viernes, 21 de febrero de 2014

VOCABULARIO DE VILLALPANDO Y COMARCA RECOGIDO POR LUCIANO LÓPEZ GUTIÉRREZ


CABAÑAL. m. Aprisco, edificio situado en el corral de la casa y destinado  al albergue de las ovejas. El DRAE no incluye esta acepción  y da la que  sigue como propia de Salamanca: “Cobertizo formado con maderas y escobas para cobijar el ganado”. Por su parte, ML recoge esta acepción en Sayago: “Lugar aislado del suelo, en que se coloca la leña de los corrales”. Para José María Baz tiene la acepción de ‘montón de leña’.


CABO DE AÑO. Misa que se aplica a un difunto cuando se cumple un año de su fallecimiento.

CABRAS. f. Suele usarse en plural. Enrojecimientos que salen en las piernas por estar mucho tiempo al lado del brasero. Francisco del Rosal glosa el vocablo de la siguiente manera: “Son escocimientos o quemaduras causadas de la lumbre, del griego capurós, que es lo quemado o abrasado”.

CACALAMEA. Forma parte de la locución  andar a la cacalamea, que se emplea para aludir a que alguien siempre está con apuros económicos, que anda a ramal y media manta. ¿Podría proceder la expresión del antiguo oficio que consistía en andar por las calles provisto de bacinillas u orinales para proporcionárselos a los viandantes que se veían acuciados por una imperiosa necesidad fisiológica? Está claro que tal menester era ejercido por los hombres más pobres del entramado social.

Comentario: Palabra totalmente olvidada

CACETA. f. Paleta de cocina, espumadera (L y G; GF, en Toro; GG, en Pajares de la Lampreana). Sin embargo, Krüger en San Ciprián de Sanabria recoge la acepción de ‘cacillo para sacar el agua del pote’, y Soledad Díez en León ‘especie de cucharón redondo y profundo’ y el propio GG también apunta que en Pajares de la Lampreana tiene asimismo la acepción de ‘cazo pequeño’.

CACHA. f. Cayado: ”En los años 40 nos requisaban cachas y varas de fresno” (AM, Víctimas de la Guerra Civil en Villalpando, p. 166). También usa el vocablo Miguel Delibes: “¿Ves esa lasca blanca a  dos metros de la cacha? Ve ahí está aculada  la muy zorra” (Las ratas, p. 30).

CACHETERO. Figura en la expresión dar el cachetero, que alude figuradamente a la acción de rematar un asunto, y literalmente al golpe que se da a los animales en el pestorejo, especialmente a conejos y liebres, para matarlos (L y G, IS): “Entonces yo salía, lo cogía por las patas, le daba el cachetero y conejo al morral” (AM, Charlas..., p. 14). Recuérdese que cachetero es el puñal que sirve para apuntillar a las reses.

CACHICÁN. m. Mozo de labranza que está encargado de llevar a cabo las tareas subalternas o auxiliares (L y G, IS): “La relación entre amos, criados, criadas, y cachicanes era fraterna y la alegría indisimulada” (AM, Víctimas de la Guerra Civil en Villalpando, p. 173).  Es sinónima de “perillán”.

CADRIL. m. Cuadril, es decir, hueso del anca. Parece provenir del sintagma hueso caderil, en el que se ha producido una omisión del sustantivo y una síncopa de la e en  el adjetivo. Esta forma es anterior a la existente hoy, cuadril, y, según el DRAE, es propia de Galicia, Asturias y Santander. Aparece en la expresión llevar el cántaro al cadril, con la que se hace referencia a la acción de trasportarlo agarrándolo con una mano y apoyándolo en la cadera: “Tenía gracia la imagen de la moza con un cántaro al cadril y el otro de la mano” (AM, Crónicas..., p. 95). Sin embargo, Soledad Díez recoge en León cadril ‘región lumbar’ y escadrilarse ‘producirse una luxación en la cadera’.

CAGALITA. f. Excremento de las ovejas (L y G, RG, SL,GG, DE). Véase su empleo por Merino Bravo: “Al chupar un pirulí, jugando a la comba, se le cayó a la rapaza entre las cagalitas y cogió una gran llorona” (op. cit., p. 55).

CAGAPRISAS. adj. Persona muy nerviosa ( L y G, IS).

CAGARRUTA. f. Excrementos de los conejos. Para el DRAE esta palabra tiene la acepción de ‘excremento de ganado menor’. Sin embargo, obsérvese la utilización por parte de Delibes de cagarrutero ‘lugar en el que abundan las cagarrutas’: “Este sistema de caza sí que hay que ponerlo en práctica con cuidado, ya que si se coloca en los vivares o en las veredas o en los cagarruteros de los conejos, el 95% de las víctimas serán conejos, pero si se coloca en terrenos de todos, lo mismo puede caer en él un gazapo que un garduño, una becada o una perdiz” (El último coto, p. 158).

