jueves, 6 de junio de 2024

MERCURIO CARRICAJO LUNA.

                                                

               Si bien los mayores en el pueblo conocemos bien a la numerosa familia que se honra con estos apellidos, lo que bastantes ignoraban es el nombre. Todos le conocíamos por el apelativo familiar de “Quines”.

               Primer varón del matrimonio Domingo Carricajo y Lucía Luna, Celes fue la primera, fallecido bien joven, su padre, aquel hebrudo herrador, Quines se hizo cargo de la herraduría-fragua (Ellos fabricaban las herraduras, que colgaban por las paredes). Así cubrió las necesidades vitales de su madre y los ocho o nueve hermanos, niños los más pequeños.

               Así que pudieron volar sus, hermanas y dos hermanos, fueron abandonando el nido; emigraron. Entre tanto las ruedas de los primeros rudimentarios tractores fueron sustituyendo a las herraduras de las caballerías. Quines, posiblemente ya casado con Milagros Mazariegos, hija mayor de Segundo “Marcos”, emigró a Francia. Allí nacieron sus dos hijos varones y la menor, Choni, tan amiga de nuestra hija Gracia.

               Cuando se jubiló, casa nueva, (casi todos los herradores)  y al pueblo.

               Sucinta biografía, como la de tantos otros, con una salvedad: Quines fue persona admirable. No, no es el tópico de los elogios al difunto: Mercurio Carricajo fue persona de una seriedad, de una integridad personal, de una conducta ética intachables.

               Esos valores se heredan, están en los genes. Aunque lo he contado en algún libro, lo vuelvo a contar; merece la pena.

               Conozco sus antecedentes familiares por vía materna. Lucía, su madre, fue muy amiga de Chon, la mía; por transmisión oral, en los investigado y publicado por el historiador Miguel-Ángel Mateos (que vino a hablar con Lucia y con “las Plinas”) en lo investigado por mí, por todo ello, sé lo ocurrido: la tragedia familiar. Tendría Quines tres añicos cuando fusilaron a su abuelo, Salvador Luna.

El PCE necesitaba cuatro candidatos. Uno por cada distrito en que se dividía la provincia, para las Elecciones al Congreso de los Diputados en  1.933, empresa harto difícil. Por ej.: a nadie encontraron en el distrito de Toro. Se lo propusieron a un obrero de Morales, pero renunció porque de hacerlo, los patronos no le darían trabajo. En Villalpando, Salvador Luna se atrevió a dar el paso. Sé de una familia que siguió dándole trabajo, como agostero.

Pablo Riaño y Sara Alonso eran por entonces un joven matrimonio labradores de par de mulas y parte de las tierras en renta, con tres niños pequeños. Vivían con los padres de ella, Eulogio Alonso y Gracia Núñez. Pablo con el par de mulas, trabajaba sus tierras; necesariamente, en el verano necesitaba ayuda. Siguió ajustando a Salvador, y hablaban, cómo no, de política.

-“Pablo, si tú eres un trabajador como yo, las tierras que queremos se repartan son las de los terratenientes”. (Dehesa, Coto, Monte de las Pajas, Valle,..). Se podrían formar cooperativas…”

Los agosteros se contrataban a mantenido. En las casas grandes criados y criadas comían en un cuarto aparte, y distinta comida de los amos. En casa de mis dichos suegros, Salvador comía a la mesa y lo mismo que el matrimonio joven,  el mayor y los niños.

Familia muy religiosa, el primer día, el abuelo Eulogio “Cabrito”,  le dice:

-“Salvador, sabemos que tú no vas a misa; tenemos costumbre de bendecir la mesa, pero no te sientas obligado ni a rezar ni a persinarte”.

-“Ustedes (por los viejos)  me respetan a mí, yo les respeto a ustedes”. Él, mientras rezaban se quitaba la gorra, guardaba silencio. Luego comían en fraterna compañía.

Elogiable el coraje cívico de Salvador Luna. Entonces el comunismo era una ideología ilusionante.

