miércoles, 25 de septiembre de 2019

LA RECIENTE HISTORIA DE ESPAÑA SIN TERGIVERSAR.





LA RECIENTE HISTORIA DE ESPAÑA, SIN

Se puede ver, por ej., el reinado de los Reyes Católicos, de Felipe II, o de Recaredo de una forma o de otra, pero la guerra civil española, tan próxima, de la que todavía queda algún superviviente combatiente, mi vecino Guadillo y mi tía Lola, por ej., y otros que la recuerdan de niños; de la que todavía quedamos millones de españoles hijos de combatientes en uno y el otro bando, y que conocemos lo sucedido de primera mano, es una insensatez intentar reescribirla desde un renacido sectarismo de extrema izquierda.

En mi caso, además de llevar el nombre de un tío que murió en el frente, me crié, hasta los 21 años, con esa abuela a quien le habían matado a un hijo en la guerra. No me importa repetirlo: mi abuelo fue fundador y Presidente del PRRS, mi padre se salvó del paredón huyendo a Zamora. Tengo infinidad de testimonios directos de unos y de otros. He rebuscado en archivos y hemerotecas para escribir mis dos libros sobre el conflicto. He asistido a un seminario de tres días sobre el tema, en el que leí una ponencia. He discutido con el historiador Ángel Viñas; a los 18 años leí el primer libro sobre el tema “Los Cipreses creen en Dios” de José María Gironella. Desde entonces ni sé la de libros, de historia y novelas, sobre el mismo. De ellos el más imparcial el de Juan Eslava Galán: “Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie”. Y, por si fuera poco, ahora entro en Wikipedia con frecuencia. No le vendría nada mal a tanto sectario informarse en esta gran enciclopedia.

¡Al consonante!: Al comenzar el siglo XX los males de España venían de muy lejos. Se pudo enderezar la situación si la semilla de la “Pepa”, Cortes de Cádiz, 1812, hubiera fructificado, pero regresó el felón Fernando VII, y la arrancó de cuajo.

En el XIX se dieron cita todos los desatinos habidos y de por haber, a pesar de lo cual, dada la alta natalidad, el aumento demográfico fue considerable. Comenzamos el XX, en un país netamente agrario, en el que la posesión de la tierra lo era todo, lleno de pobreza y de injusticias: había poco y, encima, estaba mal repartido.

La diferencia de clases sociales, que aún conocí, era abismal: los jornaleros, cuando el trabajo era duro, esclavo, embrutecedor, a cambio de éste, poco recibían. El jornal, cuando trabajaban, y se acabó. Ni una sola prestación social. Lo del seguro de desempleo, sanidad, educación, solo estaba en los sueños de los idealistas. En cambio los señoritos (escasos por cierto) disfrutaban de buenas casas, comida, vestido…, vicios, de todo lo que entonces había. Ello sin trabajar.

En el centro había una numerosa clase media de labradores pequeños y medianos propietarios y arrendatarios, trabajadores autónomos, quienes en la recolección también empleaban algún asalariado, si no eran gente bastante en casa. A ella también pertenecían artesanos, comerciantes, pastores,…

En aquel caldo de cultivo, y el de la revolución industrial en los países más desarrollados, ya en el XIX y comienzos del XX, comenzaron a prender las doctrinas de Marx, Engels, Trosky, Lenin; Charles Fourier, Proudhon, Warron,… incitando a la rebelión, a la lucha de clases, a la revolución, a lo de “dar la vuelta a la tortilla”.

No podemos olvidar que ya en 1870 unos extremistas, no se sabe si de derechas o izquierdas, (entonces aún no se utilizaban estas palabras) asesinaron al Presidente del Consejo de Ministros, General Prim. Un liberal valioso y bien intencionado.
En la procesión del Corpus, Barcelona 1896, una bomba mata a doce personas, hiere a 35. La represión se cebó con los anarquistas: cuatrocientos fueron detenidos y encarcelados en el castillo de Montjuic, 87 juzgados, no sé cuántos fusilados.

En el verano de 1897, un anarquista italiano, se carga al Presidente del Gobierno, don Antonio Cánovas del Castillo, un gran estadista autor de la restauración monárquica en la persona del joven rey Alfonso XII.

En 1912, otro atentado anarquista, acaba con la vida del Presidente José Canalejas. En el 21 es Eduardo Dato, un liberal regeneracionista, el asesinado. Alfonso XIII y Mª Victoria Eugenia, se libraron de chiripa el día de su boda.

El asesinato de estos dos Presidente, personas liberales, honestas, dispuestos a llevar a cabo las reformas que la nación estaba necesitando, fueron un palo para la Monarquía de Alfonso XIII, que tampoco se pudo enderezar con la Dictadura, apoyada en principio por el PSOE, de Miguel Primo de Rivera.

Todo lo anterior son brochazos gruesos para bosquejar aquel cuadro, en el que faltan la “Semana Trágica” de Barcelona, el conflicto colonial y con Marruecos, etc.

Como quien ve su villa, ve Sevilla, les recomiendo lean las “Revueltas Campesinas en Tierra de Campos” en 1904. Está en la “Otra Historia de la Villa”. Fue un estallido social, el primero, de tal magnitud, que llegó a preocupar y ocupar al gobierno de la nación. Los jornaleros (segadores, agosteros, cavadores de majuelos, vendimiadoras, algarroberas..) a las puertas del verano, se declararon en huelga. Si ustedes leen lo que ganaban, lo que valía un jornal de sol a sol, y el precio de los alimentos, en qué casuchas vivían y cómo vestían, entenderán la hartura de aquellas pobres gentes. Lo malo era que tampoco los pequeños y medianos patronos podían pagar mucho más, puesto que había crisis en el mercado del trigo, única, con el vino, fuente de ingresos. Los demás cultivos: cebada, garbanzos, titos, muelas, algarrobas; ovejas muertas o viejas, sebo, (el tocino era un lujo, valia un kilo lo que un jornal) eran para la pura subsistencia.

El trabajo en los majuelos, cuando ya la filoxera había arrasado los viñedos franceses, y hasta que llegó a los nuestros, mejoró un poco la situación de los braceros; otra época un poco más bonancible fue durante la primera guerra mundial, y en los primeros años de la dictadura de Primo Rivera; pero ese cuadro que nos pinta Álvarez Buylla en su andanza por estas tierras a principios del siglo XX, fue el que, larvado al principio, originó los conflictos sociales conducentes a la guerra civil.

Los huelguistas de 1904 no admitían injerencias políticas de partidos, alegando que su motivación era económica, de pura justicia pero ese mismo año ya se celebra en la villa el Primer Congreso Agrícola Socialista. Con frases durísimas, el ponente, Sr. Wamba, combatió la mala alimentación que se les da a los obreros del campo. Aboga por la lucha de clases, que son dos: “los que no trabajan porque lo poseen todo, mientras que el que produce todo se muere de hambre”.

Ya no tenemos más noticias del socialismo en Villalpando hasta el año 1920 en que se funda la Agrupación Socialista.

Como la situación económico social en España iba de mal en peor, en el republicanismo, que venía de muy atrás, (ya hubo una primera república en 1868 que no sé si duró dos años), volvieron a poner sus esperanzas las mentes más avanzadas del país. En acabar con la Monarquía y echar a Alfonso XIII, creyeron estaba la solución. Convocados por un republicano vasco, cuyo nombre no recuerdo, y en su casa se reúnen el día 17 de agosto de 1930, los siguientes:
Alejandro Lerroux, un republicano burgués, político profesional a quien podemos definir de “centro”.
Manuel Azaña, un demócrata, no revolucionario, de centro izquierda.
Por el Partido Republicano Radical Socialista, de ideología muy parecida a la de Azaña, asisten: su fundador, Marcelino Domingo; Álvaro Albornoz y Ángel Galarza. Éste era zamorano. Dio un mitin en la panera de la “señá” Petra, C/ Miraflores, en el que actúo de telonero mi abuelo Goyo.
Por la Derecha Liberal Republicana (sí, también había republicanos de derechas): don Niceto Alcalá Zamora (católico conservador y que había sido ministro de Alfonso XIII, pasado al republicanismo), y Miguel Maura Gamazo, de tradicional familia conservadora.
Asistieron también tres catalanes, de la “Esquerra”, y un gallego
A título personal, sin representar a partido político alguno, asistieron: Indalecio Prieto, un hermano de don José Ortega y Gasset, en representación de éste. Don Gregorio Marañón mandó una nota de adhesión.

Un poco más tarde, de forma oficial, se une a este grupo el PSOE.
¡Bien!. Primer equívoco que se ha instalado en la ciudadanía: “los republicanos eran todos demócratas y todos de izquierdas”. Demócratas sí, pero todos de izquierdas no, ya lo ven, predominaban los centristas. Y tanta fuerza tenía el centro derecha de don Niceto y Maura, como el centro izquierda de mi abuelo, Azaña e Indalecio Prieto.

Los dos partidos de izquierdas más radicales, poderosos y activos, Comunistas y Anarquistas, que estaban por la revolución, no aceptaron aquella república democrática y burguesa. El PCE no participó en las primeras elecciones, las del año 31, y la FAI-CNT, ni en las del 31, ni en las del 33. Sí en las del 36, formando parte del Frente Popular.

Estas fuerzas del Pacto de San Sebastián concurrieron juntas a las primeras elecciones generales de la República, 28 de Junio de 1931. Sus diferencias ideológicas no eran tan grandes, y les unía el nexo del republicanismo: la defensa de la república LIBERAL DEMOCRÁTICA, que acabara con los vicios del antiguo régimen.
Esta CONJUNCIÓN REPUBLICANO SOCIALISTA obtuvo en Villalpando el 73% de los votos. Y así en el resto de España. Está claro que muchas gentes de la derecha más moderada les votó.

Las buenas intenciones de este gobierno, presidido por don Manual Azaña chocaron con una situación económica mundial adversa, con las exigencias obreristas en la “reforma agraria”, con la defensa de sus intereses por parte de la derecha, con la oposición de la, entonces poderosa, iglesia católica, ( en esta villa había seis curas, unas treinta monjas, seis misas diarias, montones de bodas, bautizos, entierros, novenas, sermones, procesiones..., todo religioso) contra la que se había mostrado beligerante la Constitución Republicana… Se inicia así el periodo más convulso de nuestra historia: huelgas, enfrentamientos, crispación social… Y, por si fuera poco, los sucesos de “Casas Viejas”, en los que “las fuerzas del orden”, ordenadas por el Gobierno de Azaña, reprimieron con dureza la sublevación comandada por el anarquista “Seisdedos”. Hubo unos cuantos muertos por ambos bandos.
Al Presidente de la República, don Niceto Alcalá Zamora, no le queda más remedio que cesar a don Manuel y convocar nuevas elecciones. Se celebran el 19 de noviembre de 1933.

Disuelta la Conjunción R.S., repuestas las derechas del sopetón del advenimiento inesperado de la República, se reorganizaron, unieron y formaron la COALICIÓN ANTIMARXISTA, integrada por el Partido Agrario, Acción Popular y otros partidos regionalistas menores de derechas, quienes unidos tomaron el nombre de la CEDA, liderada por Gil Robles.

Votan por primera vez las mujeres, miles de monjas de clausura salen por primera vez de sus conventos para botar, si bien, como los hombres, mayores de 23 años. Gana el centro derecha. Alcalá Zamora encarga de formar gobierno al centrista don Alejandro Lerroux, quien lo consigue apoyado por la CEDA.

Si en el anterior gobierno con predominio de las izquierdas moderadas, hubo no sé cuántas crisis y convulsión social, en este de centro derecha, ni les cuento. Para empezar los anarquistas, que habían intentado boicotear las elecciones, se sublevaron en Cataluña. Aquello se saldó con no sé cuántos muertos y heridos. La convocatoria de la huelga general revolucionaria por parte de la UGT, en octubre del 34, mecha que prendió en Asturias, aperitivo en muertos y horrores, de la guerra próxima…

Si al periodo del gobierno de Azaña se le llamo el bienio reformista, a este de Lerroux-CEDA, se le llamó el bienio negro.

Nuevas elecciones adelantadas. Tres en cinco años, cuarenta y seis crisis de gobierno, veintitantos grupos políticos distintos en el parlamento. El 16 de Febrero de 1936 se celebran estas terceras. En esta ocasión se reagrupan todos los partidos de izquierdas, incluidos Comunistas y Anarquistas, formando una coalición a la que denominan: “Frente Popular”. Ganan las elecciones. La guerra civil estaba servida.

Así que se forma nuevo gobierno, presidido de nuevo por don Manual Azaña, que duró dos meses, una de sus primeras medidas es suprimir los ayuntamientos democráticos de derechas y sustituirlos por Gestoras de Izquierdas nombradas a dedo. Al menos eso ocurrió con el de Villalpando. ("La otra historia de la Villa").

Desde el 13 de marzo de 1936 hasta el 18 de julio del mismo año, celebraron diecinueve plenos. En sus actas se refleja el estado de necesidad y de crispación existente en el pueblo. Dedican horas y viajes a intentar solucionar el paro obrero, a solucionar inminentes situaciones de indigencia en enfermos pobres, comprándoles leche, por ej.,; pero también se excedieron en autoritarismo, imponiendo montones de multas: a padres de niños por cortar flores en el paseo, por “hacer aguas mayores”, por romper una bombilla..; por pastar con ovejas, bueyes, vaca, yegüa, chivos… en regatos y baldíos hay un montón de multas.

Expulsan de su colegio a las Hermanas de la Caridad, quienes han de mudarse a la calle del Condado, y las exigen reparen los desperfectos en el edificio, de propiedad municipal, en la Plaza de san Nicolás que llevan dos siglos ocupando.

Luego, a los tres días de nombrados, comienzan con el cambio de nombres de las calles; Calle Real, Calle de la República; calle de la Amargura, Avenida del Primero de Mayo; calle de San Isidro, calle de Galán y García.

Continúan a los pocos días: plazuela de San Andrés, España Moderna; de San Pedro, Ángel Galarza; plazuela de Santa María, Largo Caballero; de San Nicolás, Sargento Vázquez; la de Santo Domingo, será la plazuela de “La Pasionaria”; y la de las Angustias, José Díez, el 2º del PCE; plazuela de Santiago, ser la de Santiago Moreno; la de San Miguel, Marcelino Domingo; y la calle de Olleros se llamará calle de Manuel Azaña.
Por último, la calle Mayor, actual de la Solana, se llamará de Pablo Iglesias, la Ronda de Santiago, calle de la Libertad, y la de San Pedro, calle de Abundio Riaño, el anarquista, tío de Marcial Villasante Riaño, muerto en Vera de Bidasoa en 1924. Al barrio de San Francisco le ponen Barrio Rojo.

En la sesión de 21 de abril , ACUERDAN solicitar del Ministerio de Agricultura permisos legales “para llevar a cabo asentamientos en la Dehesa Encinar y en el Monte Coto, dada la crisis de trabajo existente”. Pero si es que en esto tenían toda la razón del mundo. Siquiera poseer unos cachos de tierra para subsistir. Cuando no había apenas industrias, en los grandes latifundios todos ponían sus ojos.

Durante los años de la II República aumentó el clima de crispación social en todo el país. Volvamos al botón de muestra de nuestro pueblo: en mayo, junio de 1934, huelga general. Los obreros de la casa grande no la respetan. Un grupo de anarquistas llegan donde araban los esquiroles, en el Raso, la Villalbina, muy lejos del pueblo. Cometen con ellos vejaciones. A los dos días hermanos de uno de los vejados se toman la justicia por su mano: matan de una cuchillada el Jefe de la FAI local y hieren gravemente a otro obrero.

Nada que ver con la situación actual de los pueblos en que la gente, la poca que queda, está despolitizada y apática. Si acaso pequeñas rencillas por los ayuntamientos. Entonces, desde muy jóvenes, todo el mundo, sobre todo los de izquierdas, tomaba parte en la confrontación política. Existían cuatro partidos de esa tendencia: PSOE, PCE, FAI-CNT, PRRS, con afiliados, cuotas, sedes, organización, reuniones…; mítines, desfiles y cánticos todos los “primeros de mayo”…

Los de derechas, sobre todo al principio, estaban menos organizados y daban menos la cara. En las huelgas lo hacía por ellos la Guardia Civil. Constan en los archivos relaciones de simpatizantes del Partido Agrario, y de Acción Popular.

En las elecciones de Febrero 1936 el Frente Popular consigue en esta villa el 52’65 % de los fotos, con una participación de más del ochenta por ciento; La coalición antimarxista el 44’51 %. El resto pequeños partidos de centro, monárquicos, independientes de derechas…

Falange Española, presentada por primera vez a unas elecciones, no obtuvo ni un voto. Sus afiliados y simpatizantes, surgidos en aquellos momentos del “treinta y seis” eran muy jóvenes, hijos de los de la Acción Popular y Agrarios, no llegaban a la edad de votar, veintitrés años.

Por transmisión oral de los protagonistas de quienes vivieron aquello, todavía, aunque fuera niño, queda alguno vivo que recuerda, conozco un montón de peripecias: cuando en la procesión del Corpus un grupo de mujeres de izquierdas “apedreó” al “Santísimo”; cuando en la de la Purísima hubo forcejeo y anduvieron a la greña las portadoras de la imagen (a la que dejaron en el suelo) y las proletarias; a los pocos niños de la Calle Olleros que iban los domingos a Misa, los canteaban, al subir la Puerta de Villa, los críos de otra cuadrilla anticlerical. Eso lo sé por alguno de los que tiraban las piedras y de los que las recibían.

En la Casa del Pueblo se discutía cómo se iba a organizar el reparto de la tierra de los más pudientes… A un riquillo que construía una casa, le dijo un jornalero al pasar: -Déjala bonita que veremos quién va a vivir en ella.
Los de la Gestora poco pudieron hacer para remediar tanta penuria y necesidades en la clase baja.

En toda España, el ambiente en aquellos primeros meses del “treinta y seis”, era prerevolucionario. Intentonas golpistas de izquierdas y derechas ya había habido unas cuantas, la más cruenta la de octubre del 34 en Asturias.

Y es que las ideologías emergentes en Europa eran el Comunismo, que había triunfado en la URSS, y el Fascismo, que había triunfado en Alemanía e Italia. Éstas encandilaban a los “Hunos” y a los “Hotros”.

Cierto que la guerra estalla a causa de la sublevación militar apoyada por los partidos y líderes más en la extrema derecha. Pero cierto también que los republicanos demócratas de izquierdas, derechas, centro, se vieron desbordados por sus extremos. En aquel ambiente de pobreza e injusticia fue imposible implantar todas las reformas, todo el desarrollo económico y social que la nación requería, porque los programas, los modelos económicos, políticos y sociales que unos y otros defendían eran antagónicos. Nada tienen que ver estas sociedades y las actuales izquierdas y derechas con aquellas.

Por ej.: hoy todo el mundo, hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos, respeta la propiedad privada; visto el fracaso económico y social del Comunismo hoy (con todos los matices del mundo) se ha visto, ya hay coincidencia en que el modelo económico-social menos malo es el del liberalismo, la economía de mercado, la iniciativa privada. Si quieren llamémoslo capitalismo (al que, por cierto, es necesario poner límites).

Pero entonces, la URSS, su dictadura del proletariado, era el ansiado paraíso para los proletarios del mundo: ¡abajo el capital, la familia,(aunque en las gentes de izquierda los valores familiares, la unión y el cariño entre sus miembros permaneció indemne) la religión..!. Aunque con matices y discrepancias entre anarquistas, comunistas y un sector de socialistas, todos estaban de acuerdo en la revolución.

El lema de Acción Popular, como partido democrático (por cierto su líder, Gil Robles, no apoyó la sublevación, aunque sus bases en la guerra se radicalizaron, nutrieron las filas de los sublevados y se olvidaron de la democracia) era: “Dios, Patria, Familia, Orden, Trabajo y Propiedad”. Si bien, a la mayoría, de ese punto, lo último, la propiedad (aunque fueran dos cachos de tierra) era lo que más les interesaba.

Todo el enfrentamiento venía de lejos. Desgraciadamente no pudieron los moderados sujetar a los radicales. Las dos ideologías, imperantes en Europa, tan extremas, empeñadas en imponer sus ideas por la fuerza, si fuera necesario, entraron en guerra.

En el marco de una sociedad llena de pobreza a injusticias, la guerra civil española fue el enfrentamiento de dos ideologías contrapuestas: izquierdas contra derechas, azules contra rojos; derechistas contra comunistas, anarquistas y los revolucionarios del PSOE.

Eran dos formas antagónicas de entender la sociedad: colectivismo (ejemplo ruso) contra propiedad privada (llena de excesos); laicismo (con su punto de razón), contra catolicismo (aunque con defectos y exceso de curas y monjas, tan arraigado en la humilde clase media, la alta y las mujeres de la baja); amor libre (que apenas se practicaba), contra “moral” católica y familia (aunque el vínculo familiar siempre fue fuerte entre los de izquierdas).

Los republicanos moderados, centristas de izquierdas y derechas, se vieron desbordados por los extremos. Aquella II República no fue aceptada por los anarquistas, por ser burguesa, quienes estaban por la revolución ya, directa, sin más.

Los Comunistas pretendían llegar la Dictadura del Proletariado, desde la democracia.

Hubo varios intentos de alzamiento revolucionario, para imponer sus ideas a la fuerza, por parte de las izquierdas: la invasión de anarquistas desde Francia por Vera de Bidasoa y Cataluña, Noviembre de 1924,. Fermín y Galán en Jaca.. Y el más serio: la Revolución de Octubre de 1934, contra un gobierno de derechas, aperitivo en Asturias de la Guerra Civil. Por parte contraria lo de Sanjurjo, en 1932, que fue una chirigota.

A partir del triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero del 36 en España se vivía un ambiente pre bélico, lleno de episodios con muertos y heridos, que venían de lejos. Hasta en Villalpando los había habido.

Aquí la gran falacia maquiavélica que se está instalando es que los llamados, ahora republicanos, antes rojos, eran los demócratas y los buenos. Y los antes llamados nacionales, ahora fascistas, eran los dictadores malos.

¡Pues no!: cada uno tenía sus razones, sus ideas, su idealismo, su maldad, su crueldad… Atrocidades las hubo por ambos bandos. Más por parte de los franquistas, por el hecho de ser vencedores. Sobró crueldad y represión por parte de Franco en la posguerra, aunque no sabemos qué hubieran hecho de haber vencido ugetistas, comunistas y anarquistas.

