viernes, 21 de noviembre de 2025

RECUERDOS (III).- MI VIDA, y JUNTO A SARITA

 


                     Pinchen, por favor. Miren si no era preciosa. Estamos en la pista de "Torti". Teníamos 20 años. La otra pareja son Conchita Sánchez (Q.E.D.) y Eloy "Barril"


    Sigo recibiendo llamadas y pésames por la calle de tantas personas como no se enteraron o están fuera. Ello me anima a seguir escribiendo. Lo de compartir es una forma de mitigar el dolor, la ausencia.

    Habíamos quedado en que imposible mandarme a estudiar fuera, a un internado de pago, única forma que teníamos de estudiar los niños de los pueblos.

    La suerte, o la providencia, hicieron que al Colegio de las Hermanas llegara una, vasca de Azpeitia, sor Consuelo, muy preparada. Mi padre me sacó de la Escuela de Villa, dos cursos sólo estuve, y me mandara a dar clase de contabilidad y mecanografía con la monja dicha, por la tardes, fuera del horario escolar. En casa seguía practicando con la vieja Regminton, una joya que me han robado. A los trece años ya le pegaba bien a la tecla.

    Cuando llego del Campamento del F. de J. en San Pedro de las Herrerías, un 24 de julio de 1954, mi padre me pregunta si quiero ir a trabajar de mecanógrafo con el abogado don Manuel Cossío Berrios o a trillar en la era. Entonces los Modroños tenían la labranza con los Espinacos. Opté por lo primero.

    Fue así como, a los 13 años,  conseguí mi primer trabajo. De diez a dos y de cuatro a ocho, todos, menos los domingos, días de la semana. Además de escribir en una Royal, negra, grandona, al dictado cuando redactaba demandas, apelaciones, cartas o copiar enormes escrituras (entonces no había fotocopiadoras), además, digo, atendía a la caldera de carbón de la calefacción, subía al doble a poner cacharros en las goteras cuando llovía, y cuidaba, algunas veces, a sus dos niños más pequeños de los siete, Esperancita y José-Mari, a quien le encantaba masticar papel. Su padre le daba de "barba", pero el que más le gustaba era el de periódico. Eran frecuentes los recados a los Juzgados; al Comarcal, donde el Secretario era don José Peñas Benéitez y al de Instrucción, donde mandaba el llamado "juez rubio", Juan Antonio González. Cuando andaba por los dieciocho-veinte años, cuando había juicios (vistas orales se llaman ahora), dado que ya escribía rápido, me llamaba don José para actuar de mecanógrafo. La cosa consistía en ir escribiendo todo cuanto iban declarando, testigos, abogados y partes. ¿Se explican ahora como domino la redacción de recursos contra injusta sanción, y otras geras judiciales? Hacía también otros recados: ir por "petroleo", para la cocina, a casa de Chabolo; a por medio saco de pienso "an-cá Garibalde" para unos patos que tenía en el corral...

    El sueldo era de ciento veinticinco pesetas al mes, que entregaba con unción a mi abuela. Qué había que ayudar en casa.

    Así transcurrió un año, hasta que al comienzo del Curso 1955-56 se crea una academia con sede en casa de Vitorina, "la Pascualona", en la carretera de Madrid. frente a la casa de tío Antonio y Lola.

    Don Manuel Cossio llama a mi padre.

    -Mira Modroño, yo creo que, en lugar de darle el sueldo, que ya había aumentado a ciento cincuenta pts. mes, le pago las clases en esa academia, los libros, y le matriculo para que se examine por libre en el Instituto José Zorrilla de Valladolid.

    -Me parece muy bien, don Manuel.

    Fue así, a base de echarle horas entre la oficina, las clases y el estudio, como conseguí el título de Bachiller Elemental: ingreso, cuatro cursos y la reválida.

    De la misma forma conseguí el título de Maestro de Enseñanza Primaria. Éste, también por libre, en la Escuela de Magisterio de Zamora.

    Con don Manuel Cossío estuve hasta las vendimias de 1961. Último año que estuvieron juntos los hermanos Modroño, anduve con mi tío Antonio, sacando orujo de las bodegas. Llenamos, con carro y macho, el pilo grande de los Corralones y otro pequeño. 

    Por aquel entonces había muy poca relación entre muchachos y muchachas, separados en la escuela, en la iglesia, en los juegos,..( en los bares no entraban las chicas)  hasta que entrábamos en el baile. A diario, algunas chicas, después del Rosario, paseaban por los soportales. Ahí recuerdo mis primeros escarceos adolescentes: Tina y Yayi "Lizondas", Geli Barrios (me ha llamado hace dos días llorando la muerte de su prima), Carmen Paniagua Allende, nieta de la señora Aurea; vivía en Zamora, me gustaría saber de ella; Lali, hija de un teniente de la Guardia Civil... Eran amigas de mi hermana. Eso me ayudaba a que me dejaran pasear un poco junto a ellas.

    Las hijas de "Cobera", desde el Rosario a casa, y al baile cuando cumplieran los 18. Además Sarita tuvo tardío y sazonado desarrollo. ¡Claro!: aunque nunca hubiéramos cruzado palabra, nos conocíamos, desde niños, todos y todas los del pueblo. La belleza de Sarita, cuando espigó, en mi, como en otros muchachos, despertó admiración. Como el Rosario era el único sitio donde poder verla (también en Misa Mayor los domingos), le pedí a don Manuel me diera permiso, a las siete de la tarde, para ir al Rosario.

    En aquel antiguo y lóbrego templo, nació nuestro amor, sin palabras, sin lenguaje hablado que, con sus altibajos y crisis, (olvidadas, sólo recuerdo tanto amor) ha durado toda la vida. Su preciosa mirada azul, su mohín que no llegaba a sonrisa (hubiera sido descarada), cegaron mi mente. Aunque la veía muy superior, inaccesible Sólo pensaba en ella.

    ¿Saben ustedes el esfuerzo tuve que hacer para en la misa funeral no agarrarme al féretro para no dejarlo marchar? Fue entonces cuando me agarré, o intenté, a la fe. Cuando pensé: en aquella preciosa muchacha, en aquella esposa y madre ejemplar hay, debe haber algo más que la materia. Allí en la caja, ya no está mi Sarita.

(Continuará, s. D. q.)


P.D.- A propósito de recursos, de mis peleas por lo justo, quiero compartir con ustedes una alegría recibida ayer, que algo alivia mi dolor: una decisión judicial esperanzadora para que los poderosos no atropellen a los débiles, al débil. Servidor en este caso.

     Cuando la justicia es justa, uno se reconcilia con el Estado de Derecho.

    

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