viernes, 2 de marzo de 2018

¡CUÁNTAS NECESIDADES, MISERIAS E INJUSTICIAS!



      Después de siete sesiones de unas dos horas, hojeando, que no  ojeando, nombre por nombre todas las criaturas inscritas en los libros de actas del Registro Civil de la villa, ya les digo que unas ciento cuarenta cada año, (empecé en 1881 y he llegado al 1902) me he sumergido en aquella sociedad de "lagares y tenadas, de trilliques y agosteros, de hambres y de senaras; de casuchas y casonas, de barro, sudor y escasas tahonas...",  por la que sieneto tanta compasión, en aquel poblachón de adobe y tapial, no tan distinto al que conocí de niño. 

      Ya les redactaré mis conclusiones sociológicas de aquella maltrecha sociedad que desembocó en una guerra civil. Alabaré tanto trabajo, tanto austeridad, tanta abnegación, tanta compasión entre los más pobres. No se va a diferenciar mucho de lo que nos cuentan Galdós, Valle Inclán, Baroja, Blasco Ibañez, Unamuno..,

     Ahora sólo me voy a fijar en un aspecto concreto, aunque sea un botón importante de la muestra: los "hijos ilegítimos". ¡Pobres muchachas!: encima.

      Desde el 1º de enero de 1901, al 15 de noviembre de 1902, periodo que he revisado hoy, nacieron en la villa de la Inmaculada seis criaturas de  padre "ignorado", (el novio que la dejaba preñada y si te he visto no me acuerdo) y madre soltera, (ya marcada pa los restos);  "ilegítimos", según consta en esas inscripciones de nacimiento.

      Va a apuntarlos al Juzgado, el abuelo, la abuela, una vecina, una parienta. Cinco de esas muchachas son hijas de jornaleros, una de un pastor. Tengo todos los nombres, que omito. Hay tres de 20 años, una de 24, otra de 27; de otra criatura el padre y la  madre son desconocidos. 

    Se lo cuento en plan telegráfico: A las siete de la tarde, las ocho de ahora de noche, por tanto, de un 7 de febrero de 1902, un criado de don Ángel Mazo Trabadillo (era el padre de Pepe, Luis e Isabelita Mazo Ortega), llamado Apolonio Pérez Prieto,. encuentra en el corral de esta casa de labranza,  en la Plazuela de las Angustias, donde hoy está Caja España, haciendo esquina con calle Real y la Miraflores, para donde daban las traseras y la puerta de la panera, a una niña recién nacida, envuelta en un trozo de tela de camisa blanca vieja y motas verdes, y "todo ello cubierto con un mantón viejísimo negro"

     La inscribe el amo, labrador y propietario dicho, quien decide ponerle el nombre de Mª de las Candelas. Como apellido, al Juez se le ocurre adjudicarle el de Gómez, sin más. Uno solo, ¡para qué más!

    No sabemos más detalles. Cómo la inscribe al día siguiente del nacimiento, al menos una noche subsistió. Alguien la  daría de mamar. No sabemos qué sería de aquella niña: ¿Peluchó? En ese caso,  ¿Quién la criaría? ¿La llevaron al Hospicio..? A lo mejor algunos de los nietos/as que quedan de don Ángel Mazo, sabe algo. Aquellos Mazos Ortega eran buena gente.

    Aquel mismo día, otra muchacha de veinte años, llamada Bonifacia, tuvo un niño. Lo inscribió la abuela de la criatura. Y lo criaron. Fue trabajador, honrado, dejó numerosa descendencia femenina, a su único varón se lo llevó el tifus. El suyo, el de su madre, sigue siendo un apellido muy importante en Villalpando.     
  
     En la foto, al fondo,  la fachada de esa casona cuando ya no lo era de labranza, sino "Droguería" y "Farmacia". Veníamos, primer año sin mulas, de ahí tanto copete, de por orujo de San Martín. Mis ayudantes (había que subirlo de las bodegas a talegas) son Manolito, el de "Cisla" y Natalio el de "Rebulle". 
   

      Otro día ya les hablaremos del gobierno y el traspapeleo: ¡ojo al parche!





Ese tractor costó 153.000 pts. Pagó mi tío las 53.000 al contado. El resto al acabar la campaña de destilación con el aguardiente que hicimos aquel año. Lo tuvimos veinte años. Se lo vendí a Domingo "Pajalarga". Por aquel entonces Luis "Melitón", compró la casa de la plaza donde estaba el teléfono, por ciento cincuenta mil pesetas. Pinchen para verla más grande.

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