CONFIDENCIAS.

 

     Me levanto. Pongo la tele mientras desayuno. Sigo escuchando con los cascos mientras pedaleo. ¡Qué horror lo de Ucrania! Me pongo triste; tristeza que quiero desahogar con ustedes.

    Si es que las imágenes, los testimonios son desoladores. Se repiten, ¡quién lo iba a decir!, todas las crueldades de las guerras. No las voy a repetir, ustedes los saben igual que yo. Otra vez la maldad de los humanos triunfando sobre la bondad.

    Mi reacción, de siempre como ante cualquier injusticia, es la de qué podríamos hacer para evitarlo. Estamos en Semana Santa. En teoría el motivo de estas celebraciones es recordar, solidarizarnos con los sufrimientos de un judío quien predicó una doctrina de amor, tan bonita, tan humana que nos anima a pensar tuviera un origen divino.

    Seguir esa doctrina sería ser buenos; practicar un moral o ético código de conducta. Sería, en este momento, solidarizarnos con los ucranianos. Y ¿qué hacemos? : quienes pasan de los religioso, vacaciones, nieve, playa, gastronomía,.., contradiciendo a los agoreros afirmadores de derechas que, por culpa de Sánchez, "la cosa está muy mala";  los tradicionalistas, la farfolla de procesiones, caras túnicas, caperuces, carrozas, flores, tararís y tantanes; "levantás", "madrugás", "cinco de copas", "dos y pingás"; notarán no incluyo en la farfolla a las imágenes de la pasión de Cristo que me siguen inspirando respeto, sobre todo las castellanas; no incluyo en esa veneración a esas vírgenes andaluzas tan llenas de palios, alamares, "velas enrizás", caras vestimentas... 

    La que montamos "recordando" a aquel nazareno torturado, asesinado, hace dos mil años, (millones de torturas y asesinatos de inocentes han ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad) y, olvidando la esencia doctrinal de "Aquel", damos la espalda a los miles de ucranianos masacrados por culpa del genocida ruso.

    Si en todas las naciones occidentales saliera la gente a las calles manifestándose contra el sátrapa (con esos ojillos para arriba se le está poniendo cara de lo que es, un criminal) como sale en España en las procesiones; si éstas llevaran, al menos, alguna alusión contra la invasión, si todo occidente fuera un clamor contra tanto crimen, a lo mejor algo se conseguía.