lunes, 24 de noviembre de 2025
ES LA HISTORIA DE UN AMOR, COMO NO HAY OTRO IGUAL... (V).
sábado, 22 de noviembre de 2025
RECUERDOS BIOGRÁFICOS, Y MI VIDA JUNTO A SARITA. (IV).
Volvamos al trabajo y al estudio.
En el verano de 1959, a unos parientes de doña Elena del Corral, la esposa de don Manuel Cossio, fabricantes de harina en León, les adjudicaron diez vagones del Servicio Nacional del Trigo de las paneras de Villalpando. Encargó a "Guaricha" el transporte con su camión hasta Castroverde, en cuya estación se habrían de pasar los sacos del camión al vagón. Y, ¿quién hacia ese trabajo?
Sacos de ochenta kilos. En las eras se manejaban costales de 87'5 kilos, pero el carro que más, llevaba doce. El camión de "Guaricha" llevaba 50 sacos. O sea: 4.000 kilos. Y había que remontarlos en los vagones, 10.000 kilos, hasta arriba. Además, en plena recolección, don Manuel no encontró obrero para hacer ese trabajo. Fue entonces cuando me ofrecí. Ya había sacado muchos sacos de orujo de los pilos. El "guarda agujas" al ver a aquel muchacho flacucho, de 18 años, dudo fuera capaz de remontar los sacos. Pues fui. Unas sudadas terribles. Bajaba a beber agua y refrescar a un arroyo que corría por detrás de la estación. Gané 450 pts., que me sirvieron para cruzar los Picos de Europa, como, he contado.
En septiembre de 1961 (había comenzado Magisterio en junio del año anterior), me quedaban unas pocas asignaturas, de las tontas, la música, por ej. Al año siguiente entraría en quinta. Entonces íbamos a la mili en marzo del año que cumplíamos los 22. Quinto del "sesenta y dos" me tocaba ir a la mili en marzo de 1963. Una eternidad, me parecía. De ahí que decidiera ir voluntario un año antes.
Teníamos un primo de mi padre, Marcial Modroño Paniagua, militar. Teniente del Ejército de Tierra. Venían todos los veranos a casa. Él movió papeles para que fuera voluntario al arma de aviación en el Cuartel General del Ejército del Aire en la Plaza de la Moncloa en Madrid, como mecanógrafo. Como un mes antes hube de presentarme para un examen. Quinientas y pico pulsaciones por minuto. (Si conservara todo como esto...) Me admitieron.
Antes de incorporarme a la mili, decidí dejar alumbradas las sesenta cuartas de majuelos de mis tíos David y Petra. Desde el 2 de enero, al día siguiente de la riada, me tiré cavando viñas, ocho horas diarias, hasta mediados de febrero de aquel "sesenta y dos". La yeguica, hija de "la Cuca", me traía y llevaba: alforjas, botella de agua, fiambrera y fardel en cada seno. Reciente la matanza casi ningún día faltaba un chorizo de callos. Preparaba una hogueríca con palos y tamuja de los pinos de Quesada, y me sabía riquísimo.
Un 21 de marzo de 1962, (había llegado el sábado anterior en el taxi de Ángel Alejos, "Zampa"; con mi primo "Taquín China", quien marchaba escapado de casa, y los maquinistas dragadores del Valderaduey), me presenté en el cuartel. Nos pasaron a un pabellón. Nos hicieron desnudar a todos, para el reconocimiento médico. como si fuéramos caballerías. Unos doscientos muchachos en pelotas. Humillante. Me encuentran un defecto físico, que resultó no ser nada, pero me metieron el miedo en el cuerpo. Si me habían tallado (lo hacían el año anterior de ir a la mili, eso era "entrar en quinta") en el ayuntamiento una semana antes. Lo de tallar era eso: medir altura, peso, perímetro torácico, vista, oído, fonendo, pies planos o no... A mí, como creo a todos los de mi quinta, don Tomás, el médico y Tomás "el Lolo", nos declararon aptos para servir a la patria. Mis datos fueron: altura descalzo, 1'73. Me superó un poco Marino Infestas. Éramos altos, para la época. Ahora, que me he achaparrado un montón, al lado los mocetones actuales, resulto pequeño. Peso 73 kilos. Perímetro torácico, 97 cts.
Pues por culpa de un problema congénito, sin importancia, me rechazaron. Al año siguiente, en la Caja de Reclutas de Zamora, me querían hacer ir a la mili. Me dieron Cartilla Militar, si bien conseguí me declararan para Servicios Auxiliares.
Aquello truncó mis planes: estando en la mili, en Madrid, acabaría Magisterio. Con ello y la mecanografía podría haber hecho carrera en el Ejército o dedicarme, bien pronto, licenciado, (la mili de voluntario era de casi dos años) a la enseñanza. Por supuesto: en estos planes, en este horizonte vital estaba la boda, el casamiento, con Sarita.
Sarita. mi florerita, mi rubia preciosa, ¿qué hacía entre tanto?
Intentar zafarse de su padre para vernos muy esporádicamente. Pasaba largas temporadas en Madrid, ayudando a su hermana Lolita. Aquí fue a la Escuela de las Hermanas hasta los dieciséis años. Tenía mucha capacidad para el estudio, pero es que ni siquiera se lo planteaban. Ninguna familia labradora podía mandar a sus hijas a un colegio de pago. Además, a estas chicas de la Sección Femenina (estuvo a los 16 años, en un campamento en Almeria) del nacional-catolicismo, las formaban para ser buenas esposas y madres.
Ayudaban en casa, en la era, recolectando legumbres a mano, almendras, vendimiando... Hacían primorosas labores. Confeccionaban el ajuar, mientras escuchaban seriales radiofónicos. Su hermano Ángel, muy aficionado a la lectura, abastecía de libros a Sarita, a Rosi.
Misa a diario a las diez. A la misma hora en que yo entraba en casa de Cossio. Solíamos "coincidir" en las Cuatro Calles. En el verano abría el balcón de la oficina, levantaba el pisa papeles de la Royal, quedaba hueco el grueso papel de oficio, Así, a la vuelta de misa, Sarita escuchaba el tableteo de las teclas como si fuera una ametralladora mandando flechazos de amor.
Fue en septiembre de 1961. Sarita, siempre intrépida, se subía a los grandes almendros que festoneaban el famoso "Majuelo de Cobera", en el camino del Valle, a varear las almendras. Se rompió la rama. Cayó al suelo. Me extrañó no verla pasar a misa. Al salir del Rosario del día siguiente, su íntima de toda la vida, Carmen Allende Vega, me dio la noticia: "Tiene muchos dolores y ha quedado torcida". Lo de ir a verla a casa, imposible. Cobera me tenía "enfilao". Un Modroño, además chupatintas. Tenían un mejor partido para ella. No quiero ni pensarlo. Sarita era mía, solo mía, como yo era de ella, solo de ella.
Cobera no tenía Seguridad Social, entonces no había para los autónomos, don Carlos, el médico, se temió lo peor, aunque no se lo dijo, sino: -"Pablo, aunque tengas que vender una tierra, llévala a una buena clínica de Madrid."
No tuvo que vender tierra alguna. Vivían con mucha austeridad, sin coche, ni móviles, ni electrodomésticos..., en el sobrao, en varales y ollas, buena matanza; algunos sacos de garbanzos, de harina, uvas y almendras...; huevos en primavera y verano...; labranza de par grande, de setenta yeras a cada hoja, que han llegado integras, en herencia, compra y renta a su nieto Álvaro. Tenía ahorricos, y llevó a su hija predilecta a la Clínica Ruber de Madrid.
Eran la dicha Carmen, también su prima Geli Barrios Riaño, quienes me informaban: -" Mañana cogen el coche de línea de Valladolid para ir a Madrid".
¡Pobre!: vaya viaje en aquellos tartanos, en aquellas carreteras, en aquellos trenes, con una vertebra fracturada.
Salí, como no, al coche de línea de Valladolid a las ocho de la mañana. Cobera no pudo evitar que intercambiáramos miradas y lágrimas, que fuera corriendo, detrás del tartano de Rufino, hasta San Lorenzo.
La operaron de urgencia. Vertebra lumbar a su sitio. Inmobilidad hasta que cicatrice la herida de la operación. Después un corsé de escayola durante meses. Nos escribíamos. Gracia tiene archivadas las cartas. Ella y Belén, de adolescentes, las cuceaban. Eran, son, tan limpias, candorosas, tiernas que a nuestras hijas le gustaban mucho.
Cuando volvió al pueblo, totalmente recuperada, Cobera ya no puso objeción a nuestro amor. Aunque hombre parco de palabras, confeso: "Sentí mucha ternura cuando vi, en el coche de línea, las lágrimas de mi hija y de aquel muchacho de los Modroños"
viernes, 21 de noviembre de 2025
RECUERDOS (III).- MI VIDA, y JUNTO A SARITA
Pinchen, por favor. Miren si no era preciosa. Estamos en la pista de "Torti". Teníamos 20 años. La otra pareja son Conchita Sánchez (Q.E.D.) y Eloy "Barril"
Sigo recibiendo llamadas y pésames por la calle de tantas personas como no se enteraron o están fuera. Ello me anima a seguir escribiendo. Lo de compartir es una forma de mitigar el dolor, la ausencia.
Habíamos quedado en que imposible mandarme a estudiar fuera, a un internado de pago, única forma que teníamos de estudiar los niños de los pueblos.
La suerte, o la providencia, hicieron que al Colegio de las Hermanas llegara una, vasca de Azpeitia, sor Consuelo, muy preparada. Mi padre me sacó de la Escuela de Villa, dos cursos sólo estuve, y me mandara a dar clase de contabilidad y mecanografía con la monja dicha, por la tardes, fuera del horario escolar. En casa seguía practicando con la vieja Regminton, una joya que me han robado. A los trece años ya le pegaba bien a la tecla.
Cuando llego del Campamento del F. de J. en San Pedro de las Herrerías, un 24 de julio de 1954, mi padre me pregunta si quiero ir a trabajar de mecanógrafo con el abogado don Manuel Cossío Berrios o a trillar en la era. Entonces los Modroños tenían la labranza con los Espinacos. Opté por lo primero.
Fue así como, a los 13 años, conseguí mi primer trabajo. De diez a dos y de cuatro a ocho, todos, menos los domingos, días de la semana. Además de escribir en una Royal, negra, grandona, al dictado cuando redactaba demandas, apelaciones, cartas o copiar enormes escrituras (entonces no había fotocopiadoras), además, digo, atendía a la caldera de carbón de la calefacción, subía al doble a poner cacharros en las goteras cuando llovía, y cuidaba, algunas veces, a sus dos niños más pequeños de los siete, Esperancita y José-Mari, a quien le encantaba masticar papel. Su padre le daba de "barba", pero el que más le gustaba era el de periódico. Eran frecuentes los recados a los Juzgados; al Comarcal, donde el Secretario era don José Peñas Benéitez y al de Instrucción, donde mandaba el llamado "juez rubio", Juan Antonio González. Cuando andaba por los dieciocho-veinte años, cuando había juicios (vistas orales se llaman ahora), dado que ya escribía rápido, me llamaba don José para actuar de mecanógrafo. La cosa consistía en ir escribiendo todo cuanto iban declarando, testigos, abogados y partes. ¿Se explican ahora como domino la redacción de recursos contra injusta sanción, y otras geras judiciales? Hacía también otros recados: ir por "petroleo", para la cocina, a casa de Chabolo; a por medio saco de pienso "an-cá Garibalde" para unos patos que tenía en el corral...
