CARTA ABIERTA A ÁNGEL CARRETERO.
Amigo
Ángel: Te confieso que cuando tuve noticia de que ibas a ser nuestro cura me
dio alegría. Tengo relación con tu hermano Pedro desde hace muchos años. Un día
te lo dije: mi familia le compró la primera partida importante de planta de
almendros cuando estaba empezando. Mi esposa mantiene buena relación con tu
madre, y es una de tus más fieles feligresas. También leo algunos de tus
artículos en La Opinión. Como eres un cura joven y moderno, pienso puedes revitalizar la vida espiritual de la parroquia; pensé que, por fin,
acabarían las anacrónicas relaciones iglesia-estado: cura-alcalde.
Si lees
en mi blog la despedida a Tomás Osorio, verás como por él siempre sentí cariño,
admiración, a pesar de las serias discrepancia que mantuvimos. La más
fundamental fue por su relación con la alcaldesa de 28 años. Él, la parroquia, fueron víctimas de algunas de las actuaciones de esta señora, que le causaron gran
perjuicio económico. Cuando quieras te lo cuento en privado. Y podrías buscar
en las cuentas, las rentas que pagaban los arrendatarios de las tierras de la
iglesia, incluida la dicha. También deberías comparar las que pagan ahora
los cuatro últimos arrendatarios que aún quedan.
Tomás
Osorio, como miembro del Patronato de la Residencia, no sólo conoció, sino que
tapó la presunta corrupción que, cuando quieras, te demuestro. ¡A propósito!:
¿has ocupado su puesto en el Patronato actualmente?
Mira: sé
que ir contra la corriente de la inercia histórica, de las rutinas, de los
tópicos, de las leyendas, de lo falso, no es fácil
.
¡Oh
Villalpando y su tierra gloriosa! ¡Los primeros del mundo en proclamar la
inmaculada concepción de la virgen María..! ¡La villa mariana de acendrado
catolicismo!...
El manoseo de esto a lo largo de
la historia vivió sus momentos álgidos en la etapa Allende-Osorio: ¡qué
impresionantes saraos político-religiosos, con comilonas y bebilonas
incluidas..! ¡Qué repugnante utilización del cierto sentimiento religioso de
las gentes sencillas por parte de personas deshonestas!
Para empezar te aseguro que la
poca gente que va quedando en la tierra, confunde lo de la inmaculada
concepción, con lo de la virginidad de María. Y Luego: es tan abismal la
diferencia entre aquella pobre, teocrática sociedad medieval, de nobles y
vasallos, en una constante guerra, pestes, hambrunas…, con la nuestra…
Cada vez que releo la escritura
del voto, lo vengo haciendo desde los trece años, siento verdadera ternura,
verdadera compasión por aquellas gentes. ¡Estaban tan achuchados los pobres!,
porque de la peste y la guerra no se libraban ni los poderosos. ¡Cómo clamaban,
cómo buscaban la protección de una madre en el cielo..! :“E como los cristianos non tenemos otra medicina, ni otro bien ni
socorro, ni de quien podamos ser socorridos en nuestras cuitas e miserias e
tribulaciones, salvo tan solamente a la gloriosa Virgen María…” Esta
afirmación me sigue conmoviendo.
Estoy seguro que desde el alcaide Ramiro de Mazuela,
pasando por todos los alcaldes, regidores, clérigos, escribano, al último de
los alguaciles, eran todos “homes
buenos”. Si bien de esos textos se pueden sacar muchas lecturas. No todo el
monte era orégano.
Si recontamos todos los nombres
de alcaide, alcaldes, jurados, procuradores, regidores; curas, capellanes,
arcipreste que aparecen en la escritura del voto, unos cuarenta nos salen, ninguno de ellos trabajaba. Mucha carga, junto al mantenimiento de tanta
iglesia, para una población que, contando con la de las aldeas, apenas llegaría
a los tres mil habitantes.
En aquellas alturas, de finales
del siglo XV, llevaba siglos tergiversado el primitivo ideal Cristiano del
amor, por el impuesto del temor: la
iglesia tenebrista que llegó hasta ayer por la mañana. Ni me quiero acordar de
las homilías de don Policarpo...
Entonces, cuando el voto, a aquellas pobres
gentes les culpaban de la pestilencia, de la guerra, de la langosta.., por ser
castigos divinos a causa de sus “pecados”. ¡Pobre gente! Si los reyes y nobles, entre hermanos, tíos y
sobrinos no hubieran andado casi siempre a mamporros, si hubieran sido más
humanos y caritativos, en lugar de tan ambiciosos y soberbios, se hubieran
evitado las guerras. Y las pestes ya sabemos cómo.
Aquellos teócratas (nobles,
clérigos y burgueses) imponían a la fuerza las promesas que hacían en sus
votos; No es de celebrar que a ocho trabajadores que “fueron prendados por no
guardar lo escrito en el voto” les multaran con 350 maravedíes, en total, que “dieron al mayordomo de Santa María para
comprar cera pa dicha iglesia”.
