RIGOR Y
CORDURA. ¡POR FAVOR!
He escuchado
con atención, integras, mientras pelaba y cascaba almendras, casi todas las
intervenciones del debate de investidura.
Huyendo, como
siempre, del sectarismo reflexiono sobre lo sucedido. Lo primero, aunque sea
una obviedad, es resaltar el clima de crispación, de enfrentamiento, de
polarización, entre las “izquierdas”
y las “derechas”. Estos términos
guerra civilistas nos retrotraen al parlamento, a la sociedad española durante
los años de la II República. Todavía, hasta no hace muchos, en la fachada de la
casa de Paquito Morales en la calle Zarandona, se distinguía una pintada con
gruesa letra negra que decía: “Votad a las derechas”. El lema de éstas era:
“Dios, Patria, Orden, Familia, Trabajo y Propiedad”.
Los de
izquierdas, socialistas, comunistas y anarquistas, todos con sedes, afiliación,
cuotas, reglamentos (existían otras dos izquierdas más moderadas, la de Azaña y
la de Marcelino Domingo, aparte de los muchos partidos regionalistas) en
nuestra villa, cada primero de mayo salían a las calles cantando: -“Levántate obrero / pronto y con valor /
que de estrella a la aurora / la revolución”. ¡Abajo el capital / con su
explotación / y arriba los obreros / todos en unión. Omito el resto de
estrofas.
En mis libros,
en artículos en esta bitácora, he
contado el clima de crispación que, ya desde el XIX, y sobre todo, a partir de
las revueltas campesinas de 1904, se vivía en éste, en todos los pueblos, en
aquella España rural. Insisto, porque a muchos se les olvida y no lo quieren
aceptar: la guerra civil fue consecuencia de la pobreza y de la injusticia en
la nación. Había poco y encima estaba mal repartido. Dos ideologías, dos
intereses contra puestos, chocaban frontalmente. Y los moderados, los
centristas, no pudieron solucionarlo. No pudieron llevar a cabo las reformas
que España necesitaba. Se les escapó la situación por los dos extremos. Las
izquierdas, en octubre de 1934, con un gobierno de centro derecha, intentaron
la huelga revolucionaria, que sólo se llevó a cabo en Asturias.
En Madrid, en
Barcelona en…, hasta en Zamora, andaban
a tiros las juventudes de Acción
Popular (los de las camisas blancas, quienes luego se juntarían con los de las
camisas azules) contra comunistas, socialistas más radicales y anarquistas.
Pero si hasta en Villalpando hubo un crimen en junio del 34… El crimen político
llegó hasta el extremo de asesinar, en “ajuste de cuentas”, por lo de Castillo,
al líder de la oposición don José Calvo Sotelo, asesinato cometido por Guardias
de Asalto gubernamentales.
En la
transición desapareció el lenguaje guerra civilista de izquierdas y derechas.
Todos los de derechas se hicieron centristas
de UCD o de Alianza Popular, y Felipe González se llevó casi toda la
tajada de la izquierda. Se empleaba con más orgullo, fardaba más decirse
socialista que izquierdista. Los comunistas empezaron a llamarse euro
comunistas, intentando alejarse del marxismo y de la URSS. Y nadie se declaraba
de derechas, daba como vergüenza. Y cuando se empleaba el término izquierda, se
decía en singular: “la izquierda”, pues
en realidad Felipe González aglutinó, domesticó y llevó hacia la social
democracia a casi toda la “rojería”. ¡Cómo los engañó con lo de la OTAN!.
(Empleo el término coloquial sin ánimo de ofensa y para entendernos).
Pues bien: la
corrupción y la crisis dieron lugar a la eclosión de Podemos, vigoroso partido
de izquierdas, a quien, por eso de la regeneración, saludé con entusiasmo.
Luego disentí de sus postulados neo comunistas.
En Cataluña
surgió un partido centrista que recogería el numeroso voto moderado no
independentista, con la regeneración y la unidad de España como bandera. Me
apunté echando chispas. Llegamos a los 57 Diputados en abril. ¡Qué pena lo de
Albertito! ¡La que ahora se ha liado! Con Inesita he recobrado la esperanza. Para mí
ha sido lo mejor del debate.
Y por si
fuéramos pocos, la vieja abuela de la derecha “por cojones”, durmiente en el Partido Popular, ante el
independentismo que quiere romper a España, y ante un renacer del sectarismo de
izquierdas, también durmiente en el
PSOE, parió a VOX. Si a ello unimos los independentistas de extrema izquierda,
Bildu y la CUP, más regionalistas de derechas, pues ya tenemos de nuevo
IZQUIERDAS Y DERECHAS. Me tranquiliza que el resultado de la TRANSICIÓN es
irreversible. Y que, gracias a los honestos, ya no quedan niños yunteros, ni
apañiles de sol a sol a una cincuenta, ni los alimentados con “sangre de
cebolla”, ni viejicas a por la comida en Auxilio Social.
¡La Transición!
¡Qué forma más torticera de utilizarla en el debate! Ahora resulta que según
Sánchez, quien está de acuerdo con la misma y la elogia, fue mérito un poco de Suárez, UCD, y todo lo demás de
ellos, de la izquierda, de Felipe González y de Carrillo.
Lo triste es
escuchar a un anacrónico extremo izquierdismo independentista, Bildu y la CUP,
abominar de la misma, y de esta Constitución, y de esta democracia, y de esta
monarquía constitucional, porque todo esto “es
la herencia de una dictadura sangrienta y atroz”. Da pena. Estos deben ser
los retoños de una minoría rabiosa que en los años setenta prefería la ruptura.
Cuatro monos. Con las pocas ganas de guerra que teníamos los españoles del
“seiscientos”, la Lola Flores y El Cordobés.
Si se ha de
señalar una cabeza, la primera y más importante, en que estaba la idea de la
Transición, es la de TORCUATO FERNÁNDEZ MIRANDA, mentor de Juan Carlos,
Ministro Secretario General del Movimiento. La transición nació dentro del
régimen, con fuertes tensiones del sector más ultra. Felipe se apuntó rápido.
No era un proletario, sino un Abogado hijo de familia de clase media, que pudo
pagarle los estudios. Y Carrillo también se apuntó porque se dio cuenta que a
la muerte de Franco no se tiraron las masas a
la calle contra el Rey ni contra el Ejército.
¿Y del nuevo
gobierno, qué? Pues espero que los de Podemos, al pisar moqueta, al haber
ingresado en la cofradía de “la casta” (cómo para no, con el casoplón) se
olviden de Hugo Chaves, de Maduro, de Evo Morales; de su republicanismo con el
consiguiente referéndum; y de que las medidas sociales se tomen sobre la base
de lo justo, de lo posible. Ese vivir “sentados en un queso y mordiendo en el
otro” creo es imposible. A ver si son valientes y se atreven, en pueblos y
ciudades, a hincar el diente a la
especulación mobiliaria.
A Sánchez,
después de sacado Franco de Cuelgamuros, le diría que se olvide de ese
revisionismo histórico sectario que, por reacción, puede engrosar más las filas
de VOX. He rescatado del olvido a “todas” las víctimas de la guerra civil en mi
pueblo. Comparto la conferencia de J. Álvarez Junco con motivo del homenaje a
los fusilados, se resumía en una palabra: CONCORDIA.
Durante la
dictadura se nos intentaba adoctrinar con los crímenes de los rojos, que eran
los malos. Ahora resulta que los malos y los criminales fueron Franco y los
suyos. Y así se intenta promocionar con lo de la Ley de la Memoria Histórica.
¡Vivir para
ver!, ¡qué paradoja!: correligionarios, amigos, afines de los criminales y
torturadores franquistas, aunque sea por consumación biológica, ya no quedan.
Sí, en cambio, hay entre nosotros, incluso han llegado a los Parlamentos, autores, afines, conniventes de unos asesinos, extorsionadores,
torturadores mucho más recientes, mucho
más modernos, a los que todos sufrimos, los de ETA. Al llegar la democracia se les amnistió,
pero siguieron matando, y con mucha más saña. Hasta la pusieron en peligro.
¿Cuál fue si no la motivación principal del intento de golpe de estado de
Armada, Milans del Bosch y Tejero? Pero éstos tienen bula. En Zamora, por ej.,
se ha suprimido del callejero a Carlos Pinilla, de quien crimen alguno se
conoce, y fue elegido parlamentario en la democracia, que aceptaba. Ahora, a
los asesinos etarras, cuando salen de la
cárcel, puede que antes de la cuenta, se les organizan homenajes, dedican
calles o espacios públicos. Y, encima a los de su partido, les pagamos sueldo
entre todos los españoles, y encima su ideario es una Euskalerría comunista independiente, y encima insultan al Rey…¿No sería más conveniente una Memoria Histórica de sus víctimas?
¡No, no se me
olvida!: Pablo Casado estuvo, aunque duro, razonador. Ahora el PP necesita
regenerarse del todo, hasta en el último rincón, incluido este pueblo.
Y a Pedro
Sánchez, si consigue, aunque sólo sea abrir, el camino para un entendimiento
con los independentistas (“a quienes España les importa un comino”) catalanes,
habríamos de hacerle una estatua.
Lo peor sería
que esa crispación vista en el parlamento se traslade a la calle. Que la
moderación, la razón, el sentido común se impongan. ¡Qué peligro los ismos
productores de ceguera!: comunismo, nacionalismo; fanatismo en suma, como el de
los de Bildu, incapaces de reprobar el crimen de inocentes.
Pienso que en
esta polarización del espacio político el partido que nació con vocación de
centro, Ciudadanos, ha de jugar importante papel. Para mí, y se lo he oído a
más gentes, la mejor “Inés, Inés, Inesita, Inés”. / Tres hojitas verdes tiene
el arbolé, / Inés,..
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