Continuamos recordando los viejos vocablos, algunos todavía, muy en uso.
F
FACENDERA. Se
emplea en la locución a facendera, que sirve para aludir a ciertas
tareas que son llevadas a cabo entre todos los miembros de una comunidad. Por su parte, GR recoge facendera ‘concejo’ y tocar a facendera
‘tocar a concejo’. Deriva del latín facere ‘hacer’.
Comentario: Todavía conocí lo de "Ir a facendera", recuerdo ayudar a mi tío Antonio a cargar sacos terreros para la presa del prado. También cuando se asfaltó la plaza en el año 1957.
FANFARRÓN. adj. Lozano, robusto, de aspecto
saludable, guapo (L y G, GG). El término no tiene solamente, por tanto, el
matiz despectivo con el que se emplea en el castellano actual, pues sirve para
referirse a una persona inclinada a decir baladronadas.
FARFUELLE. m. Hoja de de los
cereales. El DRAE recoge farfolla ‘envoltura de las panojas del
maíz, mijo y panizo’ y lo deriva del latín malum folium a través del
dialectal marfolla.
FÁRFULA. Aparece en la expresión estar en fárfula
‘estar en ciernes’. Parece claro que la expresión deriva de fárfara,
telilla que reviste interiormente el cascarón de los huevos, pues existe la
locución estar en fárfara aplicada al huevo que no ha formado todavía
más que la fárfara o que ha sido puesto así por el ave.
FARRASPAS. f. Suele emplearse en plural. Briznas,
hilachas, fragmentos diminutos.
FATEAR. tr. Oler. Está relacionado con fato
‘olor, especialmente el desagradable’, según el DRAE.
FATO. m. Mal olor. DE, además de esta acepción,
recoge la siguiente ‘engreído, presumido’.
FAZADA. adj. Dícese de las tierras labradas, o recién sembradas cuando, después de las lluvias, al orear, se crea una ligera costra seca
FEO. m. Dulce de almendra y azúcar (L y G, FY, GG).
Se dicen los siguientes versos: “El sabroso feo / y el buen toreo / en Villalpando
nacieron”.
FERIA. f. Se daba este nombre a los mercados y
festejos que se celebraban durante los días 21 y 22 de junio, la centenaria
Feria de la
Madera. La muy noble villa de Villalpando tenía
concedido el derecho de organizar ferias y mercados desde la Edad Media. En efecto,
don Luis Calvo Lozano en su utilísimo libro Historia de la villa de
Villalpando nos informa de que nuestra localidad en el siglo XIII (1297)
recibió el privilegio de Fernando IV de celebrar dos mercados en la semana, uno
el martes y otro el sábado, y de que, posteriormente en 1370, por concesión de
Enrique II, obtuvo el privilegio de organizar una feria anual, que se
prolongaba durante un mes comenzando el día de Pascua de Resurrección. Estos
días tenían una doble vertiente: una mercantil y otra festiva. Efectivamente,
estas jornadas eran aprovechadas por los labriegos para comprar trillos y otros
aperos de labranza (bieldos, rastros, tornaderas...), pero también daban
ocasión para la instalación de rudimentarias atracciones, casetas del tiro al
blanco, tómbolas, improvisados estudios fotográficos..., y para la celebración
de novilladas, bailes, funciones
teatrales y fuegos de artificio, tal como nos recuerda nostálgicamente Agapito
Modroño en su entrañable libro Crónicas de ayer y de hoy desde un
pueblo zamorano: “¡Qué buen recuerdo guardamos de los días de feria! El día
22, por la noche, terminaba la fiesta con la quema de la vistosa colección de
fuegos artificiales. Cuando a las dos de la mañana salíamos del teatro y los
feriantes ya estaban recogiendo sus bártulos para ir a otro pueblo un
sentimiento de tristeza nos invadía, pero nos quedaba la esperanza del año
siguiente. Un mal día ya no hubo más año siguiente” (op. cit., p. 29).
FIJARSE. prnl. Apoyarse (L y G, MU,GG). Parece
derivar de fixare ‘clavar’, verbo que procede de fixus.
FINO. Aparece en la expresión ser fino como un
coral, frase hecha que se emplea para expresar que una persona es muy aguda. Nuestros escritores clásicos ya
empleaban esta locución con un valor ponderativo, por lo cual no es de extrañar
que la recoja Covarrubias: “Fino como un coral decimos del muchacho
bellaco”. Obsérvese también su uso en Vida y hechos de Estebanillo González:
“Porque como el capitán era más fino que un coral, y me vio en la comida
alegre de cascos y me conoció el humor, me confirmó sin ser obispo dándome el
nombre conforme a mi sujeto” (edic. cit., p. 255).
FOMENTAR. intr.. Fermentar o salirle moho a algún
fruto o vegetal.
FONSO. Especie de búho (Ly G, GC).
FORRÚS. m. Óxido. Partiendo de este sustantivo se ha
formado el adjetivo furruñoso que se aplica a los
objetos oxidados.
FRASCA. f. También se emplea como una
palabra comodín para aludir a la gran variedad de plantas o hierbas, o para referirse a cualquier objeto con matiz despectivo.De este término deriva el verbo enfrascar
bastante utilizado en el castellano actual.
FRÉJOL. m. Judía verde. Vocablo indispensable para denominar a las judías en vaina: -Voy a comprar fréjoles. Aquí no existe otra denominación.
FRESCO. m. Pescado. Esta acepción se explica por el
fenómeno que, familiarmente, los lingüistas denominan de “contagio” semántico.
Dicho fenómeno consiste en que una palabra se carga del significado de otra que
se ha omitido después de compartir con ella un mismo contexto con mucha
frecuencia. Véase su uso por parte de Delibes: “Y con el marrano y la huerta
nos pasábamos el año, que entonces no había vicio; ni carnicería ni fresco”
(Castilla habla, p. 27).
FRIURA. f. Frío excesivo. Se trata de un arcaísmo:
“La oscura noche neblinosa entraba por momentos y ya se barruntaba la friura
nocturna que habría de terminar en la consabida escarcha” (AE, op. cit., p.
191). El DRAE lo recoge como propio de Cantabria, León y Venezuela.
FUERTES. adj.
Dícese de los terrenos arcillosos, que se aran con dificultad y necesitan mucho agua
para dar buenos rendimientos en el cultivo.
FUMARRO. Cigarro. Sin duda por asociación con fumar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario