Falleció en esta villa a, creo, 88 años de edad. el pasado jueves día 27. Ese día, a las cuatro de la tarde, como casi todos, es lugar de paso habitual, pasé por la "Rampla". Siempre miro al poste donde pegan las esquelas. Ninguna había.
Al día siguiente, viernes, a la misma hora, volví por el mismo recorrido. Leí, como siempre, con tristeza el nombre. Me paré para ver día y hora del funeral y acompañar a sus familiares. Resulta que había sido esa mañana a las doce y media en San Nicolás. Deseo, por este medio, hacer llegar a sus hijos mis condolencias.
Esta bitácora es seguida por los villalpandinos de la diáspora, Para ellos y por la buena relación que mantengo, de toda la vida, con esa familia, voy a bosquejar un poco la personalidad de este hombre honrado y trabajador.
No conocí a su padre. Niños se quedaron huérfanos los tres hermanos, Natalio, Antonino y Mariano. Su madre fue la señora Julia, de la numerosa dinastía de "Los Quiterios". Casi todos pastores, y todos viviendo en el pueblo: Eugenio, José, María, Estanislao, Ignacio, Mariano, Quiterín.
En los tiempos en que estuve con Cossio, andaba por el Juzgado Comarcal, a la vera del alguacil, su tío Ignacio, su hermano Mariano. Tuve con él mucha amistad.
Y amistad, de la buena, de siempre, fue la que mantuve con el suegro, Eleuterio Sinde, "Garibalde", con quien Antonino y familia vivió toda la vida. Desde que empecé de pequeño labrador, a él le gastaba el "mineral". Gari, de la nada, fue creando un patrimonio, base, además de sus méritos, en que se han apoyado sus nietos, para crear vida y puestos de trabajo en el pueblo.
Gari, ya trabajando con los yernos, compró la panera y el corral de "Las Gallegas". Hoy allí está la renombrada "Posada de los Condestables".
Antonino se ha ido satisfecho de su labor. Dio estudios a sus dos hijos. El mayor, Fernando-Satur, los chavales, un primo, más algún empleado, llevan, desde hace muchos años la tan necesaria Gestoría, más recientemente, la Sucursal del Banco Santander.
En los inviernos de hasta el pasado, en los que me empeñé en plantar árboles orilla de la Ctª de Quintanilla, casi todos los días pasaba Antonino con la bici. "Hay que hacer ejercicio", me decía. Algunos se paraba y echábamos "un parlao". Por eso, y todo lo demás, he querido aquí recordarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario