miércoles, 5 de julio de 2017

PUBLICADO EN LA MAR DE CAMPOS.




·        REPOBLACIÓN RURAL.
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·            Es imposible que vuelvan aquellos pueblos de mi infancia y primera juventud, tan llenas de niños las escuelas, de mozos y mozas los bailes; de mujeres los caños, las tiendas y las novenas; el trajín de las eras, de las vendimias y  lagares; de pares las besanas, de respigadoras por los rastrojos…; mis queridos pueblos del adobe y el tapial que ahora se arroña, tan llenos de vida, y de muerte, entonces. No les faltaban curas, ni maestros, médico, y hasta farmacia, en casi todos. Y herreros, carreteros, guarnicioneros, esquiladores, barberos…; barros y carámbanos, bodas, fiestas y funerales; bautizos sin rebatina, y de padrino cualquier muchacho que cogiera el sacristán por la calle…  Aquellos, de trilliques, agosteros, criadas, mozos de año, cachicanes, sementereros…, de hambres los años malos,  y de senaras, no volverán.
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·            Cierto que sería imposible, pero otra cosa es dejarlos morir del todo (los hay con veinte y pocos durmientes mayores de setenta años. Ya me contarán lo que van a tardar en echar el cierre), cuando tienen potencial para fijar unas cuantas familias en cada uno. Tarde o temprano eso tiene que ocurrir. En un planeta superpoblado con megápolis donde empiezan a escasear el aire y el agua limpios, no pueden quedar territorios vacíos, donde, al menos se respira sano y es agradable el hábitat humano.
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·            Antes de que se despueblen del todo, antes de que se caigan casi todas las casas, es necesario ponerse manos a la obra. Cuando un enfermo está grave se aplica  cirugía. En el mundo rural es imprescindible, tomada conciencia de la situación, crear opinión, mangar el bisturí social y comenzar a operar. ¿Quién?, ¿Cómo?: Los gobernantes con medidas sociales y de sentido común.
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·            Defiendo el derecho a la propiedad privada siempre que ésta cumpla una función social.
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·            Pongamos los pies en el suelo: ¿Qué porvenir le espera a tanta casa deshabitada, ya de por vida, en los pueblos?
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·           Conozco carteles de “SE VENDE” que llevan veinte años. Al final, oxidados, yacen entre los escombros de la casa caída. ¿Quién va a comprar tanto como “se vende”, no sólo en las aldeas, sino, incluso en las villas?
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o       La situación en la mía es patética. Existen más del doble de viviendas, (aunque no sé si llamar tal a aquellas casuchas miserables de los jornaleros) que cuando había el doble de población. Al calor de la demanda de los emigrantes que retornaban al jubilarse y/o parcialmente en vacaciones, del boom inmobiliario, de labradores y pastores del alfoz que se vinieron a la villa, se construyeron casas,  pisos, adosados, se rehabilitaron las aprovechables… Ahora, habitadas todo el año, no llegan ni al cuarenta por ciento de las existentes. Pongamos otro veinticinco a las habitadas de temporada. Calculo que, por lo tanto, hay un treinta y cinco por ciento, puestas en venta o no, cerradas de por vida. Lo más normal es que cada anciano que  fallece o entra en la residencia, vivienda que se cierra. Y de por vida porque no hay relevo generacional para ocuparlas.
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·            Los carteles de “se vende” pululan por doquier, más los que se han caído de viejos, y las que se anuncian por internet. Hubo algún caso puntual, de  labrador rico de al lado, que pagó una barbaridad, pero aquello se acabó.
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·            Los propietarios no son conscientes de la enorme oferta y de, a esos precios que piden, nula demanda.    Por muy grande y lujoso que sea el chalet, ¿quién va a pagar trescientos mil euros por él, en un pueblo de secano y 1.528 h., lleno de casas vacías y despoblándose? Y así sucesivamente: casas de doscientos…, las que menos cuarenta mil…
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·            El primer paso para una repoblación rural sería que, mejor que dejarlas caer, dar facilidades para habitar tanta casa aprovechable y vacía.
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·            En el próximo art., s. D. q., les expondré mis ideas de cirugía social, y de sentido común.





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