Hasta mis oídos ha llegado lo mal que le ha parecido a algunos que suba con mi cochecito por la Puerta de Villa, que lo hago por chulería, por dar la nota...
¡Pues no señor!: cualquiera que me observe y conozca verá que de chulo no tengo nada. Basta contemplar "mi pobre aliño indumentario", mi adanería que le trae a Sara por la calle de la Amargura, que de nada hago ostentación, y que mi "cochazo" es un Fiat Panda furgoneta.
No, no, no es por chulería, es como ACTO DE PROTESTA.
Ni sé la de gente me ha dicho, que se me ha quejado de no poder entrar o salir al y del pueblo por la Puerta de Villa, como todo la vida, que para eso está.
No cabe duda que los bolardos esos son un estorbo e impedir pasar a coches por ahí es una incomodidad, sobre todo para los vecinos.
Quizá recuerden, y si no busquen en el blog, cómo me manifesté en contra de la pasarela, como expuse mi desacuerdo ante el Arquitecto de la Obra, el encargado de la empresa, el representante de la Junta.
Les expuse que para evitar la humedad de los cubos, un drenaje, sobre él, arena. Sobre ésta un piso de cantos autóctonos, tan bonito como el que hay en la entrada a la plaza desde la calle Liceo, cogidos con esa argamasa que simula cal y arena, cual la que une los sillares de nuestra joya. Si quieren esas losas de la pasarela, donde están, pero al mismo nivel, como calzada de transito. Por supuestos que los hoyitos esos de cada lado son un antiestéticos y un amontonadero de porquería. Y lo más gordo: no evitan la humedad de los cubos.
Observen, observen como los cubos, sobre todo el izquierdo, aun con el tiempo seco están siempre llenos de humedad y siguen degradándose.
No existe razones arquitectónicas para tal cierre. ¿Qué le van a perjudicar a las piedras que, de vez en cuando, pase algún en otro coche?
Veo tráfico rodado junto al acueducto de Segovia. Por las puertas y murallas de de Ávila pasan vehículos y personas en abundancia. Pondría más ejemplos. Pero aquí, en un humilde pueblito tenemos que darnos pote de gran ciudad... Pasa con la plaza igual.
Cuando he subido la Puerta de Villa, ninguna norma de tráfico he infringido. No existe señal alguna de dirección ni de circulación prohibida, Están los bolardos. Pero como mi cochecito es pequeño, cabe justito, sin rozar ni tocar. Por eso puedo pasar.
Sí que me salto señales de dirección prohibida cuando entro en la plaza. Las respeté hasta que vi horas aparcado en la puerta del Ayuntamiento un Audi. También con frecuencia otro coche gris, otro Renault, del que también tengo foto.
No dejo mi "Pandita" aparcado nada más que mientras me tomo un mosto o hago alguna gestión. Si voy a tardar más lo dejó en la esquina de Cañibano, aunque con frecuencia está ocupada. Entro de vez en cuando en la plaza, normalmente para cruzarla por no andar dando rodeos, porque las Angustias está llena, y, sobre todo porque rara es la mañana que en la misma no hay algún vehiculo: "Fuenteovejuna, todos a una".
En cuanto a la joya de foto de la cabecera, tan divulgada, desde que apareció en la portada de "Crónicas...", hasta entonces desconocida, al igual que la de los carros, he de decirles que es propiedad de mi familia. Y, es broma, que no he cobrado derechos de autor por tanta copia. Tiene otra Valentina, la señora de Justo Herrero.
Esa foto está hecha a finales de septiembre de 1953, el día del Canto de Misa del Padre Leoncio Herrero. Los ábregos habían llenado la laguna Redonda. El señor Jerónimo Villasante lavaba los carrales para la próxima vendimia; un curro de la "Zamorana" presumía de cisne; las dos mujeres son Virginia Núñez y Segunda la modista:; "Balastrera" va a por un caldero de agua para echar de comer a los marranos. El señor del fondo es el procurador Modesto Sánchez. No sé quién es el niño a quien se le ha caído la pelota.
¡Menos mal! que nos quedan los fotos de ese idílico rincón. ¿No estaba entonces más bonita que ahora nuestra querida puerta? y servía de eso, de puerta, para pasar.
Que quede claro que no intento ni provocar, ni chulear ante los de "de la puerta villa", ni ante nadie. He explicado las razones: es un acto de justa protesta.
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