Comentario: Palabra por mi desconocida en Villalpando, ya que a las deyecciones de los conejos se les conoce también como cagalitas.


CALDO VIROTE. Esta expresión se aplica a las comidas caldudas y poco sabrosas (L y G). Guzmán Álvarez en Babia y Laciana también recoge la locución y señala que sirve para referirse al agua en que se cuecen las morcillas.

CALLETE. Se emplea en la locución “al encallete”: algo a medio hacer o mal hecho, por ejemplo una mala siembra: “ha quedao al encallete” Juliana  Panizo registra al encallete ‘cosa mal hecha’. DE da cuenta de la existencia de al encallete con otra acepción ‘carne, embutido u otro alimento entre crudo y cocido’.

Comentario: La última es la acepción más utilizada en Villalpando. Cuando los chorizos de calle estaban recientes, se los envolvía en papel de estraza mojado y se metían entre el borrajo. Se hinchaban y quedan riquísimos, “al encallete”.

CAMPANA. f. Se usa este vocablo para aludir a las personas que están cercanas al poder y se aprovechan de su situación: “En aquellos años el pueblo no estaba dividido entre hinchas del Madrid o del Barça; de la campana o disidentes” (AM, Memorias de un torero, p. 54).

CAMPIÑA. f. Terreno lleno de matorrales y de otras plantas de parecida especie, que no está labrado. En cambio el DRAE da para el vocablo la acepción de espacio grande de tierra labrantía.

Comentario: La primera es la acepción utilizada en la comarca. Estar un terreno en campiña es estar en erial, en adil, perdido. No cabe duda que la definición del DRAE es la más extendida.

CANCAMURRIA. f. Pereza (L y G). En otros contextos se emplea como sinónimo de tristeza.

Comentario: Cancamurria es estar triste, algo enfermo.

CANCILLA. f. Pieza hecha de maderos que se ensambla con otras para formar el redil. El DRAE registra el vocablo con la acepción de ‘puerta de verjas que se coloca en huertas, corrales y jardines’. Probablemente deriva de cancelli –orum ‘verja’. Covarrubias a propósito de cancel señala: “Tómase por el seto o pared hecha  de palos entrejeridos (...).

CANCINA. f. Cordera que ya tiene un año y se le ha practicado por primera vez la esquila. Soledad Díez recoge esta misma acepción para la variante cacina que encuentra en Sahagún, y el DRAE da un significado distinto para nuestro término ‘cordera que sin cumplir el año ha tenido ya una cría.

CANDELARIA. Fiesta que se celebra el día 2 de febrero. Conmemora la Purificación de la Virgen cuarenta días después de haber dado a luz, según prescribía la ley mosaica. Según indica muy acertadamente José Luis Alonso Ponga en su provechoso libro Tradiciones y costumbres de Castilla y León en muchos pueblos de esta zona, como sucedía en Villalpando, lo normal era que en la misa de este día se soltaran en el templo palomas, y se ofrecieran al sacerdote tortas o panes y velas encendidas. Antiguamente La Candelaria o Las Candelas se celebraban el día 14 de febrero coincidiendo con las fiestas romanas de las Lupercalia, rituales paganos destinados a propiciar la fecundidad.

CANDILETE. Se utiliza en la locución adverbial a candilete, para aludir a la acción de beber por el botijo u otro recipiente sin apoyar los labios en el pitorro: “En los descansos se refrescaba el gaznate con la botella de vino y gaseosa, comprada a escote, por cuyo tapón perforado por una paja y a candilete todos bebían” (AM, Crónicas..., p. 10).


CÁNTARO. m. Medida de capacidad para pedir el vino. Equivale a 16 litros. DE señala con mayor precisión que equivale a 16,133 litros.

CAÑÓN. m. Túnel descendente con escaleras, excavado en la tierra, que comunica la puerta de la bodega con el fondo de la misma.

CAÑUELA. Pequeños hurtos que los hijos hacían de la hacienda de sus propios padres para juntar un poco de dinero para divertirse (L y G, DE): “Si el año había sido bueno, los hijos de los labradores, con la propina de los padres o con el importe de unas faneguillas de cañuela, se iban unos días a la feria de Valladolid” (AM, Crónicas..., p. 79). También existe el vocablo cañuelista. Era quien compraba el producto de esas sisas, a menor precio.

CAPELLANÍA. f. Paliza (L y G, RG, DE, GG). Por su parte, SL registra el término en plural ‘carreras que se da el animal huyendo de la persecución obstinada de otro animal’.

CARCAÑOS. m. Suele emplearse en plural. Rotos en los calcetines. Es una variante de calcaño ‘parte posterior de la planta del pie’. Su significado se explica por una metonimia. Así pues, como señala Corominas, deriva del latín calcaneu, voz que a su vez proviene de calcare ‘pisar’. DE recoge carcañal ‘roto en la parte del calcetín que cubre el talón’.

CARDEÑA. f. Cardo verde que cuando madura se vuelve blanco y se pone áspero (L y G). Sale en los barbechos y tiene hojas amarillas y copudas y pepitas negras. La cardeña pequeña recibe el nombre de cardillo, variedad de cardo muy apreciada en gastronomía.

CARDINAS. Aparece en la locución pasarlas cardinas, que se usa para expresar que se ha pasado por una situación muy apurada.


CARDO BURRAL. m.  Variedad de cardo que tiene las flores violáceas y un fruto parecido a la cabeza de un alfiler. Sale en la primavera y se cría entre los cereales (L y G).

CARDO MERINERO. m. Variedad de cardo que tiene las hojas blanquecinas y un fruto parecido al hueso de la aceituna, cubierto de zarzillos que se adhieren, Sale hacia el mes de junio y se cría en barbechos y legumbrales (L y G).

CAREARSE. prnl. Pastar las ovejas a su placer aquerenciadas  y extendidas. Encaminarse el rebaño hacia una determinada dirección. Es un término, propio de pastores, de gran uso por las provincias de Valladolid, Palencia, Zamora, León, Salamanca y Burgos. Molinero Lozano recoge en Sayago un vocablo derivado del que estoy comentando cariador ‘perro auxiliar del pastor’.

CAREO. m. Vale lo mismo que querencia (L y G): “Como el careo del pueblo tiraba fuerte, con estas ilusiones, con estas nuevas esperanzas regresa por la fiesta y se queda, después de haber hecho la mili” (AM Crónicas..., p. 99).

CAROCAS. f. Suele emplearse en plural. Gracias, chascarrillos. El DRAE da tres acepciones para este término en singular: ‘decorado a base de lienzos que tienen pintados motivos jocosos’, ‘composición bufa’ y ‘carantoña’. Por su parte, el Diccionario de Autoridades define el vocablo de la siguiente manera: “La palabra afectada o la acción cariñosa con que se tira a engañar, o lisonjear a alguno para lograr de él lo que se quiere. Úsase más comúnmente en plural”. Su origen etimológico es incierto. Corominas, aun reconociéndolo así, sugiere que tal vez estemos ante una palabra mozárabe derivada de crocus ‘azafrán’, ya que en latín esta voz se empleó metafóricamente para aludir a una escena dramática, a causa de la utilización que se hacía de este producto.

CARRAL. m.Tonel de escasa capacidad. Puede admitir de dos a cuarenta cántaros. El DRAE da una acepción más general ‘barril o tonel a propósito para acarrear vino’.

CARRAPITO. m. Fruto de los cardos merineros (L y G, GG).  DE y el propio GG también recogen la variante garrapito.


CATROPEA. Se emplea en la locución andar a la catropea, que sirve para indicar que se hace algo deprisa, atropelladamente (L y G). Lamano recoge en Salamanca catropea ‘carrera tendida de caballería mayor’. Ya Terreros registra cuatropear ‘galopar’, y GL su variante catropiar con idéntica acepción. Todos estos términos derivan de cuatropeo ‘caballo’ en el lenguaje de germanías de los Siglos de Oro.

CAVÓN. m. Pella de tierra apelmazada  que se encuentra en las tierras que están en barbecho, terrón. Miguel Delibes utiliza el término con frecuencia en sus libros y artículos sobre la caza: “La tierra no había sido sembrada. Y no sólo no había sido sembrada, sino que había sido arada en fecha reciente y sus cavones se oreaban desnudos al vientecillo frío del páramo” (El último coto,  p. 212). En la zona palentina de Tierra de Campos se emplea la variante tabón: “Toma, porque llueve poco y, además, si no quitamos esos tabones, quisiera yo verle a usted en el asiento de la segadora” (AE, op. cit., p. 51). Probablemente deriva del verbo cavar.

CEBADERA. f. Pequeño saco hecho de la tela de las quilmas que se ataba a las caballerías al cuello para que se alimentaran: “Estaba  gastando la parola, porque ya no había prisa, mientras sus mulas escocotaban un pienso con el morro metido en la cebadera” (AE., p. 332).Véase su empleo en la siguiente cancioncilla popular recogida por Narciso Alonso Cortés: “Parece tu cuerpo un saco, / tu cintura una talega, / tu pecho dos celemines, /  tu boca una cebadera”.

