lunes, 4 de mayo de 2015

SOCORRO, "LA TOBA".


  Socorro López García. Era hija del Sr. Luciano, "El Tobo", y de la señora Carmen, de la familia de "Los Patas", de esos genes le venía que fuera una mujer pachonota, más alta que el marido, rostro  agraciado de pómulos salientes.

   Socorro fue la segunda, detrás de Laureano, Razón tenía ayer Guadillo, en el corro con familiares, a la puerta del tanatorio, de que el mayor, el que murió en la guerra era una quinta después que la suya. ¡Pues claro!: había nacido en febrero del "dieciséis". Le segaron la vida, y a casi un millón más, a los 21 años. Socorro vino, a los poco más de dos años, en julio del "dieciocho"; iba a cumplir 97 años.

    Pero hasta hace nada, y puede hayan pasados dos años, la encontraba algunos días cuando venía, desde la calle Olleros, a misa de "Las Monjas". Siempre echábamos un parladico. Era muy cariñosa Sabía lo amiga que yo había sido de su hermano Luciano.

     No sé, en aquellos tiempos, sin internet ni páginas de contactos, como iría a dar con el gallego Espineira. ¿No sería por madrinazgo de guerra o alguna historia de esas? Lo cierto es que hicieron buena pareja, y aportaron a la humanidad dos buenas personas, Laureano y Marisa.

   Viviendo en La Coruña a Socorro se le pegó el deje gallego. Se desprendía de él al poco de asomarse a Las Tenerías. El pueblo "la tiraba" mucho. Hasta reconstruyó la casa de sus padres y de viuda aquí se quedó de quieto, hasta que no pudo valerse.

   Como había pedido regresar a morir a su tierra, sus últimos diez días los paso en la residencia de Villanueva, acompañada cada día de algún familiar.

   Desde la ventana de su habitación veía de plano el precioso mudéjar de Santo Tomás; la torre coronada por el "Redentor". Dice Carmela que clavó los ojos en esa imagen y movía los labios pidiéndole algo. ¡Qué consolador quedarse en la retina con esa última imagen!

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    Sigue lloviendo, aunque algunos ansias no se ven hartos: "cuatro gotas", como decía Abundio el de Quintanilla, y llegaba el agua al nido de la cigüeña. ¡Teníamos tanta sed!, pero la cosa se va arreglando. El campo se está poniendo precioso, y hasta las alfalfas, las tratadas contra el coco, puedan dar corta. "El dios de la lluvia" llueve sobre "Tierra de Campos".

    He visto, junto a una carretera, unas parcelas llenas de manzanilla. Lo cuento por si algún parado quiere ganarse unas buenas perras apañándola y secándola al sol, que de sobra le van a salir compradores. Pueden buscar en internet, "Soria Natural", por ej.
   

5 comentarios:

Administrador dijo...

Por fiarlo todo a la memoria a veces cometo errores.

La madre de Socorro se llamaba Juliana García Herrero (ese es el apellido de "Los Patas"), y no Carmen, como puse, equivocándola con otra señora de la familia.

Tomas dijo...

!!Que lástima no estar por esos lares si no ya le daría un buen atracón a esa tierra de manzanilla!! Hace tanto tiempo que no veo una tierra con esas características que ya no se ni como es, algunas veces me paro en alguna tierra pensando que pueda ser manzanilla, y nada, puro y duro gamazon.

No recuerdo en este momento quien es la señora que ha fallecido, pero desde estas paginas les envío a sus familiares mi mas sentido pésame.

Saludos cordiales Tomás Mansilla

Administrador dijo...


¿No recuerdas a Laureano Espineira que andará por tu edad, aproximadamente, y sería uno de tantos a los que tú sacudías de pequeños? Pues su madre.

¿No recuerdas a "Luci el Tobo"? Pues su hermana.

En cuanto a la manzanilla puedes venir a hacer la campaña. Yo te diría dónde hay. Aquí en el blog lo oculto para que no se enfaden los dueños de las tierras.

Tomas dijo...

!!Virgen santa!! ¿Pegar yo? Ni sellos, yo era de los otros, de los que recibían, aun tengo en mente la somanta de hostias que me dieron Marco Antonio y su primo Luis Ángel "pito cobre".

Se que generalmente cuando escribes una crónica de nuestro pueblo sueles poner apodos, mas ayer leí tu crónica de esta señora y ni me fijé en apodos, oír ese apodo lo he oído multitud de veces, pero saber quien es la persona, es una cosa que nunca asocio, es un dilema que vengo padeciendo de siempre. ¿La manzanilla? Por mi parte es una pena que se llegue a perder, en el corral de mi padre siempre la sembraba yo y cuando íbamos a semana santa o poco mas la recogía yo, luego la hacia en una cazuela grande, llenaba de agua caliente la bañera, y allí echaba la manzanilla me metía dentro, y cuando salía, salía con un relajo de la leche, y encima perfumado.

saludos cordiales

Administrador dijo...


Si es que lo de bañarte en una dilución de manzanilla es un lujo asiático parecido al de Cleopatra. ¡Qué sibarita!