La noticia, no por esperada, deja de ser triste. Está corriendo por el pueblo como "bruja" entre las eras, levantando remolinos de sentimientos, de recuerdos. Unos son torbas de pusla y pajilla. Otros, la mayoría, son el grano limpio que el viento no se lleva.
Podría liarme con evocaciones de tanta vivencia en común, de tanto recuerdo; pero poco podría añadir a lo ya escrito. Además, Paco Cañamero lo va a hacer mucho mejor que yo. Sí que les recomiendo el prólogo que Luciano López Gutiérrez escribió al libro "Andrés Vázquez", "Memorias de un torero".
Hay dos fotos publicadas en ese libro, y en el blog que nos dicen quién era "El Nono": la de Semana Santa llevando a Jesús nazareno, y en la que entrega a las monjas de los pobres lo recaudado en un festival.
Me queda el consuelo de haberle arrancado una sonrisa en el hospital. Mañana, en su funeral, preguntaría a algunos: ¿Tú que hiciste por Andrés? En vida es cuando son necesarias las ayudas. No le han faltado, tanto las materiales, de su subsistencia, como las espirituales del gesto, de la simpatía, del saludo cordial de la mayoría del pueblo; de viejos aficionados que venían a visitarlo...
Ha lidiado su última corrida con un temple extraordinario, Están llorando por Andrés los muñones de muros de junto al "cubo el palacio". Al lado de la "Puerta Villa" queda un hueco sin llenar.
La foto está hecha en la plaza de toros de Zamora, cuando, con 80 años, lidió y mato el toro que ven.
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