Agradezco las felicitaciones que recibo por lo que tienen de amistad, de buen deseo, pero les confieso que "la noche vieja", el "año nuevo", no me hacen ninguna gracia. Creo que al resto de los humanos, salvo cuando se es niño o muy joven, cuando no se tiene conciencia del paso del tiempo, cuando nos parece que es inagotable, debería ocurrirle lo mismo.
Siempre esas celebraciones de fin de año, ese alborozo de las doce campanadas, haciendo el zángano en la Puerta del Sol, me han parecido una muestra evidente de la estupidez humana. Si es que es de idiotas celebrar que pase el tiempo cuando sabemos adonde eso nos conduce, cuando esa es la tragedia de los seres humanos. Y, además, eso se celebra con borracheras.
Cosa muy distinta son las entrañables comidas y cenas familiares, aunque en nuestra casa siempre flote la ausencia. Por ella, porque así le gustaría, cada uno de los mayores escondemos el recuerdo, los niños son felices y nos contagian.
Se lo oía a los mayores, y ahora que lo soy, me ocurre lo mismo: ¡con cuánta rapidez, y tristeza, se van arrancando las hojas del calendario!
Luego esa tonta esperanza de que el año que comienza, por arte de birlibirloque, ha de ser siempre mejor que el que termina: -a ver si en el 2.014 me toca la lotería..-, a ver si..., a ver si...
Cierto que cuando se es joven se pueden ir alcanzando metas, pero llegada cierta edad, y teniendo cierta salud y para vivir, lo único a pedir es que eso se mantenga.
Pero bien: después de ese desahogo melancólico, les digo cual es mi filosofía de vida: vivir cada día con sus penas y alegrias, pensando al acostarme, qué voy a hacer al siguiente, y si a alguien le he dado algo de alegría; estar activo, intentar ser todo lo útil que pueda social y familiarmente; gozar de la familia, los amigos, las aficiones (esta enorme de escribir, de leer... Estoy pasando muy buenos ratos corrigiendo el manuscrito de "Atisbando el Borrajo", que se va a publicar en libro)...
La preocupación por la situación política, social, y el deseo de aportar lo poco que pueda en favor de la catarsis (así se titula el libro que acabo de leer), de la regeneración, del cataclás que la nación necesita es algo que también me da cierta ilusión, cierto sentido a mi vida.
¡Bueno!: pues que perdonen estas confidencias, estas cosas de mi vida que, a lo mejor, tampoco les importan mucho.
miércoles, 1 de enero de 2014
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8 comentarios:
Que razón tienes Agapito en todas y cada una de tus palabras, las ausencias te hace aún más mayor y sigues adelante por la niñez que nos precede,no tenemos derecho a privarles de su ilusión .
Tu filosofia de vida es muy acertada,
como dice una amiga mia gran poeta:
Para en esta vida
ser algo feliz,
que todo al completo
no se pue pedir.
Lo más importante
os lo digo yo,
quererse a uno mismo
a más y mejor.
No dar emportancia
aningun vaiven,
y decir a todo:
-Esto está muy bien-
Decir a la vida
¡Que bello es vivir!
y al llegar la muerte
me tienes aqui.
La melancolia en estos dias es algo inerente a la madurez del ser humano, pero gracias a Dios ya estan casi acabadas estas (puñeteras fiestas)
Un saludo cordial.
¡Gracias María Dolores por tus coincidencias y por esos bellos versos!
Ahora vengo de la casa de Gracia. La mañana gris, plúmbea... He atendido la caldera de la calefacción general, además una estufa de pellets aporta en el salón el confort de su llama; Nacho y Rodrigo, los niños de Belén, juegan con coches en la alfombra. Los observo tras los cristales de la puerta. No necesito más. Quisiera hacer eternos esos instantes.
Dale recuerdos a Tite.
Un abrazo.
Vecino y amigo Agapito, el tiempo que tú dediques a cualquier tema, a buen seguro que es inversamente proporcional a su importancia.
¡¡¡Feliz 2014, amigo!!! que te puedo decir yo…lamentablemente para mí las navidades también son muy tristes.
Pienso en mis seres muy queridos que se fueron al lado de los cipreses, pienso en mi madre, con su soledad en la habitación de la Residencia la Inmaculada, en la gente parada que no tiene que llevarse a la boca, en aquellos hijos que se encuentran muy lejos o simplemente en la gente sola sin familia…
Tal vez para gente como tú y yo, estas fechas sean unos días más... noches de acostarse temprano, quizás mirando por la ventana la posible felicidad de los demás, para esas otras personas, posiblemente sean noches de bullicio, noches que ríen sin cesar, noches de panderetas, matasuegras, petardos llenos de pólvora... que para nosotros, es lo contrario, son noches, que sentimos un vacío en algún lugar de nuestras almas por aquellos seres queridos, que nos dejaron.
