MIS CONDOLENCIAS A LOS FAMILIARES DE DANIELA SAN PEDRO VARELA

Es cierto que ayer no salí de casa, y hasta esta mañana, en el poste de la Puerta de Villa, no he visto la esquela. Como sé que, por lo menos alguno, de sus hijos y nueras, son seguidores de esta bitácora y lectores de mis humildes libritos, aprovecho este medio para compartir con ellos el sentimiento por el fallecimiento de su madre, a los cien años de edad. Lo hago también porque tanto Daniela como Clemencio, Virgilio, Atilano..., pertenecían a esa generación de buenas gentes trabajadoras del pueblo; porque Daniela era vendimiadora fija en la cuadrilla de David Modroño, en la que yo iba de taleguero; porque también, recuerdo de haber tirado de surco, junto a ella, cogiendo legumbres. No hace tantos años, sentadas al fresco en San Andrés, estaban esta Daniela, Ofi, Emilia, Isabel...; me paré a darles el "aeo": ¡Vaya cuadrilla de vendimiadoras!, les dije. Intercambíamos chanzas y recuerdos. Aquella fue una generación de personas virtuosas. Poseían la suprema virtud de vivir su sudor en aquellos penosos trabajos, sin otra tipo de ayudas sociales; y lo hacían de una forma abnegada, serena en familias unidas por los fuertes vínculos de la fraternidad, del amor entre padres e hijos. Y a ésta, los suyos, la han cuidado, desde hace muchos en Madrid, hasta los cien años. A todos quiero enviar un fuerte abrazo. ------------------------------