CABAÑAL. m. Aprisco, edificio situado en el corral
de la casa y destinado al albergue de
las ovejas. El DRAE no incluye esta acepción y da la que
sigue como propia de Salamanca: “Cobertizo formado con maderas y escobas
para cobijar el ganado”. Por su parte, ML recoge esta acepción en Sayago:
“Lugar aislado del suelo, en que se coloca la leña de los corrales”. Para José
María Baz tiene la acepción de ‘montón de leña’.
CABO DE AÑO. Misa que se aplica a un difunto cuando se
cumple un año de su fallecimiento.
CABRAS. f. Suele usarse en plural. Enrojecimientos
que salen en las piernas por estar mucho tiempo al lado del brasero. Francisco
del Rosal glosa el vocablo de la siguiente manera: “Son escocimientos o
quemaduras causadas de la lumbre, del griego capurós, que es lo quemado
o abrasado”.
CACALAMEA. Forma parte de la locución andar a la cacalamea, que se emplea
para aludir a que alguien siempre está con apuros económicos, que anda a ramal
y media manta. ¿Podría proceder la expresión del antiguo oficio que consistía
en andar por las calles provisto de bacinillas u orinales para
proporcionárselos a los viandantes que se veían acuciados por una imperiosa
necesidad fisiológica? Está claro que tal menester era ejercido por los hombres
más pobres del entramado social.
Comentario: Palabra totalmente olvidada
CACETA. f. Paleta de cocina, espumadera (L y G; GF,
en Toro; GG, en Pajares de la
Lampreana ). Sin embargo, Krüger en San Ciprián de Sanabria
recoge la acepción de ‘cacillo para sacar el agua del pote’, y Soledad Díez en
León ‘especie de cucharón redondo y profundo’ y el propio GG también apunta que
en Pajares de la Lampreana
tiene asimismo la acepción de ‘cazo pequeño’.
CACHA. f. Cayado: ”En los años 40 nos requisaban cachas
y varas de fresno” (AM, Víctimas de la Guerra Civil en
Villalpando, p. 166). También usa el vocablo Miguel Delibes: “¿Ves esa
lasca blanca a dos metros de la cacha?
Ve ahí está aculada la muy zorra” (Las
ratas, p. 30).
CACHETERO. Figura en la expresión dar el
cachetero, que alude figuradamente a la acción de rematar un asunto, y
literalmente al golpe que se da a los animales en el pestorejo, especialmente a
conejos y liebres, para matarlos (L y G, IS): “Entonces yo salía, lo cogía por
las patas, le daba el cachetero y conejo al morral” (AM, Charlas...,
p. 14). Recuérdese que cachetero es el puñal que sirve para apuntillar a
las reses.
CACHICÁN. m. Mozo de labranza que está encargado de
llevar a cabo las tareas subalternas o auxiliares (L y G, IS): “La relación
entre amos, criados, criadas, y cachicanes era fraterna y la alegría
indisimulada” (AM, Víctimas de la Guerra Civil en Villalpando, p. 173). Es sinónima de “perillán”.
CADRIL. m. Cuadril, es decir, hueso del anca. Parece
provenir del sintagma hueso caderil, en el que se ha producido una
omisión del sustantivo y una síncopa de la e en el adjetivo. Esta forma es anterior a la
existente hoy, cuadril, y, según el DRAE, es propia de Galicia,
Asturias y Santander. Aparece en la expresión llevar el cántaro al cadril,
con la que se hace referencia a la acción de trasportarlo agarrándolo con una
mano y apoyándolo en la cadera: “Tenía gracia la imagen de la moza con un
cántaro al cadril y el otro de la mano” (AM, Crónicas..., p. 95).
Sin embargo, Soledad Díez recoge en León cadril ‘región lumbar’ y escadrilarse
‘producirse una luxación en la cadera’.
CAGALITA. f. Excremento de las ovejas (L y G, RG, SL,GG,
DE). Véase su empleo por Merino Bravo: “Al chupar un pirulí, jugando a la
comba, se le cayó a la rapaza entre las cagalitas y cogió una gran
llorona” (op. cit., p. 55).
CAGAPRISAS. adj. Persona muy nerviosa ( L y G, IS).
CAGARRUTA. f. Excrementos de los conejos. Para el DRAE
esta palabra tiene la acepción de ‘excremento de ganado menor’. Sin embargo,
obsérvese la utilización por parte de Delibes de cagarrutero ‘lugar en
el que abundan las cagarrutas’: “Este sistema de caza sí que hay que ponerlo en
práctica con cuidado, ya que si se coloca en los vivares o en las veredas o en
los cagarruteros de los conejos, el 95% de las víctimas serán conejos,
pero si se coloca en terrenos de todos, lo mismo puede caer en él un gazapo que
un garduño, una becada o una perdiz” (El último coto, p. 158).