El sueldo era de ciento veinticinco pesetas al mes, que entregaba con unción a mi abuela. Qué había que ayudar en casa.
Así transcurrió un año, hasta que al comienzo del Curso 1955-56 se crea una academia con sede en casa de Vitorina, "la Pascualona", en la carretera de Madrid. frente a la casa de tío Antonio y Lola.
Don Manuel Cossio llama a mi padre.
-Mira Modroño, yo creo que, en lugar de darle el sueldo, que ya había aumentado a ciento cincuenta pts. mes, le pago las clases en esa academia, los libros, y le matriculo para que se examine por libre en el Instituto José Zorrilla de Valladolid.
-Me parece muy bien, don Manuel.
Fue así, a base de echarle horas entre la oficina, las clases y el estudio, como conseguí el título de Bachiller Elemental: ingreso, cuatro cursos y la reválida.
De la misma forma conseguí el título de Maestro de Enseñanza Primaria. Éste, también por libre, en la Escuela de Magisterio de Zamora.
Con don Manuel Cossío estuve hasta las vendimias de 1961. Último año que estuvieron juntos los hermanos Modroño, anduve con mi tío Antonio, sacando orujo de las bodegas. Llenamos, con carro y macho, el pilo grande de los Corralones y otro pequeño.
Por aquel entonces había muy poca relación entre muchachos y muchachas, separados en la escuela, en la iglesia, en los juegos,..( en los bares no entraban las chicas) hasta que entrábamos en el baile. A diario, algunas chicas, después del Rosario, paseaban por los soportales. Ahí recuerdo mis primeros escarceos adolescentes: Tina y Yayi "Lizondas", Geli Barrios (me ha llamado hace dos días llorando la muerte de su prima), Carmen Paniagua Allende, nieta de la señora Aurea; vivía en Zamora, me gustaría saber de ella; Lali, hija de un teniente de la Guardia Civil... Eran amigas de mi hermana. Eso me ayudaba a que me dejaran pasear un poco junto a ellas.
Las hijas de "Cobera", desde el Rosario a casa, y al baile cuando cumplieran los 18. Además Sarita tuvo tardío y sazonado desarrollo. ¡Claro!: aunque nunca hubiéramos cruzado palabra, nos conocíamos, desde niños, todos y todas los del pueblo. La belleza de Sarita, cuando espigó, en mi, como en otros muchachos, despertó admiración. Como el Rosario era el único sitio donde poder verla (también en Misa Mayor los domingos), le pedí a don Manuel me diera permiso, a las siete de la tarde, para ir al Rosario.
En aquel antiguo y lóbrego templo, nació nuestro amor, sin palabras, sin lenguaje hablado que, con sus altibajos y crisis, (olvidadas, sólo recuerdo tanto amor) ha durado toda la vida. Su preciosa mirada azul, su mohín que no llegaba a sonrisa (hubiera sido descarada), cegaron mi mente. Aunque la veía muy superior, inaccesible Sólo pensaba en ella.
¿Saben ustedes el esfuerzo tuve que hacer para en la misa funeral no agarrarme al féretro para no dejarlo marchar? Fue entonces cuando me agarré, o intenté, a la fe. Cuando pensé: en aquella preciosa muchacha, en aquella esposa y madre ejemplar hay, debe haber algo más que la materia. Allí en la caja, ya no está mi Sarita.
(Continuará, s. D. q.)
P.D.- A propósito de recursos, de mis peleas por lo justo, quiero compartir con ustedes una alegría recibida ayer, que algo alivia mi dolor: una decisión judicial esperanzadora para que los poderosos no atropellen a los débiles, al débil. Servidor en este caso.
Cuando la justicia es justa, uno se reconcilia con el Estado de Derecho.
martes, 18 de noviembre de 2025
RECUERDOS, (II). MI VIDA JUNTO A SARITA.
Sigo contándoles mis orígenes, mis antecedentes familiares.
Los Modroños, ya antes de la guerra, habían conseguido comprar la vieja casa del abuelo, Pedro Chimeno, en calle Silera. Todo a base de trabajo. No sólo sacar, transportar, destilar madres y orujo, sino que también, en primavera, se abastecían de leña (cuando los llevaron a la guerra tuvo mi abuela que comprar tizos). Iban con el carro a la dehesa, y en el día, arrancaban de cuajo una encina y la troceaban.
Ya con la "fábrica" en este corral, tiraron la vieja casa del abuelo y construyeron una nueva, ésta. Unos pocos años después, ya lo recuerdo, compraron la casa lindero al Sr. David Curto, "el Burrero", donde está ahora el jardín y parte de la casa de Gracia; compraron el solar de los Corralones a los herederos de don Teodoro Núñez. En él, orilla al solar de la señá Petra, hoy de Jaime Rubio, levantaron, con tapial una cocina, cuadras y pajar. Todavía quedó un corral muy grande que llenaban de orujo destilado, de estiércol, de tizos,...
Compraron, a la viuda de don Félix Donadeu, "la Jabonera", un herrenal ("reñal") grande con mucha fachada a la carretera de Madrid, donde había existido un mesón, y que daba la vuelta por detrás de la casa y huerto de la "Botera" y la del Sr. Andrés, el molinero, hasta Berrabueyes. En ese solar había habido, en un local grande, una fábrica de jabón. En el lindero con lo que hoy es el parque "Padre Leoncio", había don Félix empezado a construir un local grande para ampliar la fábrica de jabón.
