sábado, 23 de febrero de 2019
RECORDANDO.
A las tres últimas personas fallecidas en Villalpando en el intervalo de unas horas y tres días:
María de los Ángeles Paramio Luna. A ella le dio mucha alegría ver a su padre en la foto ("La otra historia de la villa) de aquella orquesta que hubo en el pueblo, por los años veinte del XX, el segundo de pie por la izquierda, con bigotito, pelo ondulado, aspecto de oficinista. No sé si tanto al padre como a la madre, llegó a conocerlos.
Mis recuerdos de ella, de toda la vida, son los de haberse criado con la señora Agustina, hermana de su padre, y madre de Ángel (Velas) y de Marcelino Guaza Paramio, también huérfanos de padre. Nino, que era creyente, estaba seguro, y no sin razón, que su madre, tan santa, estaría en el cielo.
Aparte de la anterior, no le conocía más familia que una hermana, "Cari", menuda, guapa, muy educada, ya fuera del pueblo siendo yo niño. Cuando venía de vacaciones siempre le hacía una visita a mi abuela, María Chimeno Luna, porque era "su tía". Por aquel entonces se conservaban los parentescos aunque fueran lejanos. En el funeral supe que había tenido, al menos, otro hermano, Ramón, posiblemente solo de padre.
Quiero destacar los valores humanos de Nines, "La Paramia": abnegación, sacrificio (cuidó a su tía Agustina, a su primo hermano Ángel), con su trabajo en la lechería, sacó adelante esa casa, a su hija.
Superados los prejuicios y los tabúes de la España en blanco y negro valoro los dos rasgos más importantes de Angelines: mujer íntegra, trabajadora y madre.
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De VICTOR PALMERO FERNÁNDEZ, ¡Cuánto les podría contar...!
Uno de los españolitos que emigró a Alemania en los "setenta". En su pueblo, Pueblica de Valverde, ya no cabían, ya no había cachos de huerta para todos. Era muy vivaracho y alegre. Yo me reía cuando me contaba cómo disimuló su pequeño defecto físico en el reconocimiento médico de la emigración.
Allí conoció a la galleguita Flor, y se casaron. Los padres de ella también estaban en Alemania.
En no muchos años ahorraron un buen dinero. Una hermana suya era la mujer de Santiago, que estaba aquí de Guardia Civil. Les informó y, cuando la gente seguía marchando de este pueblo, el vino, aquí se asentó y aquí prosperó. ¿Saben cómo? No, no le tocó la lotería, sino a base de trabajo, trabajo y trabajo, de día y de noche, todos los días del año.
De recién llegados fuimos vecinos. Vivieron en la casa de Carmen y Nana Gutiérrez. Compraron una era, luego otro solar: casa, cubiertos, nave de pollos, otra a los pocos años; de cerdas madres pa que comieran los pollos muertos; más naves de cerdos de cebo,..los pisos de Santo Domingo. Repito: trabajo, trabajo y trabajo. Ha nadie he conocido con esa capacidad, con esa resistencia física. . Construyó una bodega, después de la brega de los animales se entretenía con un cacho huerto, plantaba árboles, hacia vino...
Pero la enfermedad no respeta, sus restos ya reposan junto a los cerezos de su pueblo natal.
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Ahora acabo de ver otra esquela, Vidal Hernández Vázquez. ¿Pero por qué no escribirán los apelativos cuando no son despectivos? A uno que andaba por allí hube de explicarle que el difunto era "TISTA", diminutivo de Bautista, de la familia de "Los Hueveros". ¿Quién cuidará ahora a sus gatos?
Tista formaba parte del paisaje local, con su pequeña estatura, su permanente cara de pillo, su pelo fosco, sus ojines pícaros era como un adorno, como un bajo relieve de la Puerta de Villa.
Niño de la posguerra, del racionamiento y del auxilio social, no le gustaba ir a la escuela, porque le pegaba el maestro por cazar pardales con el tirador, porque los guardas del campo, que nunca lo podían pillar, (corría como un gamo) se chivaban de que andaba a brúa de titos, de muelas y de garbanzos... ¡Qué risa cuando contaba sus correrías..!
Queden todos en nuestro recuerdo.
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