A tenor del antecedente ruso, el triunfo de los bolcheviques en 1917, podemos imaginarlo porque hay una cosa clara, evidente, para quien quiera ir a las hemerotecas de la época, para quienes conocimos a los protagonistas. Y lo dijeron y lo vieron, personajes tan ilustres como Marañón y Ortega y Gasset: DE AQUELLA GUERRA CIVI, según quiénes fueran los vencedores, SALDRÍA UNA DICTADURA DE IZQUIERDAS O DE DERECHAS.
De aquella dictadura de derechas, pasados años de hambrunas, salió el mayor desarrollo económico y social jamás conocido. Y a la muerte, en la cama, de Franco, los españoles con la barriga llena, el pisito (barriadas enteras de viviendas sociales a las que accedían los obreros sin hipotecas), el "127", el Real Madrid, Massiel, Lola Flores, Manolo Escobar y El Cordobés, no queríamos líos. no había masas clamando contra el régimen.

Y desde los sectores aperturistas del mismo se optó por la transición a la democracia que, fue bien vista por la mayoría.
Otro error clamoroso es atribuirle a Franco, en exclusiva, la sublevación militar. Ésta fue obra de todos los generales, de la inmensa mayoría de los mandos. Contó el apoyo de la Iglesia Católica, de la Falange, y de la mitad del pueblo español.
En principio, quien dirigió las operaciones, fue el general Mola. Muerto éste en accidente aéreo, reunidos en Burgos, el resto de los generales nombraron Generalísimo a Francisco Franco.

Insisto en que la represión en la posguerra fue excesiva. Terrible lo de las “Trece Rosas”, por ej., lo de Miguel Hernández, lo de miles y miles. Que fue doloroso e injusto el exilio. Me duele el de Antonio Machado y su madre; el de Azaña…, el de todos.

Tampoco se cuenta la verdad en lo de la ayuda extranjera: Sí, a Franco le ayudó en principio Juan Marx, y Alemania e Italia durante toda la guerra. Pero a los republicanos los ayudó (a cambio del oro español) Rusia y las Brigadas Internacionales.

Quienes conocimos a los protagonistas, la situación de antes de la guerra en este pueblo y en toda España, sabemos que las masas jornaleras (y no sin razón) lo que pretendían era “dar la vuelta a la tortilla”. Que en las Casas del Pueblo se discutía cómo se iba a repartir la propiedad de los grandes terratenientes.

Y durante la guerra se radicalizaron mucho más las posturas. Los de izquierdas, luchaban por la revolución. El Gobierno republicano nada pintaba. El poder efectivo estaba en manos, de la CNT, la UGT y el PCE. Si en plena guerra, en Aragón, los anarquistas llevaron a la práctica sus ideas colectivistas… Repasen las hemerotecas de aquellos años. Los carteles con la propaganda de ambos bandos. Y no critico esa postura. En aquellos años, aquellas masas desposeídas en el Comunismo, Soviético o Libertario, veían su redención:ña dictadura del proletariado, a imagen de la URSS (que en aquellos años encandilaba a los obreros), y o el Libertarismo Anarquista, casi con seguridad se hubieran implantado: las ideas de Dolores Ibarruri, Largo Caballero, Santiago Carrillo, Federica Monsetny, Victoria Ken, José Diaz, Negrín,,, , los Lenin, Trosky, Stalin… españoles, se hubiera impuesto sobre el democrático pensamiento de Azaña, Indalecio Prieto, Alcalá Zamora, Aranguren, Besteiro,.. Otra cosa es qué hubiera ocurrido, cómo hubiera reaccionado Hitler, en 1939, con una España comunista y/o libertaria.

Pido que, por escribir esto, nadie me encasille políticamente. Lo hago desde la objetividad del historiador. Mis ideas regeneradoras sociales, liberales, democráticas, las he expuesto hasta la saciedad. Doy más valor al trabajo que al capital, también que se premie la capacidad y el esfuerzo, y no se alcahuete la vagancia; amo la justicia en general y la social, defiendo que la propiedad privada no sea un dios y cumpla una función social, Por ej.: pondría un gravamen a todas las viviendas deshabitadas, para fomentar un alquiler o una venta asequibles a los ingresos más bajos.

Desde mi compromiso ético, y para la gente más joven, deseo aportar el grano de trigo, este blog, para contribuir a llenar el costal de la verdad histórica.



























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