Este Donadeu era un francés muy emprendedor. Aquí compró la fábrica de la luz, en el molino de Conejo, que abastecía al pueblo. Tenía almazaras en la Mancha. Un infarto se lo llevó prematuramente; con solo dos niñas, todos los proyectos se truncaron.
Mi padre y mis tíos cavaron y encementaron cuatro enormes pilos para el orujo; construyeron dos casas de planta baja, una para nuestro padre, Mateo, y la otra para su hermano Antonio. Ésta, reparada, se conserva tal cual. En ella tía Lola pasó los últimos años de su larga vida. Ahora es propiedad, y la ocupa a temporadas, mi primo Goyo. La de Mateo, Pablo, mi hermano, la reconstruyó totalmente, levantando otra planta. En la parte del solar que da a Berrabueyes, mi hermana Ana María y Félix, su marido, construyeron una vivienda nueva.
Compraron también los Modroños, que fue muy sonado en el pueblo, los majuelos de doña María López, en los "Pinos de Quesada", y otros tres majuelos grandes por ahí. Se hicieron, en total con dieciocho hectáreas y media. Ahora nada, entonces bastante. Compraron también la bodega a Juan Pulido. Y, por desgracia, compraron "un camión", Chevrolet, un cacharro de tres mil kilos de carga, que les costó 100.000 pts., y formó parte del declive económico familiar, que, con mucho dolor, viví de pre adolescente.
Se empezaron a arrancar majuelos, en los pueblos de más, Cerecinos y Prado, empezaron todos los majueleros a vender las uvas a camiones que venían a la plaza. Empezó la competencia entre los aguardienteros al quedar mucho menos orujo. Llegó un momento, en que aquello no daba para vivir tres familias: la de mi padre, tío Antonio y la de la de mi abuela con los tíos solteros, Petra, David y servidor.
Se metieron a más labradores. Cambiaron, ¡qué error!, otra "reñal" que habían comprado, frente a las monjas, hoy casas y patios de Julio, "el pescadero" y Javi Núñez. a Nino Allende, padre de Milagros, por una tierra de siete cuartas, que casi lindaba con otras siete cuartas, en los "Quince Puentes", donde ya tenían una poza con noria y alfalfa. En la de "Nino" picaron otra poza y sembraron remolacha, (tú verás, media Ha.) que regaban con un motor de gasolina, "Piva". ¡Qué sudores! cada vez que a mi abuela le pedían los veinte duros para llenar, donde la Zaurila, el garrafón de gasólina, que traía yo a cuestas.
Omito más detalles porque son penosos. Cuando se murió mi abuela, un cuatro de noviembre, casi el mismo día que Sarita, de 1962, las tres familias repartieron y se separaron. Mi tío Antonio, Lola y sus hijos, emigraron a Madrid, a una portería, barrio Salamanca. A mi padre lo colocaron de guarda nocturno de las máquinas que habían venido a dragar el Valderaduey. Le regalaron un enorme chaquetón de cuero. ¡Cuánto frío no pasaría en aquella cuadra de conejo medio en ruinas..! A Pablo, mi hermano, antes de ir a la mili, le colocaron de ayudante de los maquinistas. El sueldico integro a mi madre... ¿Para qué les voy a seguir narrando más penurias?
Como cerró la otra "fábrica" de aguardiente que había en el pueblo, la de "Peterete", donde hoy está el chalet que construyó su difunto hijo, mi querido Jesús Boyano, "el policía", mi tío David muy enfermo, apenas si podía trabajar, como medio de subsistencia (entonces no había subsidios) siguió con los majuelos, la bodega y... ¡"la fábrica"! Todavía quedaba algo de orujo por los pueblos, cuando los labradores hacían vino para el gasto. Yo tenía 20 años, cuando empecé a sacar orujo de las bodegas, para sostener la casa.
Salí del parvulario de las Hermanas, a los ocho años, sabiendo ya leer, escribir y las "cuatro reglas". En la Escuela de Villa me metieron con más mayores. A una tía abuela modista, Candelas Modroño, que vino de "vacaciones" (aquí, siendo niño, cuando las vacas gordas, venían Modroños de Oviedo, Zamora, Barcelona, Madrid, cada poco), no se le ocurrió mejor idea para remendar mis pantalones de pana, que coser una culera, en vez de cuadrada, como la de todos, redonda. Más pequeño, el que se sabía todos los ríos ("el Duero nace en los Picos de Urbión, provincia de Soria, pasa por Soría, Aranda de Duero, Roa, Peñafiel, Tordesillas, Toro y Zamora..."), las cuentas, el Catecismo, y con una culera redonda..., ¡ya está!: ¡Culo balón! A darme pataditas. No podía jugar a dola, porque cuando "quedaba", me daban las petacas mucho más fuertes, por culo balón. Me río yo del "bulling", o como se diga, de ahora. Además tenía el tirador más bonito, porque el mango (que lo había hecho el tío que mataron en la guerra) era de alambre de grueso cobre dorado. Un amiguito un poco mayor, a quien recuerdo con mucho cariño, Marcial Gallego, me protegía.
Le dijo el maestro a mi padre que yo valía "pa estudiar". Y vino un fraile del Corazón de María de Zamora, para llevarme a estudiar, no para fraile, sino el bachillerato en el internado de pago. Cuando les dijo la cuota mensual, ¡imposible! Empezaba ya el declive del negocio.
