LO
DE LA LUZ NOS PASA POR GILIPOLLAS.
Perdonen
ustedes la expresión. El último recibo de luz que he pagado es de 162,29 euros. Si estuviera en Francia,
donde, en este momento, la electricidad es un 40% más barata que en España,
hubiera pagado 97’37 euros. Eso en consumos
domésticos. Piensen ustedes en los millones de kilowatios en la industria, los
regadíos, el transporte…
Un poco de
historia: en los años “sesenta” del pasado siglo, en los que España pasó de la
alpargata al “600”, del botijo a la nevera, de las mulas al tractor…, los años
del mayor desarrollo jamás conocido, con la luz que producían los embalses,
única existente, no teníamos suficiente. Fue en ese tardo franquismo cuando,
tras la visita de Eisenjagüer (lo escribo como suena en castellano) se decidió
un ambicioso programa de instalación de centrales eléctricas nucleares. Esa
labor fue continuada, en lo posible, ya en la Transición, por el Gobierno de
Adolfo Suárez.
Pronto surgió
una corriente de opinión contraria a las centrales nucleares. Las dos
objeciones más importantes: la peligrosidad de una explosión, y los residuos
radiactivos. ¡Claro!: en el recuerdo de todos estaban Hirosima y Nagasaki.
Cuando llegó
al gobierno Felipe González, se encontró con dos o tres en funcionamiento, (¡y
mal que venían!) y otras seis, o así, en
distintas fases de construcción. Del lema “nuclear no, ¡gracias”, hizo campaña
toda la progresía. ¡Anda que no tuve discusiones en el Colegio de Villanueva con uno de estos progres de la chapita. No obstante, por lo menos cuatro de las actualmente en
funcionamiento, se inauguraron en 1986, con F.G. como Presidente, pero se
pararon Valdecaballeros y Lemoniz (esta con sangre incluida), invertidas en
ellas una verdadera millonada. ¡Se acabó construir más nucleares!
La necesidad
de contar con algo de energía propia, tan dependientes como estábamos, y
estamos, del petróleo y sus derivados, aumentó de forma exponencial tras la crisis
del Yon Kipur en octubre de 1973. Los Países Árabes productores triplicaron el
precio del crudo.
¿Cuál fue la
solución del gobierno socialista? Las centrales térmicas de carbón. Pero
tampoco teníamos tanto, además de mala calidad, y lo que contaminan. Entonces se recurrió a utilizar
petróleo y gas como combustibles. Con el avance tecnológico que supone la “cogeneración”
y el “ciclo combinado”, son más eficientes, pero también, aunque menos,
contaminan, también lanzan a la atmósfera millones de toneladas de CO2, por el
que se ha de pagar una tasa.
Comienzos del
siglo XXI. Se empieza a utilizar la energía del sol y del viento. Lo malo es
que esos antiguos paneles solares, por la escasez del mineral que transforma la
luz del sol en electricidad, y además por el mecanismo para mirar de frente
siempre al sol, eran carísimos. Para cumplir con las exigencias del protocolo
de Kioto, el Gobierno de Zapatero, en
época de vacas gordas, hace que esos KW “solares”, valgan tres veces más
que el precio de mercado. Como esa conseguía a base de subvenciones estatales,
cuando llega la crisis, de un plumazo en el BOE, ¡se acabó el chollo!
Pero hete aquí
que, seguramente los chinos, descubren que cristalizando el silicio, mineral
abundante, también transforma al luz solar en electricidad. Por lo tanto los
paneles, además fijos, sin seguimiento, por lo tanto sin hormigón ni mecánica,
resultan diez veces más baratos. También avanza la tecnología para conseguir
turbinas eficientes que giran impulsadas por las enormes hélices, o palas. Por
todo el país se empiezan a levantar generadores eólicos, alias “molinos”.
Empieza la fiebre de los “huertos solares”.
Situación
actual: existen funcionando cinco centrales nucleares, siete reactores que
producen el 22% del total de la electricidad consumida en España.
La eólica
supone el 21 % del consumo. Cifra importante. Suponemos rentabilidad, aun vendiendo
más barato el KW del precio actual. Ahí ya no llego, aunque podría buscar por
internet su producción. Cada “molinillo” vale sobre unos 900.000 euros. ¿No
podrían ser más baratos?
La hidráulica
supone, en años de lluvias normales, el 14%.
La solar, a
pesar de tanto panel como se ve por ahí, es del 3%.
La producción
de un central nuclear es de 7.398 megawatios. Para producir esa electricidad
con paneles son necesarias 14.797 Has.
En números
redondos: el 50% de la electricidad producida en España lo es con petróleo y
gas natural, importados, como se sabe.
Sube el gas,
sube el petróleo, sube el KW. Cierto que el porcentaje mayor de la factura se
lo llevan los impuestos. No sé si por ahí se podría atacar para frenar la
subida. Aunque el freno más importante debe ser, cuanto antes, el producir
kilowatios más baratos.
Descartada la
opción de las nucleares (aunque ya veremos
como consigan domar la fusión) y, puesto que las esperanzas están puestas en
las renovables, solar y eólica; puesto que algunos ya llevamos casi tres años
intentando instalación de paneles, LO URGENTE ES QUE LAS ADMINISTRACIONES
AGILICEN EL PROCESO.
Menos o más rápida burocracia. Medidas deben
tomarse cuanto antes porque la situación puede empezar a ser insostenible. Un
ejemplo: en la nave avícola de mis hijos, el coste de la electricidad sería, si
no hubieran instalado paneles en el tejado, a día de hoy, del doble que hace un
año, pero no en todos los sitios se pueden instalar paneles. En los bloques de
pisos, por ej., imposible, aun cubriendo toda la cubierta, que esos paneles
dieran electricidad a diez o catorce pisos, con cuatro viviendas en cada uno.
Lo que es muy
cierto es que si en lugar de siete reactores nucleares tuviéramos cincuenta,
como en Francia, otro gallo nos cantara. ¿Comprenden el adjetivo del título?
Ahora veremos
si el Ministerio para la Transición ecológica llenando media España de paneles
y “molinos”, consigue abaratar la energía eléctrica. Pero si ha de ser así,
¡cuánto antes!
Esos doce paneles que ven instalados en nuestro corral, calientan agua. Son una ayuda, pequeña, cuando hay sol, para la calefacción en invierno. Su ventaja es que nos proporcionan agua caliente sanitaria todo el año.
1 comentario:
Una de las mentiras que he oído en estos días sobre la tarifa eléctrica es que el 75 % de la factura es de impuestos. ¡Mentira! Los impuestos suponen el 13'5 del importe total, ya que han rebajado el IVA al 10 %. El coste mayor es, como es lógido, el de los kilowatios, el 55 %. El resto, además de los impuestos es: el 17 % de la potencia contratada, el peaje de transporte el 12 % y otros piquillos por ahí.
Luego lo fundamental es rebajar el precio del kilowatio.
En el recibo de nuestra casa que acabo de ver dice que toda la electricidad consumida es de origen verde. No me extraña dados los paneles y molinos que tenemos en la zona. Pues ya podrían poner ésta, la verde, más barata.
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