Comentario: Palabra
por mi desconocida en Villalpando, ya que a las deyecciones de los conejos se
les conoce también como cagalitas.
CALDO VIROTE. Esta expresión se aplica a las comidas
caldudas y poco sabrosas (L y G). Guzmán Álvarez en Babia y Laciana también
recoge la locución y señala que sirve para referirse al agua en que se cuecen
las morcillas.
CALLETE. Se emplea en la locución “al encallete”: algo
a medio hacer o mal hecho, por ejemplo una mala siembra: “ha quedao al encallete” Juliana
Panizo registra al encallete ‘cosa mal hecha’. DE da
cuenta de la existencia de al encallete con otra acepción ‘carne,
embutido u otro alimento entre crudo y cocido’.
Comentario: La última es la acepción más utilizada en Villalpando. Cuando los
chorizos de calle estaban recientes, se los envolvía en papel de estraza mojado
y se metían entre el borrajo. Se hinchaban y quedan riquísimos, “al encallete”.
CAMPANA. f. Se usa este vocablo para aludir a las
personas que están cercanas al poder y se aprovechan de su situación: “En
aquellos años el pueblo no estaba dividido entre hinchas del Madrid o del
Barça; de la campana o disidentes” (AM, Memorias de un torero, p.
54).
CAMPIÑA. f. Terreno lleno de matorrales y de otras
plantas de parecida especie, que no está labrado. En cambio el DRAE da para el
vocablo la acepción de espacio grande de tierra labrantía.
Comentario: La primera es la acepción utilizada en la comarca. Estar un terreno
en campiña es estar en erial, en adil, perdido. No cabe duda que la definición
del DRAE es la más extendida.
CANCAMURRIA. f. Pereza (L y G). En otros contextos
se emplea como sinónimo de tristeza.
Comentario: Cancamurria es estar triste, algo enfermo.
CANCILLA. f. Pieza hecha de maderos que se ensambla
con otras para formar el redil. El DRAE registra el vocablo con la
acepción de ‘puerta de verjas que se coloca en huertas, corrales y jardines’.
Probablemente deriva de cancelli –orum ‘verja’. Covarrubias a
propósito de cancel señala: “Tómase por el seto o pared hecha de palos entrejeridos (...).
CANCINA. f. Cordera que ya tiene un año y se le ha
practicado por primera vez la esquila. Soledad Díez recoge esta misma acepción
para la variante cacina que encuentra en Sahagún, y el DRAE da un
significado distinto para nuestro término ‘cordera que sin cumplir el año ha tenido
ya una cría.
CANDELARIA. Fiesta que se celebra el día 2 de
febrero. Conmemora la
Purificación de la
Virgen cuarenta días después de haber dado a luz, según
prescribía la ley mosaica. Según indica muy acertadamente José Luis Alonso
Ponga en su provechoso libro Tradiciones y costumbres de Castilla y
León en muchos pueblos de esta zona, como sucedía en Villalpando, lo normal
era que en la misa de este día se soltaran en el templo palomas, y se
ofrecieran al sacerdote tortas o panes y velas encendidas. Antiguamente La
Candelaria o Las Candelas se celebraban el día 14 de febrero coincidiendo con
las fiestas romanas de las Lupercalia, rituales paganos destinados a propiciar
la fecundidad.
CANDILETE. Se utiliza en la locución adverbial a
candilete, para aludir a la acción de beber por el botijo u otro recipiente
sin apoyar los labios en el pitorro: “En los descansos se refrescaba el gaznate
con la botella de vino y gaseosa, comprada a escote, por cuyo tapón perforado
por una paja y a candilete todos bebían” (AM, Crónicas..., p.
10).
CONSONANTE. Se sigue empleando, entre otros A.M., con mucha intención, en la locución: "ir al consonante", para, después de un prólogo, exposición o divagación, referirse a la parte sustancial de la exposición. "Te voy al consonante: fue Bruno quien mató al pañero".
CUNCUMINA. Adj. Dícese de mujer pequeña, menuda, delgada, medio encogida y enfermiza.
CÁNTARO. m. Medida de capacidad para pedir el vino.
Equivale a 16 litros .
DE señala con mayor precisión que equivale a 16,133 litros .
CAÑÓN. m. Túnel descendente con escaleras, excavado en
la tierra, que comunica la puerta de la bodega con el fondo de la misma.
CAÑUELA. Pequeños hurtos que los hijos hacían de la
hacienda de sus propios padres para juntar un poco de dinero para divertirse (L
y G, DE): “Si el año había sido bueno, los hijos de los labradores, con la
propina de los padres o con el importe de unas faneguillas de cañuela,
se iban unos días a la feria de Valladolid” (AM, Crónicas..., p. 79).
También existe el vocablo cañuelista. Era quien compraba el producto de
esas sisas, a menor precio.
CAPELLANÍA. f. Paliza (L y G, RG, DE, GG). Por su
parte, SL registra el término en plural ‘carreras que se da el animal huyendo
de la persecución obstinada de otro animal’.
CARCAÑOS. m. Suele emplearse en plural. Rotos en los
calcetines. Es una variante de calcaño ‘parte posterior de la planta del
pie’. Su significado se explica por una metonimia. Así pues, como señala
Corominas, deriva del latín calcaneu, voz que a su vez proviene de calcare
‘pisar’. DE recoge carcañal ‘roto en la parte del calcetín que cubre el
talón’.
CARDEÑA. f. Cardo verde que cuando madura se vuelve
blanco y se pone áspero (L y G). Sale en los barbechos y tiene hojas amarillas
y copudas y pepitas negras. La cardeña pequeña recibe el nombre de cardillo,
variedad de cardo muy apreciada en gastronomía.
CARDINAS. Aparece en la locución pasarlas
cardinas, que se usa para expresar que se ha pasado por una situación muy
apurada.
CARDO BURRAL. m.
Variedad de cardo que tiene las flores violáceas y un fruto parecido a
la cabeza de un alfiler. Sale en la primavera y se cría entre los cereales (L y
G).
CARDO MERINERO. m. Variedad de cardo que tiene las
hojas blanquecinas y un fruto parecido al hueso de la aceituna, cubierto de
zarzillos que se adhieren, Sale hacia el mes de junio y se cría en barbechos y
legumbrales (L y G).
CAREARSE. prnl. Pastar las ovejas a su placer
aquerenciadas y extendidas. Encaminarse
el rebaño hacia una determinada dirección. Es un término, propio de pastores,
de gran uso por las provincias de Valladolid, Palencia, Zamora, León, Salamanca
y Burgos. Molinero Lozano recoge en Sayago un vocablo derivado del que estoy
comentando cariador ‘perro auxiliar del pastor’.
CAREO. m. Vale lo mismo que querencia (L y G): “Como
el careo del pueblo tiraba fuerte, con estas ilusiones, con estas nuevas
esperanzas regresa por la fiesta y se queda, después de haber hecho la mili”
(AM Crónicas..., p. 99).
CAROCAS. f. Suele emplearse en plural. Gracias,
chascarrillos. El DRAE da tres acepciones para este término en singular:
‘decorado a base de lienzos que tienen pintados motivos jocosos’, ‘composición
bufa’ y ‘carantoña’. Por su parte, el Diccionario de Autoridades define
el vocablo de la siguiente manera: “La palabra afectada o la acción cariñosa
con que se tira a engañar, o lisonjear a alguno para lograr de él lo que se
quiere. Úsase más comúnmente en plural”. Su origen etimológico es incierto.
Corominas, aun reconociéndolo así, sugiere que tal vez estemos ante una palabra
mozárabe derivada de crocus ‘azafrán’, ya que en latín esta voz se
empleó metafóricamente para aludir a una escena dramática, a causa de la
utilización que se hacía de este producto.
CARRAL. m.Tonel de escasa capacidad. Puede admitir
de dos a cuarenta cántaros. El DRAE da una acepción más general ‘barril
o tonel a propósito para acarrear vino’.
CARRAPITO. m. Fruto de los cardos merineros (L y G,
GG). DE y el propio GG también recogen
la variante garrapito.
CATROPEA. Se emplea en la locución andar a la
catropea, que sirve para indicar que se hace algo deprisa,
atropelladamente (L y G). Lamano recoge en Salamanca catropea ‘carrera tendida
de caballería mayor’. Ya Terreros registra cuatropear ‘galopar’, y GL su variante catropiar con
idéntica acepción. Todos estos términos derivan de cuatropeo ‘caballo’ en el
lenguaje de germanías de los Siglos de Oro.
CAVÓN. m. Pella de tierra apelmazada que se encuentra en las tierras que están en barbecho,
terrón. Miguel Delibes utiliza el término con frecuencia en sus libros y
artículos sobre la caza: “La tierra no había sido sembrada. Y no sólo no había
sido sembrada, sino que había sido arada en fecha reciente y sus cavones
se oreaban desnudos al vientecillo frío del páramo” (El último coto, p. 212). En la zona palentina de Tierra de
Campos se emplea la variante tabón: “Toma, porque llueve poco y, además,
si no quitamos esos tabones, quisiera yo verle a usted en el asiento de la
segadora” (AE, op. cit., p. 51). Probablemente deriva del verbo cavar.
CEBADERA. f. Pequeño saco hecho de la tela de las
quilmas que se ataba a las caballerías al cuello para que se alimentaran:
“Estaba gastando la parola, porque ya no
había prisa, mientras sus mulas escocotaban un pienso con el morro metido en la
cebadera” (AE., p. 332).Véase su empleo en la siguiente cancioncilla
popular recogida por Narciso Alonso Cortés: “Parece tu cuerpo un saco, / tu
cintura una talega, / tu pecho dos celemines, /
tu boca una cebadera”.
CEDAZO: Criba pequeña de mala muy
fina empleada para acerandar la harina.
CELAR. intr. Recular, andar para atrás (GB, Tierra
de Campos; L y G, Villalpando; MB, León, DE, Villanueva del Campo; GG en
Pajares de la Lampreana ).
Se aplica, sobre todo, a las caballerías y a los vehículos. También se emplea
en Villalpando la locución de cela ‘andando hacia atrás’: “Arriman el
camioneto de cela en un hueco entre dos carros”. (AM, Charlas...,
p. 20).
CENCERRAS. f. Llaman así a unas campanillas de forma
casi cilíndrica de hierro o cobre, con badajo de hueso o madera, y enganche de
badana: “Los sonidos de nuestra infancia eran el cacarear de los gallos, el
croquear de las gallinas, el relincho del caballo, el rebuzno del asno, las cencerras
y los balidos de las ovejas y corderos” (AM, Charlas..., p. 61).
CENCERRO. m. Persona molesta y pesada. Ya
Covarrubias comenta lo siguiente sobre la palabra: “A los hombres cascarrones y
habladores impertinentes, decimos que son unos cencerros; y estos no
pasan atapados, que siempre se hacen oír”. Sin embargo, Soledad Díez señala que
en Cistierna (León) este vocablo se usa metafóricamente para referirse a
personas alocadas y a mujeres de honestidad un tanto dudosa.
CEOMO. Se aplica a la persona que tiene un aspecto
penoso y lamentable, generalmente por estar lleno de heridas. Es una
deformación de ecce homo (L y G; RG).
CEPA. F Planta de la vid. Parte del bulto o divieso.
El nubarrón que presagia una tormenta, y del que se desprenden otras nubes más
pequeñas (L y G).
CERANDA. f. Criba. Es una variante del clásico zaranda,
definido así por Covarrubias: “Criba agujereada para limpiar el trigo,
echándolo en alto y meneándolo de una parte a otra, para que salga el polvo y
la paja”. Ya aparece el verbo acerendar, relacionado con este
término, en los Diálogos familiares de agricultura cristiana de
Juan de Pineda: “Y supuesto que la doctrina evangélica es la simiente acerendada
por los santos fundadores de las religiones...”. Están ambos términos muy
extendidos por Tierra de Campos y por todo el ámbito lingüístico del antiguo
leonés. Así, en Villalpando, Agapito Modroño utiliza el sustantivo en el
siguiente texto: “Preparemos las cerandas, la aventadora de los
recuerdos y en la próxima crónica nos juntemos en la era para celebrar las
limpias” (Crónicas..., p. 44). Pero también he hallado testimonios del
uso del verbo acerandar en la Esfinge maragata de Concha Espina:
“Olalla y Romana siegan sus panes y los ajenos, hacen gavillas y manojos, acerandan
y criban, mueven el trillo, el bieldo y el calomán”.
CERANDÓN. m. Esta palabra se aplica a las personas
inclinadas a moverse mucho de un lugar a otro sin tener motivos aparentes para
tales desplazamientos. Sin duda, se aplica este calificativo a tales personas
por los continuos movimientos que hay que realizar con la criba cuando se
ahecha el cereal (L y G).Téngase en cuenta también que en nuestro idioma el
término zarandillo ha experimentado idéntico proceso metafórico. Por
otra parte, cerandón, en algunos lugares del dominio lingüístico del
leonés como Villacidayo, es un vocablo que alude a una criba con los agujeros
más grandes que los de la ceranda. Martín Calero emplea la variante zarandón:
“en el molino, había tramoyas para recibir el grano. Zarandas y zarandones
para su limpieza” (op. cit., p. 112).
CEREAR. Intr. Aplícase este verbo para referirse al
color que van tomando los cereales en el
mes de mayo y junio cuando van pasando de verdes a secos: “Eran espectadores y
protagonistas del grandioso espectáculo en las mañanas azules de mayo, cuando cerean
las mieses, cuando vuelan incansables los vencejos, cuando la llanura se alegra
con mil trinos. De las noches de helada en enero, cuando las estrellas se tiran
a uno de puro rutilar y hacen inevitable el cobijo, el calorcico del tálamo
nupcial” (AM, Charlas..., p. 86). Véase cereño.
CEREÑO. adj. Este adjetivo se aplica a los cereales
cuando van tomando el color de la cera. También se emplea el adjetivo
amanzanados, antes de haber llegado al punto de madurez suficiente para poder
ser segados (L y G, en Villalpando; GR, en El Bierzo; Iribarren, en Navarra).
CERMEÑO. m. Pera pequeña muy aromática y sabrosa. El
DRAE recoge cermeña y cermeño, pero para este último da la
acepción de ‘especie de peral’ y para cermeña la de ‘fruto del cermeño’..
En Villalpando también se emplea el vocablo en sentido metafórico para aludir a
alguien torpe, tonto.
CERNADA. f. Ceniza. Aparece en sorber cernada
(L y G). El significado de la expresión
puede provenir de las largas tardes de invierno en las que no se podía hacer
otra cosa que dejar pasar las horas aburridos junto a la lumbre..
CERNADAL. m. Tierra del color de la cernada o
ceniza. Se trata de un terreno muy fértil por ser muy rico en abono (L y G).
García Lomas también recoge el vocablo con la acepción de ‘tierra muy trabajada
y suelta, como si fuera ceniza o cernada’.
CERNADERO. m. Lugar donde se depositaba la ceniza.
Paño de cocina basto. Se emplea también esta palabra como segundo término de
una comparación, con la que quiere enfatizarse la suciedad de algo o alguien.
Evidentemente, está relacionada con cernada. Como es sabido en los
Siglos de Oro se utilizaba la ceniza para hacer lejía; pues bien, el cernadero
era un lienzo grueso que se ponía sobre la ropa lavada para colar el agua en
que había hervido la ceniza a fin de fabricar esa rudimentaria lejía. Obsérvese
su uso en esta cita de El Quijote: “Entró Sancho en la sala, todo
asustado, con un cernadero por babador, y tras él muchos mozos, o por
mejor decir, pícaros de cocina y otra gente menuda, y uno venía con un
artesoncillo de agua, que en la color y poca limpieza mostraba ser de fregar;
seguíale y perseguíale el de la artesa, y
procuraba con toda solicitud ponérsela y encajársela debajo de las
barbas, y otro pícaro mostraba querérselas lavar” (edición de Martí de Riquer, Barcelona, 1971,
pp. 779-780).
CERRO. m. Lomo del surco. Procede del latín cirrus
‘rizo, copete, crin’ y después ‘pescuezo y lomo de los animales’.
CESTO. Torpe, de pocas luces. También se emplea esta
palabra en la locución dormir como un cesto, que alude a que
alguien duerme plácidamente, a pierna suelta.
CIERNA. f. La flor del trigo. Probablemente deriva
de cerner por metáfora al relacionar el lanzamiento del polen por parte
de las plantas con el polvillo que se levanta al cribarse los cereales. La
expresión en ciernes está emparentada con este vocablo.
CINCHO. m. Cinta trenzada con esparto, o una planta,
en Villalpando, llamada “barcea” que, enrrollada a mayor o menor diámetro, se
utilizaba como molde para hacer el queso (L y G). MU da para el término la
acepción de ‘utensilio para hacer el queso’, y Lamano la de ‘encella’.
Obsérvese el uso del vocablo por parte de Martín Calero: “Hacían el queso en cinchos
de esparto y se prensaba con tablas redondas y piedras” (op. cit. p. 34).
CINTAS. f. Esta costumbre, que se practicaba el
Domingo de Carnaval, y que ya se ha perdido, al menos en Villalpando, la
describe perfectamente DE: “Tradición que venía celebrándose el primer domingo
de Cuaresma. Se corrían con caballos. Las cintas llevaban una anilla que
sobresalía de una especie de cajón colocado a una altura conveniente. Pasando
al galope por debajo del cajón había que meter un punzón por la anilla y
llevarse la cinta prendida. Las corrían los quintos y cada participante se
costeaba las suyas, generalmente tres, que luego se llevaba cogiera o no. En
cambio, la llamada del Premio, que era más ancha, la pagaban entre todos los
participantes y se la llevaba el que la cogía”.
CIRUTO. m. Miedo,
pavor. Creo que puede tratarse de una variante de cerote, palabra, que
en su sentido recto, tiene la acepción de ‘masilla o pasta, compuesta de pez y
aceite, de que usan los zapateros para untar o encerar los hilos con los que
cosen los zapatos’, que ha dado lugar a la trasladada que trascribo a
continuación tomada del Diccionario de Autoridades: “Suele significar el
miedo grande con alusión poco limpia al efecto que a veces ocasiona el temor”.
En este mismo sentido, DE recoge cerote ‘primer excremento del recién
nacido’.
COBARDE. adj. Tímido.
No se opone, por lo tanto, a valiente, sino a desenvuelto. También recogen el
término GG y MU, que además señala que en la obra de Lope de Vega Peribáñez
y el comendador de Ocaña se emplea con esta acepción, pero no indica los
versos de la comedia en que se puede documentar.