Ya les iré contando, s.D.q., cómo fui haciendo para merecer el amor de aquella muchacha angelical.
Esa foto es del carnet de cuando me matriculé, como alumno libre, en la Escuela de Magisterio de Zamora.
lunes, 17 de noviembre de 2025
"SARITA ERA UNA SANTA
Pinchen, ¡por favor!, para ver esa foto mayor. El traje de novia se lo hizo ella. Luego lo arregló para ser un vestido de calle. Waldino Chimeno Modroño, "Tito", nuestro padrino, nos llevó, al salir de misa, a Zamora, a hacernos la foto.
Nuestra nieta Inés tiene, en sus preciosos 19 años, un gran parecido con su abuela.
( Rememoro a Gabriel y Galán),"El ama era una santa me dicen todos cuando me hablan de ella. Santa, santa, santa me ha dicho el viejo señor cura de la aldea,..."
A mí me lo están diciendo todas las personas cariñosas en llamadas de teléfono, en Wassap, en visitas a casa: "Sarita, mi catequista, era muy buena". ¡
Cómo agradezco tantas muestras de cariño! No quiero citar nombres porque la lista es la larga y alguno quedaría fuera: personas de Villalpando que están fuera, de la comarca, del pueblo...
Miren el ejemplo con un drogadicto que cuenta el sobrino de Murcia. Aquí, nuestra casa siempre estuvo abierta a todo el mundo. A más de un transeúnte que venía por las monjas, les dio de comer. En una ocasión eran dos, cuando la crisis del 2.008. Uno español y el otro magrebí. Les dio de nuestra comida. Recuerdo teníamos cocido. El musulmán, aunque intenté convencerle de que a Alá le daba igual comiera o no de cerdo, rechazó el chorizo, el tocino, el espinazo. Sarita el frio dos huevos.
Podría contar muchos más detalles. Un búlgaro que vivía en Cerecinos nos tenía cogidas las sobaqueras. Siempre con zalameros gestos de agradecimiento.
A Sarita la bondad le viene por vía materna. Los apellidos de su madre, Alonso Núñez, y viceversa, procedentes de tres enlaces matrimoniales entre tres y tres hermanos hermanas, fueron, son de buena gente. Recuerden, si no, a Manolo y Aurelio Núñez Alonso, a Bastían, a la señora Ángela, "la Pachica", a Lucía, la de Pelesín, madre del conocido cura Bariego Núñez; a Conce la de "Tinajo"; a Dionisio Boyano Núñez; a Anita, la de Rupidera; a todos mis tíos "Maragatos", que tienen el mismo Alonso. Los abuelos maternos de Sari, Eulogio "Cabrito" y el mío, Eustaquio, eran hermanos.
Sara madre bien que ayudó a vecinos necesitados. A la "Pascua", cuando regresaba de la dehesa con el haz de leña, y lo había vendido en alguna casa: -"¡Anda Sara!, dame un cuartillico de vino, que es la sangre de Nuestro Señor Jesucristo". Bajaba a la bodega y le espitaba la jarra de barro: -"Ten mujer, con este cacho de pan y tocino, y pasa a la lumbre a secarte". Y le ponía unos palicos de manojo. -"Eres muy buena. Si no me hubieran matao al hijo..."
Casarse con el más pobre de todos sus pretendientes, destrozado anímicamente por las secuelas de una bronconeumonía, fue un acto de caridad supremo. ¡Qué muestra más inmensa de amor! ¡Cómo no voy a llorar!.
RECUERDOS.
Me anima el último comentario que he recibido y no contestado (lo hago ahora) a que "siga escribiendo, que eso puede ayudar a la gente a ser más buena". Ese deseo de bondad inunda mi ser. Además no puedo, ni quiero escribir de otras cosas. La vida de Sarita es un ejemplo de bondad. Miren lo que cuenta el sobrino de Murcia.
Lo que más me hace llorar es el recuerdo de las dificultades económicas, de que con valentía ella las iba superando, de como me sostenía anímicamente.
Aunque siento cierto pudor por revelar intimidades, aunque conocidas por los de nuestra generación, les voy a ir haciendo más confidencias.
Nos casamos por amor, sin tener resuelto el porvenir. El año anterior, por culpa de una bronconeumonía, perdí una oposición de la que sólo me faltaba el tercer ejercicio, que era de trámite. Me quedó destrozado el sistema nervioso. Por otra parte no iba a ser una excepción: todos los jornaleros y los pequeños labradores se casaban sin tener otra cosa que sus brazos. Nosotros, por lo menos, teníamos una casa, ésta, que hemos reparado y reconstruido mucho, en la que me crie, en la que vengo viviendo casi toda la vida, por aquel entonces con mis tíos Petra y David Modroño.
El negocio de la aguardientería, sobre todo en los años de la posguerra y II Guerra Mundial, había sido próspero. La materia prima (madres y orujo) abundantes, cuando los majuelos rompían la monotonía del cereal en todos estos pueblos y las bodegas se llenaban de vino; de alcohol había mucha demanda.
Daban las alquitaras, en Cerecinos, Fuentes de Ropel y Villalpando, para vivir tres familias. Puede que mis abuelos, trajeran unas pocas perras de la Argentina. Lo justo para comprar una casica en la calle Limpia, que ni casa tenían. Sé que mi padre, el mayor, de mozo, trabajó algunos veranos en la recolección, en casa de los Piteras.
Consiguieron ahorrar para comprar una alquitara, un carro, una mula y unas cuantas "pipas" (toneles) en que transportar "las madres". Había que meterse en las cubas para sacarlas.
(Continuará) s.D.q.
sábado, 15 de noviembre de 2025
SARITA NO ABORTÓ.
