viernes, 9 de junio de 2023

LA PAJA NO SE ESFUMA COMO POR ARTE DE MAGIA.

  

 

               NOCIONES SOBRE CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA Y EL CARBONO.

 

Permitanme, me ponga en plan didáctico para explicar nociones básicas apuntadas en el título. Ese afán de enseñar forma parte de mi vocación docente.

 

Esto viene muy a propósito de un comentario llegado a mi blog en el artículo en que me posiciono contra los macro huertos solares. El comentarista es un maestro en ejercicio a quien agradezco sus comentarios, aunque discrepemos muy civilizadamente, pues me muestra respeto, amistad y enriquece la bitácora.

 

Ahora copio un párrafo de su comentario del que discrepo:

 

“En cuanto a la mentira del carbono, como Vd sabe bien, el carbono de fijan las plantas al año siguiente vuelve al aire mineralizado "polvo eres et uin polvo reverteres" que decían el miércoles de ceniza. En siembra directa se ve estupendamente como de un año a otro la paja se ha consumido como si fuera magia”.

 

Un poco de química: el carbono es uno de los materiales más abundantes en la naturaleza, y de mayor importancia dentro de la tabla periódica de los elementos. El carbono es la vida. Todos los seres vivos, desde una bacteria al ser humano, somos compuestos de carbono con otros minerales. En las proteínas, glúcidos  (hidratos de carbono) y lípidos (grasas) está el carbono. Podemos encontrarlo en forma orgánica (combinado con otros elementos) y mineral, en estado puro, desde el diamante al grafito de los lapiceros.   El grafeno es una lámina de carbono del espesor de una molécula que posee maravillosas propiedades en toda la tecnología digital

 

CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA: El aire está formado de 21% de oxígeno, 78 % de nitrógeno. El 1% restante es de otro gases, de ellos el más importante es el CO2, el famoso dióxido de carbono, el del efecto invernadero, que supone en condiciones normales el 0’03%. Vital: es el origen de la vida.

 

Todos los seres vivos, vegetales y animales, estamos compuestos, y por tanto necesitamos para alimentarnos, de minerales. Seis son los principales que, asociados entre sí, forman el cuerpo humano: carbono, oxígeno, nitrógeno, hidrógeno, calcio y fósforo; además, en pequeñísimas cantidades, un 0’85 % del total: potasio, azufre, sodio, cloro y magnesio. Como necesitamos N,P,K etc., vamos a Agrinza compramos un kilo, y ya está. Pero no. Esos así tal cual, materia inorgánica, no son asimilables por nuestro organismo.ni el de los demás animales.

 

EL MILAGRO DE LA VIDA. Es la función clorofílica o fotosíntesis: las partes verdes de las plantas, desde una ababanja a una secuoya gigante, en presencia de la luz solar toman el carbono del CO2 atmosférico, liberando su oxígeno, y lo unen a la savia bruta, las sales minerales que de los distintos nutrientes, N,P,K, etc. han tomado del suelo, así la convierten en savia elaborada que nutre y hacer crecer a todas las plantas, durante su ciclo de vida. Ahí ya tenemos a esos minerales inorgánicos, asociados al carbono, convertidos en materia orgánica, en alimento. Si dejara de haber carbono en la atmósfera se acabaría la vida en la tierra. El problema es el exceso en forma del dicho CO2.

 

¡No hombre, no!: el carbono que fijan las plantas no vuelve al año siguiente, mineralizado, al aire, sino que se convierte en madera, (leña, hojas) en cereales, paja forrajes que van a alimentar a los animales y de ellos a nosotros;  en frutas, verduras que tomamos directamente. Cierto que, en la respiración, expelemos CO2 a la atmósfera, pero ello forma parte del ciclo natural del carbono en la naturaleza.

 

La paja, como el resto de materia orgánica que aportamos a los suelos agrícolas, por acción de las bacterías se humifica, se convierte en humus, paso previo a la mineralización. Para ello el carbono se disocia de sus compañeros (N.P,K, S, Ca, etc.) que vuelven, en los suelos, al estado mineral. También el carbono se mineraliza , formando carbonatos, el cálcico, por ej., y queda en los suelos en tal estado.

 

En cualquier análisis de suelos ponen siempre la relación C/N, que marca su fertilidad. Esto es más largo de explicar. Como resumen les indico que la proporción adecuada, que suele ser de 8 de C,. 1 de N. es la más adecuada para que ambos ayuden a las bacterias del suelo a transformar la materia orgánica, (estiércoles, pajas), en inorgánica, sales minerales de nitrógeno, fosforo y potasio, principalmente que, vuelta a empezar, se va a unir al carbono del aire para formar la materia orgánica.

 

Los grandes sumideros de carbono, siempre en presencia de la luz, son en primer el placton de los oceános; en segundo lugar las selvas tropicales y ecuatoriales, la amazonia, principalmente; en tercer lugar todos los cultivos cuando están verdes. Destaquemos maizales y remolacha, verdes en la época de mayor foto periodo. También nuestros bosques, mientras no los quemen, ayudan. Dense una vuelta por los pinares del Raso y respiren a pleno pulmón.

 

De los suelos, sobre todo de los que no paran de dar vueltas a la tierra, puede pasar una pequeñísima parte, por efecto de bacterias anaerobías, a la atmósfera.

 

Resumo: la verdad, no mentira, del carbono de la fotosíntesis, queda en los árboles, las plantas, los alimentos y los suelos. La paja no se ha consumido como por magía, sino por la acción de la flora y fauna microbiana de los suelos., donde queda, humificada, mineralizada.

 

Por supuestos que las toneladas de CO2 de nuestros campos, cuando verdes (ahora alfalfares y girasoles) no las fijan los paneles.

 

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4 comentarios:

Maestro dijo...

Pues hombre, un árbol es un sumidero de carbono si hacemos con las tablas una mesa o un trillo y duran toda la vida. El resto, pues va y viene...
Mis tierras, hace 25 años que dejo el 100% de la paja en SD y en análisis da prácticamente lo mismo ahora que entonces, entre el 1/1,5 % de M.O.

Eso metiéndole cada año entre dos y tres mil Kg (entre paja y rastrojo) de Materia seca por ha, y teniendo una relación C/N alta (más difícil mineralización)

Pero oiga, que yo encantado de cobrar el ecoesquema P4...

Maestro dijo...

La mineralización es un proceso distinto a la humificación. El humus se mineraliza y el C orgánico se oxida a CO2. Evidentemente lo que no es carbono, queda en forma de ceniza y no va a ninguna parte.

Si este verano engancho la Batlle, meto por el bocarón en el pajar los 286 paquetes que traía en el remolque que tengo, (tirando puerta de atrás y volando por encima de los laterales) pues entonces sí que "secuestro" carbono.
Si cierro la puerta y tiro la llave pues puedo tenerlo allí secuestrado mientras viva (más no porque mis descendientes seguro que venden el pajar a mi muerte).
También "secuestro" carbono si bajo los manojos a la bodega y los voy guardando allí bien ordenados. Pero como tengo la costumbre de asar unos cachos de chorizo los sábados, pues no los "secuestro" mucho tiempo.
También "secuestro" carbono cuando la semana que viene entre la cosechadora en las cebadas y salga pulverizada del picador. Ese no dura secuestrado ni un año. Llevo sobre 25 años con esta práctica y el contenido de MO (humus) es igual de deprimente que a principios del milenio. En todo caso, los minerales de la paja (P,K...) al descomponerse ésta (oxidarse transformarse a CO2) allí estarán. Es una aberración decir que la paja está "humificada, mineralizada" porque son transformaciones diferentes.
Querido maestro, el Carbono en la naturaleza tiene un ciclo "Polvo eres y en polvo te convertirás" todo lo demás "secuestros" son justificaciones para cobrar el P4


Todo lo demás es demagogia al por mayor.
Cada placa, evita la emisión de miles de toneladas de CO2 al sustituir otro tipo de energía.

Administrador dijo...


¡Gracias hombres por exponer tus puntos de vista! ¡Pues claro que el carbono va y viene!: la materia ni aumenta ni disminuye, sino que se trasforma.

Hay algo innegable: la función clorofílica y la absorción por parte del placton y de los vegetales del carbono atmósferico. Pongamos un campo de trigo: el carbono absorbido se va, la mayor parte, al grano, unido a otros minerales. De ahí pasa a los animales y a los humanos. Parte loa vamos a devolver a la atmósfera en la respiración. Pero, entre tanto, no está en el aire. Igual ocurre en el ejemplo de la madera. Mientras está en la mesa o en el trillo, no está en el aire.

En mi casa siempre nos hemos calentado con leña, de ahí que mi hijo David Modroño fuera de los primeros en instalar sistemas de calefacción con biomasa. Claro: al quemar pelletes o leña mandamos carbono a la atmósfera, pero es un carbono que antes las plantas lo han tomado de ella. El balance de "secuestro" es positivo, pues también, en las hojas que se caen y a través de las raíces queda carbono en los suelos.

Me sorprende tu experiencia con la paja. Yo, cuando la concentración parcelaria, joven entonces, le dieron a unos tíos de los que heredé, (en total doce has fue lo heredado) una parcela arcillosa que tenía 0'5 de M.O. En el año "setenta y cinco" hice un sondeo. Desde entonces he ido metiendo estiércol; un año, que dejé la paja picada, le metí sobre ella, buena tunda de purines. He elevado la M.O. al 3'01.

La humificación es el paso previo a la mineralización de la M.O. No son procesos separados e independiente, como afirmas. En ese proceso, la paja, termina dejando en el suelo como un 20% del P. tomado y un 79% del K, que no van solos, sino en fórmula con el H, el O, el C. Si toda la paja se transforma en CO2, ¿dónde están el P y el K? Según tú en esa "mineralización" toda la paja se transforma en CO2 que se va a la atmósfera.

Administrador dijo...


El problema de la crisis energética y de la contaminación pasa por la necesidad de que los humanos disminuyamos el consumismo feroz (la aviación, por ej.). Llenar los campos de paneles para continuar con nuestros hábitos consumista eso sí que es una aberración. Los paneles a los tejados. Es inminente la fusión nuclear, fórmulas para la obtención de hidrógeno sin el gran consumo eléctrico de la electrolisis; generadores eólicos domésticos, sin aspas, etc.

No es sólo, que también, el carbono que nuestros campos absorben, es la necesidad de alimentos, los empleos directos e indirectos que se pierden, el impacto ecológico, paisajístico, y sentimental. ¡Qué horror dejar de disfrutar del "mar de esta inmensa llanura / en que hondea la mies más lozana!" (Himno a la Purísima)