miércoles, 8 de enero de 2020

LA INVESTIDURA.




                                RIGOR Y CORDURA. ¡POR FAVOR!

He escuchado con atención, integras, mientras pelaba y cascaba almendras, casi todas las intervenciones del debate de investidura.
Huyendo, como siempre, del sectarismo reflexiono sobre lo sucedido. Lo primero, aunque sea una obviedad, es resaltar el clima de crispación, de enfrentamiento, de polarización, entre las “izquierdas” y las “derechas”. Estos términos guerra civilistas nos retrotraen al parlamento, a la sociedad española durante los años de la II República. Todavía, hasta no hace muchos, en la fachada de la casa de Paquito Morales en la calle Zarandona, se distinguía una pintada con gruesa letra negra que decía: “Votad a las derechas”. El lema de éstas era: “Dios, Patria, Orden, Familia,  Trabajo y Propiedad”.
Los de izquierdas, socialistas, comunistas y anarquistas, todos con sedes, afiliación, cuotas, reglamentos (existían otras dos izquierdas más moderadas, la de Azaña y la de Marcelino Domingo, aparte de los muchos partidos regionalistas) en nuestra villa, cada primero de mayo salían a las calles cantando: -“Levántate obrero / pronto y con valor / que de estrella a la aurora / la revolución”. ¡Abajo el capital / con su explotación / y arriba los obreros / todos en unión. Omito el resto de estrofas.
En mis libros, en artículos en esta bitácora,  he contado el clima de crispación que, ya desde el XIX, y sobre todo, a partir de las revueltas campesinas de 1904, se vivía en éste, en todos los pueblos, en aquella España rural. Insisto, porque a muchos se les olvida y no lo quieren aceptar: la guerra civil fue consecuencia de la pobreza y de la injusticia en la nación. Había poco y encima estaba mal repartido. Dos ideologías, dos intereses contra puestos, chocaban frontalmente. Y los moderados, los centristas, no pudieron solucionarlo. No pudieron llevar a cabo las reformas que España necesitaba. Se les escapó la situación por los dos extremos. Las izquierdas, en octubre de 1934, con un gobierno de centro derecha, intentaron la huelga revolucionaria, que sólo se llevó a cabo en Asturias. 
En Madrid, en Barcelona en…, hasta en Zamora, andaban  a tiros  las juventudes de Acción Popular (los de las camisas blancas, quienes luego se juntarían con los de las camisas azules) contra comunistas, socialistas más radicales y anarquistas. Pero si hasta en Villalpando hubo un crimen en junio del 34… El crimen político llegó hasta el extremo de asesinar, en “ajuste de cuentas”, por lo de Castillo, al líder de la oposición don José Calvo Sotelo, asesinato cometido por Guardias de Asalto gubernamentales.
En la transición desapareció el lenguaje guerra civilista de izquierdas y derechas. Todos los de derechas se hicieron centristas  de UCD o de Alianza Popular, y Felipe González se llevó casi toda la tajada de la izquierda. Se empleaba con más orgullo, fardaba más decirse socialista que izquierdista. Los comunistas empezaron a llamarse euro comunistas, intentando alejarse del marxismo y de la URSS. Y nadie se declaraba de derechas, daba como vergüenza. Y cuando se empleaba el término izquierda, se decía en singular: “la izquierda”,  pues en realidad Felipe González aglutinó, domesticó y llevó hacia la social democracia a casi toda la “rojería”. ¡Cómo los engañó con lo de la OTAN!. (Empleo el término coloquial sin ánimo de ofensa y para entendernos).
Pues bien: la corrupción y la crisis dieron lugar a la eclosión de Podemos, vigoroso partido de izquierdas, a quien, por eso de la regeneración, saludé con entusiasmo. Luego disentí de sus postulados neo comunistas.
En Cataluña surgió un partido centrista que recogería el numeroso voto moderado no independentista, con la regeneración y la unidad de España como bandera. Me apunté echando chispas. Llegamos a los 57 Diputados en abril. ¡Qué pena lo de Albertito! ¡La que ahora se ha liado!  Con Inesita he recobrado la esperanza. Para mí ha sido lo mejor del debate.
Y por si fuéramos pocos, la vieja abuela de la derecha “por cojones”,  durmiente en el Partido Popular, ante el independentismo que quiere romper a España, y ante un renacer del sectarismo de izquierdas,  también durmiente en el PSOE, parió a VOX. Si a ello unimos los independentistas de extrema izquierda, Bildu y la CUP, más regionalistas de derechas, pues ya tenemos de nuevo IZQUIERDAS Y DERECHAS. Me tranquiliza que el resultado de la TRANSICIÓN es irreversible. Y que, gracias a los honestos, ya no quedan niños yunteros, ni apañiles de sol a sol a una cincuenta, ni los alimentados con “sangre de cebolla”, ni viejicas a por la comida en Auxilio Social.
¡La Transición! ¡Qué forma más torticera de utilizarla en el debate! Ahora resulta que según Sánchez, quien está de acuerdo con la misma y la elogia, fue mérito  un poco de Suárez, UCD, y todo lo demás de ellos, de la izquierda, de Felipe González y de Carrillo.
Lo triste es escuchar a un anacrónico extremo izquierdismo independentista, Bildu y la CUP, abominar de la misma, y de esta Constitución, y de esta democracia, y de esta monarquía constitucional, porque todo esto “es la herencia de una dictadura sangrienta y atroz”. Da pena. Estos deben ser los retoños de una minoría rabiosa que en los años setenta prefería la ruptura. Cuatro monos. Con las pocas ganas de guerra que teníamos los españoles del “seiscientos”, la Lola Flores y El Cordobés.
Si se ha de señalar una cabeza, la primera y más importante, en que estaba la idea de la Transición, es la de TORCUATO FERNÁNDEZ MIRANDA, mentor de Juan Carlos, Ministro Secretario General del Movimiento. La transición nació dentro del régimen, con fuertes tensiones del sector más ultra. Felipe se apuntó rápido. No era un proletario, sino un Abogado hijo de familia de clase media, que pudo pagarle los estudios. Y Carrillo también se apuntó porque se dio cuenta que a la muerte de Franco no se tiraron las masas a  la calle contra el Rey ni contra el Ejército.
¿Y del nuevo gobierno, qué? Pues espero que los de Podemos, al pisar moqueta, al haber ingresado en la cofradía de “la casta” (cómo para no, con el casoplón) se olviden de Hugo Chaves, de Maduro, de Evo Morales; de su republicanismo con el consiguiente referéndum; y de que las medidas sociales se tomen sobre la base de lo justo, de lo posible. Ese vivir “sentados en un queso y mordiendo en el otro” creo es imposible. A ver si son valientes y se atreven, en pueblos y ciudades,  a hincar el diente a la especulación mobiliaria.
A Sánchez, después de sacado Franco de Cuelgamuros, le diría que se olvide de ese revisionismo histórico sectario que, por reacción, puede engrosar más las filas de VOX. He rescatado del olvido a “todas” las víctimas de la guerra civil en mi pueblo. Comparto la conferencia de J. Álvarez Junco con motivo del homenaje a los fusilados, se resumía en una palabra: CONCORDIA.
Durante la dictadura se nos intentaba adoctrinar con los crímenes de los rojos, que eran los malos. Ahora resulta que los malos y los criminales fueron Franco y los suyos. Y así se intenta promocionar con lo de la Ley de la Memoria Histórica.  
¡Vivir para ver!, ¡qué paradoja!: correligionarios, amigos, afines de los criminales y torturadores franquistas, aunque sea por consumación biológica, ya no quedan. Sí, en cambio, hay entre nosotros, incluso han llegado a los Parlamentos, autores,  afines,  conniventes de unos asesinos, extorsionadores, torturadores  mucho más recientes, mucho más modernos, a los que todos sufrimos, los de ETA. Al llegar la democracia se les amnistió, pero siguieron matando, y con mucha más saña. Hasta la pusieron en peligro. ¿Cuál fue si no la motivación principal del intento de golpe de estado de Armada, Milans del Bosch y Tejero? Pero éstos tienen bula. En Zamora, por ej., se ha suprimido del callejero a Carlos Pinilla, de quien crimen alguno se conoce, y fue elegido parlamentario en la democracia, que aceptaba. Ahora, a los asesinos etarras,  cuando salen de la cárcel, puede que antes de la cuenta, se les organizan homenajes, dedican calles o espacios públicos. Y, encima a los de su partido, les pagamos sueldo entre todos los españoles, y encima su ideario es una Euskalerría comunista independiente, y encima insultan al Rey…¿No sería más conveniente una Memoria Histórica de sus víctimas?
¡No, no se me olvida!: Pablo Casado estuvo, aunque duro, razonador. Ahora el PP necesita regenerarse del todo, hasta en el último rincón, incluido este pueblo.
Y a Pedro Sánchez, si consigue, aunque sólo sea abrir, el camino para un entendimiento con los independentistas (“a quienes España les importa un comino”) catalanes, habríamos de hacerle una estatua.
Lo peor sería que esa crispación vista en el parlamento se traslade a la calle. Que la moderación, la razón, el sentido común se impongan. ¡Qué peligro los ismos productores de ceguera!: comunismo, nacionalismo; fanatismo en suma, como el de los de Bildu, incapaces de reprobar el crimen de inocentes.
Pienso que en esta polarización del espacio político el partido que nació con vocación de centro, Ciudadanos, ha de jugar importante papel. Para mí, y se lo he oído a más gentes, la mejor “Inés, Inés, Inesita, Inés”. / Tres hojitas verdes tiene el arbolé, / Inés,..  




                                                                                                          




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