Esta foto es del Título de Familia Numerosa. Faltan los dos mayores, Gracia y Jesús. Miren Sara-Belén. Siempre apoyada en mi hombro. Le faltaba un año para obtener la Licenciatura Cum Laude en Medicina. Álvaro en el centro, cursaba los cinco cursos de la Formación Profesional Agraria en la Granja Escuela de la Santa Espina. Se preparaba para lo que es: un magnífico agricultor profesional, feliz y realizado. David recién había terminado la Ingeniería Técnica rama metal. Cuando se arruinó la empresa en que trabajaba, inició su aventura empresarial, "Biomaser", con una furgoneta, un compañero fontanero y el cobertizo de nuestra casa. Fueron los años más felices de nuestra vida.
Permítanme que cite a unas cuantas familias ejemplares que todos conocemos.
Sarita no abortó, ni sus hermanas Lola y Rosi Riaño. Ni Paulita Ameigide, ni Lola Gutiérrez, ni Maruja Zamora, ni Julita Sardón...; ni, unos años antes, Matilde Cepeda, ni Esperanza Allende, ni María la de Pisabarros, ni Sole Blanco... Si salto más años atrás, cuando mi generación, lo difícil es no encontrar familias numerosas. Ahí están Granados Boyano, Manriques Vicente , los San Pedro Sinde, Los "Enriques", los Arturos Gallego...; "Pintores", "Melitones"...
Ahora mismo, en la actualidad, aún existen familias numerosas. Las más ejemplares. Tienen hijos por convicción moral y social: Marta Toranzo Cepeda, dos mocetones, "toranzo", morenos guapos, más la pareja de mellizos; Sara Miranda Riaño, médico, cuatro críos preciosos, su hermana Miriam, cuatro alemanitas; Ana Modroño Blanco, ginecóloga, tres niñas, la mayor va a ser "quinta", y un chaval. Quiero citar a la más joven de familia numerosa, tres, de momento: la dulce y encantadora Rebeca Guaza y Fernando Infestas.
Mi abuela Ana Alonso, por ej., tuvo nueve hijos. La paterna, María Chimeno, seis. Su hermana Josefa, los Espinacos, fueron nueve. Su hermana Canuta, los "Camilos". Boyano Chimeno, fueron ocho. Su hermano Primitivo Chimeno, los de la Argentina, una hija huérfana al nacer. Joven aún se casó con María Modroño, hermana de mi abuelo Goyo. Otros ocho Chimeno Modroño, primos dobles de los Modroño Chimeno.
Sí. Reconozco que, sobre todo en las familias más humildes, hubo madres heroicas, abnegadas y sufridas hasta el límite. Pero convengan conmigo, que repoblaron España y la sacamos de la pobreza, que trajeron al mundo seres muy útiles socialmente.
Todo esto viene a cuento de la noticia: la Ayuso se ha negado a entregar la lista de los médicos, de la sanidad pública madrileña que, por motivos de conciencia, se niegan a practicar el aborto. ¡Con dos ovarios! Manda idem que intente la "progresía" imponer su ideología suicida de forma autoritaria. En el fondo estos izquierdistas son unos dictadores que intentan imponernos su estilo de vida.
Debería abrirse públicamente esta cuestión trascendental de la escasez de nacimientos y del ABORTO.
Todo arranca de la pérdida de unos valores morales, de la moderna filosofía que ha entronizado al sexo, como móvil vital. Vivimos una hipersexualización social. Ya no, como decía Gabriel y Galán, en el hogar, en la familia se funda, se encuentra, la dicha más perfecta. Ahora no: hedonismo, materialismo, cambios de pareja, promiscuidad sexual, evitando la procreación, que los críos estropean, al menos durante nueve meses, los cuerpos esculturales; destrucción de la familia.
No sé si es un error de la naturaleza que la hembras carguen con el mayor peso en la perpetuación de la especie. A cambio les concede el goce de la maternidad, el que los hijos amen a la madre sobremanera.
Bien. Admitamos incluso que cada una joda cuanto quiera sin querer la preñez. Si es que existe una multitud de opciones anticonceptivas, fáciles y muy a mano. Las que renuncien a la maternidad y sin más problemas, tienen el DIU, (dispositivo intra uterino). En las parejas, estables, puede ser el varón quien opte por la infertilidad mediante la vasectomía. Pero no es necesaria la cirugía, cuando están los condones por todas las partes. Pero supongamos que les entra el calentón y no tienen la gomita a mano. ¡Pero si está la píldora del día después..! ¡Va!: si quedo preñada aborto y ,¡ya está!
Ciento siete mil abortos en 2.024. Un pastón para los sistemas de salud. Con lo necesarios que son los españolitos. Pero si la mamá no quiere criarlo hay familias que sí. Y está regulado lo de las adopciones.
Por supuesto: admito la objeción de conciencia. Destruir un feto es un crimen, aparte de las consideraciones sociales y económicas de la escasez de nacimientos.
Y lo llaman progresismo a lo del invierno demográfico occidental (mayor, con mucha diferencia, el número de defunciones que de nacimientos). Nuestras sociedades del bienestar, de los derechos humanos, de las democracias, caminan de cara al precipicio, a la desaparición.
Y si esos huecos los llenaran los hispanos, que se fueran adaptando, integrando, ¡menos mal! Los islamistas no necesitan ya cimitarras para dominar Europa. Tienen el vientre de sus mujeres.
Si no fuera algo confidencial les contaría el buenísimo detalle que tuvo ayer conmigo una de las chicas hondureñas y su novio, Andrea se llama, de esta familia tan amigos.
