LUCES EN LA NIEBLA.

       Fría y densa, de esas de no verse un burro a tres pasos. Cuando iba a la plaza, por la trasera de los Concejo, salían de misa de las monjas y, entre varias, no reconocí a Sarita. De la Solana se oían trompetas y tambores, por el ábside de Santa María la niebla encajonada se hacía luz. La desprendía un flamante vehículo de la  Guardia Civil: potentes focos, rotativos, señales luminosas en verde, en azul... No la terrible  luz de cuando hay un accidente, ni la temerosa de cuando te paran para multarte. No: ésta era una luz pacifica, gozosa, serena, protectora.

    Su paso lento, solemne me permitió adelantarlos para verlos entrar en la plaza. Les seguía la banda. Luego, a la debida distancia, un moderno tractorazo, lleno de focos el morro y la visera de la cabina, llevaba tras sí, como si a nada, a la carroza donde iba, casi nada, el  portal de Belén.

      Poco a poco iban entrando, tras el de Fernando Cartón, más tractores y carrozas, los de Eloy Boyano, Modroños,, Juan Carlos el de Narci, Pascas, y uno de los Cepedas Allende, que conducía Antonio ; llevaban tras de sí carrozas llenas de pastorcitos y pastorcitas (¿Quién dijo no hay relevo eneracional en el ovino?); y las carrozas con los tronos de los "Magos de Oriente" (que no eran reyes, y por ser magos llenan de magia calles y plazas de pueblos y ciudades).

     ¡Bueno!, ya saben, lo clásico: vuelta a la plaza toda la comitiva, la carroza con el Belén que se para debajo del ayuntamiento; se apean pastorcitas y zagalas; se van apeando uno a uno los "Magos", junto al soportal de enfrente, recorren el pasillo vallado, saludando a los pequeños, ofrecen sus presentes al Niño Jesús, suben al Ayuntamiento...

      Y en esto que, por detrás del tejado, surgen luces, muchas luces, preciosas luces: blancas, amarillas, platino, azul, rojo, verde; y explotan en preciosas combinaciones cromáticas de formas, luz y sonido.

       Luego, la inevitable lectura de cartas, aunque los cero grados nos invitaran a refugiarnos en bares o en casa.

       Luces en la niebla, esperanzadora luz en la sonrisa, en las caras de entre susto y admiración, de ilusión de todos los niños, Y sí que había, pues a los residentes se suman otros tantos de los papás que viven fuera.

       Y luz en la misma ilusión  de quienes se han integrado con nosotros, disfrutan de nuestras costumbres, aunque uno o los dos progenitores vengan de otras naciones, (Bulgaría, Rumanía, Ucrania, Rusia, Perú, Bolivia, Colombia...) de otras culturas.

        Bonito, bonito lo de anoche.