¿Pero sabes lo que te digo, amigo Agapito?... NO tiene que ser así, No debemos permitir que sean unos días más. Tenemos que intentar encontrar en estos días dentro de nosotros, nuestra propia felicidad, (aunque sea al lado de la chimenea) muchos como nosotros podremos preguntarnos ¿Cómo?, ¿De qué manera?
Yo he intentado ponerme mis mejores atuendos, he mirado al espejo, para ver a esa gente, tan divertida, esas noches tan significativas, (invitándome a mí mismo) al recuerdo más bonito de mi juventud. El recuerdo de esos amigos imborrables de mi niñez, las fotos que nos sacamos juntos, las salidas del baile del Abeto Rojo, acompañando a las bellas muchachas, aquellas botellas de Sidra el Gaitero, “la mejor del mundo entero”, aquellas peladillas, aquellas nueces e higos contados en la calle Silera, aquel deseo de paz que todos llevábamos dentro, para que ese año le abrazáramos para el recuerdo.
Por esto te digo amigo mío, que estos días ya pasados, todos como tú y yo, que hemos sentido la soledad, nos tenemos que proponer para los años venideros, cargarnos de los bonitos recuerdos de nuestras vidas.
A partir de hoy, no te olvides vecino… que yo también estaré en tus recuerdos con este escrito y también todos los asiduos que leen tu blog. Ya seremos unos cuantos... entonces ya no estaremos tan solos, en estos días tan tristes.
Hemos de estar siempre preparados para las sorpresas del tiempo.
(Paulo Coelho)
¡Gracias Antonio Isidro por tu mensaje y por tus reflexiones!
No te imagino triste. Tú eres un ser vivaracbo y alegre, aunque tristezas todo el mundo tenemos. La vida es así.
No me da envidia, rechazo la alegría artificial de la noche vieja, fines de semana, a base de alcohol y otras "sustancias".
Ahora para mí la felicidad de la que, como todos, disfruto a ratos, es la serenidad, la paz; una buena música, un buen libro, la familia, los amigos, una buena peli..; los campos en primavera, en la recolección.
Quiera Dios esto nos dure.
Amigo Agapito.
¡FELIZ AÑO! a ti y a los tuyos. Me apunto a tu filosofía de la vida. Muchas veces añorando el pasado,nos olvidamos de disfrutar las pequeñas o grandes cosas que nos ofrece el presente. Y tampoco me convencen los agoreros del futuro, que siempre están anunciando males y catástrofes, que no viviremos y que difícilmente podremos cambiar.
Un abrazo
Ángel Infestas
¡Muchas gracias Ángel! ¿Cómo va ese trabajo sobre historia de que me hablaste? Sabes que este blog está abierto a cualquier resumen o anticipo tuyo.
Ahora, a nuestra edad, es el momento de recoger, de disfrutar de todo lo que sembramos. Son otoñales días dorados llenos de frutos. Y, mientras podamos manejar la azada, aunque sea un rato en el pequeño huerto, la pluma y el libro, bien vamos.
Un abrazo.
Pues a ver si en el Nuevo año, el servicio de correos funciona mejor, es un desastre, mis revistad de la OCU por las q pago un dinerito al mes, me llegan un mes si y tres no, las de otra publicación a la q estoy suscrito lo mismo, hago mis reclamciones y en las editoriales m dicen q me las envian todos los meses, una postal de felicitació, la metieron en un buzón de otra persona de otra calle, la mujer se molestó en venir a dármela en mano, se lo agradecí, la dirección estaba correcta, facturas de gas que tampoco me llegan, citaciones de médicos de zamora idem de lo mismo, ¡¡ q co...o pasa con correos en este pueblo !! .
Saludos
Me parece que ya hemos hablado de este desastre de correos en Villalpando del que todos podemos contar historias.
El problema es que cada poco cambiaban de cartero/a. No conocían ni el pueblo ni a las personas. Además, venían de prisa y corriendo para terminar cuanto antes y largarse.
La dirección de nuestra casa, de antes era Silera, nº 1. Así viene, todavía, mucha correspondencia. Ahora, desde que hizo su casa en la esquina Jaime Rubio, nº 1, la nuestra es número 3. Todos los días, con el apellido Modroño (único en el pueblo) llega a calle Silera un montón de correspondencia. Mira si no podían haberlo aprendido y no dejarla casi todos los días en el buzón de Jaime.
No sé si queda alguien en el pueblo a quien no hayan dado una carta confundida.
Ahora bien: creo el problema se ha terminado. Ahora, establecida de forma fija Glorita, que es del pueblo y conoce a la gente, al menos en nuestro caso ya no ha habido ni un error.
Que nos dure.
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