lunes, 20 de febrero de 2017
REFLEXIONANDO (I)
A quienes tenemos años, lecturas y memoria no deja de sorprendernos, nos mueve a comparar, nos lleva a reflexionar todo lo que en el mundo sucede.
¿Quién nos iba a decir cuando la URSS intentaba imponer el comunismo planetario que aquello se desintegrara y que el mandatario actual de Rusia sea persona de talante conservador con muy buenas relaciones con la iglesia ortodoxa antes perseguida?
¿Quién nos iba a decir que habitantes de aquel "paraíso", al que admiraban los izquierdistas del mundo, iban a emigrar a buscarse la vida a los países del oprobioso capitalismo? ¿Cómo íbamos a sospechar que hasta este pueblo llegaran búlgaros, ucranianas, alguna rusa, rumanos..?
¿Cómo íbamos a suponer, cuando la social democracia dominaba en Europa, el auge actual de los populismos de extrema derecha? ¡Qué peligro los extremos de diestra y siniestra!
¿Quién podría adivinar que un presidente ruso influyera, o lo intentara, para que a la Casa Blanca, llegara un populista de extrema derecha? o que, en la Francia de las libertades y la solidaridad pueda triunfar un movimiento insolidario como es del Marine le Pen...
·Estos pendulazos de la historia siempre los han motivado las circunstancias del momento: la revolución francesa fue la rebelión del pueblo, dirigido por intelectuales, contra la clase dominante; el comunismo fue una reacción contra los excesos del capitalismo; la guerra civil española fue un encontronazo, ante una situación de pobreza e injusticia, entre quienes defendían un modelo social, económico, organizativo, y otro.
Ahora las diferencias entre los países desarrollados y los pobres, el fanatismo yihadista con sus crueldades y guerras, están causando las migraciones masivas. Un importante sector de población en los países occidentales está reaccionando contra la inmigración, en la que ven un peligro. De ahí el auge de los populismos de derechas.
Por otra parte, las adiposidades, ( crisis económica, corrupción) del sistema de economía liberal han dado lugar a la eclosión de populismos de izquierdas. El más pujante el español de los morados.
A estas alturas de la película, fracasado el experimento comunista, después de tantas guerras, avances y retrocesos, hemos de convenir que el mejor modelo de organización socioeconómica de las naciones es el de la economía liberal y social de mercado en democracias parlamentarias.
En aquella España tan pobre e injusta, tan llena de lacras y carencias de los siglos pasados, los más altruistas e inteligentes, a partir de los ilustrados, desde Jovellanos a Costa, Ganivet.., clamaban por la regeneración y creían, inocentes, que el obstáculo era la monarquía, que también, pero no solo.
Fue el vallisoletano Ricardo Macías Picavea quien más hincapié hizo en que el cambio habría de ser de abajo a arriba; que era necesario alfabetizar a la población, impregnarlos de valores morales, sociales, influyendo desde los periódicos, únicos medios de comunicación en aquel entonces (aparte de los curas cuyas ideas, desde el púlpito, si que llegaban a todos), por eso crea, dirige, escribe en el periódico " La Libertad".
Ese idealismo de su juventud, a medida que pasan los años, que se adentra en los pueblos de Castilla la Vieja, y conoce la idiosincracia de sus gentes (individualismo, hipocresía, envidia, zorrería, que tan bien refleja en su novela "Tierra de Campos", en la que todos se conjuran contra el idealista Manuel Bermejo que intenta sacarlos de la miseria), se va transformando en un cierto escepticismo en cuanto a que esa mejora, esa regeneración parta de un movimiento popular. Por eso, en contra de sus convicciones democráticas, llega a pensar en un líder bueno, una especie de padre bondadoso que, desde arriba ponga orden en todo ese estado de cosas, hasta que los ciudadanos adquieran hábitos de honestidad y costumbres democráticas.
(Continuará s. D. q.)
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