jueves, 2 de diciembre de 2021

LA NOTICIA DEL DÍA.

 

  Pues ya lo ven: segunda comida de Zapatero, y su séquito, aunque no aparezca en la foto, el séquito, en el "Mesón del Labrador. En la primera, unos meses antes, acompañado del entonces Presidente de la Junta. Juan Vicente Herrera, y otros cargos y carguillos, aún don José Luis era Presidente del Gobierno.

   A otros mandatarios muy importantes, a lo largo de los años, ha dado de comer Cecilio. A quien, todo el mundo, le ha reído mucho las "gracias".
 
   Cuando esas visitas de Estado, Cecilio había protagonizado un montón de grescas, (en una de ellas perdió un trozo de oreja que, rebuscado por el bar, apareció debajo de una mesa, la envolvió en una servilleta de papel y marchó al Clínico, a Zamora, a ver si se la podían coser) de agresiones, de condenas en juicios de faltas. A Cecilio, fuera y dentro del PSOE todo le ha sido consentido.

   Tuve relación con él en su primer mandato como alcalde, 1979-1983, en el, entonces Colegio Comarcal de E.G.B. en Villanueva del Campo, él formaba parte del Consejo de Dirección de dicho centro, en el que yo era Secretario. El otro alcalde, miembro de dicho Consejo, era el alcalde de Villanueva del Campo, Máximo Atienza. Ambos rompían el estereotipo. Lera, el socialista, tenía entonces aspecto de señorito burgués de manos finas y rostro no curtido por los soles, al contrario de Máximo, alcalde por el PP, tenía el aspecto de campesino proletario de los de antes, era ganadero de ovejas, con muchas horas a la intemperie y mucho ordeño, entonces manual.

    Nos hicimos muy amigos. Era un muchacho jovial, simpático, ocurrente... Pasados bastantes años volvimos a tener intensa relación en Adri-Palomares. Yo ya formaba parte de la oposición a aquel tinglado caciquil del PP. Cecilio había presentado un proyecto para la construcción de hotel por el que dicho Grupo de Acción Local, habría de concederle la máxima subvención, y no se la concedían. Fueron sonoras las broncas en las Asambleas de Adri-Palomares. En una tuvo a la notaria de Villalpando y al auxiliar, toda la mañana en Villafáfila para que levantara acta de la sesión. No sé si fue en aquella o en otra, llegó a las manos con un alcalde del PP, el de Arquillinos, creo recordar.

    Llegaban elecciones para renovar la Junta Directiva de dicho Grupo, y Cecilio, ayudado por Esteban, el gerente a quien habían despedido, y por mí, intentaba presentar otra candidatura.

      Una cena en "El Labrador" de la Presidenta de Adri, lo arregló todo: ya no hubo candidatura de oposición para la Junta Directiva, sino la única, pepera de siempre, en la que incluyeron a Cecilio; le concedieron la subvención, como era de justicia; no sé si ha habido otra tan justamente concedida, "La Senda de los Frailes" es un referente en lo gastronómico y en la creación de empleo. Sé que, regentado por su hijo, es un negocio próspero, de lo que me alegro.

    No obstante, en un artículo publicado en la Opinión, a raíz de aquello, hice una leve referencia, indirecta, a lo sucedido. Pasados muchos meses, lo resumo, Cecilio me pilló en la calle, trasera de don Luis el Notario, donde yo conversaba con Segundo López, camino del "Majuelo", comida de despedida de los miembros de la Mancomunidad, se dirigió a mí, llenándome de insultos al tiempo que me daba puñetazos y patadas. Entró pegando voces en el majuelo: -¡Qué a gusto he quedado!, le he dado un montón de "hostias" a Agapito. Hubo juicio de faltas (aunque ninguno de los alcaldes quiso testificar de la bravata de Cecilio en el Majuelo, bastó la declaración de  Segundo) y le condenaron a pagarme no sé si doscientos euros o algo así. La Opinión no publicó la noticia, y en el partido ni mu.

    Pasado algún año, hicimos las paces, porque Cecilio, aparte del mal hábito, contado en La Opinión, su gran problema, es un tío de buen corazón. Hemos charlado en unas cuantas ocasiones, borrado por mi parte, y por la suya, todo tipo de rencor. Hace unos pocos días nos dimos un "aeo" muy cordial en las Angustias. 

     Voy a dar una opinión con la que creo no incurrir en falta o delito: Creo que Cecilio Lera, más que cárcel necesita terapia de desintoxicación. Hay centros importantes donde, en plan de internado podría curarse. Y, una vez curado, arrepentido, pedidos todos los perdones, reintegrarse socialmente. ¡Cuántos políticos hay peores! Él lleva cuarenta y dos años haciendo mucho por su pueblo, sin cobrar un duro.Si decidiera venir a vivir a Villalpando, ya limpio, le brindaría mi amistad, que en la cárcel es dónde se conocen a los amigos.

    

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