CEDAZO: Criba pequeña de mala muy fina empleada para acerandar la harina.

CELAR. intr. Recular, andar para atrás (GB, Tierra de Campos; L y G, Villalpando; MB, León, DE, Villanueva del Campo; GG en Pajares de la Lampreana). Se aplica, sobre todo, a las caballerías y a los vehículos. También se emplea en Villalpando la locución de cela ‘andando hacia atrás’: “Arriman el camioneto de cela en un hueco entre dos carros”. (AM, Charlas..., p. 20).

CENCERRAS. f. Llaman así a unas campanillas de forma casi cilíndrica de hierro o cobre, con badajo de hueso o madera, y enganche de badana: “Los sonidos de nuestra infancia eran el cacarear de los gallos, el croquear de las gallinas, el relincho del caballo, el rebuzno del asno, las cencerras y los balidos de las ovejas y corderos” (AM, Charlas..., p. 61).

CENCERRO. m. Persona molesta y pesada. Ya Covarrubias comenta lo siguiente sobre la palabra: “A los hombres cascarrones y habladores impertinentes, decimos que son unos cencerros; y estos no pasan atapados, que siempre se hacen oír”. Sin embargo, Soledad Díez señala que en Cistierna (León) este vocablo se usa metafóricamente para referirse a personas alocadas y a mujeres de honestidad un tanto dudosa.

CEOMO. Se aplica a la persona que tiene un aspecto penoso y lamentable, generalmente por estar lleno de heridas. Es una deformación de ecce homo (L y G; RG).

CEPA. F Planta de la vid. Parte del bulto o divieso. El nubarrón que presagia una tormenta, y del que se desprenden otras nubes más pequeñas (L y G).

CERANDA. f. Criba. Es una variante del clásico zaranda, definido así por Covarrubias: “Criba agujereada para limpiar el trigo, echándolo en alto y meneándolo de una parte a otra, para que salga el polvo y la paja”. Ya aparece el verbo acerendar, relacionado con este término, en los Diálogos familiares de agricultura cristiana de Juan de Pineda: “Y supuesto que la doctrina evangélica es la simiente acerendada por los santos fundadores de las religiones...”. Están ambos términos muy extendidos por Tierra de Campos y por todo el ámbito lingüístico del antiguo leonés. Así, en Villalpando, Agapito Modroño utiliza el sustantivo en el siguiente texto: “Preparemos las cerandas, la aventadora de los recuerdos y en la próxima crónica nos juntemos en la era para celebrar las limpias” (Crónicas..., p. 44). Pero también he hallado testimonios del uso del verbo acerandar en la Esfinge maragata de Concha Espina: “Olalla y Romana siegan sus panes y los ajenos, hacen gavillas y manojos, acerandan y criban, mueven el trillo, el bieldo y el calomán”.

CERANDÓN. m. Esta palabra se aplica a las personas inclinadas a moverse mucho de un lugar a otro sin tener motivos aparentes para tales desplazamientos. Sin duda, se aplica este calificativo a tales personas por los continuos movimientos que hay que realizar con la criba cuando se ahecha el cereal (L y G).Téngase en cuenta también que en nuestro idioma el término zarandillo ha experimentado idéntico proceso metafórico. Por otra parte, cerandón, en algunos lugares del dominio lingüístico del leonés como Villacidayo, es un vocablo que alude a una criba con los agujeros más grandes que los de la ceranda. Martín Calero emplea la variante zarandón: “en el molino, había tramoyas para recibir el grano. Zarandas y zarandones para su limpieza” (op. cit., p. 112).

CEREAR. Intr. Aplícase este verbo para referirse al color que van tomando los cereales  en el mes de mayo y junio cuando van pasando de verdes a secos: “Eran espectadores y protagonistas del grandioso espectáculo en las mañanas azules de mayo, cuando cerean las mieses, cuando vuelan incansables los vencejos, cuando la llanura se alegra con mil trinos. De las noches de helada en enero, cuando las estrellas se tiran a uno de puro rutilar y hacen inevitable el cobijo, el calorcico del tálamo nupcial” (AM, Charlas..., p. 86). Véase cereño.

CEREÑO. adj. Este adjetivo se aplica a los cereales cuando van tomando el color de la cera. También se emplea el adjetivo amanzanados, antes de haber llegado al punto de madurez suficiente para poder ser segados (L y G, en Villalpando; GR, en El Bierzo; Iribarren, en Navarra).

CERMEÑO. m. Pera pequeña muy aromática y sabrosa. El DRAE recoge cermeña y cermeño, pero para este último da la acepción de ‘especie de peral’ y para cermeña la de ‘fruto del cermeño’.. En Villalpando también se emplea el vocablo en sentido metafórico para aludir a alguien torpe, tonto.

CERNADA. f. Ceniza. Aparece en sorber cernada  (L y G). El significado de la expresión puede provenir de las largas tardes de invierno en las que no se podía hacer otra cosa que dejar pasar las horas aburridos junto a la lumbre..

CERNADAL. m. Tierra del color de la cernada o ceniza. Se trata de un terreno muy fértil por ser muy rico en abono (L y G). García Lomas también recoge el vocablo con la acepción de ‘tierra muy trabajada y suelta, como si fuera ceniza o cernada’.

CERNADERO. m. Lugar donde se depositaba la ceniza. Paño de cocina basto. Se emplea también esta palabra como segundo término de una comparación, con la que quiere enfatizarse la suciedad de algo o alguien. Evidentemente, está relacionada con cernada. Como es sabido en los Siglos de Oro se utilizaba la ceniza para hacer lejía; pues bien, el cernadero era un lienzo grueso que se ponía sobre la ropa lavada para colar el agua en que había hervido la ceniza a fin de fabricar esa rudimentaria lejía. Obsérvese su uso en esta cita de El Quijote: “Entró Sancho en la sala, todo asustado, con un cernadero por babador, y tras él muchos mozos, o por mejor decir, pícaros de cocina y otra gente menuda, y uno venía con un artesoncillo de agua, que en la color y poca limpieza mostraba ser de fregar; seguíale y perseguíale el de la artesa, y  procuraba con toda solicitud ponérsela y encajársela debajo de las barbas, y otro pícaro mostraba querérselas lavar”  (edición de Martí de Riquer, Barcelona, 1971, pp. 779-780).

CERRO. m. Lomo del surco. Procede del latín cirrus ‘rizo, copete, crin’ y después ‘pescuezo y lomo de los animales’.

CESTO. Torpe, de pocas luces. También se emplea esta palabra en la locución dormir como un cesto, que alude a que alguien duerme plácidamente, a pierna suelta.

CIERNA. f. La flor del trigo. Probablemente deriva de cerner por metáfora al relacionar el lanzamiento del polen por parte de las plantas con el polvillo que se levanta al cribarse los cereales. La expresión en ciernes está emparentada con este vocablo.

CINCHO. m. Cinta trenzada con esparto, o una planta, en Villalpando, llamada “barcea” que, enrrollada a mayor o menor diámetro, se utilizaba como molde para hacer el queso (L y G). MU da para el término la acepción de ‘utensilio para hacer el queso’, y Lamano la de ‘encella’. Obsérvese el uso del vocablo por parte de Martín Calero: “Hacían el queso en cinchos de esparto y se prensaba con tablas redondas y piedras” (op. cit. p. 34).

CINTAS. f. Esta costumbre, que se practicaba el Domingo de Carnaval, y que ya se ha perdido, al menos en Villalpando, la describe perfectamente DE: “Tradición que venía celebrándose el primer domingo de Cuaresma. Se corrían con caballos. Las cintas llevaban una anilla que sobresalía de una especie de cajón colocado a una altura conveniente. Pasando al galope por debajo del cajón había que meter un punzón por la anilla y llevarse la cinta prendida. Las corrían los quintos y cada participante se costeaba las suyas, generalmente tres, que luego se llevaba cogiera o no. En cambio, la llamada del Premio, que era más ancha, la pagaban entre todos los participantes y se la llevaba el que la cogía”.

CIRUTO. m. Miedo, pavor. Creo que puede tratarse de una variante de cerote, palabra, que en su sentido recto, tiene la acepción de ‘masilla o pasta, compuesta de pez y aceite, de que usan los zapateros para untar o encerar los hilos con los que cosen los zapatos’, que ha dado lugar a la trasladada que trascribo a continuación tomada del Diccionario de Autoridades: “Suele significar el miedo grande con alusión poco limpia al efecto que a veces ocasiona el temor”. En este mismo sentido, DE recoge cerote ‘primer excremento del recién nacido’.

COBARDE. adj. Tímido. No se opone, por lo tanto, a valiente, sino a desenvuelto. También recogen el término GG y MU, que además señala que en la obra de Lope de Vega Peribáñez y el comendador de Ocaña se emplea con esta acepción, pero no indica los versos de la comedia en que se puede documentar.

COCER. intr. Se emplea en la frase cocer la tierra, que alude a la acción de enriquecerse el terreno como consecuencia de haber sido arado con objeto de que las plantas al pudrirse se conviertan en abono vegetal: “Siempre hay alguna cosilla que hacer, nos contesta, pero no de aradera, salvo alguna finca que otra que se revuelve a trashoja y que va destinada a sembrarla de legumbre. Porque así cuece la tierra hasta que llegue el momento de los tardíos” (AE, p. 13).

