sábado, 5 de enero de 2019
SUCESOS.
¡Pues ya lo ven!; hundido el tejado. Una pena verlo por dentro. Quemadas vigas, machones y tablas; cascotes y tejas sobre los muebles. Todo encharcado y destrozado. No sé si podrán aprovecharse las paredes, de esa casica que fue del Sr. Froilán el esterero, de donde le sacaron en el "treinta y seis", y donde la señora Filomena, crió a las cuatro niñas y dos niños que le quedaron.
¡Qué más da la causa del incendio! Lo triste es que esta familia hondureña se ha quedado sin la casa que, a base de mucho trabajo, había conseguido comprar. En la calle no, porque las ha recogido su protectora, Pilar Casado.
Sí, Telma, esa chica menudita, y dos primas, quien lleva bastantes años en el pueblo, matándose a trabajar diarios, domingos y festivos. Si, unas de estas inmigrantes tan necesarias, las que cuidan a mayores, limpian, lavan, planchan, cocinan por las casas..., la nueva savia que rejuvenece este semi geriátrico.
Como ha dicho Pilar en Facebook, ahora es el momento de la solidaridad, de la ayuda económica y moral. Está destrozada la pobre. Debemos ayudarla.
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Este hecho, el haber recorrido esas calles desiertas, llenas de casas trancadas, me hace incidir de nuevo en el problema de la despoblación, en la solución de la inmigración, y en la necesidad de incentivar, vía impositiva, la ocupación, mediante venta o alquiler a muchos más bajos precios, de los que piden, y no venden, de tanta vivienda inútil, de las que se está apoderando el salobre, las telarañas y las goteras. Para eso haría falta un ayuntamiento valiente y con ideas sociales.
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Otra lección a sacar del fuego de anoche, ahora que ya no toca la queda y todo el pueblo se presta a apagarlo, que haya alguna manguera disponible de inmediato y alguien que sepa conectarla a la boca más próxima.
Tenemos camión contra incendios, de la Mancomunidad, pero no bomberos profesionales, porque es imposible. Cuando se produce alguna emergencia, lo conducen, de forma altruista, dos voluntarios de Protección Civil, quienes, lógicamente, no están de guardia día y noche, si bien acuden cuando los llaman.
¿Quiénes sí son nuestros protectores, dos de los cuales, turnándose, nos protegen a todas horas y días del año? Los Guardias Civiles. Ayer, como siempre, fueron los primeros, casi al instante, en presentarse. Pues se me ocurre que podrían ellos tener la manguera.
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