Ayer,
tras el parón pandémico, organizada por
COBADU, con la presencia de unos 70 ganaderos, uno de ellos Diputado
Provincial, y alguien más de la Junta, se celebró en Zamora la XXI Jornada Técnica sobre el
ovino. Les transcribo el titular de La Opinión: “EL OVINO EN ZAMORA, UN SECTOR
ESTRATÉGICO QUE LANGUIDECE”.
En
este momento existen un 29% menos de explotaciones que hace un año. La
producción lechera, que comenzó su curva descendente en 2.019, es de un 8%
menor desde aquel momento. Dato este último que invita a la esperanza: las
explotaciones supervivientes, bien dimensionadas y tecnificadas, a pesar de ser
menos de la mitad de las que había hace cuatro años, están produciendo casi la
misma leche.
Dice
Rafael Sánchez Olea, fundador y alma de COBADU, que “no se produce relevo generacional porque no existe rendimiento
económico”, lo cual no es del todo cierto. Los buenos, a base de eficiencia
(genética, alimentación y manejo), puede que con la rentabilidad justa, ahí
siguen. Los costes han aumentado un montón y, si no en la misma proporción,
también ha subido el precio de la leche. Ahora pasa de 1’50 euros/litro.
Además
de por la rentabilidad, la ausencia de relevo generacional, se debe, sobre todo
a que es un oficio muy esclavo. La ventajosa situación de los asalariados (entre
vacaciones, fines de semana y festivos, unos 110 días de descanso al año) sobre
los autónomos en general (en el caso de los pastores ni un día al año) es la
principal causa de que todos los jóvenes busquen, que quienes quieren los
encuentran, otros trabajos.
El
ovino fijaba población (cada vez menos) en los pueblos, y es una riqueza que no
puede perderse, aunque ahora la sequía nos induzca al pesimismo. Ya los medios
nos están alarmando y asustando con lo del cambio climático. Ciclos secos y
húmedos se han repetido a lo largo de la historia. Recuerdo como años malos por
primaveras secas, aparte del lejano hambruno “cuarenta y cinco”, del que he
oído hablar tanto, el 1975, 1981, 1982, 1991, 1992; 2.017, 2022… Ahora tenemos
la esperanza de que sobre finales se va a ir retirando el anticiclón de las
Azores, hacía el Norte, y dejará paso franco a las borrascas atlánticas.
Todavía pueden llegar a tiempo. Con este escenario, volvamos a las ovejas.
Habla
del Diputado Provincial de “tomar medidas”. La primera que veo es la de un
cooperativismo eficiente. Cobadu es el ejemplo. Agrinza de Villalpando, cuando
estábamos con Coreccal, íbamos de mal en peor, a punto de quiebra estuvimos. La
asociación con Cobadu, que peleé y disgustos me costó, fue nuestra salvación.
Ahora, reflotada la cooperativa, todo son ventajas para los socios. No sé si
quedan uno o dos labradores, los de la economía sumergida, fuera.
El
Consorcio de Promoción del Ovino, disminuyendo el número de socios, teniendo
que devolver capitales sociales a los jubilados, y recogiendo muchos menos
litros de leche (dos de las tres explotaciones más productivas de Villalpando,
por ej., venden directamente a la industria y a GAZA) sin disminución de la
plantilla, está entrando en dificultades. ¿No sería interesante la fusión en
COBADU, o en GAZA, quizá mejor en ésta por ser específicamente lechera? o ¿fusión
de las tres?
El proyecto colaborativo del CPO con
Ibereólica para una granja de no sé cuántos miles de ovejas, un complejo
gastronómico (Lera échate a templar) y otra fábrica para tratar el estiércol y
la lana, no es más que una huida hacia adelante, algo irrealizable y quimérico.
¿Para qué un pastón (¿quién lo va a prestar?) para esas nuevas instalaciones
habiendo varias familiares, medianas y modélicas en cada pueblo?
Ayer
coincidí con dos de esos ganaderos punteros recién jubilados, Pascasio de
Quintanilla y Damián, de Villárdiga, las ovejas de éste, con su hermano, ganaban todos los
premios: producción y sanidad.
–“Una
pena las naves cerradas. Además pagando mucho IBI para nada hasta que se
caigan, nadie las va a coger”.
-¿Vosotros cederías el usufructo, conservando
la propiedad, a cambio de la exención del IBI y la conservación de edificios e
instalaciones?
-¡Mañana mismo!
Ese
sería el plan conjunto de Cooperativas, Diputaciones y Junta para el que haría
falta muy poco presupuesto: crear un banco de explotaciones vacías. Podría
haber incluso españoles urbanitas (a cuenta del cambio climático, ciudades sin
piscinas, ni jardines, ni aires acondicionados en las casas ya están algunos
pensando, incluso viniendo ya a los pueblos) a quienes se les ofrecieran esas relativamente
modernas instalaciones ,y, si no: inmigrantes (los hay con el oficio aprendido
como asalariados). Si con uno o dos pastores en cada pueblo, donde ya no quedan
ovejas y todo el campo a pastar, sería suficiente.
En
la nueva PAC aumentan las ayudas a ovino, bovino, caprino; fomentan el pastoreo.
Contra la carestía de los piensos debe volverse a esta práctica, no abandonado
aun del todo, con las secas; que ya digo quedan muchos pueblos sin ovejas.
Si
alguien le hace llegar estas ideas a los de arriba, sería de agradecer.
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