COCIDO. adj. Se emplea esta palabra como elemento ponderativo para enfatizar que alguien tiene gran cantidad de algo (L y G, DE): “Tu padre está cocido de dinero”.

COCO. m. Se llama así a cualquier gusano de pequeño tamaño. El DRAE lo recoge con la acepción de ‘gorgojo’. Sin embargo, Autoridades da una definición menos precisa: “Cierto gusanillo o especie de polilla que se cría o introduce en las semillas o frutas, y las daña de manera que no pueden servir”. Asimismo, Francisco del Rosal, al comentar su voz bermejo, indica lo siguiente: “Un gusanillo de que se hace la grana; y de aquí bermellón, de donde cualquier gusanillo llamamos coco, que es el nombre de la grana en griego y latín”. Por su parte, García Lomas también da un significado más general que el señalado por la Academia: ‘insectos cuyo verdadero nombre desconoce el pueblo’.

COCOTE. m. Variante de cogote: “Está más duro que el cocote de un perro” (AM, Crónicas..., p. 35). También existe cocotazo para referirse a un golpe dado en el cogote. Sara García Bermejo también recoge el vocablo.

COCHERO. adj. Aplícase este adjetivo a las legumbres que se cuecen con facilidad. El término deriva del antiguo participio irregular del verbo cocer, cocho, y este, a su vez, proviene del participio latino coctus.

COGER. tr. Salir al campo a buscar plantas y matojos para echar de comer a los animales domésticos. La modesta cosecha que se conseguía como resultado de esta operación recibía el nombre de cogido: “En el corral había gallos, huevos y conejos (estos bastante abundantes, los conejos ya parían como ahora, no había mixomatosis y el alimento, gramas y cogido,era gratuito)” (AM, Crónicas..., pp. 95-96). Juliana Panizo recoge cogido ‘hierbajos con que se alimenta a los conejos’.

Comentario: También se emplea este verbo con la acepción de ser fecundada una hembra: Está preñada. Hace días la cogió el conejo.

COLADERO. m. Paño de cocina basto. Probablemente era sinónimo de cernadero, pues tendría como referente el paño que se usaba para colar la lejía rudimentaria que se hacía hirviendo ceniza en el agua. V. Cernada.

COLAGA. f. Desagüe de los corrales (Villalpando). SL recoge en Salamanca con la misma acepción colaca y colaga, y Juliana Panizo, Domínguez Escarda y Gerardo González dan cuenta en Tierra de Campos de la variante colagua. Ya figura el término en Francisco del Rosal, que, muy certeramente, lo deriva de cloaca: "El albañar, como cloaga, del latin que la llama cloaca".

COMPONEDOR. m. Artesano, generalmente ambulante, que reparaba cacharros de barro, vasijas metálicas, paraguas y otros objetos de este jaez: “Podemos considerar el componedor como una variante del oficio de hojalatero. Ya no lleva alforjas de lona, sino una caja de herramientas colgada del hombro mediante correa de cuero. A la espalda cargará con informe montón de latas viejas de escabeche y rotas cazuelas de porcelana no pudiendo faltar el varillaje de lo que fue un paraguas” (AE, p. 217). También se emplea este vocablo para referirse al labrador encargado de colocar en el carro las gavillas de espigas que le entrega el purridor: “Colocar el bálago requería su técnica, requería la habilidad de los buenos componedores” (AM, Crónicas..., p. 43). RG, AE y GB recogen la variante ponedor, definida por el primero de la siguiente manera: “Obrero a las órdenes del carrero para la labor de cargar el carro, colocando en él la mies que le entrega aquel”.


COMPONER. tr. Aliñar las ensaladas, verduras y legumbres. Molinero Lozano recoge en Sayago componer ‘condimentar la comida’ y compostura ‘condimento’. Colocar la mies, el bálago, en el carro.

CONSONANTE. Se sigue empleando, entre otros A.M., con mucha intención, en la locución: "ir al consonante", para, después de un prólogo, exposición o divagación, referirse a la parte sustancial de la exposición. "Te voy al consonante: fue Bruno quien mató al pañero".

CORACHA. Aparece en la expresión fumar como una coracha, que se aplica a los fumadores empedernidos. Recuérdese que coracha primitivamente alude a unos sacos de cuero que se empleaban para trasportar tabaco, cacao y otros materiales procedentes de América.

CORDERAJE. m. Conjunto de corderos. En Chile este término se usa como sinónimo de borregada.

