sábado, 29 de abril de 2017
LO NUNCA VISTO.
Ya me voy a empezar a creer lo del cambio climático. Mis recuerdos se remontan a muy lejos. Les podría decir, por ej., que el año 1951 fue bueno. Se lo decía el Sr. Filomeno "el Olegario" a mi tío Paco en el taller de carros, donde servidor era niño observador.
En el verano del 1959, llovió tanto que, entre otras desgracias, quedaron gavillas, sin poner en morenas, por las tierras, sin llegar a la era. Recuerdo una tierra de "los Chicharros", mucho antes de la concentración, por donde nosotros ahora tenemos el regadío, y entonces siete cuartas con poza y noria, donde, ya muchacho, me encargaba de regar las eras de alfalfa, que se nació el trigo en las espigas.
El "setenta y uno" fue muy bueno. Después de un invierno muy duro, estaba el campo casi sin nacer. Se lío a llover sobre el 29 de marzo, aquella noche estaba de "cuerpo presente" mi tía Josefa, la de "Coco", se tiró lloviendo todo abril y mayo. Cosechón de cereales. Fue el primer año que tuve alfalfa. Medio se estropearon todas. Recuerdo que "Requeté" y servidor le vendimos un camión cada uno, el de Miro a la deshidratadora que hubo en Benavente. Yo purría (sí, sí: pinchar las paquitas aquellas de veinticinco y más kilos y echarlas al camión) y Requeté las "colocaba". Es un decir. ¿Qué tragedía!: yo con el "600" detrás, cuerdas y la purridera, hasta llegar a Benavente...
Del ochenta y ocho, cuando se tollaban las cosechadoras en los bajos de algunas tierras, cuando las nubes y el ciclón, como una turmix, aquel 19 de julio por la mañana, nos deshojaron y hasta rompieron la cabeza de las zanahorias y nos refugiamos a la "obrigada" de la nave de "los Chisteras" temiendo que que aquel diluvio de agua, piedra, mieses machacadas nos arrastrara en el "ciento veintisiete", mejor no hablarles.
Podría seguir, pero es suficiente para llegar "al consonante": NO HE CONOCIDO OTRA SITUACIÓN A LA DE ESTE DESGRACIADO AÑO: esos calores durante el día, ya en marzo y el frío de madrugada, rozando o sin rozar, la helada, y sin caer una gota. Llega abril, este año bien ruín y se lía a calentar como en verano, 26 º grados algún día, aunque luego por la mañana, como en el desierto bajara a dos o tres.
Algunas tierras todavía resistían, cuando dijo el tiempo: "ahora os vais a joder", y nos mete del Ártico una ola de frío polar. ¡Bueno!: y aquí, de lo malo, no bajó de cero grados. Parece ser que los majuelos, aunque algo tocados, se han salvado. Habrán visto en el Bierzo y en la Ribera alta del Duero cómo han quedado los pámpanos, que el calor había adelantado, puesto que lo normal es que "hasta Santa Cruz la viña no reluz". Ni las higueras. Las dos tontas de nuestro corral, llenas de brevas, tienen las hojas como moco de pavo. Lo de las higueras mustias (no sé si heladas) nunca lo había conocido.
Y, ¿si lloviera este fin de semana?. Todavía si lloviera, todavía si lloviera.. ¡cuántos millones de veces, nosotros y nuestros heroicos y sufridos antepasados no habrán repetido esta frase..! Aunque digamos eso también de siempre, que el agua es muy verde, hay parcelas que ya están secas, que no tienen remedio. La nuestra de la carretera de Quintanilla. Rotura de alfalfa y encima NPK, Estaba impresionante. Da pena verla. Si tiras una cerilla arede.
Para empezar, anoche cuando en TV CyL ponían tan claro el pronóstico de lluvia para hoy y para mañana, lo puse muy en duda. Y miro en internet, y escucho por la radio, y veo el tiempo de todas las teles, y siguen "dando agua pa mañana". Miro ahora al cielo y no tiene pinta.
Hace ya bastantes semanas, viendo el pelaje de esta primavera, áspero todos los días, me fui poniendo en lo peor. Urgí a mis hijos para que, además de la siembra de remolacha se pusieran a regar un trigo y una cebada. Pequeño consuelo.
También es necesario adaptarse a las circunstancias, salir de la rutina: cien litros en febrero, calor en marzo; las alfalfas y vezas, llegada la segunda semana de abril, habían crecido todo lo que la humedad del suelo daba de sí. Se veía que ya no hacían más, que habían terminado su ciclo y que, aunque tuvieran poco, como media corta, era muy bueno. Además los días calurosos y secos, óptimos para el henificado. ¿Qué hacer?: ¡Segar!
Es que es muy pronto, ¿cuándo se ha visto segar a primeros de abril? El año 1.990 recuerdo haber segado el 25 de marzo. Había sido un invierno muy cálido y lluvioso. Lo malo fue para secar aquello. Pero este año no era el caso, en cuanto a la seca.
Pues quienes lo hicimos, tenemos, desde hace días unas preciosas pacas guardadas. Los que no, como "daba agua cada poco"... ¿Agua aquí con una situación del norte, áspero, frío y con el aire de arriba? ¿Cuándo se ha visto?, Pues ahí tienen las vezas sin segar secándose, mermando y estropeándose en las tierras. ¡Con la necesidad de forraje que hay este año..!
Me preguntarán por la ganadería. Como el año pasado fue tan excepcional en el sentido contrario todos se inflaron a empacar y "hacer bolas". Anteayer un ganadero de Villamayor me dijo que el año pasado habían hecho dos mil pacas, a cinco euros, diez mil euros de empacado. Tienen para tres años. Los Pascas no sé cuántas bolas harían. Tienen una era llena. Si no las han roído los conejos o los ratones... Parece que no, porque les gusta más la colza nuestra.
No es para las ovejas de aquí la escasez de forraje y de paja el mayor de los problemas, por eso que les digo de las reservas, sino el bajo precio de la leche y los corderos.
No no es el económico el mayor problema de la sequía, sino el ecológico, el que llegue a escasear el agua incluso para el consumo. Sobre todo en nuestra comunidad los embalses están menos de mediados. Los acuiferos de aquí, que no están sobreexplotados parece que responden.
Nuestra esperanza es que años secos siempre ha habido, que después de una gran secada, una gran mojada, y viceversa, que por aquí estamos acostumbrados a las sequías y a los encharcamientos (vean cómo iba el Valderaduey hace poco más de un año, en enero del dieciseis), que esto pase y lleguen lluvias, para el otoño, en el peor de los casos.
Entre tanto vayámonos tomando muy en serio lo del calentamiento global, el cambio climático; cuidemos los bosques, nuestros pinares del Raso, evitando el riesgo de incendios como, por ej., supone un gran montón de leña talada de dicho pinar, y puesta por un particular como barrera para cortar un discutible paso, que se está secando y este verano puede ser, si no lo es ya, dinamita.
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