jueves, 19 de enero de 2017

TEXTO DE ÁNGEL INFESTAS GIL


   Pues resulta que en un "traspiés", Ángel se ha fastidiado un tobillo, que le impide desplazarse esta tarde noche a la presentación. Él, en persona, no estará, pero si su pensamiento, su palabra.

    Para los ausentes de dentro y de fuera, copio ahora el texto que leeremos esta noche en la Biblioteca. Les ruego lo lean con atención, aunque los elogios  sean excesivos, está a la altura de su gran talla moral e intelectual. ¡MUCHAS GRACIAS ÁNGEL!

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                        LA OTRA HISTORIA DE LA VILLA. AÑOS 1904 AL 1939

    A estas alturas resulta ociosa la presentación del autor de este libro. Su preocupación por el pueblo y su interés por su historia han quedado plasmadas en varias publicaciones que nos permiten guardar el recuerdo de personas, costumbres,, hechos y dichos de nuestro pueblo.

    Para Agapito y para mí también resulta obvia mi presencia en este acto. Nuestra amistad es tan larga como nuestros años, y se ha mantenido a través del tiempo y de la distancia, pues se basa en un aprecio mutuo y en muchos recuerdos compartidos. Por eso, cuando me invitó a presentar este libro, no sólo no quise negarme, sino que acepté gustoso su invitación.

    Yendo al libro, su mismo titulo La otra historia de la villa, deja claro desde la portada que no se trata de una simple reedición del publicado hace más de diez años, que trataba exclusivamente de las trágicas consecuencia de la guerra (in)civil. En cierta medida, en esta edición, amplia la perspectiva.

   Por una parte, rastrea hacia atrás en busca de los factores (mísera, ignorancia, injusticia, fanatismo, intolerancia...) que provocaron aquellos acontecimientos y que tuvieron una manifestación admonitoria en el enfrentamiento entre jornaleros y labradores (todos ellos campesinos) en el verano de 1904.

    Por otra, desde un punto de vista historiográfico proporciona al libro un enfoque que pretende ir más allá de los hechos que describe. Con demasiada frecuencia, se reduce la historia local a contar los grandes acontecimientos ocurridos en un pueblo o en una ciudad, y a los hechos que protagonizaron los que suelen escribir la historia: los poderosos y los vencedores. Aquí Agapito nos propone "otra historia", la que protagonizaron las gentes de Villalpando en las tres primeras décadas del siglo pasado, con sus luces y sus sombras.

    Sombras y luces que conocemos bien todos aquellos que "no hicimos la guerra",. pero que sí padecimos sus consecuencia inmediatas, cargadas de recuerdos doloridos, de resentimientos mudos, de hambre y necesidad; también de juegos y travesuras desde nuestra inconsciencia de niños. Espero y animo a Agapito a que un día, no muy lejano, proporciones una segunda parte a La otra historia de la villa, contándonos cómo fueron aquellos años de hambre, la difícil e incompleta reconciliación, la emigración...

    La otra historia de la villa es un libro necesario y acertado. Es necesario para intentar comprender lo que pasó en nuestro pueblos en sus años peores para que acabemos de superar las actitudes y conductas que lo provocaron. Se ha escrito que un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Esperemos que este vaticinio falle en nuestro caso, gracias a obras como la que presentamos.

    Es necesario para hacer justicia a quienes perdieron su vida sólo por luchar para hacer un mundo más justo y solidario, donde existiera la explotación del hombre por el hombre; y también en memoria agradecida a aquellos hombres buenos que, en medio de la contienda fratricida, pusieron sus sentimientos primarios de solidaridad (parentesco, amistad, vecindad...) por encima de fidelidades ideológicas que les empujaban al odio.

    Y es acertado por unir el rigor del dato histórico, buscado en archivos, con el relato de quienes vivieron aquellos acontecimientos, unas veces como protagonistas y otras como testigos. No podemos perder su testimonio, aunque sea parcial y de parte.

   Permitidme una alusión personal. Desde bien pequeño viví aquellos tristes acontecimientos como algo cercano, casi familiar, pues en las tardes de invierno nuestra panadería era el lugar de reunión de nuestros mayores: mi abuelo Eleuterio y su hermano Tino; mi abuelo Alejo, su hermano Faustino ("Manojo) y su cuñado Gabino (padre de Abrahám López)... Y también, mucho más tarde, con Melecio Mansilla, el padre de mi amigo Mele. Por supuesto, no haría falta decir que siempre fueron mis padres, Chencho y Balbina, mis principales informantes sobre los años de la República y la guerra.

    Desde este recuerdo comprendo y suscribo las palabras de Agapito cuando justifica su postura metodológica: "Ya he aludido a que este trabajo de historia local no es esclavo de la asepsia a que le podría obligar el rigor histórico". Inevitablemente el autor quiere, no sé si embellecerlo o emborronarlo, con las pinceladas de sus vivencias, de su cariño a las personas citadas. (pag. 199).


    Otra cualidad del libro, que me gustaría destacar, es su capacidad de sugerencia: un juego en el que combina lo que dice con lo que oculta, y con lo que deja entrever. Quienes vivimos en Villalpando en los años cuarenta y cincuenta podemos entrar en ese juego y enriquecer nuestra visión de aquella época con el relato incompleto de muchos hechos.


    Para terminar sólo voy a referirme a dos pasajes que, en mi opinión, reflejan el talante que subyace en todo el libro. El primero  es la valiente intervención del jornalero Antonio García Sacristán en un pleno del ayuntamiento denunciando la corrupción y el caciquismo en defensa de los pobres. El segundo es el relato "El Jornalero", bello por su estilo y emocionante por su contenido.


    La otra historia de la villa es un libro imprescindible para conocer el pasado reciente de nuestro pueblo.

    



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