CORRA. f. Circunferencia que se hacía con los sarmientos de la vid para sujetar las cancillas o teleras. El DRAE lo recoge con la acepción de ‘arillo de metal’ y señala que es un vocablo característico de León. Sin embargo, SL deja constancia de su uso en Salamanca, y da la siguiente acepción: “Correa que se saca de tronchar una varita de torvisco, y tirar del tallo pelado. Se usa como cuerda para capar los carneros o para atarla al rabo del cordero que tiene diarrea”.
CORRIGÜELA. f. Correhuela. Es una variante fácilmente explicable por la vacilación existente entre las vocales i/ e en posición protónica, y por la tendencia popular a desarrollar una velar oclusiva sonora delante del diptongo ue.

CORTADOR. m. Carnicero. Aparece en una edición de 1720 de la novela picaresca del siglo XVII La vida y hechos de Estebanillo González: “Recibía la carne, metía las manos en la faldriquera y los ojos en el rostro del cortador; y en viéndolo ocupado en llamamientos de alguaciles o en partición de tajadas, bajaba todo el cuerpo, encubríame entre la bulla, fingía haber perdido algún dinero, y agachándome, como quien andaba a caza de luganos, salía a lo raso y ganaba los perdones de quien hurta a ladrón” (op. cit., pp. 223-224).

CORUJA. f. Lechuza. El DRAE lo recoge sin dar ninguna explicación sobre la extensión de su uso ni sobre su etimología. Según la creencia populr este animal tiene una gran afición por el aceite y aprovecha el menor descuido de los hombres para bebérselo.

COSCARÓN. m. Residuo muy frito que queda después de derretir la manteca de cerdo en la sartén (L y G, en Villalpando; Fernández Duro, en Zamora; IS, en Medina del Campo; DE en Villanueva del Campo; GG, en Pajares de la Lampreana; FY, en Benavente): “En la matanza desurdía y lavaba las tripas, derretía las mantecas, sacaba torreznos y coscarones” (AM, Memorias de un torero, p. 14). Francisco del Rosal en su voz coscorrón comenta: "Como cascarrón, porque suena en el casco. Y así llaman coscorrones a los chicharrones, porque suenan entre dientes como casquillos secos".
COSCO. m. Membrana del trigo que está más cerca del grano. Para Luis Cortés y Vázquez ‘vaina de las  legumbres que se da de comida a los puercos’. Por su parte, Emilio de Lorenzo registra cosca ‘vaina que se encuentra en los garbanzos, habichuelas y otras leguminosas’, y cosco ‘hojas que envuelven las espigas del maíz’.

COSCORUDO. Se aplica este adjetivo, sobre todo a la corteza del pan, o a cualquier alimento que se ha vuelto muy duro (L y G, GA, DE). IS registra la variante coscorrudo, e indica que se utiliza para referirse al pan duro, o al pan excesivamente seco, aunque sea reciente. Por su parte, DE recoge la siguiente acepción ‘lo que se queda duro y áspero. Un cuero muy seco, tela endurecida por la suciedad o por cualquier otro motivo’, y señala la existencia del siguiente dicho: “Está más coscorudo que el alma de Judas”. GG recoge coscarudo ‘áspero, reseco’.

COSTALEAR. tr. Trasportar el hombre los costales cargados de grano (L y G; JP): “Habíamos costaleado la buena senara en la panera del mesón que daba pa la era, en las afueras del pueblo” (AM, Víctimas de la Guerra Civil en Villalpando, p. 169). Deriva de costal.

COZUELO. Se emplea en la expresión tener cozuelo, que alude a que el grano de trigo es débil y no puede romper el cosco, es decir, la membrana que está más próxima a él. Es evidente que cozuelo tiene que ver con corzuelo, término con el que se alude a la porción de granos de trigo que, por no haber desprendido la cascarilla al tiempo de trillarse, se separa de los demás cuando se ahecha, según Corominas.

CRACO. adj. Dícese del niño o persona de baja estatura y ruin.

CRIQUERO. Adj. Protestón, pamplinero (L y G, en Villalpando; GF, en Toro; Lamano, en Salamanca). Por su parte, Llorente Maldonado recoge también en Salamanca crique y criquero ‘inútil’, ‘afeminado, mariquita’ y en el castellano de Galicia se usa cricas con la acepción de ‘llorón’, según Corominas. El término parece estar relacionado con crica ‘órgano sexual femenino’ ya en Nebrija.
CUARTERÓN. m. Contraventana. Lo registra el DRAE, pero no señala la extensión de su uso.

CUARTILLA. f. Medida de capacidad para el vino. Equivale a la cuarta parte del cántaro (4 litros).