También les cuento que, anteayer le he alquilado, parte del piso de arriba de esta casa, en Silera, desde donde escribo a un chico venezolano. Vive con la familia de un hermano, pero está deseando traer a su joven esposa colombiana. Tiene NIE como refugiado político. En dos meses le darán el definitivo. He visto es un chico prudente, educado. Me cuenta si le pregunto. No pudo, por culpa de la situación de su país, terminar los estudios de ingeniería. Sus padres son maestros...
Uno más de los nueve millones de venezolanos huidos de Maduro, el amigo de Zapatero y de Sánchez.
Noto que a Sarita le está gustando que esas paredes entrañables, esa chimenea, ese calor de hogar donde se criaron nuestros hijos, puedan disfrutarlos una nueva familia.
Saliendo de misa de las monjas. Verano 2.024. Para quienes no vivan en el pueblo: de izquierda a derecha: Milagros Mazariegos, viuda de "Quines"; Enedina del Pozo, viuda de José de la Puente; Carmen Allende, esposa de Cándido Sánchez. La del andador es Sarita; a su lado la amiga del alma, Lola la de Abundio (he llorado con ella en la Residencia). Sigue Angelines, hermana menor de Milagros, hijas de Segundo "Marcos" (buena persona como él solo). Por último Angelines, (la otra rubia guapa del pueblo) la menor del Sr. Cecilio, viuda de Luis Núñez.
jueves, 13 de noviembre de 2025
UN TESTIMONIO ENTERNECEDOR.
Recuerdo de días felices. Ahí estamos con los seis nietos. Edu "pecho lobo". Pinchen para verla grande.
Querido tío
Agapito,
Soy tu sobrino-nieto Vicente, de la familia de Murcia, aunque yo ahora vivo en
California. Hijo mayor de tu sobrina Loli, la de Lola y Manolo.
Te escribo para mandarte mi pésame y decirte que os he tenido muy presente
estos días a la tía Sari, a ti y a tus hijos, y al resto de
la familia. Me hubiese gustado mucho poder acompañaros el jueves.
He leído las tres últimas entradas en tu blog. Al llegar a tu “dilema de conciencia” me vino a la mente un momento
importante que viví con Sari.
Estuvo visitándonos en Murcia–no recuerdo en qué año, era yo muy niño. Iba yo
cogido de su mano por la Calle de Correos de
Murcia. A la
altura de la iglesia de San Lorenzo, lo tengo grabado en la memoria, se
nos acercó un chico joven muy delgado, demacrado e inquieto, pidiendo unas
monedas. Sari se paró a hablar con él y pronto le preguntó si se gastaría el dinero
en droga. El chico confesó directamente que sí. Y Sari respondió que no podía
ayudarle con eso en buena conciencia, pero que podía comprarle algo de comida.
Y así hizo.
En aquellos años había mucha heroína en Murcia, y los niños veíamos a gente
pinchándose en los parques y quedarse como zombies. Recuerdo que cuando Sari se
paró yo estaba aterrorizado: los heroinómanos eran para mi figuras monstruosas,
un peligro del que huir inmediatamente. Sin embargo, Sari trató a este muchacho
con especial hospitalidad, respeto y compasión. Y con esto también me ayudó a
mí a humanizar a esta persona y a empezar a transformar mi propio miedo en
simpatía y responsabilidad; a transformar lo malo y doloroso en algo bueno y
alegre.
Como decías, para las personas buenas como Sari ha de haber un cielo, un lugar
mejor que éste, que ella ya estaba construyendo en esta vida: transformando lo
malo en bueno, trayendo el cielo a la tierra.
Un fuerte abrazo,
Vicente
lunes, 10 de noviembre de 2025
CONFIDENCIAS, REFLEXIONES.
Ya estábamos en la casa nueva, por lo tanto ya tenía fastidiada la columna. Y, ya lo ven: planchando. ¿Cómo no ha de haber un cielo para Sarita?
Queridos lectores/as: Soy persona extrovertida. Dudando si es virtud o defecto, busco en la IA: "persona sociable y comunicativa..."., pues sigo. Estoy con tanta sensibilidad que a nadie quiero molestar, si, en cambio, compartir confidencias, reflexiones, buscando la comprensión y el cariño de todos.
Al consonante: Quienes siguen esta bitácora, pueden recordar cuántas veces me he planteado la cuestión existencial; las dudas de fe. Claro, en estos trances, el planteamiento se agranda, y, en un primer momento, vence la esperanza. Así lo escribí convencido: "Sarita se ha ido al cielo".
Niño del nacional-catolicismo, criado por una abuela creyente (como casi todas por aquel entonces), con la que rezaba todas las noches: "Cuatro esquinitas / tiene esta cama/ cuatro angelitos / que me acompañan/..." "Ángel de la Guardia, / dulce compañía / no me desampares / ni de noche ni de día"; que me llevaba a misa de las Monjas, si bien parece ser me dormía en el reclinatorio, detrás del "hachero"; criado en ese ambiente con tanta celebración religiosa, cuando venían los Misioneros y cantábamos: "El reloj lo hizo el relojero / y el mundo lo hizo Dios / No hay reloj sin relojero / ni mundo sin Creador", en esas circunstancias, digo, casi todos los niños teníamos una fe inmensa, candorosa.
Esa religiosidad, intentando ser consecuente con ella, me duró hasta bien mayor. Pero claro, a las inevitables dudas (sin querer molestar a nadie) se sumaron negativas vivencias, malos ejemplos, ignorados por muchos, que me hicieron caer en el agnosticismo. Fue cuando dejé de ir a misa los domingos.
Con perdón del "villalpandinoinmaculismo", que respeto, incluso con el que me emociono cuando canto "Villalpando y su tierra gloriosa", por "ser la fe de mis mayores", aquellos fastos "inmaculistas" político-religiosos tardíos, eran más falsos que un duro de chocolate.
No queriendo entrar en profundidades teológicas, sí que les afirmo que al Catolicismo le sobran dogmas, que aumentan racionalmente la dificultad de creer, porque, además, carecen de apoyatura evangélica. Con perdón, lo del pecado original, por ej.
Ya el Papa Francisco ha desmontado lo del infierno, horripilante que nos predicaban don Policarpo y don Primitivo. Creo deberían unirse todas las iglesias Cristianas para, desprendiéndose la Católica de tanta caspa, predicaran la doctrina evangélica, la esencia del Evangelio, que es la fraternidad, y los practicantes, sobre todo los que comulgan, dieran ejemplo.
Tengo un dilema de conciencia: la honrada sinceridad consiste en eso, en no mentir, en no decir lo que no se siente, o hacer como que se cree en lo que no se cree.
Dicen los no creyentes de todas las épocas, los que no entienden, yo tampoco, tanto porqué, la maldad, las guerras, las catástrofes, que no hay nada, que la religión es una mentira.
¿Entonces?: lo esencial, quedarse con la almendra, basándonos en esa intuición poética, basándonos en que la amistad, la justicia, el amor entre los humanos tiene origen divino; mirando un cielo estrellado, la inmensidad de nuestra llanura, la belleza de lagos y montañas, escuchando a Bach en una catedral, que somos algo más que materia, que para las buenas personas, como Sarita ha de haber un cielo.
Me agarro, me agarro, quiero agarrarme a esa esperanza: "Guardamé Padre Eterno en tu pecho, misterioso hogar, allí dormiré, que vengo agotado del duro bregar".
¡Qué Dios me perdone si en algo he ofendido!
Ayer se presentó Félix, "Nitro". Hacía tiempo que su protectora, la trabajadora social, de una Residencia en Medina del Campo, Begoña Medina, andaba queriendo traerlo. Ayer un hijo y su compañera, que no quisieron ponerse en la foto, los trajeron. Más de una hora, recordando viejos tiempos, estuvieron en mi casa. Luego fueron a San Nicolás. Entre tanto yo entré en la Residencia. Quería besar a Lola, a Isabelita, a Carmen Sánchez, a Enedina..; a Atanasio, que me besó y soltó dos lágrimas... Vitorín (al que encuentro mejor) también me dio el pésame
Fuimos a la plaza, a recordar San Roque, el baile de los Mantecas, el cine, el café de Torti... Al verme Danaé, vino corriendo. Abrazo a Félix, a mí. Esta niña es lo más encantador del mundo. Pues ya nos ven en el retrato.
sábado, 8 de noviembre de 2025
DESBORDADOS POR TANTAS MUESTRAS DE AFECTO, RECONFORTADOS Y AGRADECIDOS.
Dijo Francisco, Jorge María Bergoglio, que “la alegría de Dios consiste en perdonar”. Son estos momentos, las partidas, las ocasiones para eso, el perdón, el zanjar rencillas.
Estamos dispuestos a devolver los abrazos fraternos a todos cuantos, Cristianamente, nos acompañen"
Eso lo escribí con el cuerpo de Sarita en casa, antes de ir al tanatorio, y, al poco, sin haberlo leído, también al recibir los pésames por la tarde, se produjo el milagro: varias personas, que no nos hablábamos (a una le pedí perdón) por iniciativa propia, fueron a darme la mano, a intercambiar unas frases amistosas a abrazarme. Rencillas zanjadas. Eso me emociona.
Íntimamente reconfortante ha sido algo producido, creo por primera vez, en la villa: el gran número de inmigrantes hispanos que nos acompañaron, por la mañana y por la tarde, que estuvieron en misa, y, unos cuantos, se sentaron tras nosotros, en el segundo banco. Y es que, la encantadora Gissel, nos cuidó. Antes su hermana Andrea, con Danaé (la niña más rica del mundo. Me anduvo buscando por el tanatorio en un momento que vine a casa) y Nefta, vivieron en Silera. Después, nos cuidó Gladis, su madre. Nuestra primera cuidadora, fue "Alva", conviviendo con su preciosa nena, Alexa. Su marido, Alex y su hijo "Yoni", eran como de la familia.
Varios inquilinos, además de los dichos, han pasado por Silera y el jardín. La más numerosa la familia de Santiago, Amparo, Jonatán, Bessy, Javier, Angeli, la nena mocita y los dos gorditos, Aitana y Santi, pequeños,.. También está María con una hija Claudia, preciosa pre adolescente. Otra hija de Maria que tiene un bebé. Javier, Claudia e Isabela, el colombiano granjero. Dala, peruano creo, que trabaja en el Ayuntamiento; la peruana Alejandra y su niñita Rafaela...
Al día siguiente apareció esta nota en el buzón de Corralones: "
Lamentamos mucho vuestra pérdida. Con cariño. Comunidad hondureña de Villalpando".
¿Comprende ahora mi defensa y mi ayuda a los inmigrantes hispanos? Son necesarios. Están revitalizando el pueblo.
La foto leyendo está hecha hace siete u ocho días. Tuvo un libro en sus manos, incluso en la cama, hasta dos o tres días antes. ¡Qué paz la suya! Y bendijo la mesa hasta el final.
Pues eso: millones de gracias. Que el ejemplo Cristiano de esta mujer, como el de Marta Toranzo, M ª.Luisa de la Puente, Carmelina Cepeda Allende,... nos ayude a todos.