lunes, 6 de diciembre de 2021

FOTO HECHA EN EL JUZGADO DE INSTRUCCIÓN DE VILLALPANDO.

 


          En ella aparece mi hermano, quien me acompañaba en el juicio que iba a celebrarse en dicho Juzgado, a causa de la agresión de que había sido, servidor, víctima por parte de Cecilio.

        ¡Lástima que no haya una foto de la sala donde se celebró el juicio! Allí había unos cuantos del ayuntamiento del PP de entonces, año 2.007, arropando al alcalde agresor.

        Ya en la sala, el juez me ordenó sentarme en el banquillo de los acusados, al lado de Cecilio.

       -Señor Juez, ´-dije, ¿por qué he de sentarme en el banquillo al lado del acusado?

       -Porque aquí el que manda soy yo. (Cuánto oprobio en ese Juzgado)

       Ya he contado cómo me agredió, estando yo conversando con Segundo López. Inmediatamente a la agresión me acompañó al cuartel y declaró lo que había ocurrido. Luego en el juicio se reafirmó en su verdadera declaración, aunque la defensa intentó hacer creer que tenía perturbadas sus facultades mentales, a lo que reaccionó con mucha valentía y cordura. 

      Aquel día, hace ya trece o catorce años, pude intentar defenderme. Pude comprobar sus escasas fuerzas, pero me alegro de no haberlo hecho. Es mi actitud inhibirme ante las agresiones. No caer en el juego del matonismo, practicado por individuos de izquierdas y de derechas, quienes, además, presumen de ello. Es algo muy general. Así ocurrió con Cecilio al saber la sentencia: -Si sé que me iba a salir tan barato le hubiera dado otro montón de "hostías". 

    Pues ya tenía esa sentencia y unas cuantas más condenado por agresiones, más las broncas que no llegaron a los juzgados, cuando le visitaba Juan Vicente Herrera, José-Luis Rodríguez Zapatero, dos veces, cuando le sacaban en las televisiones, radios y periódicos...

   Cuando al poco tiempo de aquello me concedieron el premio de "Un diez para diez" por mi labor literaria sobre "Tierra de Campos", al recibirlo, en el cine de Villanueva del Campo, lleno hasta arriba, en una de las frases en mi alocución, cordial y de buen humor, dije:

    -"He de agradecer que me concedan un premio por escribir, pues hasta ahora, por ese motivo, sólo he recibido golpes". La carcajada y el aplauso fueron generales.

      Buena gana de continuar con otras agresiones cuando la verdad y la justicia se siguen abriendo camino.

     

      

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