CUCAR. tr. Burlarse, mofarse de alguien, con alguna voz o sonido pronunciado por detrás sin darse a ver el cucador.. El DRAE recoge esta acepción como desusada y característica de León y Salamanca, pero no explica nada sobre su origen. Por mi parte, me parece que este origen se encuentra en el grito cu, cu, que se profería para zaherir, motejándolos de cornudos, a los agricultores que iban retrasados en el desarrollo de sus tareas.

CUCÚS. m. Abubilla (L y G, IS). En Villalpando se usa la expresión oler a cucuses, para dar a entender que algo o alguien huele muy mal. También se designa con este apodo, en plurarl, a los naturales de Tapioles. Ya Covarrubias comenta sobre este pájaro: “Es ave sucia que se recrea en el estiércol”. En lo mismo abunda Autoridades: “Es ave sucia y de mal olor, de voz desgraciada y triste, pues su canto se reduce a solo bu, bu, bu, de donde es natural venga su origen”.

CUERDAS. f. Cortina de lluvia que se ve a cierta distancia desde lugar donde aún no llueve. (L y G, DE). Suele usarse en plural.

CUIDO. m. Cuidado, en especial el que es preciso tener con la alimentación que se da a alguien: “Yo estaba a lo que estaba, al ganado, que no solo es el cuido de las ovejas, sino el daño que pueden hacer  al campo si se las deja solas” (Delibes, Castilla habla, p. 89). Es un derivado regresivo de cuidar. El DRAE recoge cuida con la misma acepción y  señala su carácter arcaico. García Lomas registra nuestro término con la significación de ‘cuidado’ y señala que puede ser un andalucismo de origen jándalo. También da cuenta de su uso en Tierras de León SD.

CULEBRINA. f. Se emplea en sentido metafórico como sinónimo de relámpago. AE usa la variante culebrilla: “Una culebrilla rasgó las entrañas de la nube y se desató la tormenta sembrando el miedo y la angustiosa inquietud entre las gentes” (AE, op. cit., p. 63). Ya Terreros comenta lo que sigue sobre culebrina: “Llaman también a los fuegos, cohetes, relámpagos, que forman una especie de camino retorcido, como el que hace la culebra”.

CUNCUMINA. Adj. Dícese de mujer pequeña, menuda, delgada, medio encogida y enfermiza.

CURRO. m. Pato. El DRAE registra el término como propio de Asturias y León, pero está más extendido, pues es de uso común en otras zonas, como Zamora o Palencia  En este sentido, es pertinente indicar que mi informante Luciano López García (en el año 2001, cuando contaba con 72 años) me aseguraba que en Villalpando las personas que tenían la edad de su madre utilizaban el apelativo curras, curras, curras para llamar a las gallinas, aunque lo voz más extendida en ese uso era el de "tes, tes, tes". También "pitas, pitas, pitas", al tiempo que se chacullaba la lata haciendo sonar el grano en la misma.








4 comentarios:

Anónimo dijo...


A TI AGAPITO, Y A TU AMIGO LUCIANO, SE OS ESTÁ MARCHANDO LA PALABRA (CÁBALAS)
SALUDOS A LOS DOS.

Administrador dijo...

¡Gracias por tu aportación y por el mensaje!

Te aclaro, aparte de lo que diga el profesor, que la palabra CÁBALA, más empleada en plural, como tú haces, utilizada en la expresión "hacer cábalas", suposiciones, pertenece al léxico, al vocabulario general de la Lengua Española, y está, por tanto recogida en el diccionario de la RAE.

En este diccionario de Luciano lo componen "localismos" palabras utilizadas en esta zona, que no recoge la Academia Española de la Lengua, o si lo hace es con distinta acepción.

Encantado de darte explicación, como digo, sujeta al VºBª de "la autoridad", si se asoma por aquí.

Saludos.

Luciano López dijo...

Completamente de acuerdo, Agapito.
En cualquier caso, al eleborar cualquier vocabulario, es imposible que se pueda dar cuenta de todas las palabras de la zona. Asimismo,las definiciones propuestas son matizables y revisables y, en cualquier caso, nadie puede reflejar por escrito la riqueza del habla. Uno, movido por el amor a las palabras, intenta homenajearlas por escrito, a ellas y a sus usuarios, que son la verdedera autoridad.
Abrazos agradecidos, amigo.

Administrador dijo...

¡Buenos días Luciano!

¡Cómo me gusta, preciosa esta tarea de copiar y publicar tu trabajo por este medio, revisando, matizando, los escasos vocablos de ello necesitados,incorporando alguna palabra escapada. Pequeño empujón, en el bodón del olvido, al carro cargado de palabras del que tú tiras.

Y cuando vemos que alguien también intenta ayudar en la tarea, dicha completa-

Un abrazo.