FIN DE LA II REPÚBLICA.- LA GUERRA.
Aquella
tarde del 18 de julio de 1936, Beatriz, tía de mi esposa, regresaba con otras
chicas, del Cementerio de enterrar a una amiga de 21 años, víctima de la
tuberculosis.
El
Guardia Civil, Sr. Villamor, salía demudado de telégrafos: -“Id para casa y no salgáis. Un general se ha
sublevado en África. Ha cruzado el estrecho. Nos ordenan del Gobierno Militar
de Zamora impedir cualquier movimiento en el pueblo”.
Al
día siguiente, domingo 19, un “camión”, cargado de jóvenes derechistas de la
capital, armados, llega al pueblo pegando tiros al aire, y lo “toma”, con la
única “resistencia” de un adolescente que levanta el puño. Lo persiguen, sembrando
el pánico en el pueblo, pero logra esconderse.
Entrada
la noche, un numeroso grupo de jornaleros y pequeños labradores sin tierra
propia, armados con lo que pillan (alguna pistola y escopeta había), salen a la
carretera, a esperar, “a los mineros”,
que habían llegado a Benavente. No eran mineros los ocupantes de los tres
coches a los que recibieron con vítores, sino guardias civiles de la villa
condal, que huían de aquellos. Tiroteo. Dos heridos. El más joven, de 19 años,
muere camino de Zamora. Al otro lo curan. Meses después lo fusilan.
Sé
que aquella noche, algunos propietarios de derechas, se juntan en casa de
Frutos, “el lechero”, un hombre Tesorero del P.R.R.S., moderado de
centro-izquierda y amigo, con la esperanza de que éste, si llegan jornaleros y
mineros, sea capaz de pararlos, o, en el peor de los casos usar sus pistolas.
Así
empieza la tragedia en mi pueblo, (cuarenta y cuatro víctimas), en Benavente,
en Zamora, en España. ¿Quinientas, ochocientas mil víctimas?
¿Cómo
en un folio voy a pormenorizar todos los sucesos, batallas, bombardeos,
destrozos, asesinatos?. Por otra parte..:
¡tan contados!
¿Qué
hubiera pasado si llega un destacamento de mineros a mi pueblo?. ¿Qué en
Benavente, si, ante la traición del Coronel Aranda no han de regresar de prisa
a Oviedo?. Cuando su tren salía de la estación, por La Soledad entraban dos
camiones de falangistas vallisoletanos. ¿Qué en Villanueva cuando llegaron los
de las camisas blancas y azules, torturaron al alcalde socialista, si los de la Casa del Pueblo reunidos
hubieran tenido armas?
Guerra
civil, o incivil, causada por la pobreza, por la injusticia social (la
principal el injusto reparto de la tierra) españoles de unas ideas contra
españoles de las contrarias. Los odios
rompieron el dique. La crueldad dio su
agrio, áspero fruto rojo en uno y otro bando. Canallas había en las dos partes.
Personas bondadosas y magnánimas también. Huyo del maniqueísmo de buenos y
malos. Lo malo es cuando se dan las circunstancias para que el ser humano saque
la fiera. De ahí mi afán por la honradez, la justicia, la austera prosperidad. Evitar esa circunstancia
de que “cuando no hay fariña to son
riñas”. O de que cuando “no hay
tarta, hay tortas”.
La
represión en la zona ocupada por los sublevados fue táctica de guerra, ordenada
por los mandos militares para sembrar el terror en la retaguardia. La producida
en la zona republicana fue incontrolada y contra la voluntad del Gobierno.
Y
allá va una afirmación políticamente incorrecta de la que hay absolutas
seguridades y evidencias. Si las izquierdas (que no republicanos) ganan la
guerra en España se hubiera instaurado la Dictadura del Proletariado.
Gregorio
Marañón que se había opuesto a la
Dictadura de Primo de Rivera, que fue un promotor de la República , entre 1937-39
apoyó al bando nacional, como mal menor para una España en la que decía: “luchaban dos bandos antidemocráticos: uno
que llevaba a la dictadura bolchevique, permanente, y otro que llevaba a la
dictadura franquista”, que él creía efímera. (El País, 31/03/20l0). No fue efímera, pero sí más que las Comunistas. Algunas todavía subsisten.
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