COCER. intr. Se
emplea en la frase cocer la tierra, que alude a la acción de
enriquecerse el terreno como consecuencia de haber sido arado con objeto de que
las plantas al pudrirse se conviertan en abono vegetal: “Siempre hay alguna
cosilla que hacer, nos contesta, pero no de aradera, salvo alguna finca que
otra que se revuelve a trashoja y que va destinada a sembrarla de legumbre.
Porque así cuece la tierra hasta que llegue el momento de los tardíos”
(AE, p. 13).
COCIDO. adj. Se
emplea esta palabra como elemento ponderativo para enfatizar que alguien tiene
gran cantidad de algo (L y G, DE): “Tu padre está cocido de dinero”.
COCO. m. Se llama
así a cualquier gusano de pequeño tamaño. El DRAE lo recoge con la
acepción de ‘gorgojo’. Sin embargo, Autoridades da una definición menos
precisa: “Cierto gusanillo o especie de polilla que se cría o introduce en las
semillas o frutas, y las daña de manera que no pueden servir”. Asimismo,
Francisco del Rosal, al comentar su voz bermejo, indica lo siguiente:
“Un gusanillo de que se hace la grana; y de aquí bermellón, de donde
cualquier gusanillo llamamos coco, que es el nombre de la grana en
griego y latín”. Por su parte, García Lomas también da un significado más
general que el señalado por la
Academia : ‘insectos cuyo verdadero nombre desconoce el
pueblo’.
COCOTE. m.
Variante de cogote: “Está más duro que el cocote de un perro”
(AM, Crónicas..., p. 35). También existe cocotazo para referirse
a un golpe dado en el cogote. Sara García Bermejo también recoge el vocablo.
COCHERO. adj.
Aplícase este adjetivo a las legumbres que se cuecen con facilidad. El término
deriva del antiguo participio irregular del verbo cocer, cocho, y
este, a su vez, proviene del participio latino coctus.
COGER. tr. Salir
al campo a buscar plantas y matojos para echar de comer a los animales
domésticos. La modesta cosecha que se conseguía como resultado de esta
operación recibía el nombre de cogido: “En el corral había gallos,
huevos y conejos (estos bastante abundantes, los conejos ya parían como ahora,
no había mixomatosis y el alimento, gramas y cogido,era gratuito)” (AM, Crónicas...,
pp. 95-96). Juliana Panizo recoge cogido ‘hierbajos con que se alimenta
a los conejos’.
Comentario: También se emplea este verbo con la
acepción de ser fecundada una hembra: Está preñada. Hace días la cogió el
conejo.
COLADERO. m. Paño
de cocina basto. Probablemente era sinónimo de cernadero, pues tendría como
referente el paño que se usaba para colar la lejía rudimentaria que se hacía
hirviendo ceniza en el agua. V. Cernada.
COLAGA. f. Desagüe de los corrales (Villalpando). SL
recoge en Salamanca con la misma acepción colaca
y colaga, y Juliana Panizo, Domínguez
Escarda y Gerardo González dan cuenta en Tierra de Campos de la variante colagua. Ya figura el término en
Francisco del Rosal, que, muy certeramente, lo deriva de cloaca:
"El albañar, como cloaga, del latin que la llama cloaca".
COMPONEDOR. m. Artesano, generalmente ambulante, que
reparaba cacharros de barro, vasijas metálicas, paraguas y otros objetos de
este jaez: “Podemos considerar el componedor como una variante del
oficio de hojalatero. Ya no lleva alforjas de lona, sino una caja de herramientas
colgada del hombro mediante correa de cuero. A la espalda cargará con informe
montón de latas viejas de escabeche y rotas cazuelas de porcelana no pudiendo
faltar el varillaje de lo que fue un paraguas” (AE, p. 217). También se emplea
este vocablo para referirse al labrador encargado de colocar en el carro las
gavillas de espigas que le entrega el purridor: “Colocar el bálago requería su
técnica, requería la habilidad de los buenos componedores” (AM, Crónicas...,
p. 43). RG, AE y GB recogen la variante ponedor, definida por el primero
de la siguiente manera: “Obrero a las órdenes del carrero para la labor de
cargar el carro, colocando en él la mies que le entrega aquel”.
COMPONER. tr. Aliñar las ensaladas, verduras y
legumbres. Molinero Lozano recoge en Sayago componer ‘condimentar la
comida’ y compostura ‘condimento’. Colocar la mies, el bálago, en el
carro.
CONSONANTE. Se sigue empleando, entre otros A.M., con mucha intención, en la locución: "ir al consonante", para, después de un prólogo, exposición o divagación, referirse a la parte sustancial de la exposición. "Te voy al consonante: fue Bruno quien mató al pañero".
CORACHA. Aparece en la expresión fumar como una
coracha, que se aplica a los fumadores empedernidos. Recuérdese que coracha
primitivamente alude a unos sacos de cuero que se empleaban para trasportar
tabaco, cacao y otros materiales procedentes de América.
