martes, 26 de noviembre de 2013
LA HOGUERA
Esto de la hoguera se viene celebrando desde el año 1466. Lo dice la escritura de "juramento" que otorgaron regidores y clérigos, e impusieron a los demás: "que la víspera noche de la su sancta e inmaculada concepción de cuando fue concebida en el vientre de su madre santa Ana, sin mancha de pecado original, se fagan fogueras y luminarias".
Seguro que esta orden fue lo que mejor acogieron aquellas pobres gentes de la alta edad media. Imaginemos un pueblo de adobe y tapial, calles llenas de barro o carámbanos y completamente a oscuras, en las casas la pobre y escuálida lumbre de paja, cagajones y unos palicos de leña o de vid que no mataban el frío. Aquella "foguera" era un acontecimiento: calor y luz en la noche.
Como no tenían braseros, ni palas metálicas para coger las brasas, no llevaban a sus casas. Además, ¿para qué?, si después de la hoguera se metían en la cama o camastros de paja de centeno y mantas. ¿Qué otra cosa podían hacer?
La lógica nos indica no existía eso de "las gurrumbadas". Entre otras imposibilidades existía la obligación de ayuno y abstinencia la vigilia de la Inmaculada.
Por supuesto que las tres o cuatro carretas de bueyes que trajeran, eran leña de carrasco de encina (no existía otra) seca. A ver entonces que no había papeles ni gasolina como iban a prender, si no, leña verde.
Entonces no les preocupaba la ecología. La "tarasca" se extendía por miles y miles de yeras, fanegas, obradas, iguadas o cargas del reino de Castilla. Todavía no había surgido la lucha entre labradores y pastores, aunque a punto estaba. Por eso cortar unos pocos carrascos "para la señora" no tenía importancia.
Distinta es la situación actual. Nos queda ya muy poco monte autóctono, muy poco carrasco de encina. Cortarlos es delito ecológico que no puede agradar a ninguna "señora".
Tenemos, en cambio, abundante ramaje de pino seco, procedente de podas, ramas gordas, amontonadas que a los dueños no les importaría regalar unos remolques, aunque las utilicen para biomasa, que también dan luz y calor. Podrían traer un remolque de leña seca de encina, las puntas, de lo que, legalmente, están entresacando en el "Monte Coto", echarlo encima, por eso de coger buenas brasas para las gurrumbadas.
Pero lo que debemos evitar, ya de una vez por todas, adaptando la tradición a las exigencias de los nuevos tiempos, es talar cuatro o cinco remolques de "sagrados" carrascos de encina, de los que han surgido entre los pinos pinaster que se van secando. No vayamos contra la naturaleza: Dejemos que el pinar del Raso, a medida que va concluyendo el periodo vital del pinaster, vuelva a ser "tarasca", monte bajo de encina, como lo fue siempre.
En la zona de "Las Pegas", detrás de la dehesa, ya hay más carrascos que pinos. ¡Por favor no los talemos que eso no le gusta a la "Virgen".
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2 comentarios:
y porque no bigas viejas y palos,yo podria acercar un par de remolques sin costo alguno para el ayuntamiento,y mas ecologico que eso¡¡¡¡¡¡
¡Pues claro!. Ya algo de eso, de quemar metralla creo están haciendo.
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