domingo, 2 de diciembre de 2018

PATRIA.



   Por haber acabado de leer, en ocho días, esta inmensa novela-relato, pospongo la  II parte del capítulo que voy a dedicar a la justicia.Detesto las novelas de ficción pura y dura que no tienen un asidero de hechos reales, y que nada me van a aportar en el aspecto de las virtudes humanas, más conociendo a los autores, tan carentes de ellas.

    He esperado para leer "Patria" a que estuviera "mi casa, alma sosegada", pues me temía iba a revolver tanto poso de dolor como nos dejó la barbarie irracional de la banda terrorista vasca. Podría enumerar de memoria todo su horror.

    Tras el capítulo del asesinato del "Chato", (un pequeño empresario trabajador, hecho a sí mismo, un hombre bueno) cuando Nerea,  su hija, estudiante de Derecho en Zaragoza, adonde su padre la había mandado para protegerla de las amenazas de los "aberzales" , se niega a acompañar a su madre y a su hermano en esos momentos de dolor, para no ser reconocida al salir en los informativos, fuera de su pueblo, como hija de la víctima, digo que tras ese capítulo estuve a punto de abandonar la lectura. ¡Menos mal que no lo hice!

    El autor, Fernando Aramburu, emplea una técnica literaria, cinematográfica, diría yo: escasa narración y abundantes diálogos. Incluso cuando narra traslada diálogos. Escribe de forma lacónica: frases muy cortas, a veces formadas por una sola oración gramatical, y simple. Con frecuencia, preguntas de una palabra, para con la consiguiente respuesta resumir hechos, situaciones, con un gran ahorro de lenguaje.

    Consigue con ellos, a base de pequeños flashes, retratos físicos, y sobre todo psicológicos, de los personajes. Es una novela-narración muy psicológica.

   ¡Claro!: en las situaciones de conflicto (las guerras, por ej. y el terrorismo) es cuando afloran los rasgos de la personalidad de las gentes, cuando se ve a las buenas, regulares y malas personas, según su capacidad de raciocinio o de fanatismo; torpeza o inteligencia; odio o compasión; valentía o cobardía; sinceridad o hipocresía...

     Abandono el análisis literario formal del texto, para ir al fondo del asunto que trata: el daño que a una sociedad producen unas ideas irracionales. intentadas imponer a base de terror..

    La gran cuestión, el fondo del asunto es que los de ETA no tenían razón. Ahora ya han pedido disculpas por el dolor causado, también a sí mismos, Se ve en Jose Mari, y las reflexiones de su juventud perdida, por nada, para nada, en una celda.

     Pero sería bueno que toda la sociedad vasca admitiera ese gran error: ETA NO TENÍA RAZÓN. Creo a ello puede contribuir la novela de Aramburu.

    Utilizando un mínimo de raciocinio no se puede admitir que un pequeño grupo, con la extorsión, los secuestros y el crimen, intenten imponer su absurdo criterio a toda una población.

    ¡Vamos a ver!: todavía en los tiempos de la dictadura, podría asistirles cierta razón: el euskera (idioma minoritario hablado sólo en las aldeas) estaba postergado (después y ahora, lo están intentando meter con calzador); no había libertad de expresión en prensa y radio; no había democracia...¡Bueno!: admitamos se organizaran movimientos de protesto, pero nunca matando, sino convenciendo con las ideas.

     Pero es que en aquella sociedad del tardofranqnismo, en pleno apogeo del desarrollo industrial, cuando en el País Vasco "ataban los galgos con longanizas", y como en toda España, no existía una opinión mayoritaria ni un rechazo masivo a la dictadura. Busquen en las hemerotecas y filmotecas y verán como las muchedumbres, a quienes no se puede movilizar a la fuerza, vitoreaban a Franco en Bilbao. Dice el autor que Miren, cuando murió el Caudillo, antes de ser fanatizada por la "Patría Vasca", soltó unas lágrimas a su muerte.

    Y bien: llegó la democracia: amnistía general para todos los presos "políticos", aunque hubieran matado. Todos los de ETA a la calle. Pues es entonces, en los años de la transición, en los primeros de la democracia, cuando aprovechan las libertades para llenar las calles de carteles, de consignas, de patrioterismo, de altercados y disturbios callejeros, para,  "comido el coco" a los más jóvenes, integrarlos en la organización, para fanatizar a tanta población hasta entonces apática o indiferente, para crear, sobre todo en los pueblos, un ambiente de miedo, de enchulamiento de los radicales; para extorsionar, secuestras, torturar, matar. Fueron los llamados años de plomo. Con la complicidad de Francia, rara era la semana sin atentado. Evito enumerar tanto horror. 

     La historia de ETA está llena de paradojas: gran parte de la Iglesia (quien pregona el amor al prójimo y  prohíbe el crimen) Católica Vasca, la protege y ayuda. Muchos curas jóvenes pertenecían a la organización. Hubo unos cuantos presos en la cárcel concordataria de Zamora.

    ETA movimiento de izquierdas que aboga por implantar el "socialismo"totalitario, comunismo, nace  de las juventudes del PNV, partido de la burguesía vasca, por tanto de derechas. Protestan de la dictadura franquista, pero ellos intentan imponer su dictadura. De hecho la impusieron en todos los pueblos, más bien pequeñas ciudades: Hernani, Mondragón, Deva, Lasarte, Rentería...
Paradoja macabra que esa extrema izquierda nacionalista asesinara a Isaías Carrasco un concejal socialista en Mondragón, cuando los de derechas, en el 36 habían fusilado a su abuelo en Morales de Toro.

   Toda la izquierda  española, al principio y mucho después, sentía admiración y simpatía por ETA. Años después, puede pensando que los militares se hartaran (el terrorismo fue la causa principal del del 23-F) fue un gobierno de "izquierdas", el de F. G., quien creó los GAL.

    Les confieso que los primeros atentados de este grupo nos gustaron. Ya era hora que alguien respondiera. En principio creímos que los empresarios, hartos de extorsiones, eran quien lo habían creado. No fue así. El mundo empresarial vasco estaba dividido. A los afiliados y afines al PNV, ni los tocaban.

   Luego resultó que las actuaciones de los GAL fueron chapuceras, sirvieron para que unos cuantos metieran sus manos en el abierto cajón de los fondos reservados, Le costó cárcel al Ministro del Interior, José Barrionuevo, a quien creo inocente, seguro no responsable del todo, y que se tragó el marrón por lealtad.

    No fue  del todo negativa la actuaciòn de los GAL: sirvieron para que el gobierno francés empezara a colaborar en la detención de etarras, quienes andaban por allí como Pedro por su casa. Claro que también sirvió para dar argumentos a los etarras y afines, como cuando la muerte de Lasa y Zabala.

     También explotaron hasta la  náusea "las torturas" que la Guardia Civil, para que  cantaran, propinaba a los detenidos. Me he informado. En ello hay mucha exageración. De todos los modos, si para sacar del entierro en vida a Ortega Lara, por ej. era necesario "achuchar" a alguno de sus carceleros, es justificable.

    La Guardia Civil sufrió en sus carnes, y en la de sus mujeres y niños, heridas, muertes, dolor; obedeciendo órdenes, defendiendo a los inocentes. Algo sé lo que podía suponer para las familias para los  niños vivir en el cuartel de Inchaurrondo. 

   Hace unos años leí en la "Tercera" de ABC la defensa que un Teniente Coronel de la Guardia Civil, hacía de su compañero, Jefe de aquella Comandancia, Rodríguez Galindo. Veo firma el artículo Manuel Villa. ¡Coño!: si este es Manolito, aquel muchacho delgado y moreno, líder de la pandilla de amigos, hijo mayor del Teniente Villa, y le dí la razón.

    Es "Patria" uno de esos libros que ayuda a las personas a ser mejores, más buenas. En que aparecen miserias humanas pero, por encima, virtudes: Está lleno de buenos sentimientos.

     En ese friso de personajes, aparte de uno secundario, que es el más malo, el Andoni empleado del Chato, en todos, como en la vida, hay algo, más o menos, de bondad.

     Hasta en Jose Mari, el protagonista de ETA, pone la reflexión que le lleva a escribir la carta de perdón a Bittori: "Os pido perdón a ti y a tus hijos. Si podría (pudiera) dar marcha atrás en el tiempo lo haría". Y el final de la novela, cuando se dicen ¡hola!,. Miren y Bittori, es un canto al perdón.

     Al leer como aquel muchacho, de joven mozarrón deportista un poco atolondrado , como tantos otros fanatizado por esas ideas del nacionalismo tribal, después de su periplo de sacrificios y sufrimientos personales  y crímenes, tras 17 años en la cárcel, .
acaba por arrepentirse, le entran a uno ganas de que lo pusieran en libertad.

      Ese sería el camino para los que aún están en las cárceles: arrepentimiento sincero, que lo hicieran público, que pidieran perdón, que reconocieran su error de intentar de imponer absurdas ideas por el terror, contra la voluntad de la mayoría; que se alejaran del partido que no acepta esa realidad. Lo que pasa que viendo los caretos del de Juan Chaos, Pakito, el Potros, etc., es misión imposible.

     Y los "progesistas" de la "Memoria Histórica" referida a la guerra civil, acabada va a hacer ochenta años, empeñados en condenar al franquismo, además de hacerlo del Comunismo Soviético, deberían condenar, crear estado de opinión contra los crímenes de ETA, tan todavía echando sangre, y contra quienes  los elogian y defienden.

     Debe ser más fácil sacar a Franco de Cuelgamuros que prohibir las huchas de las herriko tabernas, las fotos , los carteles de apoyo a los presos y  los homenajes a esos "héroes".

     Más fácil, y demagógico, recordar a las víctimas del franquismo, ya desaparecidas, que a las de ETA, con las que convivimos.  

    Y a los del PP, tras tantos años manchando con la corrupción la memoria de sus víctimas, que se regeneren, que honren el sacrificio de  Manolo Zamarreño, de Gregorio Ordoñez, de Miguel Ángel Blanco, de tanto concejal honrado como allí vivió atemorizado, dando la cara.

     

   

    

     

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