Recordemos el momento histórico
en el contexto general, aparte de las guerras, pestilencias y hambrunas:
faltaban treinta y seis años para que Magallanes-Elcano demostraran la
esfericidad de la tierra; por entonces seguían creyendo que nuestro misnúsculo
planeta era el centro del universo; la medicina era prácticamente inexistente, ni siquiera existían indicios de los actuales
avances científicos; la labor humanitaria y educativa que hacía la iglesia, no
paliaba esas enormes carencias físicas y culturales. ¡Fíjate!: daban de comer a
veinte pobres el día de la Purísima. Y, ¿el resto del año?
En materia educativa
el analfabetismo estaba generalizado. Incluso entre bastantes nobles guerreros.
El vestido, la vivienda, todo era paupérrimo. En medio de esa pobreza e
ignorancia, lo sobrenatural era su válvula de escape. Estaban prestos a creerse
cualquier dogma.
¡Oh la iglesia católica como
institución..! ¡Cuánto de bueno y cuánto de malo a lo largo de los siglos! No
sé, no sé. Pienso que Constantino la lio con el Edicto de Milán en el 313.
Hasta entonces, los emperadores romanos habían perseguido al Cristianismo porque
su idea revolucionaria socavaba su poder. El mensaje Cristiano calaba con
fuerza, creo entre las buenas personas, por su ideal de la fraternidad, de la
justicia, de la paz.
Como los Cristianos, a pesar de
los tres siglos de persecución,
aumentaban, llegando a ser el grupo de población organizada más
importante del imperio, pues Constantino, astutamente, pasó de ser perseguidor
a adoptar el Cristianismo como religión oficial (después surgieron los cismas y
las distintas iglesias). Así quedó institucionalizado el Cristianismo, y mezclado con el poder político, militar,
económico. De ahí procede la poderosísima iglesia de la Edad Media y de hasta los
siglos XIX-XX, tan llena de luz y de sombras; entre éstas la imposición a la
fuerza de su doctrina y de sus dogmas; adiposidades en su grasiento cuerpo.
Ahora la iglesia se ha hecho más
pobre, (aunque todavía le sobra mucho oropel), más humilde, cercana,
caritativa, social (Manos Unidas, Caritas, Domund,..), más minoritaria. Los
curas de ahora sois, escasos por desgracia, mucho más ejemplares. Nadie se hace
cura por aquello de “donde hay bonete hay zoquete”. Pienso debéis insistir en la
idea fuerza del mensaje Evangélico: caridad fraternidad, justicia, paz; debéis
insistir en el Sermón de la Montaña, en las Bienaventuranzas; debéis insistir
en esos comportamientos, en ese código de conducta Cristiana, tan acorde con la
ÉTICA UNIVERSAL, con la moral natural. Para mí ese mensaje de Jesús de Nazaret,
tan sublime, tan contra corriente en aquellos tiempos es el único asidero a mi
titubeante, por culpa de tanto mal ejemplo, fe.
Y ya, por fin, descendiendo a “Villalpando
y su tierra gloriosa”, a ser “los heraldos del dogma”…, y por ello a su “acendrado
catolicismo”. ¿Tú crees que esas “glorias” pretéritas, lo de ser los primeros,
bla, bla, bla (eso de los primeros, tan chauvinista, cómo nos gusta) han
contribuido a que las gentes de la villa y tierra sean mejores?
Te recomiendo leas la “Otra
historia de la villa” donde están recogidos datos reales de los últimos ciento
y pico años.
Cuando las revueltas campesinas
de 1904 dicen en su queja los jornaleros hambrientos, que vivían en casuchas inmundas, “que la burguesía de Villalpando es todavía
peor que la de otros pueblos y que los trata como esclavos” Las
algarroberas hambrientas se juntaron en la plaza para pedir pan para sus hijos.
Ese mismo año de huelgas reprimidas por la fuerza (cierto que la situación era
mala también para los pequeños labradores, pero aunque sólo comieran pan y
tocino, comían), de hambruna en el invierno, la teocracia del pueblo (había
siete curas, alineados con quienes mandaban, uno por cada iglesia entonces
abierta, más otro para el oratorio particular en casa de los Mazos, y el pobre
don Facundo que iba a decir misa a la dehesa) refrendó por cuarta vez el voto
concepcionista.
¿Qué nos extraña que, cuando un
ocho de diciembre, en los años de la República, un labrantín pobre, que salía
en su burro a “alumbrar”, al preguntarle una mujer: -¿Pero Esteban, cómo vas hoy a trabajar que es el día de la Purísima?,
éste le contestara: -¿Y qué tengo yo con
esa señora? Aquella irreverencia, en el “treinta y seis”, le costó la
cárcel. Y ya no te quiero contar cómo se “celebró” la Purísima de ese mismo
año. Te aseguro que en aquellas circunstancias trágicas, que son de ayer por la
mañana, “los heraldos del dogma” no evitaron los crímenes.
En el año 1940 para dar gracias a
Dios por el triunfo de las fuerzas nacionales, se refrendó, por quinta vez, el
voto, con Misa solemne, etc. en la Plaza Mayor. La procesión llegó a la plaza
entrando por la calle Dr. Ballester Nieto (hoy La Solana), donde se había
instalado un arco. El ayuntamiento emitió un bando ordenando a todo el
vecindario que desfilara por debajo de aquel arco. Una parte importante del
pueblo, además de vencida, humillada.
,¿Y en los últimos años, y ahora?
Te puedo documentar inmoralidades de organizadoras de efemérides marianas. De
cómo una concejala que leía epístolas en uno de esos acontecimientos, había
utilizado a una menor, como testigo falso, para condenar a un inocente. Ese pecado de dar testimonio falso (con el que de Nazaret fue más crítico) en juicios se ha repetido unas cuantas veces por parte de políticos o "ex",locales, de los que no llenan el primer banco, hasta la pasada semana.
El cupo de odios entre familias
muy directas, lo tenemos bien servido. Y ni te cuento el de la hipocresía…
Por supuesto que de nada te echó
culpa. Tú nada tienes que ver con aquella iglesia, ni con quienes poseen
tendencia genética a la maldad, intento, únicamente, en la línea de separación
de poderes que la iglesia española y universal practican, animarte a que acabes
con ese anacronismo de las íntimas relaciones entre la parroquia y el
ayuntamiento a propósito de la Purísima y San Roque.
Tú imagínate que el alcalde o
alcaldesa, y algún concejal, sea persona que, públicamente, se declara atea
(sería lo de menos si fuera honrada), pero además utiliza el poder para,
saciando bajos instintos, hacer daño, perseguir a una familia, con decisiones
injustas e ilegales, que le rebaten los tribunales; imagínate que, como buen
político, miente constantemente; que no resuelve graves problemas pendientes en
el pueblo, a pesar de pagar unos impuestos y tasas excesivos, y más cosas que me callo… ¿No es repugnante que esas personas “presidan”
actos religiosos? (Misas y procesiones), para lo que se les reservan bancos, en los que se hace más evidente su soledad?
¿Todavía sigue pagando el ayuntamiento la novena y el predicador?
No quiero entrar en más detalles.
Tú sabes que, por desgracia, a los cargos políticos, tanto arriba como abajo,
llegan muchos deshonestos. Pero aunque
fueran todos un dechado de bondad..: ¡qué estamos en un estado aconfesional!, ¡qué
la iglesia no necesita, de forma oficial, a los políticos en sus ceremonias, como piedra de escándalo. La iglesia, lo que
la sociedad necesita, es ejemplaridad. Y un buen ejemplo es que dentro de los
templos no haya ni sitiales, ni bancos reservados, ni preferencias. Bastante “inri”
era lo de la entrada del Caudillo bajo palio.
Y que la fiesta de la Purísima,
en lo religioso, incluso en lo profano sea alegre, sin excesos ni molestias a
vecinos; que la iglesia se llene y reviente de júbilo. Y que los ritos, y el recuerdo de nuestros mayores sirvan para hacernos mejores.
Y que perdones mi atrevimiento.
Si pinchan la foto la verán en pantalla completa.
Vísperas de la inauguración del nuevo San Nicolás, después de San Roque de 1996.
Estreno de la "Escenificación del Voto", texto dialogado en verso, original de Luciano López, "El Tobo". La iglesia no se llenó hasta arriba, como se merecía el autor, porque la "doña", entonces en disputa con el cura por la colocación del cuadro de Pedrero, encargado por el ayuntamiento, y, además enemiga de Luciano, intentó boicotear la representación contraprogamando a la misma hora una parrillada en el yegüarizo, como actuación más cultural.
Con mucho gusto bajé e hice subir a Luciano y a Emilia al altar. El aplauso duró minutos.
3 comentarios:
Hola, Agapito:
Muchísimas gracias por recordar la Escenificación del Voto que hizo mi padre ya hace unos cuantos años. Para él supuso un esfuerzo titánico, pues logró versificar el documento respetando casi absolutamente su literalidad, a pesar de que padecía unas casi incapacitantes secuelas de un severo derrame cerebral, que nunca logró superar del todo.
Efectivamente, los que pusieron trabas a este meritorio trabajo no demostraron (echaré mano de los eufemismos) ninguna comprensión ni generosidad.
Te reitero mi agradecimiento.
¡Gracias a ti, amigo, por aparecer por aquí! Ese ¿auto sacramental? es una obra de arte.
¡Comprensión?, ¡Generosidad? ¿Compasión? ¿decencia? eso es antagónico con el gobierno de este pueblo. No quiero ponerte en "compromiso", como se dice aquí, pero permíteme un desahogo: ¿Tú crees que aquella señora que, "tan bien se portó con tu padre", tan "llena de virtudes", era decente que se erigiera en abanderada de los fastos "marianos"?
Lo de ahora, para otro rato.
Un fuerte abrazo.
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