de uno que comió tanto en una boda, que se sentía muy mal. Alguien le dijo que se metiera dos dedos en la laringe para provocar el vómito, a lo que el tragón contestó: -Si me cupieran los dos dedos me comía otro plátano.
¡Y el patio en el verano, cuando venían los asturianos: su sobrino Paquín y la mujer, parte de la tribu de los hermanos de Cristina Leal, la andaluza asturiana.
Los visito en la Residencia. La última vez que vi a Primi estaba inconsciente. Así, muy bien atendido, en estado vegetativo, ha durado siete meses. A Carmen la vi hace pocos días. Ya no me conoció, pero está tranquilica, serena...
Cuando paso a diario por delante de su casa los veo allí a todos. En estas casas de los pueblos queda vagando el espíritu de sus moradores de toda la vida. Otra u otros moradores está pìdiendo esa vivienda, para la que no quedan familiares que la puedan habitar, pero sí quien se portó con los Gutiérrez como una verdadera familiar.
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