CORDERAJE. m. Conjunto de corderos. En Chile este
término se usa como sinónimo de borregada.
CORRA. f. Circunferencia que se hacía con los
sarmientos de la vid para sujetar las cancillas o teleras. El DRAE lo
recoge con la acepción de ‘arillo de metal’ y señala que es un vocablo
característico de León. Sin embargo, SL deja constancia de su uso en Salamanca,
y da la siguiente acepción: “Correa que se saca de tronchar una varita de torvisco,
y tirar del tallo pelado. Se usa como cuerda para capar los carneros o para
atarla al rabo del cordero que tiene diarrea”.
CORRIGÜELA. f. Correhuela. Es una variante
fácilmente explicable por la vacilación existente entre las vocales i/ e en
posición protónica, y por la tendencia popular a desarrollar una velar oclusiva
sonora delante del diptongo ue.
CORTADOR. m. Carnicero. Aparece en una edición de
1720 de la novela picaresca del siglo XVII La vida y hechos de Estebanillo
González: “Recibía la carne, metía las manos en la faldriquera y los ojos
en el rostro del cortador; y en viéndolo ocupado en llamamientos de
alguaciles o en partición de tajadas, bajaba todo el cuerpo, encubríame entre
la bulla, fingía haber perdido algún dinero, y agachándome, como quien andaba a
caza de luganos, salía a lo raso y ganaba los perdones de quien hurta a ladrón”
(op. cit., pp. 223-224).
CORUJA. f. Lechuza. El DRAE lo recoge sin dar
ninguna explicación sobre la extensión de su uso ni sobre su etimología. Según
la creencia populr este animal tiene una gran afición por el aceite y aprovecha
el menor descuido de los hombres para bebérselo.
COSCARÓN. m. Residuo muy frito que queda después de
derretir la manteca de cerdo en la sartén (L y G, en Villalpando; Fernández Duro,
en Zamora; IS, en Medina del Campo; DE en Villanueva del Campo; GG, en Pajares
de la Lampreana ;
FY, en Benavente): “En la matanza desurdía y lavaba las tripas, derretía las
mantecas, sacaba torreznos y coscarones” (AM, Memorias de un torero,
p. 14). Francisco del Rosal en su voz coscorrón
comenta: "Como cascarrón, porque suena en el casco. Y así llaman coscorrones
a los chicharrones, porque suenan entre dientes como casquillos secos".
COSCO. m. Membrana del trigo que está más cerca del
grano. Para Luis Cortés y Vázquez ‘vaina de las
legumbres que se da de comida a los puercos’. Por su parte, Emilio de
Lorenzo registra cosca ‘vaina que se encuentra en los garbanzos,
habichuelas y otras leguminosas’, y cosco ‘hojas que envuelven las
espigas del maíz’.
COSCORUDO. Se aplica este adjetivo, sobre todo a la
corteza del pan, o a cualquier alimento que se ha vuelto muy duro (L y G, GA,
DE). IS registra la variante coscorrudo, e indica que se utiliza para
referirse al pan duro, o al pan excesivamente seco, aunque sea reciente. Por su
parte, DE recoge la siguiente acepción ‘lo que se queda duro y áspero. Un cuero
muy seco, tela endurecida por la suciedad o por cualquier otro motivo’, y
señala la existencia del siguiente dicho: “Está más coscorudo que el
alma de Judas”. GG recoge coscarudo ‘áspero, reseco’.
COSTALEAR. tr. Trasportar el hombre los costales
cargados de grano (L y G; JP): “Habíamos costaleado la buena senara en
la panera del mesón que daba pa la era, en las afueras del pueblo” (AM, Víctimas
de la Guerra Civil
en Villalpando, p. 169). Deriva de costal.
COZUELO. Se emplea en la expresión tener cozuelo,
que alude a que el grano de trigo es débil y no puede romper el cosco, es
decir, la membrana que está más próxima a él. Es evidente que cozuelo
tiene que ver con corzuelo, término con el que se alude a la porción de
granos de trigo que, por no haber desprendido la cascarilla al tiempo de
trillarse, se separa de los demás cuando se ahecha, según Corominas.
CRACO. adj. Dícese del niño o persona de baja
estatura y ruin.
CRIQUERO. Adj. Protestón, pamplinero (L y G, en
Villalpando; GF, en Toro; Lamano, en Salamanca). Por su parte, Llorente Maldonado
recoge también en Salamanca crique y
criquero ‘inútil’, ‘afeminado, mariquita’ y en el castellano de Galicia se
usa cricas con la acepción de
‘llorón’, según Corominas. El término parece estar relacionado con crica ‘órgano sexual femenino’ ya en Nebrija.
CUARTERÓN. m. Contraventana. Lo registra el DRAE,
pero no señala la extensión de su uso.
CUCAR. tr. Burlarse, mofarse de alguien, con alguna
voz o sonido pronunciado por detrás sin darse a ver el cucador.. El DRAE
recoge esta acepción como desusada y característica de León y Salamanca, pero
no explica nada sobre su origen. Por mi parte, me parece que este origen se
encuentra en el grito cu, cu, que se profería para zaherir,
motejándolos de cornudos, a los agricultores que iban retrasados en el
desarrollo de sus tareas.
CUCÚS. m. Abubilla (L y G, IS). En Villalpando se
usa la expresión oler a cucuses, para dar a entender que algo o alguien
huele muy mal. También se designa con este apodo, en plurarl, a los naturales de Tapioles. Ya Covarrubias comenta sobre este pájaro: “Es ave sucia que se
recrea en el estiércol”. En lo mismo abunda Autoridades: “Es ave sucia y
de mal olor, de voz desgraciada y triste, pues su canto se reduce a solo bu,
bu, bu, de donde es natural venga su origen”.
CUERDAS. f. Cortina de lluvia que se ve a cierta distancia desde lugar donde aún no llueve. (L y G, DE). Suele usarse en plural.
CUIDO. m. Cuidado, en especial el que es preciso
tener con la alimentación que se da a alguien: “Yo estaba a lo que estaba, al
ganado, que no solo es el cuido de las ovejas, sino el daño que pueden
hacer al campo si se las deja solas”
(Delibes, Castilla habla, p. 89). Es un derivado regresivo de cuidar.
El DRAE recoge cuida con la misma acepción y señala su carácter arcaico. García Lomas
registra nuestro término con la significación de ‘cuidado’ y señala que puede
ser un andalucismo de origen jándalo. También da cuenta de su uso en Tierras de
León SD.
CULEBRINA. f. Se emplea en sentido metafórico como
sinónimo de relámpago. AE usa la variante culebrilla: “Una culebrilla
rasgó las entrañas de la nube y se desató la tormenta sembrando el miedo y la
angustiosa inquietud entre las gentes” (AE, op. cit., p. 63). Ya
Terreros comenta lo que sigue sobre culebrina: “Llaman también a los
fuegos, cohetes, relámpagos, que forman una especie de camino retorcido, como
el que hace la culebra”.
CUNCUMINA. Adj. Dícese de mujer pequeña, menuda, delgada, medio encogida y enfermiza.
CURRO. m. Pato. El DRAE registra el término como propio
de Asturias y León, pero está más extendido, pues es de uso común en otras
zonas, como Zamora o Palencia En este
sentido, es pertinente indicar que mi informante Luciano López García (en el
año 2001, cuando contaba con 72 años) me aseguraba que en Villalpando las
personas que tenían la edad de su madre utilizaban el apelativo curras,
curras, curras para llamar a las gallinas, aunque lo voz más extendida en ese uso era el de "tes, tes, tes". También "pitas, pitas, pitas", al tiempo que se chacullaba la lata haciendo sonar el grano en la misma.
4 comentarios:
A TI AGAPITO, Y A TU AMIGO LUCIANO, SE OS ESTÁ MARCHANDO LA PALABRA (CÁBALAS)
SALUDOS A LOS DOS.
¡Gracias por tu aportación y por el mensaje!
Te aclaro, aparte de lo que diga el profesor, que la palabra CÁBALA, más empleada en plural, como tú haces, utilizada en la expresión "hacer cábalas", suposiciones, pertenece al léxico, al vocabulario general de la Lengua Española, y está, por tanto recogida en el diccionario de la RAE.
En este diccionario de Luciano lo componen "localismos" palabras utilizadas en esta zona, que no recoge la Academia Española de la Lengua, o si lo hace es con distinta acepción.
Encantado de darte explicación, como digo, sujeta al VºBª de "la autoridad", si se asoma por aquí.
Saludos.
Completamente de acuerdo, Agapito.
En cualquier caso, al eleborar cualquier vocabulario, es imposible que se pueda dar cuenta de todas las palabras de la zona. Asimismo,las definiciones propuestas son matizables y revisables y, en cualquier caso, nadie puede reflejar por escrito la riqueza del habla. Uno, movido por el amor a las palabras, intenta homenajearlas por escrito, a ellas y a sus usuarios, que son la verdedera autoridad.
Abrazos agradecidos, amigo.
¡Buenos días Luciano!
¡Cómo me gusta, preciosa esta tarea de copiar y publicar tu trabajo por este medio, revisando, matizando, los escasos vocablos de ello necesitados,incorporando alguna palabra escapada. Pequeño empujón, en el bodón del olvido, al carro cargado de palabras del que tú tiras.
Y cuando vemos que alguien también intenta ayudar en la tarea, dicha completa-
Un abrazo.
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