jueves, 17 de mayo de 2018

LA QUERENCIA DEL PUEBLO.



    Hace como un par de semanas, lo supe algún día después, trajeron a enterrar  a INÉS SINDE MANSILLA. No pusieron esquelas, ni tañeron las campanas de San Pedro, ni hubo funeral. La trajeron sus hijos en la más absoluta intimidad, desde Madrid al cementerio. Se trataba de darle gusto, de cumplir su última voluntad: "Quiero que me llevéis al pueblo".

   ¿Por qué esa querencia? Pues seguro, seguro que por los recuerdos de la infancia, de la adolescencia,  que, con el paso del tiempo, en el recuerdo se idealiza, por el recuerdos de los padres tan abnegados. Aquella señá Matilde "la Hornera", aquel, creo recordar Froilán, que  trabajaba de obrero en la finca de don Carlos. Por el calor del horno y de la familia en aquella casica, al principio de la Ronda de San Pedro, cenagal de altas aceras, a las que casi llegaba el barro, desde las que se alcanzaba con la mano las veras de las más pobres.

   Inés, puede que a pesar de todas las dificultades, también se vería muy realizada por traer al mundo y criar, casi de milagro, a diez hijos. Yo por esta mujer siempre sentí una gran admiración. Me alegré cuando se solucionó su situación. Emigraron, ya con casi todos los muchachos criados, empleado el marido, Luis Álvarez, en la telefónica. A los pocos años, jubilado  regresaron al pueblo. Casi todos los muchachos ya se quedaron por Madrid. Creo fueron los mejores años de su vida. Al enviudar,  sus hijos la llevaron, de nuevo a Madrid. Ahora ya ha regresado para siempre.

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      Anteayer también trajeron a Juan José Rojo Argüello. Era el mayor de los "Foros", él, Carmela, Arsenio, Teslesforo y Miguelín. Fue en el funeral de este, no sé si habrá hecho el año, cuando converse por  última vez con este hombre tan prudente, cabal, serio.

    Debió marchar muy joven a Madrid, pues no lo recuerdo de niño, como sí a todos los "Foros". Junto a su casa, frente al Paseo, por allí jugábamos mucho. Además entre nuestras familias existía bastante amistad. El padre, el hortelano "Foro", era un habitual compañero de mi tío David a la bodega.

    Lo que pasa es que "Juanjo" nunca dejó de venir por el pueblo. Aquí tiene casa propia, en las de "Foro" porque se construyeron en la huerta de su padre.

    Sufrió la desgracia de perder a su mujer en un accidente de tráfico. Pasaba muchas temporadas en el pueblo, hasta que se fue Miguelín. Incluso en sus últimos tiempos quiso, cuando ya se valía peor, aunque no vi anciano a este hombre, venir a la Residencia, por eso de vivir en el pueblo.

    Pilar, su hija, se le llevó con ella a Ibiza. Desde aquella turística isla, también, cumpliendo su voluntad lo han traído, ya "de vez", al pueblo.

    
     

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