LAS BODEGAS.
Eso era la bodega, sin lagar, estaba detrás de las monjas, de mi abuela Ana.
Los muchachos habíamos hecho "resbalines"; o sea: toboganes sobre la tierra. ¡Cuántas suelas de calzado y culeras de pantalones no quedaron en ellos..!
LAS DE LA SOSA.
Ahí estaba el núcleo más importante de bodegas del pueblo, detrás del castillo, a la izquierda del Camino de Berrabueyes, y a la derecha de la senda de "Las Putas". Por entre ellas discurría un camino del que sólo queda el comienzo, hasta los tres restos de bodegas que desde él se accede. Casi todo aquel terreno fue ocupado por la cerámica.
Ese es el hermoso lagar de la familia Cañibano. La bodega está hundida. Aunque arroñado el tejado, las paredes, tan sólidas y relativamente modernas, se mantienen en pie. En las bodegas más antiguas, la mayoría, el lagar estaba abajo. Se tiraban las uvas por una zarcera, que daba a la lagareta. El mosto iba a un pilo y de allí, a calderos, lo iban echando en las cubas, lo cual daba un enorme trabajo. En estos lagares sobre el terreno, el mosto por un canal, iba, por su peso hasta las cubas. ¡Cuántos majuelos no tendrían para un lagar así de grande..!
Ese es el único lagar, conservado y en pie, de las bodegas de la Sosa. Está, en el mismo camino, cerca del anterior. Perteneció a la familia de "Ramoninche", a quien se lo compró Enrique Blanco, el del "Riesgo". Durante años compró uvas y llenaba las cubas. Aunque la bodega, desde que picaron el pozo para el pueblo, tan cerca, se llenó de agua y arroñó, los hijos de Enrique y Concha, lo mantienen en pie.
Más restos de las bodegas de la Sosa.
Eso es un trozo del solar donde estaban las bodegas de la Fuente. Era un grupo, a la izquierda del camino de la Fuente, y una a la derecha, de Conchita "Piteras", como de doce o catorce bodegas. Recuerdo la de Monsifú, Caitanines, Venancio, los Chicharros, la de Dario, la más lujosa, con lagar arriba (convertido en cuadra, luego almacén, y reparado), se conserva. Saqué el último orujo de la mayoría de ellas. Era uno de los lugares de los juegos infantiles de los muchachos de Santa María y la carretera. Entre ellas quedó el cuerpo asesinado de "Kilómetro".
Todas las cubas, vigas, "piensos", como en las de la Sosa, allí yacen sepultados.
Las dos solitarias.
Esas fotos son de la bodega "NUESTRA". Se la vendí por 22.000 pts. en el año 1971, a Teodoro Gil, hijo de "Beninín". Hacía ya cinco años que habíamos "escepao" los majuelos. Los muchachos de San Pedro, a nidos, me destrozaban el tejado todos los años. Con ese dinero compré un "peine", "Jolpa", para segar con el Barreriros de 37 CV., la alfalfa, la nuestra y la de otros. Ese fue el comienzo de tantas siegas y empaques posteriores. El hilerador me lo dejaba Luis "el Currero", pero tenía que hilerar lo suyo y lo mío.
Los hijos de Beninín se han gastado dinero y conservan, tanto la nuestra como la de "la Viuda", que compraron un poco después y se ve a la derecha.
Además había lastras, bodegones, incluso bodegas en bastantes casas del pueblo. Había algunos pequeños lagares sueltos por el pueblo, sin bodega, lo cual quiere decir que había bodegas sin lagar. Transportaban en pellejos, acuestas, el mosto desde ellos a los carrales, que no cubas, de las pequeñas bodegas sin lagar. Pared medianera con nuestra casa estaba un hermoso lagar, "moderno", construido en 1911 por Eloy Prieto, su marido, en casa de la señora Petra: viga grande, recta, hermosa; pienso de gran tamaño, uso bien ensebado; "virgen", pejos, "marranos"; rueda, hermosa jaula. Apenas si lo conocí usar de niño. Total para un bodegón lastra debajo de la cocina, con una cuba de doscientos cántaros, tanto lagar... Pisarían para otras bodegas y levarían el mosto con carrales en el carro.
OTROS RESTOS DEL PASADO.
Esto es la cochera, único edificio sobreviviente de la fábrica de harinas. Lo construyeron para guardar en primitivo camión que no conocí.
El molino eléctrico de Vidal Arranz. Cuando en casi todas las casas había marranos, luego, más tarde, en muchas vacas, no paraba de moler. Tenía, incluso, un empleado molinero a sueldo, Benito, que era de Villamayor. marido de Olvido, una de las Cocas, segundo apellido.
Como Vidal tenía también la concesión de la luz eléctrica, allí, donde se ve la hierba, había siempre postes de madera de repuesto. Apilábamos unos cuantos, sobre ellos uno transversal que era un columpio ("columbio") perfecto. Nos montábamos tres o cuatro en cada extremo. Lo dífícil era mantener el equilibrio. Creo algún brazo se rompió en aquellas emociones.
Aunque todo esto vaya quedando muy lejos, como vivo aferrado a los recuerdos, quiero compartirlo con ustedes, los más jóvenes y los menos.
2 comentarios:
En la bodega de tu abuela Ana, que es mi bisabuela, hicimos peña por San Roque de los años 90, 91 y 92. Pablo me dio permiso. Ufff, lo que trabajamos en poner un poco de orden a todo aquello. Hacia frío, mucho frío por las noches dentro de la "peña". Había mucha humedad,hasta que un año el agua nos echo. Se inundó la bodega por el agua de las lluvias, o por agua venida de alguna avería que fue a parar a lo "bajo". Sería por la edad, pero fueron unos San Roques cojonudos. Recuerdo que alguna gente de ciudad, flipaba cuando salíamos camino del Toro del Alba, "joder, pero si hemos estado bajo tierra". Era todo oscuridad, por el camino, hasta que llevábamos a la peña de noche, algún accidente hubo por culpa de no haber luz y por culpa de no beber agua en unos dias. La luz nos la daba la familia Citos, siempre tan buenos y atentos con todos. Después aquello quedó allí, nos dio miedo un derrumbe, y emigramos a otro local.
Pendientes de moderación
Txina Villalpando ha comentado "RESTOS DEL PASADO."
2 ene 2021
En la bodega de tu abuela Ana, que es mi bisabuela, hicimos peña por San Roque de los años 90, 91 y 92. Pablo me dio permiso. Ufff, lo que trabajamos en poner un poco de orden a todo aquello. Hacia frío, mucho frío por las noches dentro de la "peña". Había mucha humedad,hasta que un año el agua nos echo. Se inundó la bodega por el agua de las lluvias, o por agua venida de alguna avería que fue a parar a lo "bajo". Sería por la edad, pero fueron unos San Roques cojonudos. Recuerdo que alguna gente de ciudad, flipaba cuando salíamos camino del Toro del Alba, "joder, pero si hemos estado bajo tierra". Era todo oscuridad, por el camino, hasta que llevábamos a la peña de noche, algún accidente hubo por culpa de no haber luz y por culpa de no beber agua en unos dias. La luz nos la daba la familia Citos, siempre tan buenos y atentos con todos. Después aquello quedó allí, nos dio miedo un derrumbe, y emigramos a otro local.
Pendientes de moderación
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