¡Bien!: esa integridad moral, esa honradez, esa seriedad, su afición a la lectura, al ciclismo; ese, como se dice ahora, ser tan “legal”, además de su padre, Quines la pudo heredar del abuelo materno.

Una pena como van desapareciendo las personas ejemplares, los referentes éticos en la vida del pueblo.

              

              


8 comentarios:

Esther Marina Karrikajo dijo...

Me gusta el cariño y el respeto que se aprecia en el texto. Como nieta de Lucía luna, tenía conocimiento de ciertos sucesos pero claro, no es lo mismo que vivirlos en esa época.
Gracias de parte de toda la familia allá donde esté mi tio Quines, seguro que estará agradecido y orgulloso.
Gracias.

Yolilu dijo...

El escrito sobre Mercurio Luna es una realidad, buen hombre, marido padre y trabajador, una maravilla de persona

Administrador dijo...

Ester Marina, por el apellido nieta paterna de Lucía. Hija por tanto o de Domingo, "Mingui", quintos y amigos desde niños, o de Joel, de quien he leído su interesante biografía, pero, al desconocerlos, no recuerdo la descendencia de ambos.

Administrador dijo...

Yolilu: ¡Gracias tanto a Marina como a ti por los comentarios! Saber que alguien de la familia lee esos recuerdos entrañables, doloridos y sinceros, me reconforta.

Esther Marina Karrikajo dijo...

Buenas tardes, mi primer apellido es Marina y el segundo Karrikajo, no soy hija de Mercurio ni de Joel, soy hija de Juliana más conocida en el pueblo como Nuco. Siempre he sido fan incondicional de mi abuela Lucía Luna a la que no paraba de hacerle preguntas... Por eso tenía conocimiento de lo que le ocurrió a su padre Salvador Luna y de otras "anécdotas" de la familia.
Reitero el agradecimiento de sus palabras. Un saludo

Ascensión Carricajo dijo...

Buenas tardes,

Ester y Yoli son mis primas, hijas de Juli, hermana de mi padre, Mercurio, estamos todos muy agradecidos por tus hermosas palabras y por el cariño que expresas hacia nuestra familia Carricajo, especialmente hacia mi padre.

No sabíamos de la existencia de este blog por lo que no te hemos respondido antes.

Lo que escribes es interesante y sobre todo, sale de tu corazón, sensible a lo que sucede en el pueblo y a tus vecinos y amigos.

De nuevo, gracias por tu mensaje y por atreverte a expresar libremente tus pensamientos y tu afecto.

Esta familia, te quiere.

Ascension Carricajo
" Choni"

Administrador dijo...

Choni, cariño, ¡cómo os quiero! Tan amiga de Gracia. Tú estuviste con nosotros cuando se nos fue Belén. Te cuento que nuestra amistad con los Carricajo y con los Mazariegos, es de toda la vida. A tu abuelo Segundo, quinto de mi padre, me unía una gran amistad, que mantengo con Candi, con Juanito. Con sus hijos, los "Mois", ni te cuento. Puedes ver una foto subiendo a su cosechadora. Son unos empresarios agrícolas ejemplares. Trabajan dieciséis horas casi todos los días del año. Es increíble como pueden abarcar tanto.
Lucía (a quien incluyo en uno de mis relatos) y mi madre fueron muy amigas...
¡Gracias! a Esther por su aclaración. ¡Cómo no!: Nuco. Era la que precedía a "Mingui".
De vuestro abuelo materno, Salvador Luna Alarma, además de una foto, redacto su peripecia humana y política en mi libro "Víctimas de la guerra civil en Villalpando".
Un abrazo a toda la querida familia.

Luci dijo...

Qué decir yo de mi hermano, si ya dicen mis sobrinas. Buen padre, buen hijo, y hermano fenomenal.
Siempre estaba para todo y para todos.
Allá donde estés, espéranos un poco más de tiempo hermanito querido.
Nos acordamos mucho de ti.