NO AL
REARME BÉLICO.
Dentro de pocos
días las calles de España se llenarán de cucuruchos, en Andalucía de vírgenes llenas de cirios, mantos, flores,
oropeles, que en nada se parecen a la María evangélica; de cornetas, tambores,
de rica imageniería por doquier, con todas las escenas de lo que hicieron a
quien vino a pregonar una doctrina de AMOR Y DE PAZ.
Y, en una mezcla
de tradición, folclore, costumbrismo en la que no sé si queda algo del mensaje de aquel Jesús de Nazaret,
millones de cofrades y cofradas montarán el tinglado de la farsa. ¿A cuántos de
los penitentes y penitentas, de espectadores y espectadoras se les puede llamar
“bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”?
¿Cuántos no
están a favor del rearme bélico para matar contraviniendo el QUINTO MANDAMIENTO
de la Ley de Dios: “No matarás”?
Sí, ya sé que Europa no intenta
rearmarse para invadir país alguno, para matar, sino para defenderse en caso de
invasión. Analicemos la situación actual y la historia reciente.
ANTECEDENTES
HISTÓRICOS.
Se producen las
guerras cuando triunfa la maldad sobre la bondad de los seres humanos. Por
desgracia ocurre con demasiada frecuencia que malvados, déspotas, ególatras y
soberbios llegan a lo más alto, bien por herencia de tronos o bien, desterradas
las monarquías, gracias a la trepa política.
Las guerras
europeas de los siglos XVI y XVII fueron causadas por los afanes expansionistas
y dominadores de los Monarcas europeos; que tan “buenos” fueron nuestros Carlos
I y Felipe II, como el francés Francisco I y el inglés Enrique VIII. No fue el pueblo llano quien
tomaba la decisión de guerrear, sino quien iba a la guerra.
Segunda Guerra
Mundial. En la derrotada Alemania, tras la primera, se dan las circunstancias
para que un líder loco y fanático, fanatice, azuzando esos egos raciales (la
superioridad étnica de la raza Aría) a todo un pueblo.
Cierto que el
pueblo alemán era fuerte, la alemanas procreaban, se rehízo de la humillación. Los ejércitos del líder
fanático y sus secuaces invadieron gran parte de Europa.
En otras
ocasiones han sido masas populares, dirigidas por líderes espontáneos, quienes
han apelado a la violencia. Así ocurrió en la Revolución francesa y en la
Soviética.
En la inmensa
Rusia de los Zares una minoría aristocrática llena de todos los lujos y
comodidades, dominaba a una inmensa población de desposeídos. En el siglo XIX
varios filósofos, escritores, pensadores comienzan a clamar contra esa
situación. Citamos a Hegel, Feuertbach, en quienes se apoyan Hegel, y sobre
todo Marx para sentar las bases de una doctrina política, el marxismo, que
preconizaba la colectivización de los bienes, el igualitarismo social, la
dictadura del proletariado.
El marxismo
prende en la mayoría de la población rusa. Tras muchos episodios sangrientos,
en poco tiempo, acaba triunfando, imponiéndose la Revolución Bolchevique. Nace
en 1917 un estado comunista. Fueron las masas obreras las promotoras de la
violencia. A través de los Soviets eligen a sus dirigentes, Vladimir Lenin, el
primero de ellos en ocupar la cúpula del poder
La guerra civil española tampoco se
produjo por el afán de mando o dominio de un personaje concreto, sino por la
situación social, económica y política, si no tan extrema, si con cierto
parecido a la rusa de los zares; con la diferencia de existir en España
una numerosa pequeña clase media.
Cuando en el siglo XIX las
principales naciones europeas se habían democratizado e industrializado, en
España anduvimos de pronunciamientos militares, guerras sucesorias, propiciadas
por las contrapuestas ideologías de entonces, de liberales y conservadores.
La desigualdad social y económica,
en las masas jornaleras, obreras, fue terreno abonado donde arraigaron las
doctrinas de Marx y Bakunin, comunismo y anarquismo.
Hubo un líder en el intento
revolucionario de octubre de 1934, Francisco Largo Caballero, si bien no fue un
caudillo al estilo de Hitler. Cerca de la mitad de los españoles, mayoritario
sector del PSOE, PCE y CNT-FAI, estaban por la revolución. En aquellos años
trágicos que precedieron a la guerra civil eran las izquierdas quienes más
“revolvían el gallinero”. Las derechas estaban más escondidas, acoquinadas,
salvo los grupúsculos en las ciudades de extrema derecha que andaban a tiros
con las izquierdas, extremas.
Tras el triunfo del Frente Popular,
febrero 1936, si no hubieran saltado las derechas, lo hubieran hecho las
izquierdas. Los republicanos moderados de izquierda y derecha (Azaña, Besteiro,
Marcelino Domingo, Álvaro Albornoz, Salvador de Madariaga, Miguel Maura, Gil
Robles, Niceto Alcalá Zamora…) no hubieran sido (no lo fueron cuando estalló la
contienda) capaces de frenar a los “Hunos” y a los “Hotros”.
LA GUERRA FRÍA.
Terminada la II Guerra Mundial con
la rendición incondicional de las potencias del Eje, Alemania, Italia y Japón,
en sucesivas conferencias de paz, Yalta, Potsdam, Teherán, se reúnen los
Presidentes de las tres principales naciones vencedoras: USA, Inglaterra y la URSS;
Roosvelt, Churchil y Stalin. De ellas sale un nuevo orden europeo, mundial.
Stalin, el más fuerte física y
psicológicamente de los tres, se lleva la mayor tajada: la anexión a la Unión,
de Repúblicas Socialistas Soviéticas, de las naciones colindantes: la mitad de
la divida Alemania, la del Este; Lituania, Letonia, Estonia, Checoslovaquia,
Polonia, Hungría, Bulgaria, Ucrania, Albania, etc.
La URSS con Stalin en el cenit de
su poderío, intenta extender el comunismo por todo el planeta. Como reacción
las democracias occidentales se unen en la NATO u OTAN, Organización del
Tratado del Atlántico Norte; olvidándose que no ha tanto habían sido aliados.
Derrotaron al Nazismo, pero el otro totalitarismo, el comunista, salió reforzado.
Así tenemos los dos bloques: Pacto
de Varsovia y OTAN: totalitarismo contra democracia, quienes comienzan una
aterradora carrera armamentística y espacial. Cada poco experimentan bombas
atómicas. Fabrican misiles nucleares intercontinentales; armamento capaz de
destruir el planeta.
Recuerdo fue por las vendimias de
1962, primer año que anduve recogiendo con el carro orujo por las bodegas,
cuando la “crisis de los misiles”. Estábamos asustados.
Un avión espía norteamericano
descubrió que los soviéticos habían instalado una base de misiles nucleares en
Cuba. Kennedy le dio a Jruschov un plazo, no sé si de una semana, para su
retirada. A punto estuvimos de la III Guerra Mundial.
Al final Nikita cedió. ¡Qué alivio! Posteriormente ambos
bloques firmaron un acuerdo de suspensión de ensayos con bombas atómicas.
SITUACIÒN ACTUAL.
A finales de 1991, la URSS colapsó.
La economía comunista, en la que no existe el premio al esfuerzo, a la
iniciativa individual, no pudo competir, a pesar de sus inmensos recursos, con
la prosperidad de las naciones. democráticas de economía liberal. El paso del sistema
comunista de propiedad estatal, al capitalista del derecho a la propiedad
privada, aumentó, aún más durante cuatro a cinco años, las hambres y miserias
en la sufrida población.
La privatización de los bienes
estatales creó una nueva clase de oligarcas, de mafias, de corrupción… Además
todo ello gobernado por un, cuando menos borracho, Boris Yelsin.
Las repúblicas anexionadas a la
fuerza se fueron separando, creando cada una sus estados.
A finales de 1999 consigue llegar
al poder un antiguo funcionario de la KGB, Valdimir Putin, quien ha ido
consiguiendo cierto remedio a la situación económica.
Es un autócrata. Igual que todos
los residuales dictadores comunistas (Maduro, Ortega, el chino, el coreano…),
ha derogado el mandato constitucional que limitaba el poder a dos legislaturas.
Así ha conseguido ser Presidente vitalicio
Pero el Pacto de Varsovia ha sido
disuelto. Putin, aunque es un ególatra con afán de mando, carece de una
ideología que mueva masas mundiales. Su partido Rusia Unida, es de derechas.
Pertenece a la Internacional Demócrata de Centro. El comunismo ya no es un
peligro mundial.
Él, da razones, que aquí no se
publican, para invadir Ucrania, y que su pueblo se cree: que a pesar de acuerdo
con la OTAN, ésta lo ha incumplido, al integrar, ya en 1999, tres naciones
fronterizas: Hungría, República Checa y Polonia; en 2.004, nueve países más
fronterizos, pertenecientes al antiguo Pacto de Varsovia, han entrado también
en la OTAN.
(continuará s.D.q.)