domingo, 26 de mayo de 2024

COPIADO DE LA OPINIÓN EL CORREO DE ZAMORA.

       Gracias a lo cual me enteré del fallecimiento. Me dio tiempo de dar el pésame a sus hijos y nietos. Había estado conversando con él, hace un mes, como una hora, en su habitación en la Residencia. Salió conmigo y estuvimos todavía charlando un rato en el inicio de la escalera. Le encantaba conversar. ¿Por qué no visitaremos más a estos mayores cuyas visitas los alegran?

    A mí es que me da apuro ir tanto por la Residencia, por no molestar. No es que vea malas caras, sino al contrario... Compruebo con satisfacción lo confortable, limpia, espaciosa que es nuestra residencia de mayores. Más satisfacción me produce aún ver lo bien atendidos que están todos los residentes. Una medalla habría que poner a todo el personal de la misma, que consiguió cerrar las puertas al bicho cuando la pandemia.

     Estuve bien hasta el día antes. Copio de La Opinión:

En tan solo dos semanas, Antonio Cuesta, habría cumplido 105 años su ilusión era que el coro de Castroverde de Campos, que dirige su hijo, Jesús Cuesta, estrenara una canción que había compuesto e inspirada en el Lago de Sanabria.

Antonio Cuesta ha fallecido este sábado con 104 años de edad, un zamorano nacido en Castroverde de Campos que, hasta los últimos días de su larga vida, ha conservado una envidiable agilidad metal y una gran vitalidad.

Ingresó voluntariamente poco antes de alcanzar el siglo de edad en la residencia Fundación La Inmaculada de Villalpando y, en su habitación, guardaba un laúd que tocaba con virtuosismo, aunque su tiempo libre también lo ocupaba en elaborar maquetas artesanales con las que recreaba construcciones típicas de Tierra de Campos, tales como los tradicionales palomares de la comarca o la Puerta Villa de Villapando.

En su juventud se formó para ser fraile. En el seminario aprendió a tocar el armonio, algo que le sirvió más tarde para ser el organista de la iglesia de Castroverde. El laúd lo aprendió a tocar "de oreja" viendo a su hermano mayor, lo que demuestra un talento innato para la música.

Terminó su formación religiosa con los franciscanos en Herbón (A Coruña), pero antes de ordenarse los frailes le desahuciaron del monasterio por haber contraído la tuberculosis. En la enfermedad quizás tuvo que ver la mala alimentación. Cuando volvió a Castroverde estalló la Guerra Civil y él estaba en edad militar, pero se libró de ir al frente porque debido a la enfermedad y al hambre no pesaba ni 50 kilos.

Al tallarle en Zamora le declararon "inútil temporal", y tenía que ir a pasar revisión médica cada tres meses a Villalpando, a 15 kilómetros de casa, distancia que recorría a pie. En esos tiempos de guerra tuvo que aprender el oficio de panadero para ayudar en el negocio familiar. A los 30 años se casó con María Luisa Salado y, tras ahorrar con mucho esfuerzo, el matrimonio pudo alquilar una casa en Castroverde y montar una tienda en la planta baja.

Él mismo fabricó el mostrador y las estanterías para el género, e ideó una estrategia original de marketing. En un momento dado se fue a Bilbao a aprender a reparar relojes, cosa que siguió haciendo en la tienda de Castroverde, pero acabó dejándolo por falta de tiempo. Su mujer estaba ocupada criando a los hijos y cuidando al ganado, y él tenía que atender a los clientes que entraban cada poco a comprar algo. Más tarde compatibilizaría su oficio de tendero con el de cristalero.

Durante muchos años puso ventanas y persianas en todas las casas de Castroverde, Bolaños de Campos y Barcial de la Loma.  A pesar de tantos trabajos, también tenía tiempo de divertirse, sobre todo con la música. Tocar y cantar con sus amigos era una de sus pasiones, y llegó a fundar un a rondalla con compañeros como Quico, Eutiquio, Galo y Demetrio.

 



No hay comentarios: