SEMANA
CULTURAL DE “MUVI”.
Veinticinco
años lleva ya esta Asociación, “Mujeres de Villalpando”, animando el cotarro
local. Proscrita por el antiguo régimen, le ha sobrevivido. En la actualidad,
creo que por aclamación, ha sido reelegida como Presidenta Maruja Zamora, una
de las pioneras, junto a Pilar Casado, Julia Sardón…
Muchas
y valiosas han sido sus actividades a lo largo de los años: cursos,
exposiciones, talleres, comedias, viajes, conferencias, recuperación de trajes
regionales, folclore, coro musical, etc. etc.
Una vez
más, este año, su Semana Cultural: coreografías flamencas a cargo del grupo de “Francis”
Blanco y Elena Aínse; canciones regionales por el grupo Muvi, solicitado en
bodas y fiestas locales, ganador de concursos; conferencias, como la
pronunciada por Ana Alejos sobre estética y cuidados femeninos; exposición
fotográfica, cedida por “Espigas”, y pictórica de Rocío Caramazana (genial el
retrato de su tío abuelo “Bombi”); excursión a Ponferrada…
Destaco
dos actos en los que participé: “Tarde de la bicicleta” y sesión extraordinaria
de “Bingo”.
Daba
gusto ver la plazuela de San Nicolás tan llena de bicis de todas clases y
tamaños, de chiquillería de todas las edades, de mujeres y de algún hombre protegiendo a sus retoños.
Retirado “Quines” me cupo el jodido honor de ser el participante más veterano.
El de menor edad un niño de tres años, en bici sin ruedines, hijo de un guardia
civil, según me informaron, cuando pregunté por una cosita tan pequeña en bici,
protegido por su jovencita mamá.
Es una
bonita ocasión de convivir los mayores con los más jóvenes, a los que, en algunos
casos, desconocemos, puesto que conviven poco con nosotros. Bonita ocasión de
convivir con la nueva savia que ha ido
llegando, y sigue, al pueblo. Aparte de los búlgaros, que son ya una colonia,
sin problemas de convivencia, jóvenes mujeres, esposas o parejas de varones del
pueblo, con niños casi todas, rusas, ucranianas, hispanas, ya tan del pueblo, y
tan integradas y queridas como Olga, Telma, la esposa de Oscar, por poner algunos
ejemplos.
Doscientos
catorce participantes recorrimos las calles del pueblo, precedidos por la
guardia civil a quien agradecemos su protección. Al final hubo refrescos para
todo el mundo y sorteo de obsequios.
Dado mi
afán moralizante voy a criticar lo del “bingo”. Caí aquella tarde por el Sindicato a ver qué había: cincuenta mujeres
o así con la mirada fija en el “cartón”, pendientes del “benjamín”, “la niña
bonita”, “el abuelo”, “los dos patitos” y demás dígitos sin bautizar. Al poco
de llegar una saltó: ¡línea!, breve alboroto
que cesó cuando la directora, a través del micro, ordeno: -¡sigue el
bingo! Se hace el silencio de nuevo en la sala. Pero cuando otra salta: -¡bingo!, qué forma de alborotarse el
gallinero. Servidor, tímido como es, se
había quedado atrás, un poco asustado entre tantas mujeres. Una que me advirtió, me dijo: -Juega si quieres con nosotras, no te
acobardes, que no te vamos a comer; con tal de que no te propases…
¡Tú verás!
Cómo para propasamientos está uno.
-¡Tranquilas!,
les dije. Que la “paroxetina y el duodart”
me han quitado todo “el peligro”. Y
me puse a jugar. A otros tres cartones me dio tiempo. Casi me despluman, a diez
céntimos cada cartón y a 50 cts. el último, que, además los sacó Gaspara.
Dinero llama a dinero.
Peligrosa
esta tendencia a la ludopatía que, desde el Club de Jubilados, donde hay un
bingo muy concurrido todos los domingos, (los diarios se entrenan con “los
cinquillos”), y las MUVIS se está fomentando a base de jugarse la ingente suma
de 10 cts. cada cartón. Y luego se quejan de que algunos maridos no salen de “las
máquinas”.
Espero
capten el tono bromista de los últimos párrafos.
El
capítulo de “La Feria” para la siguiente entrada, si Dios quiere.
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