REPORTAJE FOTOGRÁFICO

    Otras ocupaciones, además de las ordinarias de la compra y comida, la gestión de los proyectos fotovaltaico y eólico, relato para un certamen, lecturas etc., han sido la causa de tener un poco abandonado este blog de mis alegrías y de mis penas.

     Hoy, día de san Isidro, (qué lejos han quedado aquellos san isidros tan festivos) contento, retomo la actividad con, para honrar al santo, fotos y comentarios agrícolas.

       Pinchen sobre las fotos para verlas más grandes.

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     Parcela de cebada en la Ctª de Quintanilla, "Majuelo de Cobera". Está buena, no como el año pasado, 2.020, aquel mes de abril de la pandemia tan lluvioso no sé si se volverá a conocer.

    El otoño pasado había llovido lo justo. En el invierno poco. Al final vino un mes de febrero muy lluvioso. En Marzo ni una gota. En abril sobre cincuenta litrillos. absorbidos por los suelos con fruición. Ahora, en mayo, unos ocho litros. Menos mal que acompañados de varios días de lloviznas, cielos grises y tiempo fresco, incluso dos grados uno de los pasados días por la mañana.

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    Foto de la misma cebada con mi "Panda" al fondo. Por estar hecha a favor de viento, se ven, al ondear, más las espigas. A todo el cereal, le vendría muy bien la lluvia, (¿Cuándo no en mayo?), aunque si no se meten los calores aguanta hasta final de mes. Los forrajeros deseamos no llueva. Hemos recogido unas pocas pacas de alfalfa, antes de los ocho litros. Meter en la nave los dos últimos paquetes y empezar a caer una ruidosa nubada, con algo de granizo, sobre la nave.

                                    

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      Trigo en "las Urnías", Camino del Valle. Aquí le pillo la nubada de los veinte litros de finales de abril. Está tratado con fungicida (hongos) e insecticida (troncha espigas)

       

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      Otra foto del mismo trigo.

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                                       La remolacha, chunda, chun. Cada 14 cts. una semilla, Y cada igual, una planta

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      Veza segada, muy buena corta, en "Las Tenerías",  miércoles por la tarde. Había predicción de 0'8 mm para el día siguiente. Cayeron. Cantidad ínfima. Recién segada, ni se entera. Ahora, para que se henifique, necesitamos ocho o diez días sin llover,  y ese es el pronóstico. Se deben aprovechar los días entre borrasca y borrasca.

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                                              Álvaro segando veza en "la Galochina".

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                                           Otra foto de la remolacha, con los aspersores al fondo.

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          En el tractor con Emilio. Se ve una pequeña parte de la segadora frontal. Lleva otra lateral. Seis metros y medio de corte.

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      Eso que ven, en teoría, es una alfalfa ecológica, y tanto, tan rica, que la "cuca" se la ha jalado, y, sin antigramíneo, la hierba espiguera se ha hecho el ama; está frondosa.

       Al poco de hacer la foto empezaron a segarla. Como ese forraje, seco, empacado no hay ganado que lo coma, la única forma de un posible aprovechamiento, para que no se gasten dinero en el empacado, es que se lo regalen, si encuentran, a algún ganadero para que haga bolas. Ensilada es la única forma de poder aprovechar la hierba espiguera.

 

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       Emilio segando con la frontal y la lateral, seis metros y medios, ya les digo; y a diez por hora. Igual, SEIS hectáreas a la hora. En esta explotación el antiguo barbecho lo han convertido en CIEN hectáreas de alfalfa y CUARENTA de veza. Las cebadas, los trigos y los girasoles están mejor que cuando hacían barbecho.

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       En Rodacestos, antigua parcela de "Las Huérfanas". Tiene tal manta de veza y tan tumbada que Álvaro, a pesar de llevar el peine picón y revolucionado, e ir despacio, a ocho por hora, teme no quede bien segada. Se baja del tractor, levanta el maraño y ve que queda afeitado.

     Hoy está el día muy nuboso. La mujer del tiempo no da agua para hoy aquí. Debe ser la cola del frente que barre Galicia y el Cantábrico. Ese, el henificado, es el gran problema de los forrajes. Aún así merece la pena su cultivo.

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                                              Guisantes en Canillas. Están buenones.

                 De los girasoles, s. D. q., les pondré fotos más adelante. Están muy bien nacidos.

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SAN ISIDRO: Enorme nostalgia y tristeza.

      Cuando acabé lo escrito más arriba, fui a la farmacia.  Tañían sonoro las campanas de San Nicolás. ¡San Isidro, me dije! Fui a la Iglesia. Vacía, dos mujeres desinfectaban los bancos.

      -Han ido a bendecir el campo, me dijo Palomo.

      En la bici, llegué a tiempo. Ya lo ven. En la Ctª de Quintanilla don Javier bendecía el campo. Debí sacar foto; cuatro labradores, los hermanos Gago García, Ángel Boyano y Juan Carlos, mitad labrador, mitad carpintero, sostienen al santo. Acabada la bendición, tiran dos cohetes, vuelven a poner a San Isidro en el remolque, y... se acabó la fiesta.

      Perdonen desahogue con ustedes mi tristeza. Soy un sentimental incorregible. Llegué a casa deshecho en llanto. ¡Qué enorme añoranza..!_ ¡Dios mío!: aquellos san isidros, cuando Sarita la de Cobera, y perdonen, es subjetivo, los 19 años más bonitos del pueblo (como otras muchas labradoras) estrenó un vestido azul pálido, falda y chaqueta, zapatos a juego, y, perdidamente enamorados, bailamos en el sindicato.

     Si ya la víspera por la tarde era fiesta: hoguera, gramola y limonada en la plazuela de San Nicolás. Y, tal día como hoy, misa solemnísima. La iglesía de San Pedro, donde estaba el santo, hasta arriba. Los hombres y mozos encorbatados, las mujeres y mozas con sus mejores galas...; la procesión por el pueblo (para la bendición del campo había otra procesión, un domingo por la tarde, que salía al campo de verdad, por el camino de la Huerta Grande a salir al camino de Valladolid, frente a los huerticos); el refresco en el Sindicato, y por la tarde la conferencia en el mismo lugar para la que traían a un conferenciante, de renombre. Don Marcelo González, un año. Y, después, quitaban sillas y bancos, y baile, gratis, en el mismo lugar...

      Lo de hoy, y así desde hace años,es residual. Si bien, aunque es poco, al menos que dure, y sigámoslo viendo. Todavía estábamos unas sesenta personas. Y alabo el gesto de las personas y las familias presentes: los Boyano Martínez e Infestas; los Cepeda Allende, de las dos ramas, los Gago García, Pérez Allende, Suena Anta, Allende Urueña...Y, hasta con el hisopo, había un niño, muy labrador, a quien le encanta ir, en Villafrechós, en el tractor con su padre, el mencionado Juan Carlos. Casi no tuve tiempo. Debí de haberlo retratado.

    ¿Qué sería de mí si no pudiera, además de con Sarita, la de Cobera, compartir con ustedes mis penas y mis alegrías?