LA
INTERNAQCIONAL: ¡QUÉ MIEDO!
Cuando he
visto las anacrónicas imágenes del congreso sanchista, puño izquierdo en
alto, cantando La Internacional ("Arriba los parias,o pobres, del
mundo, en pie famélica legión,
el día que el triunfo alcancemos, ni esclavos ni pobres habrá...")
por mis hijos y nietos, he
sentido miedo. Igual que lo
sentiría si en un congreso del PP viera, brazo en alto, cantar "Cara
al sol". ¿Qué dirían los
"progres"si tal cosa ocurriera? Pues igual de totalitarios son ambos
himnos. Si bien el segundo es más
poético, no rezuma tanto odio.
¡Los pobres
del mundo!: los forrados con el dinero para los parados andaluces; Koldo,
Ábalos, "David Azagra";
todos los nombres que la UCO está descubriendo; ministros
propietarios de tres, cuatro
pisos..; el casoplón de P.I.; toda la pléyade de cargos públicos con
sueldazos, allí presentes...
Cuando hace
cien años los jornaleros del campo, incluso mineros, trabajadores
industriales, sí eran los
"pobres del mundo", tenía sentido ese himno odiador que los inflamaba
para la lucha de clases, para aniquilar al burgués, para implantar la dictadura
del proletariado, cuyo modelo y ejemplo era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Ahora, de
vuelta, y fracasada aquella revolución, no tiene sentido, a no ser intenten resucitar
el culto al pro-hombre, al líder, al autócrata, quien apela a los bajos
instintos, al mensaje del odio, al estereotipo (con lo sobado que está lo de la
derechona; ¿qué es el PNV y JUNTS SI NO; qué los diputados de Orban y Meloní a
quien han votado en la U.E?); para ganar
adeptos a la secta.
Les
recomiendo el libro de Juan Eslava Galán, “La revolución rusa contada para escépticos”. ¡Qué crueldad la de los Soviets! ¡Cómo
masacraron a toda la familia del Zar! Que fue Stalín, si no un genocida?
¿Cuántos millones de seres humanos han perecido víctimas del mensaje de “La
Internacional”? ¿Para qué?
¿Quién
nos iba a decir, cuando de jóvenes nos llegaba algún panfleto de la vida en el paraíso
colectivista (recuerdo uno referido a Bulgaria) que fracasado el sistema comunista
llegarían, incluso a Villalpando, búlgaros, rumanos, ucranianos…, a buscarse la
vida, a “matar el hambre” en los odiados países capitalistas?
Hace
unas semanas, uno de nuestros hijos ha estado en Cuba. Los cubanos que pueden
escapan; casi imposible, viven todos dentro de una gran cárcel. Estremecedoras
las historias de falta hasta de los medicamentos más básicos. Miseria por
doquier, menos para la élite en el poder en la opulencia. Igual en Venezuela,
Honduras, Perú, Nicaragüa...; en la
Argentina de los forrados Kisner, corrupción, nepotismo, mal vivir por todas partes… ¿A
eso aspiran quienes cerraban el puño en Sevilla?
Lo
vengo diciendo desde hace años: aceptado el sistema de derecho a la propiedad
privada, de economía liberal social de mercado, la REVOLUCIÓN PENDIENTE es la
de la HONRADEZ, la del SENTIDO COMÚN, que devendrá en JUSTICIA, en PAZ.
A
este sistema de democracias liberales le han salido michelines, adiposidades: excesivo
consumismo en general, grandes fortunas no por méritos, (bendito Amancio Ortega)
sino por especulación, fraudes, pelotazos…
En España es necesario una rebaja
de tanta administración, de tanto cargo político con sueldazos.
No
es el deseo de una sociedad más justa, amor a la justicia, lo que inflamaba a
los del puño en Sevilla, sino a que sigan mandando “los suyos”, mejor dicho, “el
suyo”. Un autócrata inmoral chapoteando en el fango.
A
propósito de fango: dos imágenes me han quedado grabadas, las de este chulito
endiosado en Sevilla, cuando huía cobardemente en Paiporta, y la de los reyes
quienes acabaron abrazando, consolando, llorando con los afectados.
Les
digo que conozco a “socialistas” mayores que famélicas, lo que se dice famélicas, no
están.
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